|CAPÍTULO 14|
Estando a menos de una semana del baile de San Valentín, es importante empezar a planear cosas como el vestido y todo lo relacionado. El que las parejass sean sorpresa nos quita un peso de encima sobre la incertidumbre de si seremos invitadas o no. Lo único que espero es que Ethan no llegue en San Valentín a mi puerta a recoger a Fresita o a mí, sería muy infortunado que la suerte nos juntara de alguna manera, y por la suerte, me refiero a Samantha.
Luego de mi charla con Cristina me siento mucho mejor, sin culpas y sin tantos rencores; además, reflexionando, lo que sea que haya pasado en el pasado, nunca fue culpa de ella realmente, Cris nunca ha hecho nada que pueda perjudicarme de una u otra manera adrede.
Aprovechando que es domingo, que me acaban de pagar en la cafetería y que a Cristina sus padres le enviaron dinero , nos juntamos con Ash para ir a varias tiendas en busca de un vestido. Fresita entró en uno de los vestidores hace unos momentos mientras Ash y yo seguimos ojeando los aparadores buscando algo de nuestro agrado.
—Oye, ¿ya miraste el último chisme en Instagram? —murmura Ash, mirando hacia la puerta del vestidor con cautela, como para evitar que Cris escuche—. Incluye a Fresita.
—No. Papá y yo olvidamos pagar la factura de internet y lo han cortado —admito—. Lo pagamos ayer, pero tarda un par de días la reconexión.
Ash saca su teléfono del bolsillo de pantalón y tras buscar algo rápidamente, me pasa para que lo observe.
Es una publicación con tres fotografías, en la primera está Ethan abrazado a Fresita el jueves cuando entrenamos y ellos se quedaron bajo la lluvia; la segunda es de cuando Brad y yo estábamos cerca a los vestidores y él me abrazó haciéndome cosquillas, yo sonrío en esa foto; y la tercera es una de hace dos días, del viernes, luego de que arreglara todo con Cris, es una de nosotras dos en la cafetería del colegio y ella me tiene abrazada con uno de sus brazos mientras comemos, Ash aparece allí de espaldas y riendo.
El enunciado dice: «Fuentes cercanas nos confirman que la chica nueva y nuestra porrista preferida son familia cercana. ¿Qué pensabas, Ethan? Si hace solo unos días estabas en una cita con Emily. #LosMujeriegosSonUnAsco. La buena noticia es que parece que la chica nueva ha preferido a Emily —como todos nosotros— por encima del capitán del equipo de fútbol. Ay, querido Ethan, ojalá fueran tan buen chico como jugador, pero parece que no aprendes. Por otro lado, Emily parece haber encontrado algo mejor con el hermano de Ethan, Brad además de ser un buen amigo, nunca ha sido un picaflor. ¡Bien por ti, Ems! #Fuerza».
—Oh, por Dios. Ethan debe estar queriendo que se lo trague la tierra —comento—. No le vayas a mostrar a Cristina. Ella puede sentirse mal y es capaz de ir incluso a disculparse con él.
—¿Ves lo importante ahí? —exclama mi amiga—. Brad aparece allí, es decir que su estúpido plan ha funcionado, todos creen que sales con él.
—Oye, ¿y qué onda con él? Ahí dice que no es picaflor, pero ¿quién ha salido con él antes?
—¿En público? Solo tú.
—¿Y sin público? Tú eres su amiga, debes saber...
—No, no lo sé —contesta un poco a la defensiva—. Brad no suele hablar mucho de ello.
—¿Pero por qué...?
—Oh, mira, ya salió. —Ash me evade y camina hacia el vestidor donde Cristina está frente al espejo con un lindo vestido aguamarina puesto. Llego a ellas también y escucho a Ash halagar su aspecto—. Ese te queda lindo, si le pones unos tacones altos, quedas hermosa.
Cris se observa desde todos los ángulos, dando vueltas frente al espejo y mirando con aprobación. Asiente para sí misma.
—Sí, este me gusta, creo que me lo llevo.
