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Capitulo - 1 -

!!!! ya estoy por aquí ¡¡¡¡ Después de terminar recientemente Ídem ... me embarco de nuevo en esta aventura, aquí os dejo el 1º capitulo para abriros boca. Próximamente los demás .... jijijij 

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Me di un golpe en la cabeza por no haber desconectado el telefonillo, creía haber dicho a todas mis amigas por un nada simpático mensaje, que no estaba para nadie, incluso había recalcado el Nadie, con mayúscula y distintos signos de exclamación. 

A mi edad me cabreaba que todo lo solucionaran con salir de fiesta, estaba claro que lo hacían por animarme, pero aquello más que consolarme o animarme me cabreaba sobre manera, no quería salir, emborracharme y liarme con cualquier tunante que busca el morreo fácil con la borracha de la noche. Eso me valía con veinte años cuando lo dejaba con el típico inmaduro que piensa con el pene, ahora con veintiséis años y a pocas semanas de cumplir veintisiete necesitaba algo más. Quizá una tarde tranquila, un café y llorar desconsoladamente culpándome a mí misma de todo, vamos... todas esas cosas que no les he permitido hacer a mis amigas cuando ellas estaban en mi posición. Genial...

Todas me habían hecho caso, conociendo mi carácter habían preferido darme por perdida, todas menos Cristina... me sacaba de quicio casi todo el rato que pasábamos juntas, sin embargo era la única con la que prefería estar casi siempre, lo de "casi" viene porque nos peleamos demasiado...

Llevaba tocando al telefonillo como veinte minutos hasta que me había decidido a abrir, ni siquiera me había molestado en peinarme o quitarme el cochambroso pijama horrendo de entre tiempo que llevaba, desde hacía tres días había sido mi única compañía, si... era algo asqueroso.

-      ¿Cuánto tiempo crees que sería capaz de estar allí abajo esperando a que me abrieras?  - dijo cristina mientras entraba a mi casa como una exhalación, olí su perfume cuando pasó por mi lado y entendí que necesitaba una ducha.

-      Probablemente todo el día, - dije de mala gana – por eso mismo te he abierto, ¿Qué haces aquí?

-      Comprobar que sigues viva... y por el olor... creo que lo estoy empezando a dudar.

Me eche a reír sin ganas, me senté en el sofá mientras que cristina se recogió su pelo moreno, y empezó a recoger algunas cosas que habían por la cocina, era graciosa desde un punto de vista cómico.

Bajita, morena y con los ojos grandes estaba cual duende revoloteando de mala gana por mi cocina...verla enfadada resultaba cómico, y no te quiero decir nada cuando sacaba esa parte irónica que complementaba su particular carácter, quizá si fuera como ella... todo me sudara el papo*.

Antes de lo esperado ya había recogido la cocina y estaba empezando por ordenar el salón, yo seguía enfurruñada en el sofá sin perder detalle de mi amiga.

-      ¿piensas quedarte sentada todo el día? Mañana empiezas a trabajar y tienes la casa echa una puta pocilga.

-      Cállate, toda la culpa la tienes tú.

Dejó caer las cosas que tenía en las manos y se cruzó de brazos, sino fuera porque estaba de mal humor me hubiera reído.

-      ¿Qué la culpa es mía?

-      Si

-      ¿Por qué?

-      Por gafarme la relación, todo iba bien hasta que me dijiste que había algo en el que no te gustaba, ¡¡¡ siempre me gafas ¡!!

Se echo a reír y estuve a punto de darle un puñetazo.

-      Yo no tengo la culpa de que escojas a los tíos que tienen "TARADO" en la frente con luces de neón. Yo no te gafo nada, simplemente acierto todas las veces que te lo digo... eso no es gafar, es ser intuitiva

-      Pues no me hagas decirte donde puedes meterte tu intuición ... - dije poniéndome en pie y caminando hacia mi habitación

-      Mientras lo vas pensando ves duchándote, mientras iré terminando de recoger todo el desastre que tienes aquí, ¿has oído hablar de el síndrome de Diógenes?

