Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Inocente hasta que se demuestre lo contrario

Capítulo II


Finalmente, la lluvia se detuvo, permitiéndole a Emily salir de su casa a toda prisa, había desperdiciado toda la mañana y parte de la tarde debido a las condiciones climáticas, por suerte se logró poner en contacto con Peter para coordinar la distracción de Hally.

La castaña se apresuró a correr por la calle para alcanzar el autobús, a diferencia de Eric, Emily no vivía tan cerca de la casa de su amiga como quisiera.

—¿Emily? —preguntó una voz conocida para ella.

Emily apartó la mirada de la carretera y observó a su izquierda, una pelirroja acababa de llegar a la parada; estaba clara de que no se trataba de cualquier pelirroja, era Vanessa Cooper, una compañera de clases.

—Vanessa —dijo con evidente sorpresa en respuesta, pero no por eso había dejado de dedicarle un saludo agradable—. ¿A dónde vas?

Vanessa vaciló un poco antes de contestar, tal vez por pena, la pelirroja siempre fue introvertida— a comprar un regalo para Hally —sonrió mientras se encogía por el frío—. Me invitó al último minuto. —explicó.

Emily asintió— ya veo. Entonces supongo que nos veremos más tarde.

Vanessa asintió; ahora el ambiente se había vuelto incómodamente silencioso, la conversación parecía haberse acabado ya que la pelirroja no tenía el suficiente coraje para arrancar la conversación, y Emily no sabía casi nada de su compañera... habían dejado de hablarse seguido luego de la fragmentación de grupo que hubo luego del incidente en la pijamada de Stephany.

El momento de incomodidad se vio afortunadamente interrumpido cuando el bus llegó, recogiendo así al par que se sentó por separado... el asunto es que no había nadie más dentro del medio de transporte que ellas dos.

Emily no sabía exactamente cómo actuar, así que tomó su teléfono y entró en la primera aplicación que vio... resulto ser un juego, para mayor infortunio su celular se encontraba con el sonido activado y el volumen a tope. La castaña tembló en su lugar en cuanto la característica música del juego inundo todo el lugar.

Si no era suficiente, la pelirroja posó su vista en ella; tan rápido como se hubieron cruzado sus miradas las apartaron. Vanessa miró a la ventana procurando no reírse.

La castaña, por otro lado, quería que la tierra se abriese dejando salir una gran boca y que esta la devorase sin dejar rastro de que alguna vez la más baja hubo pisado la tierra.

«Dios, si de verdad existes, mátame ahora», pensó mientras bloqueaba su teléfono y lo tiraba en algún lugar dentro de su bolso.


***


Más tarde, Hally y Emily ya estaban caminando juntas en dirección de un pequeño café.

En realidad, no había muchas personas caminando, pero, siendo sinceros: ¿quién caminaría luego de una terrible granizada por la ciudad? Era una pregunta a la cual no se le tenía que dar muchas vueltas... las únicas personas que se encontraban fuera del calor de su hogar, lejos de una manta caliente y películas para pasar el día, eran aquellas que se veían obligadas a trabajar aun durante un escenario apocalíptico, las que odiaban sus casas y los chicos que tenían planes imposibles de posponer.

—Gracias por traerme, pero no debiste. —sonrió Hally mientras tomaba asiento en una mesa con su pequeño café en mano.

Emily bufó, fingiendo estar ofendida— jamás me habían despreciado con tanta elegancia.

—¡Emily! —regañó su amiga mientras dejaba en envase en la mesa con fuerza.

—Entiendo que te molestes, igual no querías venir —volvió a molestarla la castaña.

—Bien, lo siento —dijo la rubia reciclándose en su asiento, luego añadió—. Gracias por traerme.

Emily rio con el comportamiento verdaderamente arrepentido de su amiga— no es nada, considéralo como un regalo de cumpleaños —entonces la más baja pareció haber recaído en algo en cuanto pronunció aquellas palabras, sus ojos se agrandaron por la sorpresa, llamando la atención de Hally—. Hablando de regalos... —murmuró mientras abría su bolso y buscaba algo—... ten.

Hally recibió una pequeña cajita, sin demorar la abrió como un pequeño niño que destapaba un regalo de navidad; en breve, por todo el café se escuchó la escandalosa risa de Hally Werling.

En la cajita había una funda para teléfono, pero el valor del objeto no estaba en lo que era, si no en lo que representaba; el rectángulo era simple, pero como diseño tenía una foto vieja, movida y mal tomada de los cuatro amigos la primera vez que trataron de hacerse un selfie.


*

—¡Que cool! —exclamó Emily al observar el nuevo teléfono de su amiga.

—¿Y toma fotos? —preguntó Peter mientras miraba el dispositivo desde su lugar.

—¡Por su puesto!, ¿nos tomamos una o qué? —saltó Hally, emocionada por la idea de llenar su galería con fotos de sus amigos.

Los tres miraron a Erick, expectantes; el pelinegro pasaba por una etapa en la cual parecía más asocial de lo normal, así que era normal que le pidiesen permiso para sacarle una foto.

El pelinegro asintió intentando ocultar una sonrisa.

Los cuatro se acomodaron, lamentablemente el aparato solo tenía cámara trasera, así que Hally estiró su brazo dejando el dedo índice en el botón para sacar la foto.

—¿Cómo sabemos que nos vamos a ver todos? —preguntó Emily de pronto.

—Ve y observa la pantalla, y asegúrate de que salgamos todos. —dijo Hally mientras apretaba los dientes tratando de mantener su sonrisa.

La castaña salió del cuadro para asegurarse de que todos saliesen en la foto. Emily acomodó el brazo de Hally hasta el punto correcto, el problema era que a la rubia ya se le estaba cansando la extremidad.

—¡Se me está cansando el brazo, Emily! —reclamó la rubia aun manteniendo su sonrisa.

—¡Listo! —murmuró la castaña mientras corría a su lugar.

Durante esos segundos de planeación un recuerdo surcó la mente de Peter, dejando escapar un comentario justo antes de que Emily llegase a su lugar.

—¿Alguien más recuerda cuando a Erick se le salió un moco mientras exponía? —el alemán ni bien comenzó a reírse cuando tuvo que colocar sus manos en alto mientras una expresión de terror inundaba su rostro, Erick se había movido para abalanzársele encima en la búsqueda de defender su honor.

Hally achinó sus ojos producto de la risa; la rubia no pudo aguantar a que Emily se acomodase y sonriera en dirección de la cámara; entonces, todo lo que pudo hacer fue pulsar el botón que tomó la inmemorable foto.

*


—No puedo creerlo —sonrió Hally—, ¿cómo la conseguiste?

—Considéralo como: «magia de la amistad».

El teléfono de Emily comenzó a sonar, producto de los mensajes insistentes que le estaban llegando, Hally no demoró en preguntarle sobre eso; Emily esquivó la pregunta sabiendo que lo más probable es que se tratase de Peter.

La castaña se levantó de la mesa con la excusa de tirar los envases vacíos, su amiga aprovechó el descuido y rápidamente dejó el teléfono de Emily bocarriba, viendo así los mensajes recientes, su rostro tembló al encontrarse con los varios mensajes de Peter... y su llamada entrante.

El cuerpo de Hally se movió por sí solo, contestó la llamada, encontrándose con la voz de su novio.

—¿Emily? —preguntó la clara voz del alemán, la rubia guardó silencio—, ya puedes venir.

No creo que necesites saber lo que pensó Hally en ese momento, y mucho menos luego de que Emily le arrebatase el teléfono asustada. Desde hace unos días la rubia había notado extraña a su amiga, como si le quisiese ocultar algo, sucedió lo mismo el día en el que Peter se le declaró, y sucedía ahora.

«Ya puedes venir», las palabras de Peter surcaban por su mente como si fuesen un tormento.

