Ser todo y a la vez nada tiene sus numerosas ventajas. Pero si me lo preguntas de una forma tan repentina, es obvio que pase de largo tantas cosas benéficas y solo me enfoque en lo tortuoso que es el no tener un cuerpo de carne y hueso para sentir lo poco que queda de mi santísima madre tierra. Fuera de ese pequeño capricho que hace milenios espero volver a cumplir, soy de los pocos seres afortunados de tener a los mundos que convergen sobre mi hogar natal, como canales televisivos a mi merced.

¿Qué soy? Si supieras, pequeño gorrión. Diversas etnias me tachan de formas distintas. Algunas culturas de la tierra me describen como una deidad inalcanzable. Los residentes del Inframundo me acusan de ser un parásito. Los míos me catalogan como la cosa que nunca debió dar su primer aliento. Y los tuyos... Jóven dios, veamos... Lo dejaremos como la encargada de enseñarte lo que es la vida. No obstante, espero y la mierda que te mostraré es la verdadera cadena para darle cuerda a lo que puede ser el por qué de una cosa ajena. En pocas palabras: darte las herramientas para no dejarte hundir en un decadente ideal de acabar con aquellos seres inferiores que no son diferentes a tus superiores, quienes gozan de una divinidad marginada por lo egocéntrico.

¿Cómo me llamo? Buena pregunta, aunque no es la más acertada para saber algo de mí. Mo ideal sería: ¿Alguna vez tuve nombre?
Si.. Padre me puso uno, antes de ser participe en los inicios de la creación, mas no recuerdo cuál era.

En fin. Prepárate, ya que te mostraré aquellos comerciales que serán los ideales, así que, prepara tus golosinas, nene. Daremos un paseo por cierto país que en su debido momento tendrás que formar parte, tú, quien ostenta de la dicha para coincidir conmigo como el residente que me tenga de huésped en ésta época.