—Pero es el primero que te pruebas —objeto.
—¿Y? Suelo ser simple con la ropa, si me gusta una vez, eso es suficiente.
—Wow, entonces sí tenemos algo en común —dice Ash con dramatismo—. Y yo que pensé que éramos completos opuestos.
—Yo sí me pruebo varios —informo.
—Te esperamos entonces —asegura Fresita—. Pruébate todos los que quieras, ¿verdad, Ashley?
Ella no puede evitar una pequeña mueca de cansancio pero asiente.
Tras caminar un poco por dos tiendas, Ash escoge el suyo, uno rojo que ni siquiera se probó, miró que fuera de su talla, de su presupuesto y lo pagó, según ella, el estrés de un baile a veces es porque hay muchas opciones, así que con una sola no tiene problemas. Yo tardo un poco más, me probé seis vestidos distintos y el séptimo fue la vencida, lo que nos desocupa casi a las seis de la tarde.
Paramos en un local pequeño que vende malteadas y batidos y luego de pedir uno cada una, tomamos asiento en una de las mesas cerca a la puerta, con tres bolsas de vestidos y una de zapatos de Cris.
—¿Quién creen que puede ser nuestra pareja? —pregunto yo.
—Yo no iré con pareja —informa Fresita—. Como pude entrar con Sam al comité de organización, iré como tal: como organizadora. Debo estar al pendiente del ponche y de los bocadillos, y antes de eso, de la decoración.
—¿Es decir que no podrás divertirte como todos?
—Durante las primeras horas no. Mientras pasa el momento de llegada de todos, las palabras del director, unas de Samantha y todo eso, debo estar con ella. Ya después cuando empiece el baile como tal, puedo hacerlo. Aunque creo que luego de mi labor, me iré a casa.
—¿Por qué? —dice Ash.
—Bueno, iré sin pareja y ustedes estarán con pareja y ya que no conozco a nadie más, no veo qué más puedo quedarme haciendo.
Ashley niega con la cabeza.
—No, señorita, te quedas con nosotras. Piensa que si nuestra pareja es alguien que no conocemos realmente, al cabo de un rato no tendremos mucho de qué hablar, así que nos reunimos. Además, ese vestido es muy lindo como para usarlo una hora y guardarlo, no.
Algo que he admirado de mi amiga desde que la conocí es su forma bondadosa y querida de ser. A veces luce ruda e inaccesible pero la verdad es que se esfuerza con pequeñas cosas de hacer la vida de los demás más sencilla, fue esa amabilidad y compasión la que nos unió el primer día, cuando nadie parecía querer ayudarme a levantarme del suelo de la cafetería, pero ella sí. Su manera de tratar a los demás es algo tosca y fría a veces pero jamás tiene rencor detrás de lo que hace.
Fresita asiente agradecida y terminamos la bebida para luego ir a casa, Cris conmigo y Ash a la suya.
Pese a que los lunes no son muy de mi agrado, hoy me siento contenta. Puede ser la tranquilidad de que Cris esté bien conmigo o simplemente la emoción propia de la cuenta regresiva para el baile que es este viernes. Fresita sí bota emoción por los ojos cualquier día, y hoy más que nada porque dice que planear la decoración para el evento la pone contenta.
—Samantha dijo que ella nos daría el tema del baile y que luego decoramos de acuerdo a ello —comenta, mientras vamos en el bus camino al colegio—. Dice que es un secreto, así que no podré decirte, pero ¡qué emoción!
—Me alegra que te ponga de buenas.
—¡Es que solo piénsalo, Ems! Cuando todos seamos adultos y si pasa algo genial en el baile, recordaremos todo al pie de la letra. Cuando le cuentes a tus hijos, dirás algo como "recuerdo que el salón estaba decorado hermoso, de color azul", por ejemplo y entonces yo seré la responsable parcial de ese decorado y de hacer el recuerdo algo genial.
—¿Y si no pasa nada genial?
—Recordarás el decorado entonces. Y siempre pasa algo genial o al menos una conversación con tu amiga o algo con un chico, de los bailes siempre queda algún recuerdo.
—Si tú lo dices.
A veces quisiera ver la vida desde los ojos de Fresita, estoy segura que es más colorida y más emocionante. Es como si ella viera el cielo de colores y a las personas con arcoíris. Si consume algo, exigiré que me comparta.
Al llegar a mi casillero y abrirlo, una nota cae al suelo. Antes de que pase nada, lamento que Fresita la hubiera visto, no le he contado porque sé que cuando se entere va a exagerar como...
—¡¿Notas de amor?! ¡Eso es taaaaaan romántico! —chilla, con sus ojos brillantes, luego de que le resumiera mis interacciones unidireccionales con 1 Fan—. Hoy en día los chicos solo quieren etiquetar en fotos en redes sociales, pero no hacen notas. ¡Emily, debe ser el amor de tu vida!
—Baja la voz —suplico, al ver que un par de ojos se alertaron por los alaridos de Fresita—. No es tan romántico realmente.
—¡¿Cómo piensas eso?! —sisea con emoción contenida—. Son notas, Ems, declaraciones de amor. —Suspira, puliendo una sonrisa—. Las cartas eran la muestra más grande de cariño hace siglos, cuando no era posible comunicarse de otra manera. Las notas escritas a mano no solo son palabras, Ems, son sentimientos y tiempo que el remitente ha regalado pensando en ti mientras escribía.
—Pero no sé quién es —objeto—. Y si alguien no me dice quién es, solo puedo sospechar, ¿entiendes? Es muy extraño y... —Sonrío—, bueno, sí me gustan. Son especiales, pero de verdad quisiera conocer al chico.
—Léela.
Ruedo los ojos ante su super emoción y la desdoblo. Es un papel amarillo con tinta café.
Si bien no puedo decirte que me siento extremadamente feliz de que salgas con Brad, sí he de admitir que es mil veces mejor que estés con él a con Ethan. Empezaba a cuestionar tus malos gustos, pero Brad es una buena persona y acá entre nos, es un buen amigo. Sé lo que piensas, pero no, él no sabe que te escribo, si lo supiera, ni siquiera te habría invitado a salir. Por mi parte, el admirarte es un secreto mío y de mis notas.
Ya tengo mi invitada para el baile... las estrellas no nos brillaron, Emily, no me saliste tú. Pero que conste que iré solo para ver cómo luces porque eso vale más la pena que el baile en sí.
1 Fan
—Entonces, en resumen, aún le gusto pero sabe que salgo con Brad —exclamo ante la curiosidad de Cristina.
—No había deseado preguntarte —dice—, pero ya que sacas el tema, no sabía que salías con Brad hasta el jueves que te vi con él.
—Sí, bueno... ¿te puedo contar un secreto?
—Puedes confiarme la vida, Ems —responde sincera.
Lo curioso de Cristina —entre otras cosas— es que sé que no me miente al decir eso. Tomo aire y me acerco un poco, para hablar muy bajito pues sé que las paredes tienen oídos.
—Brad es un excelente amigo, pero no salimos. Ethan es su medio hermano y le gusta molestarlo y como él tuvo el descaro de pedirme que no te contara a ti sobre que yo salía con él, Brad se molestó y dijo que fingiera que salía con él para que Ethan no pensara que me había hecho sufrir.
—Eso es tan lindo de su parte —dice con una sonrisa—. Siempre he pensado que las personas antes de aspirar a encontrar al amor de su vida, deben aspirar a crear amistades sinceras, esas duran más y valen el doble.
—Sí, él es excelente.
Hablando del rey de Roma, Brad se asoma por el pasillo. Cuando me ve, me sonríe y Cristina me mira a mí con una ternura propia de lo que le acabo de contar. Fresita ve a Samantha del otro lado y se dispone a irse, luego de despedirse rápidamente.
Cuando Brad llega a mí, me abraza.
—Hola, Rarita —me susurra.