Sonreí sin poderlo evitar, no podía decirle nada ... tenia la casa echa un autentico desastre, pero es que estaba tan triste que no tenía ganas de recoger nada, y como es lógico poco a poco todo iba acumulándose, normalmente suelo ser una maniática del orden, menos cuando estoy deprimida. Entonces es cuando mi yo interior se ve reflejado en el caos que se muestra en mi alrededor.

A decir verdad no estaba enfadada con Cristina, de hecho le daba las gracias, inconscientemente "claro". En el momento que me dijo que había algo en Nico que no le gustaba, me puse ojo a avizor, y como siempre pasaba... tenía razón. No voy a negar que en el momento en el que me dijo que lo nuestro debía acabar me derrumbé, pero a su misma vez algo me mantuvo medianamente serena, y eso era esa parte de mi, que suelo silenciar cuando está de acuerdo con Cristina.

Cuando salí de la ducha me sentí realmente bien, al menos me sentía persona y no animal de granja... que no es ninguna tontería. Mi cara seguía siendo algo difícil, mis ojos oscuros parecían más oscuros a causa de las ojeras, pero que mi piel tuviese ese tonito algo moreno (herencia de mi padre) ayudaba bastante a que no pareciera una aparición.

Cuando volví de nuevo al salón Cristina estaba ordenado el armario de mi cocina, yo solía guardarlo todo donde me pillase, sin demasiado detenimiento. Sin embargo ella era una maniática enfermiza, y siempre que venía a mi casa se dedicaba a sacarlo todo y ordenarlo todo según alimentos y necesidades básicas, después siempre me tiraba varias horas para encontrar todos los ingredientes para hacer cualquier cosa.

-      Voy a bajar a tomarme un café, ¿te vienes? – se dio la vuelta y me miró con las cejas fruncidas

-      ¿con el desastre que tienes aquí?

-      Cristina... ¿Qué más te da como tenga el mueble de mi cocina?, si ya ni siquiera vives conmigo...

-      ¡!!Y gracias a dios¡¡¡ porque acabaría dándome un infarto a causa de tu desorden

Salí de mi casa sonriendo aun sin ganas, Cristina seguía sintiéndose culpable por haber dejado de vivir conmigo, para dar un paso más en su relación con Marcelo, seguía sintiéndose responsable de mi, y lo curioso es que yo era mayor que ella. Cuando nos conocimos con doce años no imaginábamos que terminaríamos viviendo juntas dos años enteros, ¡ Y sin matarnos! Pero sorprendentemente lo llevamos bien, y no fue hasta que conoció al flamante Marcelo que decidió arriesgarse y vivir el amor en toda su plenitud, no la culpaba, había conocido a la horma de su zapato, ¿y qué hacer cuando eso pasa?... pues exprimir cada momento al máximo.

Mi atuendo aquella mañana era algo desastroso, pero no pensaba irme muy lejos, pensaba tomarme un café justo debajo de mi casa, lo último que me apetecía era pasearme,  me había puesto unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta gris harta de vivir, aun tenía el pelo húmedo, pero recogérmelo me suponía trabajo extra, trabajo extra que estaba demasiado vaga para realizar, pero bueno, a mediados del mes de Junio se agradecía llevar el pelo mojado.

Me senté en la mesa que solía compartir con Nico cuando ocasionalmente tomábamos café antes de ir a trabajar, podría haber cambiado de mesa, pero era un animal de costumbres, además mirar a la gente pasar me distraía bastante.

Había decido aprovechar mis horas muertas en aquella cafetería echando un ojo a la lista de mi nuevo grupo de terapia, a decir verdad MIS nuevos grupos de terapia, cada día tenia uno distinto y me acompañarían durante 11 reuniones semanales, al final siempre acababa centrándome en cada uno de los grupos, aunque las primeras reuniones solían ser caóticas, llevar cinco grupos a la vez a veces es un tanto confuso, por suerte todos empezaban a la misma vez, por ello daba gracias.

Como había previsto casi la mayoría eran mujeres recién separadas, algún que otro hombre de mediana edad, y para mi sorpresa un número importante de chicos y chicas de mi edad, aquello me hizo que pensar... ¿nuestra generación estaba en decadencia?. ¿Sabrían aceptar consejos de una terapeuta de su misma edad?... bueno, fuera como fuere tendría que comprobarlo.

Entré a trabajar para la organización Esperanza hacía dos años, había sido toda una suerte, ya que acababa de terminar mis estudios y encontrarme de frente con aquella oportunidad me hizo creerme la reina de shaba, los inicios fueron algo duros, muchas veces tenía que escuchar testimonios de vivencias que desconocía, incluso me venían algo grande, así que tenía que tirar de las pequeñas chuletas que nos daban para saber abordar ciertos temas algo comprometidos, gracias a dios aprendí deprisa y a día de hoy era una de las terapeutas que mas grupos tenia, mi forma de llevar las tardes de terapia era clara, debían hablar y desahogarse.

Sonreí al reconocer la foto de carnet de un chico que figuraba en una de las  listas... era la tercera vez que acudía a terapia, yo le hubiera dicho que era un caso perdido, pero Elena la directora de todo el cotarro y mi jefa me lo prohibió de todas todas... las plazas eran limitadas y que este chico estuviera por tercera vez era algo que sencillamente me molestaba. Aunque con el humor que tenia aquel día, cualquier cosa me hubiera molestado, incluso la irrupción de el actor de la serie Arrow en aquella cafetería, buscándome desesperadamente arco en mano... bueno quizá eso no, pero todo lo demás si, incluida la camarera que se había olvidado de mi café con leche, levanté la cabeza y me encontré con unos ojos azules que me miraban divertidos.

Estaba apoyado en la barra de aquella cafetería y no dejaba de mirarme, quizá esperando un saludo... lo miré fijamente, tenía buena memoria y sabia que no lo había visto nunca, miré a ambos lados, incluso detrás de mí, pero aquellos ojos permanecían fijos en mi.

Agaché la cabeza nerviosa a mis papeles deseando que dejara de mirarme, no podía evitar volverme torpe y tímida cuando me sentía observada, resoplé varias veces, pero ni aun así dejé de sentir aquella presión que se siente cuando alguien te observa, levanté la vista otra vez y seguía allí sin moverse, aunque esta vez me sonrió.

Tragué saliva, estaba claro que no lo conocía, si alguna vez en mi corta vida me hubiera topado con un hombre así, creerme que lo recordaría...  era distinto al prototipo de chico en el que solía fijarme, y completamente opuesto al tipo de tío con el que acababa encamada... muy a mi pesar.

Tenía el pelo rubio ondulado y revuelto, al mirarle visualicé una tabla de surf, así que imagino que el look surfero fue lo que llamó mi atención, tenía unos ojos vivaces azules que incluso podía distinguir desde la distancia que nos separaba, que no era mucha, dos hoyuelos me daban a entender que me estaba sonriendo con ganas, volví a sentir vergüenza y miré hacia otro lado, fue ahí cuando quise morirme.

El reflejo que me devolvió el cristal casi me provoca un ataque epiléptico, se me había secado un poco el pelo y estaba empezando a parecer Mufasa, por no hablar de la ropa de pordiosera que llevaba, apreté mis labios y me acordé de todo el monte Olimpo, pero fingiendo que no me importaba parecer una politoxicómana, levanté el mentón y haciendo gala de toda mi elegancia (en aquel momento inexistente) me recogí el pelo y me lo dejé algo así como... un nido de pájaros. Resentida y resignada como lo estaba, solo podía hacer una cosa, y era centrarme en los papeles e ignorar a ese chulazo de sonrisa resplandeciente y rostro dulce como la miel.