Mientras Emily iba por la calle gritándole a Hally que las cosas no eran como las que ella creía, la rubia la ignoraba por completo, sabía que si les respondía a sus gritos no lo haría con la mejor de las palabras.

Hally llegó al pórtico de su casa, abrió la puerta con Emily pisándole los talones, y, justo cuando se iba a dar vuelta para enfrentarle, el ruido de aplausos y felicitaciones ahogaron sus palabras.

—¡Feliz cumpleaños! —brincaron los invitados junto con la familia de la rubia.

—Pensé que la habías secuestrado —sonrió el alemán en dirección de Emily—. Te estuve llamando, ¿por qué no me dijiste que ya venían en camino?

—Que Hally te diga. —murmuró mientras veía con los ojos brillosos a su amiga.

Hally temblaba, había pensado lo peor y le dijo cosas espantosas a su amiga en la cafetería siendo la castaña inocente. Emily la miraba con fuego en sus ojos, no solo estaba ofendida, si no que también decepcionada.

—Ya no importa —interrumpió el hermano menor de Hally—, ahora podemos ir afuera y disfrutar de lo que queda de tarde antes de que vuelvan a caer hielos del cielo.

No demoró mucho a que el sol se ocultase, y mucho menos a que el tiempo pasara más rápido de lo normal, varios de los invitados ya se habían ido, los padres de Hally dejaron a los adolescentes solos en el patio trasero de la casa. El hermano mayor de la rubia se encontraba con sus amigos en la sala; el menor de los hermanos ya estaba dormido en su habitación.

—¿No es curioso? —preguntó Stephany a un lado de Hally—, justo las chicas que estábamos en la pijamada nos encontramos aquí, en el mismo lugar, al mismo tiempo.

La rubia asintió, no estaba de ánimos para discutir con la morena; tampoco se había percatado de ese hecho hasta que se lo mencionó, era verdad.

—Parece que solo quedamos nosotros —dijo Sephany, llamando la atención de los presentes en el patio.

La muchacha se levantó y abrió su bolso, de ahí saco dos relucientes botellas con un líquido que casi era transparente.

—¿E-eso es alcohol? —preguntó Erick con evidente terror en sus ojos.

—Pues claro. —afirmó la morena con obviedad tomando una botella y pasándosela a los invitados.

—Stephany, ¿te volviste loca? —le reclamó Hally—. Esto es 80% alcohol.

—¿Cómo las conseguiste? —interrumpió Peter mientras destapaba la botella y la olía. El alemán no demoró en arrugar un poco su rostro.

—¿Por qué arrugas la cara? —se burló otro chico arrebatándole la botella de las manos—, creí que tendrías experiencia con estas cosas. —el muchacho inhaló el aroma que desprendía aquel líquido, lo que provocó que tosiera.

—Porque mis padres fabriquen cervezas no significa que me la pase bebiendo... y mucho menos porquerías. —defendió arrebatándole la botella de sus manos y tapándola.

—Un primo las consiguió —respondió Stephany con tranquilidad a la pregunta de Peter, luego añadió—. Pensé que podríamos jugar a algo.

—No —dijo cortante la rubia.

—Pues yo digo que si —propuso Emily de brazos cruzados, en realidad la idea de jugar a algo que involucrara alcohol y a la malvada Spehany no le daba buena espina, pero, la castaña estaba molesta con Hally, y solo por llevarle la contraria aprobó la rabieta.

—¿Y qué propones que juguemos? —habló otra chica, pero antes de que la morena le pudiese contestar, agregó—. Que no sea verdad o reto.

Stephany guardó silencio. Ninguno de los varones presentes había hablado, de hecho, se esforzaban por no mover ni un músculo con el objetivo de pasar desapercibidos ante los ojos de las chicas... estaban conscientes de la existencia de un roce entre ellas, y, sabiamente, preferían no verse involucrados.

—Yo nunca, nunca. —soltó finalmente la morena.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro