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capitulo 2: Bienvenido al Seireitei!

Capítulo 2: Bienvenido al Seireitei!

Tomando la mano de su abuelo, Harry caminaba tranquilamente con una brillante sonrisa en su carita. Viendo cada mínimo detalle que demostraba la Soul Society.

Los tenues rayos de luz que la luna reflejaba, decoraban el majestuoso paisaje japonés. Que en comparación con la ciudad de Karakura, estaba completamente seca, sin una gota de lluvia. Algo que el pequeño Harry agradecía con todo su corazón, ya que no le gustaba pasar frío a la intemperie de la noche, y tampoco quería que su nueva amiga, Yoru-chan, pase por la misma desgracia.

-Ojii-san, dónde estamos? – preguntó curiosamente el ojiverde.

-Pues verás Harry, nos encontramos en el Seireitei en estos momentos. En el Seireitei residen las familias nobles y los Shinigamis y allí se encuentran todos los órganos de poder de la Sociedad de Almas- le explicó pacientemente Yamamoto a su nieto, quien lo miraba detenidamente, absorbiendo cada detalle para luego preguntar sus dudas.

-Shi…shinigami? Qué es eso? Son cómo caballeros? – preguntó el pequeño pelinegro, con una mezcla de ignorancia por no saber que significaba la palabra, y emoción por imaginarse que eran un gran grupo de personas que peleaban con monstruos y rescataban princesas.

-Bueno…sí. Digamos que son caballeros, caballeros que se encargan de monstruos que intentaron atacarte- intentó hacerle entender a Harry mientras hacía un esfuerzo ante la idea de que los capitanes de los escuadrones sean caballeros.

-Eso quiere decir que Yoru-chan es una caballera? Eso no me haría en su princesa? Según las telenovelas que miraba tía Petunia, las princesas tienen que darle un beso a sus caballeros. Yo también tengo que hacer eso? – con total inocencia preguntó Harry, dándole unos vistazos a su pequeña amiguita que estaba durmiendo en su pecho.

Yamamoto no pudo más con sus ganas, y tuvo que soltar una sonora carcajada. Desde que estaba con su esposas e hijas que él no reía de una manera similar. Y ahora estaba agradecido que había hallado a su nieto, pues estaba empezando a recuperar su antiguo carisma.

Lágrimas de diversión salían de sus ojos, y sus costillas le dolían a más no poder. La mera idea de que su nieto bese a la princesa del clan Shihoin por salvarlo de un Hollow pudo más que su control para mantener una fachada seria.

Harry al ver a su abuelo burlarse de él, no pude hacer más que un puchero y agacharse mientras hacía círculos en el suelo con sus dedos. De vez en cuando miraba a la pequeña gatita y se sonrojaba ante la idea de darle un beso a su salvadora. Él no sabía que significaba realmente sus palabras en los oídos del anciano, pero para él no era más que un modo de agradecer a la primera persona o ser que se preocupó por él.

Antes de que Harry pudiese vengarse por las sonoras risotadas que daba Yamamoto mediante patadas a la espinilla, un hombre delgado y de apariencia madura, con la piel bronceada y el pelo corto y de color plateado, luciendo un fino bigote moreno, elegantemente recortado, hizo acto de presencia ante tal escena memorable.

-Yamamoto-soutaichou, se encuentra bien? Niño! Qué rayos crees que estás por hacer!? – el hombre preguntó confundido en un principio por ver a su superior en tal estado, solo para enojarse cuando descubrió que Harry estaba a punto de patear a Genryūsai.

-Ojii-san se estaba burlando de mí! – Harry respondió mientras se cruzaba de brazos y hacía un puchero.

-Ojii…san? Soutaichou? Hay algo que deba contarme? – le preguntó un totalmente confundido Sasakibe, viendo como el anciano se recomponía de su estado anterior tomando grandes bocanadas de aire y poniendo un semblante serio en su cara.

-Ya, ya Harry-kun…no hay necesidad de que te enojes con tu abuelo…después de todo, quien sabe, a lo mejor cuando Yoru-chan se despierte puedas darle su merecido beso, no? – tratando en sonar neutro, Yamamoto le respondió a su nieto, pero si uno se fijaba detenidamente podía ver como estaba mordiéndose los labios tratando de aguantar la risa.

Admirablemente Harry pudo resistir su impulso de ir finalizar su propósito de patearle la espinilla al antiguo Shinigami. Pero en su lugar, él solo se giró ciento ochenta grados y frunció su ceño aún más en modo de protesta.

-A ver si entiendo bien…acabo de escuchar las palabras Ojii-san y abuelo en menos de un minuto. Veo a un niño que tiene curiosamente el mismo color de ojos que usted. Y como postre final, el niño tiene que darle un beso a alguien con el nombre de Yoru-chan, y la única persona que recuerdo con un nombre similar es…- el profundamente confundido teniente del escuadrón uno enumeraba los hechos, hasta que al final se detuvo abruptamente y miraba fijamente al pequeño ojiverde para luego mirar a su superior.

-Si Chojiro, Harry-kun tiene que darle un beso a "esa" Yoru-chan- respondió con un tono divertido el anciano, viendo como su teniente abría cómicamente la boca.

-Creo que me merezco una explicación bastante detallada a menos que quiera que misteriosamente una mariposa infernal llegue a Ichibe-sama informándole por lo recién ocurrido no cree…Eijisai-dono- Sasakibe amenazó a su jefe seriamente, mientras ponía una sonrisa tranquila la cual hacía sudar al viejo Shinigami.

-Ma…ma…Chojiro, no creo que debamos llegar hasta tal extremo, no es así Harry? – el anciano intentó buscar apoyo con su recién encontrado nieto, pero cuando vio ese peculiar brillo en sus ojitos verdes solo pudo tensarse.

Eran el mismo brillo que hacían los ojos de su difunta hija cuando planeaba vengarse de alguien.

-NO! Puede ir y mandar esa…mariposa? Dígale que mi Ojii-san se ha estado portando mal! – exclamó el pequeño pelinegro, logrando que Yamamoto empiece a sudar profusamente, pues si su subordinado le llegaba a hacer caso a Harry…bueno, el estaría escuchando un discurso durante los próximos cincos siglos.

Viendo que Chojiro estaba a punto de estar de acuerdo con su nieto, Genryūsai decidió cortar por lo sano con el debate y llamar a una reunión de capitanes de manera inmediata.

-Suficiente! Sasakibe-fukutaichou, cite a todos los capitanes y tenientes de manera inmediata en el cuartel de la primera división! Ahí explicaré todo, ahora ven Harry, caminemos, te presentaré a algunas personas con las cuales espero que te lleves bien- ordenó Yamamoto a su teniente y luego tomó suavemente la mano de su nieto y empezaron a caminar tranquilamente, como si nada de lo anterior hubiese sucedido.

Por primera vez en más de cien años al servicio de Shigekuni Yamamoto Genryūsai, Chojiro Tadaoki Sasakibe teniente de la primera división, estaba sin palabras. Sin querer tentar más a su suerte, desapareció rápidamente con un Shunpo y llamar con carácter urgente a todos los citados para esta inesperada reunión.

-Y esto es el escuadrón número uno del Gotei 13. A partir de ahora vivirás aquí conmigo y te enseñare a ser el mejor shinigami de todos, te gusta esa idea? – el comandante general le comentaba a su nieto luego de llevarlo a conocer cada recoveco de la primera escuadra, viendo como los pequeños ojitos verdes brillaban de emoción y felicidad.

-Sip! Este lugar es muy grande Ojii-san, y muy lindo! Espero que las personas que me vayas a mostrar sean buenas conmigo y no me traten mal como tío Vernon y tía Petunia- dijo por lo bajo la última parte el niño, con la esperanza de que su abuelo no lo haya escuchado.

Lamentablemente para Harry, Yamamoto si lo había oído. Y decir que estaba cabreado era la cúspide de los eufemismos. Nunca en su vida pensó que su primogénita se convirtiese en una perra total con su propia familia. Intentaría planear algo con la capitana del segundo escuadrón para tratar con ella luego.

-No te preocupes Harry, estoy muy seguro de que les caerás bien a todas ellas- dijo divertidamente el anciano viendo como Harry abría los ojos ante la palabra "ellas", mientras que en su mente dibujada diferentes escenarios donde un Harry adulto terminaba con alguna de los capitanes y le daban los bisnietos que él y su esposa soñaban cuando estaban vivos.

-Ellas? Quienes son ellas Ojii-san? – preguntó con la curiosidad al máximo el pelinegro.

-Tan solo espera unos momentos Harry, ahora ven, tengo una buena idea, déjame que te la diga antes de entrar…-

De esa manera el abuelo compartió con su nieto la pequeña broma que tenía en mente, haciendo que ojiverde sonriese a más no poder y asentir fervientemente.

-Hey Yama-ji! Para qué nos has llamado con tanta urgencia? Ocurrió algo? – preguntó impetuosamente una mujer de figura musculosa pero estilizada que viste con un sombrero tradicional de campesino y un kimono rosado floreado encima de su uniforme de capitán en su caso con mangas.

-Si Sensei, es muy raro que nos haya citado tan imprevistamente. Hay alguna novedad que debemos saber? – habló esta vez una mujer inusualmente alta, de complexión física poco fornida, tez blanca, cabello blanco y suelto, ojos de color café y de aspecto algo demacrada debido a su salud precaria.

-Silencio! Ahora, como sabrán, cada cierto determinado tiempo yo decido ir al mundo de los vivos y ver si todo está en orden allí. No es cierto? – preguntó la última parte el comandante general de la Soul Society.

La única respuesta que recibió fue un "Sí" unísono de sus subordinados, dejándolo satisfecho por ahora, para poder continuar con su explicación.

-Bien, ahora cuando fui a la ciudad de Karakura me encontré con una pequeña sorpresa. Alguien quien yo creí desaparecido y ahora estará a partir de hoy conviviendo conmigo en la Soul Society. Por favor Harry, preséntate- declaró viendo las reacciones de cada capitán y teniente de los distintos escuadrones.

Saliendo lentamente de atrás del porte firme y ancho que generaba Yamamoto, una pequeña mata de pelo cuervo y ojos esmeraldas se asomaron cuidadosamente para ver a esas personas que marcarían definitivamente su vida en el futuro, aunque eso nadie lo sepa excepto cierto Ser Superior.

-COO! Qué lindo es! – se escuchó que chilló la teniente del escuadrón número diez mientras que sus pares de las escuadras ocho y cinco la imitaron.

Genryūsai miraba divertidamente las distintas reacciones delante de él. Nunca hubiese pensado que inclusive las estoicas capitanas de los escuadrones dos y seis se ruboricen por ver a un niño. Aunque él no lo admitiese jamás, en su mente, una versión miniatura de él mismo estaba haciendo flamear una pancarta con la escritura de "EL MEJOR NIETO DE TODOS" y "MI NIETO VA A TENER UN HAREM!" mientras lloraba lágrimas de felicidad.

-EEP! – gritó un completamente avergonzado Harry que intentaba esconderse atrás de su abuelo mientras que este y Sasakibe se reían por lo bajo ante las acciones del pequeño.

-Oh por dios! Es tan bonito! Puedo quedármelo Soutaichou?! – exclamó nuevamente la teniente del escuadrón diez.

-Matsumoto-fukutaichou! Deje de hostigar al pobre chico o acaso no ve que lo está asustando! – proclamó en defensa de Harry una mujer de plácida belleza y aspecto maternal, con ojos azules oscuros y un largo pelo negro, que lleva peinado en una larga trenza cayendo por su pecho en lugar de por su espalda.

-Usted solo dice eso porque lo quiere para usted sola Unohana-taichou- se quejó la capitana de la escuadra número diez, una mujer de estatura baja y cabello blanco en puntas hacia atrás con un pequeño fleco al lado izquierdo, además de unos ojos grandes y de color turquesa.

-Debo admitir que estoy de acuerdo con Hitsugaya-taichou, pero me parece bastante curioso que el pequeño se haya escondido inmediatamente detrás del Soutaichou- una mujer bastante alta y delgada, con pelo de un inusual color plateado y una amplia sonrisa como la de un zorro comentó.

Una mujer de baja estatura y complexión menuda y fibrosa, con ojos de color gris oscuro y el pelo negro con cierto tono azulado y corto, a excepción de dos mechones trenzados a la altura de la espalda, que se encuentran envueltos en tela y con una anilla dorada atada al final de cada uno de ellos, estaba viendo cuidadosamente al infante que intentaba hacerse invisible detrás de Yamamoto.

Después de debatirse internamente entre quedarse donde estaba y acercase para ayudarlo a que salga de su timidez, decidió por arrimarse a donde estaba. No solo para saciar su curiosidad, sino más que nada por no dejar que alguna de sus otras compañeras capitanes le ganen en tomar esta oportunidad.

Pidiendo de manera tácita permiso al anciano, el cual se lo brindó, se acercó a paso lento a donde el pequeño intentaba hacerse invisible ante todos los gritos. Que luego de ver lo que estaba por hacer se callaron y observaban como se desarrollaría la siguiente interacción.

-Hola, mi nombre es Suì-Fēng y soy la capitana de la Segunda División. Cómo te llamas? – preguntó con una voz suave la cual sorprendió a todo el mundo, pues no estaban acostumbrados a oírla hablar de esa manera.

Abriendo de una forma bastante lenta y adorable los ojos, Harry miró fijamente a los orbes grises de la capitana de la segunda división. Mirándose sin decir palabra alguna, perdiéndose en sus propios mundos personales, solo para que al final ambos se ruboricen inconscientemente. La ojigris por imaginarse a Harry en sus brazos y pasar todos los días hasta la eternidad jugando con su indomable pelo. Y el pequeño ojiverde por imaginarse que él la rescataría de un monstruo y recibiría un beso de la bella mujer frente a él.

-Ho-ho-hola, me llamo Harry Potter. Es un gusto conocerla señorita- dijo con voz tímida y le dio un beso en la mejilla a modo de saludo, sin saber en verdad los protocolos de saludo de las distintas culturas.

Esa pequeña acción no solo sorprendió a Suì-Fēng, a la cual su cara se tornó roja, sino a las demás damas presentes, las cuales algunas tenían sus propias fantasías que implicaban al ojiverde al lado de cada una de ellas y envejecer juntos, que estaban furiosas y se morían de envidia por estar en el lugar de la capitana de la segunda escuadra.

Yamamoto no podía ser más feliz por las acciones de su nieto y las reacciones de las mujeres en la sala. Si por él fuese, podría morir ahora mismo sabiendo que su herencia sería en el futuro todo un "Ladykiller". Y agradecía al Alma Rey que su madre no estuviese aquí ahora para desgarrar a cada mujer que intentase poner un dedo encima de su pobre e inocente Harry.

-Harry, por favor, ve y saluda a las capitanas y tenientes que conforman el Gotei 13. No querrás que ellas se enojen contigo luego por no presentarte con ellas de manera adecuada- Genryūsai le dijo a su nieto, mientras que por dentro se moría de ganas de ver al pequeño darle besos a cada mujer en la sala, incluso podía oír la risita ahogada de su teniente por leerle los pensamientos.

-Umh…okey Ojii-san- dijo el ojiverde haciéndole caso a su abuelo mientras se alejaba de una aún aturdida Suì-Fēng y se acercaba a la peli plateada que intentaba defenderlo anteriormente.

-Hola Harry-kun! Soy Gin Ichimaru, capitana de la División número Tres y espero que podamos divertirnos mucho- una sonriente Gin le saludó, solo para que Harry la mire de manera divertida y le dé un beso en la mejilla, haciendo que su cara se torne rosada.

-Hola Potter-san, soy Sōsuke Aizen, capitana de la Quinta División, gusto en conocerte- una mujer alta, de cabello y ojos castaños con unas gafas negras y un peinado con raya en el sector derecho de su cabeza, que le conferían un aspecto amable saludó al pequeño infante, quien la miraba de manera asombrosa y solo atinó a darle un beso y huir avergonzado a la siguiente persona.

-Es un placer conocerte Potter-san. Soy Sajin Komamura capitana de la Séptima División- una voz femenina un tanto grave resonó en la persona que usaba, siendo consciente de su aspecto, brazaletes, combinados con un casco, y unos guantes, para ocultar su cuerpo entero. Harry tanto la miró maravillado ante la creencia de estar frente a un caballero tan solo pudo mover la cabeza de arriba abajo y regalarle una brillante sonrisa.

-Hola Harry-kun, mi nombre es Kaname Tōsen y soy la capitana de la Novena División- saludó una mujer con el cabello de color castaño oscuro, un pañuelo color naranja en su cuello y unas botas blancas, y guantes sin dedos, sus ojos de color rosa fuerte sin pupilas y llevaba unas gafas claras, las cuales llamaron inmediatamente la atención de Harry.

Harry había visto una vez a escondidas un programa de televisión en donde gente sin pupilas caminaban con ayuda de bastones blancos o perros, así no pasó mucho para que se dé cuenta como se debía saludar a una persona que había perdido la vista. Antes de que todos se den cuenta, el pequeño pelinegro había tomado las manos de la capitana y se las había llevado a la cara, sorprendiéndola abruptamente y luego sacarle una sonrisa ante la acción del pequeño mago.

-Puedo preguntarte como supiste que soy ciega Harry-kun? – una curiosa Kaname le preguntó.

-Una vez vi a escondidas sin que nadie se enterase un documental sobre gente que tenían los mismos ojos bonitos como los suyos señorita- comentó Harry sacando unas cuantas sonrisas a todos, a pesar que no se habían olvidado de la parte de ver a escondidas, y ver con admiración como el ojiverde en vez de besar la mejilla de la capitana besaba sus manos, haciendo que la piel de la no vidente se oscurezca un poco.

-Hola enano! Soy Kenpachi Zaraki, capitana de la División Once. Y espero que cuando crezcas seas fuerte para estar a mi lado! – de manera impertinente saludó una mujer de imponente altura con un peinado que consistía en usar gomina y unos cascabeles, un parche en su ojo derecho y una cicatriz que surcaba de manera vertical su ojo izquierdo. Al verla Harry no pudo evitar asustarse un poco, pero al cabo de unos segundos esa sensación se esfumó y se hizo señas a la mujer para que se agache un poco más, quien de manera divertida le hizo caso solo para sorprenderse y ruborizarse cuando el niño besó la cicatriz que marcaba su rostro.

-Hola Harry-kun, es todo un honor conocerte. Soy Jūshirō Ukitake y soy la capitana de la Decimotercera División. Espero que nos podamos llevar muy bien- lo recibió a Harry la mujer de cabellos blancos que luego de hablarle tosió un poco, haciendo que el pequeño con pelo cuervo se preocupe y frunza el ceño de manera adorable, solo para ir besarla suavemente en la mejilla y pasar, sin que se dé cuenta, una mano por el pelo de la dama que se había agachado a su altura.

A estas alturas Yamamoto estaba en éxtasis viendo como su pequeño nieto, hijo de su amada Lily-chan, estaba ganándose los corazones de algunas de las personas más frías en la Soul Society. Su sueño de que al menos alguien de su sangre sea un hombre de muchas mujeres se estaba cumpliendo. Luego de darle una mirada cómplice a su teniente, estaba por planear esa misma noche beber en honor a Harry y su nueva meta.

Luego de que festejase brevemente en su cerebro, Genryūsai prosiguió viendo como el pequeño mago se movía a la otra fila de capitanes para poder saludarlas.

-Gusto en conocerte Potter-san. Mi nombre es Mayuri Kurotsuchi, capitana de la Duodécima División del Gotei 13. Espero que me ayudes mucho en mis futuras investigaciones…Harry-kun- saludó una mujer cuya apariencia simulaba la de un esqueleto. Sus uñas eran de color azul, a excepción de la uña del dedo medio de la mano derecha, la cual es tan larga como el dedo medio. Con el cabello azul y ojos amarillos, y llevaba un sombrero blanco con dos extremos apuntando a la derecha y un gran pañuelo morado colgando del cuello.

Harry al principio se sintió un poco intimidado, primero porque no le agradaban mucho los payasos, y con eso se refería a la inmensa cantidad de pintura que la mujer delante de él se había puesto. Pero después de unos minutos de intensa y adorable imaginación que implicaban unas toallas y agua para intentar que tan bonita era la chica, le sonrío y la besó, haciendo que la científica loca balbucee algo que parecía interpretarse como: "Es la primera vez que alguien me toca por motus propio" …

Avanzando a la próxima persona que debía saludar, descubrió algo que empezó a generar risitas en toda la sala. Delante del aprendiz de mago se hallaba la chica de grandes ojos turquesas. Pero la razón por la que todos estaban riéndose, era porque la diferencia de alturas entre la capitana y Harry era muy poca. Algo que divertía en demasía a los demás espectadores.

-Hola! Soy Harry y tú? – preguntó primero el pelinegro, rompiendo así la secuencia de saludos que le habían precedido hasta ahora.

-Soy Tōshirō Hitsugaya. Capitana de la Décima División de la Sociedad de Almas de los Escuadrones de Protección del Gotei 13- se presentó firmemente ante el niño delante de ella, tratando de hacer oídos sordos a las burlas que ocurrían a su alrededor.

Pero lo que nadie espera eran las siguientes palabras que saldrían de la boca del niño que estaban empezando a querer.

-Espero que nos llevemos bien, porque cuando crezca seré yo quien te cuide! Lo juro! Y a las demás también! – apenas esas palabras salieron de la boca las capitanas sintieron algo en sus interiores que creían olvidado con el tiempo. Celos. Pero cuando luego escucharon su última frase, algo en los pechos de cada una se calentó y no pudieron evitar un rubor.

Al pobre Yamamoto estaba a punto de darle un infarto de tanta felicidad que estaba conteniendo en su interior. Él tan solo quería reír hasta llorar por la hilaridad de la situación en la que se había metido sin saber su nieto. Ahora tendría que rezar cada noche para poder vivir y ver las consecuencias de las palabras del pequeño.

Todos esperaban expectantes algunos gritos de la pequeña capitana despotricando a las referencias sobre la altura que poseía. Pero tan solo recibieron una cara con una mirada perdida y un rubor que le llegaba hasta el cuello.

Si alguno hubiese entrado en ese mismo instante a la mente de Hitsugaya-taichou, hubiesen descubierto una escena donde la protagonizaban una versión adulta de Harry que llevaba en sus brazos a una capitana que apoyaba su cabeza en el musculoso pecho del macho.

Una escena que, si la hubiese visto la teniente de la División Diez, nunca la dejaría en paz a su superiora.

Ignorando completamente la complejidad de la situación, el niño siguió con su misión de presentarse a las hermosas mujeres que marcarían su futuro.

Pero antes de que pudiese siquiera ver la cara de quien tenía en frente, fue atrapado por unas suaves y tersas manos, y llevado rápidamente contra dos suaves bultos que Harry usó como almohada por unos minutos, ausente de todos los gritos que ocurrían en la sala.

-Suelta en este instante a Harry-kun, Shunsui-chan! – exclamó Ukitake-taichou al a ver compañera raptar al niño de pelo cuervo.

-NO! Es MÍO, si ustedes no aprovecharon para apropiárselo entonces se joden! – respondió a los gritos mientras se aferraba aún más a Harry, haciendo sudar a los demás por su tozudez.

-Ya suéltalo maldita borracha! Seguro solo quieres aprovecharte de él! –

-Míralo! Ya está inconsciente! Lo vas a matar con tus pechos! –

-A él seguro no le gustan las mujeres que se la pasan haciendo de vagas! –

-Juro que si no lo sueltas ahora mismo…la próxima vez que estés lastimada…ku, ku, ku, ku! –

-Cuando vayas a beber tu sake la próxima vez, me encargaré de que sea veneno en verdad! –

-Seguro lo obligarás a usar ese feo kimono que llevas y tu estúpido sombrero! –

Ya a estas alturas el Soutaichou estaba empezando a cabrearse con tantos griteríos en su presencia, pero más que nada estaba empezando a sentirse celoso de la posición que tenía en este momento su nieto. Todo hombre querría estar en su posición, descansando en el plácido confort de unos suaves pechos femeninos…

-YA BASTA! Kyoraku-taichou continúe con los saludos y por amor del Alma Rey…deje respirar a mi nieto! – gritó el anciano sin darse cuenta de lo que había dicho al último.

-Ni-ni-nieto?! – fue la unísona pregunta de la sala.

-Terminen con las presentaciones y luego les explicaré- dijo con desgano, deseoso de solo poder retirarse y beber en nombre de Harry.

-Está bien, oye Harry-chan…estás despierto? – preguntó la capitana de la Octava División a pequeño que dormitaba en su amplio pecho.

-Mmh…? Quién eres? Estaba durmiendo muy bien…- dijo con en un tono de voz bajo el niño mientras se refregaba los ojitos lo que ocasionaba que sus gafas se torciesen un poco, y bostezaba luego de su mini siesta, sin darse cuenta que algunas de las mujeres de la sala estaban sangrando por la nariz ante tanta ternura.

-Je, je! Lo siento si te desperté Harry-chan. Mi nombre es Shunsui Kyoraku, y soy la capitana de la División número ocho. Espero que pasemos mucho tiempo juntos- le dijo con un tono feliz expectante del beso que esperaba recibir del ojiverde, quien no la decepcionó y cuando estaba por apoyar sus labios en la mejilla, movió suavemente su cara para que el beso fuese justo en la comisura de los labios, ganándose así un flagrante fulgor de sus compañeras capitanas a quienes les respondió mostrándoles la lengua.

-Es un placer conocerte Harry-san. Mi nombre es Byakuya Kuchiki y soy la capitana de la Sexta División del Gotei 13- le saludó una mujer de piel pálida y ojos violáceos, largo pelo negro adornado con un kenseikan que distribuía algunos mechones hacia su izquierda, unos mitones en sus manos y una larga bufanda blanca alrededor de su cuello.

Harry tan solo podía verla sin emitir sonido alguno, pues la belleza de la mujer lo había enmudecido. Si bien él no quería admitir que todas las mujeres eran como ángeles para su vista, la que estaba delante de él ahora mismo era preciosa con todos los adornos que llevaba. El pobre mago solo atinó a asentir con la cabeza y darle un beso para rápidamente seguir con la última persona que le faltaba presentarse.

-Hola Harry-kun, soy la capitana de la Cuarta División y mi nombre es Retsu Unohana. Espero que seamos buenos amigos! – la mujer que irradiaba un aura maternal se presentó ante el mago, quien se sonrojó un poco ante lo bonita que era y le pidió que si podía agacharse un poco, a lo que ella asintió, solo para ser recompensada con un beso que por alguna razón la hizo muy feliz.

Después de finalizar los saludos a los capitanes, Hari rápidamente procedió a saludar a los tenientes, cuyas reacciones fueron bastante variadas. Desde arrumacos y arrullos por parte de las damas, a miradas de admiración, envidia y orgullo por parte de los hombres.

Volviendo al ruedo, Hari se fue al lado de su abuelo, quien le había hecho señas para que se siente a su lado, ya que no estaba acostumbrado a pasar tanto tiempo de pie. Y si uno prestaba bastante atención podía ver al pequeño ojiverde metiendo una mano bajo su camiseta y hacerle caricias a la pequeña bola de pelos que dormitaba tranquila en la calidez del cuerpo del niño.

-Bien, ahora que todos los saludos se han efectuado, quiero decirles quien es en verdad Harry. Él es mi nieto. El hijo de mi difunta hija- declaró Yamamoto, recibiendo como respuesta un silencio abismal.

-Sensei, usted tuvo una hija? – preguntó una confundida Ukitake.

-Jūshirō, sé honesta con tu pregunta…Yama-ji, estuviste con una mujer? Y yo que siempre pensé que eras un anciano amargado…- dijo una descarada Kyoraku.

-Así es. Hace unas décadas, el Alma Rey me dio por intermedio de Ichibe-dono unas "vacaciones" por mi labor en la Soul Society, quizás algunas de ustedes notaron mi ausencia por unos años, en donde fui reemplazado por Chojiro- explicó el anciano ignorando el segundo comentario mientras todos en la sala escuchaban atentamente, incluyendo el pequeño Harry quien trataba aprender algo más sobre su familia.

-Ahora que lo recuerdo…tiene razón Soutaichou, pero ninguna de nosotras preguntó ya que era su decisión el contarnos. Aunque hubiese sido bueno que nos lo diga…- dijo muy por lo bajo la última parte la capitana Ichimaru, haciendo que sus compañeras asientan imperceptiblemente con la cabeza mientras que Harry las imitaba graciosamente.

-Bueno, si…una vez que me dieron permiso, decidí ir de vacaciones a Europa, o más específicamente a Inglaterra…sí Chojiro, fui a Inglaterra y no te traje tu preciado té- Genryūsai dijo mordazmente la última parte haciendo que su teniente palideciese abruptamente, ya que nunca creía que su capitán le hiciese algo de tal magnitud.

-Por-por-por qué? – fue lo único que pudo decir el pobre hombre.

-Oh! No lo sé…quizás fue porque la última vez que quisiste preparar un poco de té volaste la mitad del maldito cuartel! – gritó iracundo el Soutaichou, sin prestarle atención a las risitas que Harry hacía por las caras chistosas que habían en la sala.

-Ya le dije que lo siento Comandante…alrededor de cincuenta veces…-

-Geez…olvídalo. Bien, como les decía fui a Inglaterra y en mi estadía allí conocí a una hermosa mujer llamada Rose Evans-

-Mi Obaa-chan? – preguntó un Harry con emociones mezcladas al oír los relatos de sus parientes, pues cada vez que intentaba preguntarle algo su tía Petunia, ella alejaba al pobre diciéndole que no la molestara, o que los fenómenos no merecen saber sobre ciertas cosas. Algo que apenaba mucho al pequeño.

-Sí Harry, tu Obaa-chan, ella era una mujer muy bonita y tenía un espíritu bondadoso. Cuando la vi por primera vez, supe que me había enamorado de verdad en toda mi extensa vida. Al principio era reacio a decirle quien era en verdad, pero luego de que ella me confesó su verdadero origen fuimos felices y tuvimos dos hermosas hijas. Lily, tu madre, que tenía el pelo rojo fuego como su madre y mis ojos, y Petunia con el pelo como el mío y los ojos de tu abuela. Aunque ahora que te veo, solo tengo una hija por mal que me pese- dijo con lástima la oración final, ya que él y Rose la habían educado mejor que eso.

-Por qué dice eso Soutaichou? Acaso le hicieron algo a Harry-kun? – preguntó una dudosa Tōsen.

-Quieres decirles tú Harry? Nadie te está obligando, pero si lo haces nadie te rechazará, te dije que esta será tu nuevo hogar y no miento. Es tu decisión mi nieto- dijo Yamamoto mientras pasaba suavemente su mano sobre la cabeza del pequeño, quien había agachado la miraba y algunas lágrimas empezaban a caer, lo que ocasionó que súbitamente la capitana del Segundo Escuadrón vaya a abrazarlo y algunas otras se acerquen a consolarlo.

-Yo..yo..soy un monstruo según mi tía Petunia…- dijo entre sollozos Harry, lo que ocasionó que todas las personas empiecen a aumentar su presión espiritual por la furia.

-No Harry-kun, no eres un monstruo. Eres un niño hermoso, y todas te queremos- le decía en un susurro Suì-Fēng ya que no soportaba verlo en tal estado, algo dentro de ella quería que lo abrace y le de todo el amor posible.

-Ellos nunca dejaban comer a pesar de que yo tenía que cocinar. Si quemaba algo, tío Vernon me castigaría y me encerraría en mi armario por varios días- seguía confesando el mago, sin darse cuenta que algunas personas ya habían empezado a llorar por las palabras que estaban escuchando.

Genryūsai nunca se había sentido tan decepcionado en su vida. Petunia, su hija, había despreciado a su propio sobrino, por el simple hecho de ser hijo de Lily. Por el simple hecho de que lo más seguro es que Harry es un mago. Él nunca creyó que la envidia y los celos la llevasen a cometer tal atrocidad, algo que ni siquiera su peor enemigo sería capaz de hacer.

Lágrimas corrían por sus ojos cerrados, lágrimas de dolor, pena, rabia…lágrimas de asco de estar relacionado con esa mujer despreciable.

-Yo hacía las tareas de la casa. Cortaba el césped, arreglaba el cerco, limpia los muebles…-

-Suficiente Harry. Por favor, para- dijo su abuelo, finalizando así la confesión del niño, para ir y tomarlo en sus brazos, dejando que llore en su hombre, permitiéndole que suelte todo su dolor mientras que él le acariciaba su espalda de manera tranquilizadora haciendo que finalmente se duerma, mientras que murmuraba pidiendo por sus padres.

-Yamamoto Soutaichou, solicito permiso para ir al mundo de los vivos- dijo en un tono serio, el cual era realmente extraño, Kyoraku.

-Pedido denegado Kyoraku-taichou- le respondió el anciano.

-Per…- intentó protestar solo para ser detenida por un gesto de su superior.

-Denegué el pedido a ti. Pero no significa que esto vaya a quedar sin castigo. Suì-Fēng-taichou, tiene como misión ir al mundo de los vivos y capturar a los miembros adultos de la familia Dursley. Estoy bastante seguro que Kurotsuchi-taichou está deseosa de hacer experimentos con algunos especímenes, no es así? – habló con voz firme, sorprendiendo a todos los presentes, para que inmediatamente sonrían pícaramente al saber que iban a poder vengar al pequeño de pelo cuervo.

-Así se hará mi Comandante General. Si no es mucha molestia, podría preguntarle qué hará con Harry ahora? – fue la cuestión de la representante de la Segunda División.

-Viendo que Harry ha pasado por demasiadas emociones el día de hoy, lo llevaré a dormir a mi recinto. Y en lo que queda de la semana estará conmigo, en donde le enseñaré todo sobre nuestro mundo y lo ayudaré en alguna de sus cosas personales. De ahí en adelante, viendo como ustedes se han encariñado con él, pasará una semana en cada una de los escuadrones. Así que, por favor, traten de no abusar de él y esperen a que tenga al menos diez años más- dijo Yamamoto, viendo como sus subordinadas se ruborizaban y emitían pequeños sonidos de victoria ante las explicaciones del anciano. Aunque al oír la última frase no pudieron evitar que, literalmente, vapor salga de sus oídos debido a las fantasías de estar junto a un Harry adulto haciendo cosas de adultos.

Viendo como el ambiente tenso finalmente había amainado, abuelo y nieto se empezaron a retirar del recinto para ir a dormir. Pero antes de salir por la puerta, Yamamoto volteó su cabeza y en un tono bastante burlón dijo:

-Por cierto, antes de olvidarme de algo importante, Harry no solo es parte shinigami, sino también parte mago-

Y con eso se retiró triunfante, sabiendo que había dejado a todos sus subordinados con la boca abierta ante la última noticia.

Eran altas horas de la noche en el mundo espiritual, y un grupo de personas que se ocultaban bajo capas de color negro se hallaban reunidas en un salón secreto bajo los terrenos de la Tercera División.

-Veo que todos han recibido el mensaje…- el hombre número uno dijo.

-Sí, y todos creemos que es por un asunto en particular- respondió el número dos.

-Así es…Harry Potter- dijeron al unísono el número tres y cuatro.

-Todos llegamos a la conclusión de que lo sucedido hace unas horas atrás nos ha obligado a tomar ciertas medidas- complementó el quinto hombre.

Sacando una caja con artículos, todos se dispusieron a tomar los objetos y decidir qué hacer con ellos. Unas fotos, unas velas, un poco de arcilla, y un poco de comida.

-Creemos que después de ver lo que Harry Potter ha logrado contra las mujeres más frías e insensibles de toda la Soul Society, hemos decidido en convertirlo en nuestro nuevo ídolo. Y es por eso que ahora haremos una estatuilla con su figura basándonos en las fotos, y le daremos a modo de ofrenda la comida y las velas- dijo nuevamente el hombre número uno.

Los demás tan solo pudieron asentir y empezar a trabajar con la arcilla, pero antes quitándose las oscuras capas, revelando así a los tenientes masculinos de las divisiones uno, tres, seis, siete, nueve y los asientos tres y cuatro de la división número once.

Al cabo de una largo y laboriosa hora, la figura del ídolo estaba finalizada y puesta sobre un altar. Y a sus pies todos los hombres adorándolo bajo el cántico de:

-OH GRAN HARRY POTTER! BENDÍCENOS CON TU PODER PARA SER ALGÚN DÍA COMO TÚ! TODOS ADOREMOS AL GRAN HARRY POTTER! –

Continuara

Pequeño omake

Mientras tanto al otro lado del globo, un pequeño elfo en la mansión Malfoy estornudo llamando la atención de todos los habitantes de la casa

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