Casi lo consigo... digo casi porque intuí que se iba acercando mas y mas a mí. Cuando levanté la vista, él se había sentado en la silla que había frente a mí, casi me ahogo con mi propio aire, me quedé sin saber que decir, mientras él me miraba sonriendo como si fuese lo más divertido de aquel lugar, luego recordé mi pelo y mis pintas y lo entendí todo.

-      Deja de preocuparte tanto por tu aspecto – dijo con una voz tan sensual que la sentí en mi entrepierna – estas perfecta así, natural...

Abrí los ojos de golpe y no pude evitar una mueca, aquello debía de ser una broma, y si no lo era, el politoxicómano era él.

-      ¿perdona? – susurré - ¿te conozco?

Negó con la cabeza y no pude evitar mirar su cuello

-      Te he visto alguna vez por aquí, aunque llevaba días que no te veía... se que las rupturas son difíciles pero créeme, ese tío no era para ti.

No pude evitar toser, el aire se me había quedado en la garganta y no salía ni entraba, después de toser varias veces, perdiendo el poco glamur que había conseguido, lo miré perpleja.

-      ¿ruptura? ¿Cómo....?

-      Lo vi contigo aquí una tarde...- se echo a reír por algo que solo el sabia, y yo aluciné aun mas con su actitud – debo decir que acerté en mi predicción.

En aquel momento yo me había quedado petrificada, aquello era surrealista. Un chico al que no conocía de nada, guapo a rabiar y visiblemente pirado se había sentado en mi mesa, me había hablado como si me conociera y a mí me faltaba el canto de un duro para caerme de la silla.

-      No quiero ser brusca, no te conozco de nada, y sinceramente no estoy de humor para tonterías, no sé si esto es una broma de Izan, o si mi mala suerte es tan bestial que ha hecho que el único loco que hay aquí se acerque y me hable, pero sea como sea, no es el momento ni el día.

En contra de todo pronóstico hizo una mueca graciosa y tuve que hacer verdaderos esfuerzos por no echarme a reír, aquel chico tenía algo en la cara que te invitaba a sonreír, no de una manera burlona sino de una manera coqueta, aunque a decir verdad aunque por dentro estuviera riéndome, por fuera mantenía mi misma expresión de pasa y disgusto.

-      No estoy loco, ni mucho menos de broma, no tengo el placer de conocer a ese tal Izan, pero sé que lo tienes en gran estima... probablemente no se hubiera sacado la carrera sin ti.

Me llevé las manos a la frente y resoplé.

-      ¿quieres parar de hacer esto? ¿Quién eres?, ¿de qué me conoces y porque sabes cosas de mi?

-      Oh – se lamentó y me sonrió a modo de disculpa – perdona, a veces me pasa, lo siento... me llamo Quim.

-      Quim ...

-      Si Quim...- fruncí el ceño – es el diminutivo de Joaquín, es de origen Catalán.

Asentí mientras miraba atentamente los hoyuelos de su sonrisa

-      Bueno pues, encantada Quim, yo soy Paula, sin diminutivos, Paula a secas.

Se echo a reír por mi gracia, aunque por mi tono había sonado borde, pretendía ser graciosa

-      Muy bien Paula a secas, perdona que te haya avasallado así... hay veces que no se bien como acercarme a las personas – lo miré con detenimiento, ¿Por qué alguien iba a querer acercarse a mí? Si iba echa un despojo...- llevo unas semanas coincidiendo contigo aquí, tu no me habías visto porque siempre andas con  cosas en la cabeza, además acercarte para decir las cosas que digo yo, no suele ser fácil...

-      ¿eres cobrador del frac?

Me sonrió y disimulé un suspiro como pude

-      No, soy vidente.

Abrí los ojos de golpe y me eche atrás en la silla, quise permanecer serena pero toda aquella situación me parecía tan surrealista que no pude evitar echarme a reír a carcajadas. El sonreía de verme reírme de aquella manera, pero no tenía pinta de haber dicho nada que no creyera.

-      ¿vidente? – susurré mientras me secaba las lágrimas

-      O adivino, como quieras llamarlo... - sentenció para mi sorpresa.

Le miré perpleja

-      Mira oye, de verdad me has hecho reír, y por ello te doy las gracias, pero en serio esto no es necesario

-      Te repito que no voy de broma

Apoyé los codos en la mesa y me sujeté la cabeza que en aquel momento me pesaba toneladas, le miré directamente a los ojos, era una autentica pena que aquel chico tan guapo estuviera loco.

-      Muy bien... así que tu eres vidente ¿verdad? – asintió – y es algo que te cuesta decir así de primeras ¿no? – asintió de nuevo – mmm ya... entonces me has hablado porque hay algo que me tienes que decir, ¿tienes algún mensaje de los espíritus para darme?

Sonrió con dulzura y se apoyó en el respaldo de la silla

-      De momento no hay ningún mensaje, aunque soy vidente no médium

-      Y la diferencia es...

-      Los médiums ven espíritus, yo solo hago predicciones y presiento cosas sin quererlo, como ha sido tu caso, aunque aquí he de decir, que me he acercado a hablarte porque quería hacerlo

-      Gracias por la parte que me toca...-dije mirándolo como si estuviera viendo un payaso saltando a la comba – y Bueno Quim , que quieres decirme, ¿qué visión has tenido de mi futuro?

Me miró con el semblante serio, y yo no pude evitar sonreír, era más que obvio mi tono de ironía... ¿vidente?, ¿enserio?...

-      ¿no me crees verdad? – dijo mirándome detenidamente cosa que me puso nerviosa

-      Hombre... la verdad es que no.

-      ¿me dejas intentarlo? ...- me encogí de hombros evitando echarme a reír- de acuerdo... eres terapeuta, te gusta tu trabajo aunque muchas veces te aterroriza poder parecerte a tus pacientes, te llevas bien con tus padres, en especial con tu hermana, la que por cierto acaba de conseguir publicar un libro, - mi sonrisa fue desapareciendo – habías puesto muchas esperanzas en tu ultima relación y que se fuera sin darte explicaciones te ha dejado una sensación de vacío enorme, no es porque realmente estuvieras perdidamente enamorada, pero... si estabas ilusionada, crees que la culpa tuya, que tu eres la responsable de que te pasen estas cosas, porque en tu foro interior sabes que eliges mal a los hombres...

Escucharle decir aquello me había borrado la sonrisa burlona de la cara, por ahora estaba dando en el clavo de todo, pero mi mente racional no podía admitir eso... ¿videncia?, ¿estamos locos?

-      Ya...- susurré- no está mal, pero acabas de describir al 75% de las mujeres de mi edad... como verás, no es algo muy sorprendente

-      He dejado lo bueno para el final... - se me heló la sangre de golpe – por mucho que quieras, no podrás dejar de pensar en mi, cosa que sinceramente me agrada, mañana te levantaras enérgica, iras al trabajo y te irá  bien, hasta que te topes con alguien de tu pasado que te ara replantearte muchas cosas... pero no quiero decirte mucho mas, no quiero que pierdas el efecto sorpresa, además varias casualidades harán que te acuerdes de mi en un momento oportuno, entonces te darás cuenta de que no estoy loco, y por alguna razón que no sabes te darás cuenta de que he acertado, así que serás tu misma la que venga a buscarme... - le miré asombrada,- hasta mañana Paula a secas...

 Se puso de pie y después de otra enorme sonrisa se dio la vuelta y desapareció por la puerta de la cafetería, dejándome helada y nerviosa. 

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Hasta aquí el primer capitulo, como he puesto antes.... Los próximos en breve, espero de corazón que el inicio os guste, ya os aviso que será una historia un tanto diferente, así que ya tengo un nuevo reto jijij

Si queréis poneros en contacto conmigo os espero en la pagina "Si tan solo fuera sexo" en facebook o en twitter @miiiojeda

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