Deja dulcemente un beso en mi frente, alimentando así a los chismosos que nos están observando. Brad es un muy buen actor.
—¿Viste el Instagram?
—Sí. —Su sonrisa se amplía tanto como sus mejillas le permiten—. Esto salió de maravilla. El viernes Ethan no quiso hablarme en absoluto, ni el sábado, pero ayer me preguntó por nosotros.
—¿En serio?
—Sí. Me dijo que por qué de repente parecía que yo salía contigo.
—¿Y qué le dijiste?
—Que no parecía, que de hecho salía contigo. —Suelta una risa entre dientes—. Luego me preguntó que por qué el interés repentino y ya que no podía decir que por tu encanto, tu torpeza o tu forma delicada de ser, porque no tienes nada de eso, inventé que tú me robaste un beso y me gustó.
—Wow, muchas gracias por el halago.
—¿Qué? Dije que besas bien, eso es un halago.
Blanqueo los ojos mientras saco mi libro del casillero ante la mirada de Brad.
—Entonces, ¿qué debo decir si me preguntan?
—Que me robaste un beso porque yo te parecía el tipo más sexy que has conocido. —Entrecierro mis ojos, ladeando la cara. Brad ríe—. Bien, no por eso. Por lo que quieras entonces, cariño, el caso es que salimos juntos.
—Gracias, Brad.
—Y... moví mis influencias y adivina quién te va a llevar al baile —presume, meneando sus cejas arriba y abajo, sin quitar esa sonrisa pícara de medio lado—. Y no solo a ti, Samantha me contó que Fresita irá como parte del comité organizador pero me parece triste así que también la llevaré a ella. Si no le molesta.
—Claro que no. Es muy amable de tu parte.
—Fresita no es de mis personas favoritas en el mundo, pero hay que admitir que es buena persona. Si fuera alguien como Brenda, por ejemplo, no haría estas cosas a voluntad, así que mi amabilidad es condicional.
Cada vez que dicen algo así, sea Ash o Brad... o cualquiera, me pregunto qué es lo que ha pasado con Brenda. Ella parece estar metida en todos los chismes y problemas y rencores con todos pero la verdad yo la veo inofensiva. Bien, sí, estuvo de maldita conmigo mientras entré al equipo, pero no me ha hecho nada más y ya no me trata con irrespeto en las prácticas y aunque sé que esa era mi condición para estar ahí, sí veo que ella no es lo que se dice malvada con todos. Es fastidiosa y quisquillosa, pero ¿mala? no. Y aún así, y aunque es sabido que Brad tiene una amistad de lejos con ella, él no estaría dispuesto a ayudarle como lo hace conmigo. ¿Por qué será?
—Creí que ella era tu amiga —digo, siguiendo el hilo de mis pensamientos.
Brad sonríe, encogiéndose de hombros.
—Lo es... hay diferentes tipos de amigos, Emily. Unos te inspiran el ayudar e intentar hacerles la vida más fácil, otros no. Brenda es gentil dentro de lo que cabe conmigo, y ella sabe que si necesita algo puede contar conmigo, pero una cosas es tener el apoyo válido y otra es ofrecerlo. Si ella me pidiera que fingiera salir con ella, no me negaría, porque la aprecio, pero no es algo que yo vaya a ofrecerle de un momento a otro.
—Como conmigo.
—Como contigo —confirma.
—¿Qué hay de diferencia?
—Tú y ella tienen en común que hacen las cosas de manera extraña y meten la pata con frecuencia. La diferencia es que tú, y con todo respeto, lo haces por ingenua y por torpe, ella lo hace a veces para perjudicar a los demás porque le gusta que los demás le teman. ¿Entiendes?
Elevo los hombros, sin entender del todo pero sin muchos deseos de ahondar más en el tema. No es realmente algo trascendental a lo que a mí respecta.
En la hora del receso nos reunimos con mi actual pareja fingida y con Ash para comer algo. Adrede y sabiendo que los ojos de los estudiantes son como reproductores de sonido que todo van y lo chismean, Brad fue a recogerme a la salida de la clase y llegó conmigo de la mano. Ash ha estado en mi otro costado todo el rato y al llegar a la mesa, mira por encima de su hombro, buscando —o evitando— a alguien con la mirada.
—Oye, ¿dónde está Fresita?
—Debería estar acá —apostillo—, aunque esta mañana me dijo que estaban en los planes del decorado de San Valentín, así que puede estar con Sam.
—Me contaron —empieza Ash en un susurro— que la vieron hablando con Ethan en Física, clase que comparten.
—¿Sabes qué le dijo?
—No, pero hoy Samantha puso en el tablero de los anuncios un papel para que cualquiera se ofreciera a ayudar con la decoración porque en el comité son muy pocos y adivina el nombre de quién estaba allí.
De lo poco —muy poco— que conozco de Ethan, puedo deducir que él no es precisamente de los entusiastas con los eventos escolares que requieran su esfuerzo altruista —exceptuando claro los partidos—, así que su colaboración solo debe ser por Fresita. Sé que no puedo controlar las acciones de él y menos las de ella, pero sí me molesta que él haga eso. No es un secreto ni para mí ni para mis amigos que mi gusto por Ethan no se cayó al piso luego de que él hiciera lo que hizo y es fácil suponer que el de Fresita tampoco y sí, sé con mi mente racional que no es culpa de ella si él sigue o no interesado, pero... ¿por qué no soy yo? Me da malestar pensar en eso.
—Quizás Fresita solo le estaba pidiendo que se ofreciera de voluntario cuando los vieron hablando —aventuro.
—Una cosa es que se lo pidan —dice Brad— y otra que acepte. Él odia todo lo que tenga que ver con ayudar. No... Si accedió, definitivamente no es por buen corazón y espíritu escolar.
No puedo evitar bajar la mirada, sintiendo una punzada por allá bien adentro y no es precisamente hambre. Ashley le reprocha a Brad con la mirada y este, en respuesta me atrae hacia sí con un abrazo. Cabizbaja, apoyo la sien en su hombro.
—La pregunta es, ¿qué tan fácil se deja convencer Fresita... de lo que sea? —Ashley pone una fritura de las que compró en su boca y nos ofrece a nosotros—. Y la otra pregunta, ¿hacemos algo?
—¿Qué podemos hacer? —pregunto entre dientes.
—No sé, hablar con Fresita, o entrar también a ayudar en el decorado y estar con ella, lanzarle a Ethan un huevo desde el segundo piso, rasurarle una ceja...
La forma seria de Ash de nombrar las posibilidades nos hace reír y por mi parte, me saca la tristeza un poco.
—Yo tengo puntería, por si se deciden por lo del huevo —propone Brad.
Ambos me observan, esperando mi respuesta. Creo honestamente que con lo que sucedió con Ethan, Cristina ya debería saber que él no le conviene y actuar como tal y si en dado caso, no es así, bueno... lo que le dije de que si ella deseaba aún así tener algo con él estaba bien por mí, era en serio y ni ella ni él son bebés como para andar manipulándoles las acciones o reacciones.
—No vamos a hacer nada. Nosotros ya cumplimos con descubrir a Ethan ante ella, de ahí para adelante, depende de Cristina. No le saquen el tema tampoco, la conozco, sé que si algo ha de pasar para bien o para mal, nos contará. Al menos a mí.
—Entonces quita esa cara de cólico —reclama Brad, en tono socarrón—. Ahora sales conmigo y se supone que eres feliz, no me hagas quedar mal.
—Qué romántico —ironizo—. Creo que me estoy enamorando de ti.
Las razones por las que no quiero que Fresita salgo con Ethan, se dividen casi en partes iguales entre protección hacia ella y egoísmo puro y sincero, pero la realidad es que sea lo que sea que piense, no puedo controlar lo que sucede y en el peor de los casos, no me quedará de otra que ver a una nueva parejita popular mientras yo mantengo la mía en la más absurda de las mentiras.
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