Dicen que las fotos son los mejores aliados para recordar los buenos momentos, pero nosotros, nosotros no tenemos ni una fotografía de aquel día, más aún está igual de viva esa imagen como si estuviera impresa y es que, ese día quedó guardado de una forma mucho más bonita.
Tengo tu imagen tatuada en el alma con tinta de la que no se borra, con tinta hecha de ilusiones y sueños, sellada con la belleza del sentimiento tan único que causa tu sonrisa en mis adentros.
¿Como voy a olvidar aquel primer encuentro?
Estaba más que convencida de que, sin importar lo que sucediera después, jamás olvidaría lo mágico que se sintió conocer a alguien que con solo mensajes, fue capaz de convertirse en el epicentro de mis terremotos.
Recuerdo que no te envié mi dirección, en vez de eso me miré frente al espejo y decidí salir a buscarte, yo no podía, no quería esperar que llegarás tú solo a mi casa, necesitaba verte, pero eso era urgente.
Y como no quería caminar por gusto, porque ¡venga ya!, te gustaba tomarme el pelo, así que te pedí tu ubicación, y me la enviaste para que viera que era cierto, porque a decir verdad, me costaba creerte que estuvieras tan cerca de mi.
Salí casi corriendo de casa y entonces te vi, estabas ahí, a unos pocos metros de distancia y verte, verte me causó un terrometo de magnitud 6, un terremoto tan grande que sino me sostengo del primer muro que ví, creo que me hubiese caído.
Eras real, estabas ahí, estabas frente a mi y no, aún no lo podía creer.
Me pellizqué tantas veces mientras caminaba a tu encuentro que tenía el brazo lleno de moretones, por suerte no los notaste.
Se mebpasaron muchas cosas por la cabeza, temía tanto lo que pudiera suceder que fui pensando como levantar murallas a mi alrededor, murallas que te costara trabajo derribar, para que así no nos hiciéramos más daño del debido.
Pero como siempre, tenías un As bajo la manga
–¿Y entonces que hacemos?– preguntaste derribando todas mis barreras.
"¿Que que hacemos? ¡Pues bésame por todo lo que me has hecho esperar!"
Querida persona que está leyendo mi historia, no sé asuste, que definitivamente no le dije eso, aunque ya sabes que estoy bien loca, sin embargo mi locura tiene límites.
Y tú mi amor, obviamente esa locura no lo escuchaste, así que esto es un pequeño secreto que no conocías, porque ese día, se me pegó tu cobardía...
.....
–¿Y si vamos a mi casa y conversamos un ratito?– te dije
–Que bien, pensé que nunca lo dirías.
–Lo siento, es que estoy algo sorprendida, no me esperaba que vinieras.
–Ya, eso lo sé, llevas más de cinco minutos mirándome sin soltar una sola palabra.
¿Qué no solté una sola palabra decías?
Hasta me causó gracia eso sabes, es que tenía tantas cosas que decirte, que preferí no hacerlo, de lo contrario, quien sabe que hubieras pensado de mi.
–¿Vamos a tu casa o no?–Ups, me había vuelto a quedar mirándote sin hablar.
–Si, vamos, es por acá....
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