
*Treinta y siete*
No puedo hacerlo, aunque quiera...
—Hubiera preferido no saberlo, y suena cruel, pero lo digo en serio que no.... porque ahora no sé cómo lidiar con eso.
—Pero no tienes que hacerlo, Allie. Ni yo mismo lo hago, solo lo soporto como puedo. Al mal tiempo buena cara, dicen —expresa, y quisiera molestarme con él, pero no puedo.
De algún modo me hacen admirarle. Me retiro un poco de él, me mira y aprieta sus labios con una sonrisa e indicándome que empecemos a caminar. Miro hacia el sendero que tiene un poco de sombra por los árboles altos y frondosos que rodean el camino. Empiezo a caminar y él se coloca a mi lado.
—Quisiera ser tan optimista como tú, pero no puedo. Lo siento —digo metiendo mis manos en los bolsillos mientras doy pasos con él bajo la sombra.
La sensación de que esto sea un pasaje para recordar duele en mi pecho, suspiro hondo para alejar cualquier pensamiento fatal y frustrante, aunque sea difícil la tarea.
—No lo hagas, a veces la gente que se muestra optimista frente a un moribundo lo hacen sentir peor. A veces es mejor ser realista, aunque parezca cruel.
—Eres cruel —expreso agobiada.
Él se sonríe, como si siempre le encontrar un poco de diversión a la vida, algo por lo cual luchar.
—Eso dice mamá. Pero al menos soy consciente de lo que padezco. Odiaría a mi madre si me lo hubiera escondido. No hay cosa peor que morir en la ignorancia.
—Yo nunca habría adivinado que estabas enfermo.
—La gente suele sentir lastima cuando se entera de esas cosas.
—¡No todas! —me defiendo—, no te tengo lástima por eso, es solo que es increíble de creer.
—Debe ser porque a pesar de todo me veo de una pieza, pero deberías fijarte un poco más; sin embargo, me sube el ego que aun pueda verme atractivo.
Se gira hacia mi sonriendo pícaro, yo solo niego incapaz de creer que Luke pueda llevar las cosas con tan buen humor.
—¡Dios! Eres imposible —resoplo manoteándole el hombro, sigo caminando, y entonces me doy cuenta que estamos avanzando más allá de la primera vez, cuando me negué a ir con él—, ¿puedo saber que tienes? —me atrevo a preguntar él me mira de reojo.
—Leucemia mieloide —responde y se siente como si hubiera dicho algo muy horrible—, aún está en fase crónica. Y aunque los últimos exámenes mostraron un pronóstico alentador; mi vida depende de la efectividad de un trasplante de médula ósea. Ya probamos con mi madre, pero no resultó compatible —añade explicándome y ahora le entiendo mejor. No en todo, pero si en lo relacionado con su padre.
—¿Es por eso que necesitas encontrar a tu padre?
—Así es, pero la lista de mi madre es un poco grande —dice y se ríe jocoso, me sorprende que pueda tener un humor así—, fue muy gracioso cuando estuvimos en la cita con el doctor y ella tuvo que admitir que no tenía idea de por dónde empezar a buscar. Pero no la juzgo, Allie, mi enfermedad le ha enseñado a valorarse un poco más. Ella siempre solía ir de un hombre a otro, pero no iba en busca de amor, solo buscaba la aceptación que no le dio el abuelo —agrega exponiendo la situación de su madre y no sé qué decir.
Mi madre se escandalizaría si escuchara algo así, incluso me pediría que me alejara de él. siempre existe ese estigma social que dice que lo malo se pega. Y es algo triste. No todos tenemos la dicha de nacer en modelos de familias perfectas; no obstante, no existe ese patrón perfecto, solo... familias. La mía es ejemplo de ello. Y no será perfecta ara los demás, pero lo es para mí, porque soy feliz con ellos.
Y estoy plenamente segura que Luke es feliz con su madre, sin importarle que haya hecho en el pasado, aunque el quizás, sufra las consecuencias.
—¿Y qué hay del hombre de Glascow? —pregunto sobre nuestra búsqueda allí.
—Aún no contacta a mi madre. De todos modos, si no es, tendré que seguir buscando.
—Creí que estabas seguro que si era.
—Eso decían mis pistas, pero parece que no era.
—¿Y a donde seguirás buscando?
—Texas —responde y mis ojos se abren.
—¿Qué parte?
—No lo sé, mamá se niega a decirme, porque saldré volando para allá.
—¿Quieres vivir, Luke? —la pregunta sale de mi boca sin poder refrenarla.
Él se detiene en seco y me mira fijamente.
—Tanto como quiero besarte —responde y yo solo quiero sonreír.
—¡Idiota!
—Ya me lo has dicho, y no me va nada mal el mote —repone y eso me hace sonreír de verdad, desde que todo se volviera un caos en mi cabeza.
Mi risa y su risa paran, él da un paso más cerca de mí y yo solo muerdo mi labio ante lo que eso significa. También quiero besarlo, aunque eso parezca doler, y mucho.
—¡Luke! —ambos nos giramos hacia la persona que lo llama. Scarlet. Viene caminando apurada y agitada—, ya sabía que te iba a encontrar por aquí —le dice cuando ha llegado hasta nosotros y se interpone en la mitad.
—Sí, aquí estoy, ¿Qué quieres Scarlet? —le dice, sin mostrar ninguna emoción por su repentina aparición.
Yo solo pienso que apareció para evitar lo que sería para como un recuerdo de un posible y doloroso último beso. No quiero eso, y casi que agradezco que apareciera allí.
—¡Que quiero! —resopla indignada—, tu madre me envió a buscarte, tiene buenas noticias de tu escape de hace dos días —le avisa y él abre sus ojos. Yo también.
Que diga eso, solo significa que ella estaba al tanto de todo, pero, ¿de qué noticias habla?, miro de reojo a Luke y a este empieza a iluminársele el rostro.
—¿Accedió? —inquiere él y ella le sonríe ufana por ser la portadora de buenas noticias.
—Así es. Mi padre está preparando todo para que se empiece a hacer todo ya mismo. Solo falta que vayas.
—Vaya, en serio —él dice como si no pudiera creerlo y me mira como si me preguntara algo mentalmente.
—Ve —pronuncio—, buscabas esa oportunidad, ¿no? —añado y él asiente y cuando creo que va a irse corriendo con ella, se acerca acortando la distancia, tomando mis mejillas en sus manos y besándome.
Ni siquiera me detengo a pensar que cara debe tener Scarlet viéndonos besar, solo me importa que Luke pueda hallar su oportunidad y este no sea nuestro último beso. Después que se separa de mí, me sonríe y corre hacia donde seguro debe tener estacionada su moto. Y sin siquiera esperar a Scarlet, quien no le queda más que ir detrás de él, y no sin antes regalarme su ya conocida mirada asesina especialmente para mí.
Yo solo cruzo los dedos por Luke, mi hermoso veneno.
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro