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Justo lo que pediste


Va agotada a casa, todos los días se ha quedado horas extras en su trabajo, pero justo hoy parecen pesarle todos. Sube las escaleras para llegar al departamento que aún paga y escogió especialmente por el beneficio del ascensor, que rara vez sirve, otras personas se molestarían y llamarían a los administradores haciendo un escándalo pero ella intenta ser positiva. Aunque a veces se ve tentada por su negatividad nunca ha cedido

Sin embargo, hoy se siente más débil

Exhala cansada al entrar a su oscuro apartamento, que como todos los días, vacío y frío le da la bienvenida. Enciende la luz dejando su abrigo preguntándose "¿Cómo sería llegar y encontrarlo ahí?"

— Sería maravilloso —

El suave susurro la confunde, y sorprendida mira a su alrededor "¿Ha sido mi mente?" se cuestiona hallándose sola, no hay ni un ruido ni siquiera de los otros apartamentos, solo está ella en medio de su gran apartamento, completamente sola

"¿Quién más va a ser?" suspira triste antes de ir a su cuarto

Realmente lo ha intentado, trato de conocer amigos de sus amigas, hombres que le invitaban a salir e incluso salió con el profesor de uno de sus sobrinos pero aun así seguía sola, desesperadamente sola

Poco a poco su corazón se llenaba de anhelos y desesperación "Si tuviera con quién haríamos tantas cosas, seria feliz, no, seriamos felices" piensa sentada en su cama, de golpe sintió sobre ella todo el peso de los últimos diez años de soledad junto la desesperación de sufrir muchos más. Sin poder olvidarle nunca sería feliz de nuevo "Daría lo que fuera por tenerlo aquí" pensó frustrada dejándose caer de espaldas — Daría todo, hasta mi alma... —musita llorosa, harta de sentirse así

— Así sea —responde Chad acostado a su lado, dispuesto a besarle

Pero la aterrada mujer lo esquiva, levantándose rápidamente y lanzando al intruso una almohada— ¿Quién diablos eres? Y ¿Cómo entraste? —lo amenaza tomando una lámpara, que sigue enchufada

— Vamos no finjas, sabes perfectamente que me has llamado —sonríe el rubio, acostándose sensualmente en la cama, desestimando la supuesta defensa de ella

— Yo nunca te llamaría, pervertido —grita la joven, molesta con la confiada actitud del tipo de claros ojos azules, viste unos jeans tan comunes como cualquiera pero esa ajustada remera blanca resalta de sobremanera sus pectorales, resultando algo llamativo sobre su cama, aunque no más que esos curvos y gruesos cuernos entre el rubio cabello del invasor— Eres un... un... — duda incrédula o aterrada, ella no lo sabe solo le lanza la lámpara y sale corriendo a la entrada

— ¡¡Oye espera, no te pongas así!! —le llama Chad desconcertado, verdaderamente sorprendido, por siglos ha hecho esto y nunca le había pasado algo así

La alcanza y sujeta por la muñeca, ella se gira pegándole un bofetón en el rostro. El dolor recorre todo el rostro del rubio, además del fuerte sonido, por lo que él la suelta mientras unas risas suenan desde la entrada

— No lo puedo creer —ríe el (nuevo) intruso, sorprendiendo a ambos. La joven retrocede tras el sillón de su sala, suponiendo que es cómplice del rubio, pero el demonio apenas si puede reponerse del golpe— Debes ser muy malo para que te traten así —se burla el castaño rojizo al caminar a ellos, tranquilamente

Llamando la atención de la mujer, que asombrada por su apariencia lo admira a la par que duda— Eres... —no logra preguntar atónita con la apariencia del inesperado visitante

Él es un poco más alto que ella, delgadamente atlético. De suave piel clara como porcelana, alborotado y sedoso cabello castaño rojizo que refleja la luz de la lámpara casi mágicamente, sin embargo, no puede ver sus ojos. El misterioso adonis usa unos lentes oscuros, unos Ray Ban aviador clásicos que le dan un aire audaz, salvaje, no lo sabe, pero con su sudadera roja y su pantalón negro ajustado, luce muy bien, tal vez es la forma en que el negro delinea su cuerpo o las finas facciones de modelo europeo que casi le son familiares, por si fuera poco la forma hipnótica en la que se mueve es casi felina

— No te preocupes vine para ayudarte, mucho gusto —la saluda el recién llegado, sin mayor pretensión, y sin tocarla

Para decepción de la mujer

— ¡¡ Lárgate!! Yo llegue primero —Chad intenta reclamar el lugar como su territorio, encararlo tanto como el dolor en su mejilla se lo permite

— De hecho, yo estaba aquí antes pero vamos, mírala, ella ya ha decidido —sonríe el castaño rojizo, demasiado confiado para el rubio

La confundida mujer mira a ambos, tragando saliva nerviosa— Eres... bueno, son... ¿Demonios? —titubea intentando no desmayarse de la impresión, ha oído que cosas así pasan pero siempre pensó que solo eran fantasías de pervertidos ¿no?

— Demonios... es un poco fuerte —ríe levemente el castaño rojizo, sus lentes obscuros dificultan verle los ojos y eso disgusta al rubio que se siente en desventaja mirándolo de arriba abajo notando su inusual elegancia, incluso entre ellos

Es normal que ambos clanes no se conozcan, aunque el rubio está algo impresionado de ver al joven demonio, admirando un poco su delicada fisonomía, además de la agradable fragancia que desprende

— Pero es que... eres idéntico... —murmura la joven, deseando poder tocarlo para comprobar que es real

El castaño rojizo extendiendo su mano para que ella la tome, entretenido con la reacción de la mujer— ¿Un antiguo amor? —deduce y ella asiente tocando su mano impresionada

Chad también lo está, el chico es un poco pequeño para ser demonio. En cambio pasaría por un humano de entre 20 o 25, su cuerpo está bien trabajado sin llegar a ser tan musculoso como él, y aun con eso su piel luce muy suave, tersa, a comparación de lo bronceada y tensa del rubio

Está algo atónito mirando al enemigo, desde atrás pasaría por un humano con sus pequeños cuernos casi femeninos apenas visibles entre su corto cabello, el corazón del rubio late algo acelerado pensando en la posibilidad que sea una hembra fingiendo para atraer a la humana, de ser así ha elegido una apariencia más que atractiva

De todas formas, algo en la forma en que la mujer lo mira molesta a Chad— Espera, ya te lo dije, yo llegue primero y ella es mi... —aun si se detiene, evitando decir de más, la mujer lo mira atemorizada

— ¿Tu presa? Que rudo —indignado el otro se adelanta a la joven, alejándola del rubio a la vez que parece querer protegerla— Vamos, olvídala y vete por favor —pidió amablemente, llevando a la asombrada mujer lejos

Para Chad todo su acto es irritante— ¿Irme? ¿De qué mierda hablas? Jódete imbécil, yo no voy a irme —toma y jala del hombro al otro demonio, evitando que se siga alejando, pero este se saca al mayor de encima, ambos se detienen mirándose agresivamente

La cautiva mujer se aleja del par de demonios

— Cálmate, yo solo vine para ayudar a una dulce chica angustiada — asevera el castaño rojizo, sujetándola mano de Chad para sacársela de encima, su calor recorre completamente al acelerado rubio, que le mira atentamente— También puedo ayudarte si lo necesitas —sonríe

Sobresaltado Chad le aparta bruscamente— ¡¡No me jodas!! ¿Crees que es gracioso?!!! —grita retrocediendo un par de pasos, se pone en guardia listo a pelear mientras su corazón va a mil por hora, solo puede ver su reflejo en los lentes oscuros del más joven y eso le inquieta aún más, necesita ver sus ojos— Basta de estupideces, te voy a regresar a tu clan.

La amenaza del cornudo rubio no surte efecto en el castaño rojizo, que le sonríe cortamente antes de ignorarlo, mirando a la auto-acorralada mujer se saca su chaqueta de cuero negro con el porte y sensualidad de un film erótico, tranquilo le deja en el sofá, declarando que esta ahí para quedarse— Olvídalo —le pide a la chica con una sonrisa más que convincente — Yo vine por ti.

Ella está sin aliento, no puede ni parpadear o entender a que se refiere el atractivo hombre frente ella. La distancia entre ambos son solo un par de pasos, sin embargo, el sutil aroma ambarino y cálido le llena la cabeza, la puntas de sus dedos hormiguean ansiosas de sentir esos suculentos pectorales apenas cubiertos por la satinada tela negra de su remera, el ángulo o lo ajustado de la prenda le permiten distinguir esos pequeños músculos abdominales en crecimiento

Embelesada le cuesta algunos segundos reaccionar, le ayuda un poco el resoplido del rubio a espaldas del castaño rojizo— Yo... no pedí nada —musitó al fin

— Escucha —exige el impaciente rubio— Yo te ofrezco pasar los próximos 10 años a tu lado, cumplir tus más profundos deseos y fantasías—es seductor, y tentador al sacarse la remera blanca, orgulloso de su excelente físico además de seguro de sus habilidades, sonriente revuelve su rubio cabello pavoneándose ante la sorprendida joven

Indecisa la mujer les observa, y compara, no puede negar que el fornido rubio le hace temblar las piernas, y algo más, aun así son sus prominentes cuernos lo que le frenan

— ¿Diez años? ¿Estas bromeando? —cuestiona el castaño rojizo, casi indignado

— ¿Qué? ¿Diez años? ¿Como? ¿De qué hablan? —la mujer siente que se perdió de algo, demasiado concentrada en las sensaciones que ese par de hombres disparan apenas les sigue en la plática

— Compañía, cariño — sonríe Chad insinuante, resaltando tensando sus músculos para resaltarlos un poco más— Eso pediste —imponiendo sus casi dos metros de altura busca impresionar incluso a la competencia cuando se detiene a su lado

La distancia entre ellos es un paso, que el castaño rojizo duplica al apoyarse en el respaldo del sofá, desinteresado en el rubio pero pendiente de ella

Algo que irrita y frustra al demonio del Clan Azul

— ¿Qué? No, yo nunca pedí algo así —la joven se rehúsa y defiende nerviosamente, pegando su espalda cada vez más a la pared

— ¿Cómo? —Chad la increpa, se ha pavoneado innecesariamente y además puede oír la leve risa del otro, a sus espaldas

— Vale —interviene el castaño rojizo detrás del rubio, levantándose del sofá va hacia la nerviosa joven

Chad no pierde de vista cada movimiento, tenerlo casi a su lado le descoloca un poco, el dulce aroma, la fuerte presencia, su estilizado cuerpo, no sabe bien a donde ver hasta que sus sus ojos se detienen en los jugosos labios color coral, que traviesos se curvan en una atrayente sonrisa

— Si es verdad lo que dices, debo irme —el joven demonio toma la mano de la chica para besarle a modo de despedida, pero la mujer le sujeta firmemente. Ambos demonios lo notan— Bueno... si insistes, puedo darte una muestra gratis —humedece sus suaves labios con tal delicadeza que agita a sus espectadores

El joven demonio está por inclinarse, a la par que ansiosa joven se alza sobre la puntas de sus pies deseosa de poder besarlo

Algo que Chad no lo puede permitir e interpone su mano— Si lo besas sellarás el pacto —le advierte a la mujer, muy a su pesar el castaño rojizo sonríe encantadoramente

Incrédula o pasmada la mujer sostiene la mano del demonio rojo, incluso si duda no puede dejarlo ir

— No me beses si no quieres —suspira el intrigante joven, sin negar la acusación, solo acaricia su rostro cerrando la distancia entre ambos, quedando entre el rubio y la ruborizada mujer que lo mira absorta— Debe ser difícil, toda esta soledad —lamenta al besarla en la mejilla

Ella se sostiene de su brazo, rozando su cálida piel bajo la manga extrañando esa reconfortante sensación, abrazándolo entre lágrimas— Solo un poco.

Chad mira todo entre incómodo y frustrado, ambos le ignoran en ese cursi abrazo, pero por extraño que parece su decepción va más allá de perder una presa, ser ignorado o los métodos de su adversario, tiene más que ver con la forma en que ella se le aferra al demonio enemigo, como es acogida por este, mimada y cuidada con un esmero inusitado para el rubio. Que sin comprender bien porque se siente celoso— Espera —exige interponiéndose en el camino de la pareja, rumbo la alcoba

— Oh ¿sigues aquí? —se sorprende el castaño rojizo, la mujer también parece estarlo aunque rápidamente busca protección en el esbelto demonio. Cediendo a su envidia Chad alza la mano contra ella, decidido a arrancarla de la cercanía con su joven contrincante, con la misma velocidad este le detiene, amenazador y serio aprieta dolorosamente la mano del rubio— Lárgate, ahora —le ordena

En cualquier otra situación Chad estaría furioso o ya le habría arrancado el brazo a su oponente, sin embargo está emocionado, demasiado — ¿Es en serio? ¿Vas de casanova? ¿Es ese tu método? —sonríe intentando provocarlo, para que ella vea como es en realidad el castaño rojizo, sabe que ha perdido pero es parte de su código no dejar ganar al otro

— ¿Ese no eres tú, Míster Músculo? —se burla el rojo, sonriendo demasiado seguro, aun le tiene bien agarrado, y cada vez que habla aprieta más el agarre, sensación que no desagrada del todo a Chad

"Padre, qué hermoso luce ahora" piensa el rubio, todo su calor le recorre el cuerpo y solo puede pensar en tomarlo por completo— No perderé ante ti —sin esperar más tiempo se abalanza a besarlo

Siendo rechazado al instante— ¿De qué vas? —reclama el castaño rojizo, escudándose con el brazo casi frente su cara, el rubio no se ha sentido más rechazado en toda su vida, e incluso en esa situación la humana no se separa del chico— Vamos —susurra este para su acompañante, soltando bruscamente al rubio pasando de él

Pasa de Chad Dickson, del mejor seductor del Clan Azul, el más hábil y quien nunca ha sido rechazado. El fornido rubio jamás se encontró en esa situación golpeado, ignorado y rechazado dos veces consecutivas, así que se lanza contra ellos, decidido— Tu vienes conmigo —atrapa y jala al demonio rojo, que por su complexión más chica es separado rápidamente de la mujer

— ¿Qué? Espera —el castaño rojizo suelta y aparta a la joven antes de que sea arrastrada o herida por el impredecible rubio

Aun así ella intenta seguirlos

— Vete, vamos a pelear —Chad la amenaza, desatando las risas de su cautivo

— Clásico de los azules, no saben perder —asevera el joven demonio tomando el control en la situación y recuperando su autonomía— Sé que no hay reglas entre nosotros pero ¿Realmente quieres que te mate? —engreído o soberbio le pone al rubio los pies en la tierra

Y Chad tiembla, no es miedo ni mucho menos ira es deseo puro, un extraño placer al sentirse observado por él, es como si en todo este tiempo por primera vez tuviera su atención— No volveré con las manos vacías —se lanza contra él, decidido a llevarlo consigo aun si es en pedazos

Y a eso no se le puede llamar una pelea, incluso si Chad le persigue no logra acertarle ningún golpe y su contrincante tampoco responde, sonriente le esquiva como si jugara, aun con el dolor de dañarle el rostro el rubio lanza un golpe directo, que el castaño rojizo por poco no esquiva

Sus lentes oscuros salen volando y caen no muy lejos ruidosamente, Chad se prepara para que el chico se vuelva listo a atacar, sin embargo, este cubre sus ojos retrocediendo hasta chocar con la pared más cercana, asustando a la chica, que corre a verlo nerviosa

Absurdamente Chad también se preocupa e intenta ayudarlo. — ¿Estás bien? —pregunta la mujer acercándose al rojo, mirando furiosa al rubio

— Sí, solo son mis ojos —susurra el castaño rojizo casi confidente con ella, doliéndole aún más al azul

— Traeré algo —ella se apresura a pensar en cómo ayudarlo

Pero el esbelto demonio la detiene— No, es la luz, o estoy acostumbrado a la intensidad de todo en el mundo terrenal, y de repente fue mucha —sonríe con la mano aún sobre sus ojos

Ella asiente— Apagaré alguna lámpara —propone

En cambio el castaño rojizo se endereza— No te preocupes —le pide descubriéndose los ojos intentando calmarla

Asombrados miran esos hermosos ojos azules, intensos como el mar mismo o incluso más, los suaves tonos violetas bailan por la acuosidad del leve lagrimeo, es adorable y casi mágico como una pequeña lágrima recorre su tersa mejilla, tanto Chad como la mujer quedan embobados admirando el cuadro completo

— Esta es una competencia que no tiene que ver contigo —le explica dulcemente a la mujer, que asiente comprensiva— Yo deseo cumplir tu sueño, dime ¿Quieres que lo haga? —le pregunta volviendo a tomar su mano

Ella tiembla temerosa— Pero te llevarás mi alma ¿cierto? —pregunta olvidando por completo al rubio, que los mira casi rechinando los dientes

— Sí, lo lamento así funciona esto —el castaño rojizo se disculpa y luce tan apenado que harta a Chad

— No me jodas ¿Lo lamento? Es el colmo, no actúes como si ella fuera especial —grita acercándose irritado, celoso, harto, enfadado y celoso, demonios claro que lo está

— Ella es especial —asevera el otro, interponiéndose entre la mujer y el rubio, sin mirarlo le da la espalda al irascible demonio azul

Chad lo mira y todo su cuerpo reacciona a la vista de ese precioso trasero, con esa cintura perfecta para sus brazos— Vamos ni te importa, es otro humano más, un alma cualquiera —insiste en incomodar a la humana alejarla, sí ha planeado alejarla y arrastrar al chico consigo, tal vez ella es causa perdida pero aún puede conseguirlo a él

— Te equivocas, para mi ella es muy especial, sé su nombre y por años he esperado que me llamara —sonríe el castaño rojizo y el rubio siente una punzada en el corazón, viéndolos acercarse más— Rachel McKenzie —llama a la mujer, cariñoso y dulcemente la ruborizó por completo

Chad está por gritar que él también lo sabía, pero la rubia está contra la pared absorta en el castaño rojizo, sus claros ojos lo miran anhelantes

— Solo dilo ¿Qué es mejor una larga vida sola o los gloriosos años que estaremos juntos? — el ojiazul humedece sus labios acelerando el corazón de ambos, que atónitos solo miran su maravillosa boca— Bésame y seré tuyo, el resto de tu vida —ofrece provocativo y sin poder resistirse más su víctima avanza a besar esos perfectos labios, absorta en en sus intensos ojos azules. Aunque pierda su alma ahora es todo lo que desea, estar con él, increíblemente es Chad y no Rachel quien sella el pacto, sorprendiendo a ambos

El esbelto demonio trata de alejarse pero es retenido por el fornido rubio, que dejándose llevar lo abraza al besarlo profundamente, quiere devorarlo ahí mismo

Rudamente el castaño rojizo se lo saca de encima— ¡¡ Esto no funciona así !! —le reclama poniendo más espacio entre ambos— ¿Para qué quiero el alma de un demonio? No vale nada.

Rachel corre a la cocina a traerle un vaso que el esbelto demonio usa para enjuagarse la boca, yendo a escupir al fregadero

Chad está impactado no solo por la reacción del enemigo, siempre confió en su habilidad para besar y supuso que ambos estaban disfrutando, pero se siente aún peor porque es cierto le ha dado su alma y de forma increíblemente estúpida, solo por el capricho de conseguirlo antes que ella,

Preocupada Rachel ayuda al castaño rojizo a reponerse— Oh dios —dice escalofríando a ambos— ¿Estas bien? —le pregunta

Y él le acaricia el rostro al sonreír avergonzado— No te preocupes, rehagamos el trato.

Rachel sujeta su mano, que aun la acaricia— Pero no sé ni tu nombre —duda nerviosa

— Nigel Uno —confiesa al fin el esbelto demonio, suave e íntimo

— ¿En serio estarás conmigo el resto de mi vida? —insiste la temerosa rubia

— Sí, y te quedaras conmigo por siempre —asevera Nigel, con la mirada llena de afecto, tan reconfortante y desconocida para Rachel

Chad puede notar como ella mira a su ahora dueño, y como este le corresponde con sinceridad, duele por supuesto, pero no puede evitar preguntarse si algún día recibirá él una mirada así

— Sí —acepta la rubia, su voz tiembla un poco, suplicante bajo el suave roce de las cálidas manos del castaño rojizo al tomar su rostro,sellando tiernamente el pacto con un beso.

Ambos se besan un buen rato en la cocina y aunque Chad podría volver a su morada sin su alma sigue ahí, no puede irse, no puede dejar de verlo por mas doloroso que sea sigue obsesionado con lo increíblemente sexy que luce justo ahora

Rachel abraza a Nigel por su cintura, acercándolo aún más, hasta que él la levanta entre sus brazos llevándola a la alcoba. Ella luce muy alegre junto a su pecho, sin importarle perder su alma, y Chad lo entiende conseguiría cientos con tal de ser mirado así por él, pasan frente el rubio como si no estuviera ahí, y desearía poder desviar la mirada pero no lo logra

— Vamos —le llama Nigel deteniéndose en la entrada del cuarto

— ¿Cómo? — musita el fornido rubio, extrañado

— Eres mío ahora ¿no? —sonríe el esbelto demonio llevando a Rachel en brazos, Chad sabe que está mal pero lo sigue estúpidamente feliz.

Rachel está ahí, gimiendo dulcemente bajo las embestidas del castaño rojizo, que se afirma de su cadera chupando su rosado pezón haciéndola temblar, el ritmo es hipnotizarte para Chad que observa todo a distancia, sí, primero creyó que iba a participar y se desvistió mientras seguía a Nigel pero en un solo ademán este lo detuvo al pasar la entrada del cuarto

Desnudo y ansioso vio como Uno removió cada prenda de Rachel acariciando delicadamente su piel, para después pasarla a él, Chad dedujo que debía doblarla y así lo hizo. La pareja se besaba compartiendo sus cuerpos a la par que las prendas sobraban, ese único y leve roce que el rubio tenía con la mano del chico al tomar la ropa lo excitaba aún más, sin embargo, el demonio estaba ahí para complacer a la mortal y aunque ahora fuera también su dueño Chad no podía esperar el mismo trato

Con suave calidez Nigel delineaba las ligeras formas de Rachel, y ella se siente derretir ahí por donde sus manos pasan, esta mas que húmeda y dilatada, desesperada le acerca para besarle mientras frota sus palpitantes labios contar la hinchada y gruesa verga el chico, en otra clase de beso, más íntimo

Chad debió contenerse de interrumpirlos retrocediendo hasta la pared, temeroso de ser expulsado del lugar, aunque desinteresado a su presencia Nigel se entregó a Rachel, penetrándola tiernamente de tal forma que los gemidos de la chica cimbraron en el rubio, los movimientos suaves y superficiales se convirtieron paulatinamente en oscilantes embestidas que le arrancaban suspiros

Completamente erecto y empapado en su propio preseminal Chad desearía rozar ese espectacular trasero, o ser devorado por esa impetuosa boca que ahora solo se desvive en ella. Ver su clara piel rociada de diminutas gotas lo incitaba a ir y lamer cada centímetro, las pequeñas manos de la joven recorren los bien formados pectorales del castaño rojizo, acariciándole envidiablemente

— Rachel —jadea Nigel entre besos, apoyándola más sobre su espalda consiguiendo llegar tan profundo en los internos de la chica que ella ve estrellitas, cada vez que el ardiente miembro entra y sale siente que su corazón se detendrá, todo su cuerpo se cimbra y palpita deseoso de más, Uno hunde sus rodillas sobre el colchón, la cama se sacude golpeando la cabecera contra el muro, Rachel está por perder la voz a punto de llegar a su clímax

Chad no puede esperar más, el cielo está frente él y quiere tomarlo ahora, llega tras Nigel y besándole tras la oreja introduce su enorme miembro en la pequeña y estrecha cavidad del chico, la vista es aún más increíble, rojizo y venoso cabe completo en el espasmódico interior del cálido demonio, su voz, sus jadeos y quejas lo incitan a ir más allá, ese redondo trasero lo exige, le apoya sobre la rubia para penetrarlo salvajemente, un par de nalgadas detienen los reclamos y aumentan los gemidos, la sensación al chocar con esas voluminosas nalgas al ritmo del vaivén de sus cuerpos es adictiva, son firmes y esponjaditas al mismo tiempo

El rubio es enérgico, impetuoso y voraz pero no egoísta, mientras se folla a Nigel le deja seguir penetrando a la chica, ella apenas puede respirar llegando una y,otra vez, una sensación que volvería loco a cualquiera, Chad mismo está por perder la razón. Hasta que Nigel toma el control, le besa suavemente, marcando el ritmo con los movimientos de su cadera, el movimiento es exquisito, le toma frotando su punto a cada oscilación, un ritmo que le permite a Rachel rodear al castaño rojizo con sus brazos

Ella es reclamante— Nigel —suspira con los ojos llenos de lágrimas, a punto de perder la conciencia con esa última ola de placer, el temor se refleja en sus ojos

Nigel sonríe dulcemente— Déjate llevar —le besa reteniéndola con el, aun no morirá

Chad mismo siente que su corazón se detiene y mientras el aire se le va se viene mordiendo el cuello de su amado, perdidos en el placer los tres cierran los ojos, en esa oscuridad la única forma de saber que siguen vivos es el latir de sus corazones

Chad despierta algo mareado, mirando esa simplona habitación se desubica unos instantes, la luz apenas se cuela entre las persianas y entonces lo recuerda estuvieron hasta muy noche haciéndolo, tanto que por primera vez se siente exhausto, está solo en ese cuarto y nervioso se levanta para ir a la entrada, deteniéndose sorprendido de ver a la pareja haciéndolo en la sala, tal vez debería estar molesto o celoso pero realmente se siente excitado mirándolos juntos

— ¡Oh! —Rachel cubre tímidamente, levantándose apresurada se aparta del sorprendido Nigel— Llegare tarde —se disculpa yendo a su habitación— Buenos días —saluda al rubio ruborizada y acomodando su ropa, avergonzada

Chad la saluda a medias, embobado y absorto en el cuerpo del castaño rojizo, que totalmente despreocupado de su desnudez se levanta elegante y confiado yendo a él. Incluso después de acariciarlo por completo, sentirlo y devorarlo hay algo en ese tonificado cuerpo que lo deja con ganas de más, es esa sobrenatural belleza, ardiente y lozano un fruto maduro que promete placeres infinitos. Su miembro sigue algo firme y luce tan delicioso que todo él vibra, deseoso, sin embargo antes de poder abrazarlo Rachel vuelve sonriente— Hoy saldré tarde —les avisa al tomar su bolso, revisando que lleva lo necesario

— Puedo arreglarlo —ofrece Nigel, galante

— No, déjalo, esto también es importante —pide o señala la rubia camino a la salida

— Podemos ir por ti —insiste el castaño rojizo, natural y sin pretensiones

— Claro, esta bien, gracias —nerviosa y sin la costumbre a ser cortejada la joven sale tímidamente

Por supuesto olvido decirles dónde y la hora, pero eso es algo que Nigel no necesita— Cuídate —sonríe casi con ironía hasta que siente al rubio abrazarlo, demasiado excitado

— ¿Qué haremos en lo que vuelve? — pregunta ansioso.

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