14. Instinto maternal.
—¿Encuentros nocturnos con Maximiliano Neumann?— la voz de su madre la sobresaltó en cuánto entró a la casa. Savannah se giró hacia ella y la enfrentó, no tenía por qué sentirse avergonzada por haber sido descubierta.
—¡Mamá!— gimió llevándose una mano al pecho—¿ Acaso quieres matarme de un susto?— suspiró—¿ Qué haces alli en la oscuridad?
—¿Qué haces visitándo a Neumann de noche?— preguntó y encendió la luz, Savannah sonrió.
—¿Me estás espiando?— le preguntó llevándose ambas manos a las caderas.—Solo estabamos teniendo una conversación, mamá.
—¿En su cama?—preguntó Jennie frunciendo el ceño y Savannah hizo una mueca.
—¿Desde cuándo quieres detalles de mi vida sexual?,no sé qué te ocurre ultimamente, pero no te preocupes, no me he acostado con él.
—Todavía...— le dijo Jennie y negó con la cabeza.— porque es bastante claro que es allí en donde vas a terminar, Svannah Brown, ya todos comienzan a rumorear que ustedes estan muy... cercanos.
—¿Y cuál es el problema, madre?— preguntó un poco a la defensiva— ¿Acaso tiene algo de malo el poder darme una oportunidad de experimentar sentirme viva de nuevo?, quiero sentirme bien con alguien, alguien que me devuelva la felicidad, ¡No puedes ser ta egoísta, mamá!, ¡Quiero ser feliz!
—Sabes que nunca me involucro en tus cosas Savannah, que respeto tu espacio y decisiones, también quiero que seas feliz, quiero que estés con un buen hombre, pero... no me gusta Neumann... siento que oculta cosas, ese hombre no es sincero Savannah, puedo verlo en sus ojos, él oculta cosas.
—¿Cómo qué?— quiso saber— ya le he investigado, no soy tonta mamá y no me refiero solo a la llamada a su amigo, no tiene problemas legales, ni siquiera le han colocado nunca una multa. ¡Está limpio, mamá!
—No todo es lo que parece. Ese hombre oculta algo, lo sé, mi instinto no me miente. Ademas, ¿Qué es lo que quieres, Savannah?, ¿ser su amante de turno, su aventura pueblerina, la historia que le cuente a sus amigos citadinos?— colocó las manos en su cintura en posición desafiante y Savannah sitió frustración y rabia por la maera en la que la madre le hablaba— ¿eso es lo que quieres ser?
—Soy mucho más que eso, sabes que no soy una mujer común. Además no soy una tonta que terminará enamorada, llorando y sufriendo por él. ¡Tenme más confianza, mamá!
—No es de ti de quién desconfío, sino de él— dijo muy seriamente— no me gusta ese hombre Savannah, quizás tú no lo veas, pero ese hombre tiene una sombra en su mirada. Además es un foraneo, recuerda a Dylan, recuerda...
—Creo que eres tú quien no deja de desconfiar de los demas—le interrumpió, suspiró y le sonrió— Sé que hemos pasado por mucho, mamá, pero no podemos vivir desconfiando de todo y todos, eso no es vida. Mejor vamonos a la cama, es tarde— ella la miró en silencio por un par de minutos y luego asintió.
—Espero que no te equivoques,no quiero verte sufrir más, Savannah.
—Todo estará bien, mamá— le dijo con una pequeña sonrisa.
La mañana siguiente Savannah y Max se subieron a la camioneta de la propiedad y se dirigieron al hospital para los exámenes recomendados por el doctor Carson.
—Todo está muy bien—dijo Carson.—aparentemente no ha sido más que el golpe, sin embargo debes dejar recuperarse bien esa costilla.
—¿Cuándo podré trabajar de nuevo?
—No antes de un par de días.— respondió Carson.
—Pero debo terminar mi trabajo en la cabaña.—se quejó Max.
—Colocaré a alguien más que se encargue de terminar el trabajo, no te preocupes por nada Neumann— intervino Savannah y luego de un par de palabras más, todo había quedado acordado.
Así rápidamente pasó una semana, Max se sentía mucho mejor y las cosas con Savannah marchaban mejor de lo esperado, compartían besos, caricias nocturnas, hablaban mucho, daban paseos juntos, aunque solo fuese caminando y ya todo el personal se percataba de que algo estaba ocurriendo entre ellos, agunos aseguraban que los rumores se habían vuelto una realidad, la jefa parecía nuevamente ilusionada... todos parecían aceptarlo bien, con naturalidad... todos menos Jennie... la madre de Savannah no dejaba de dudar de Max, pues seguía pensando que él ocultaba algo.
Y no se equivocaba...
Aquella mañana Maximiliano estaba ocupándose de abrir el corral para el ganado saliera a pastar tranquilamente, cuándo se giró al observar que el pequeño George se acercaba sobre los lomos de su caballo. El niño se acercó hasta él y tocó la punta de su sombrero.
—Buen día, señor Neumann.
—George, buen día. ¿Cómo estás?— lo saludó— Savannah no se encuentra en casa, está en las faenas.
—Es una pena— dijo el niño— pensaba venir y cabalgar con ella un rato. ¿Usted como se encuentra?
—Muy bien— le dijo Max sonriendo, aquel niño tenía aires de adulto y le agradaba mucho. — ya me encuentro muy recuperado, ya podré incorporarme en mi trabajo.
—Me gustaría cabalgar con usted, Neumann, quizás podamos hablar un poco.—Max sonrió, pensado en que el niño seguramente le reclamaría su "aventura" con Savannah.
—Bien, podemos cabalgar...—Unos minutos más tarde, George y Max se alejaban del rancho sobre los lomos de sus caballos. —¿Quieres hablar de algo conmigo, George?— le preguntó Max.
—Si, desde que usted llegó, y de eso hace mucho, he querido hablar.
—¿Sobre Savannah?, creía que ya habíamos tenido esa conversación. — le dijo con respeto y ternura, admiraba la determinación y madurez en los ojos del niño.
—Si, pero no como había querido. Savannah es muy importante para mi, estoy enamorado de ella desde que estoy más chico— dijo con tranquilidad— sé que a sus ojos solo soy un niño, aunque siempre me trata con consideración y respeto. Ella no puede tomar mi amor en serio, porque ella es una mujer y yo un niño, y aunque me niego a rendirme, sé que no tengo ninguna oportunidad, aunque eso no quiere decir que la quiera menos, pero usted... usted es un hombre.
—¿Qué es lo que intentas decirme, George?
—Para toda la región ya no es un secreto que ustedes se atraen, sé que le gustas, y sé que ella te gusta, señor Neumann.— dijo siendo muy directo.
—Y entonces, ¿Qué es esto?— preguntó sonriendo porque si alejaba la vista de él y obviaba su tono infantil, la madurez de sus palabras lo llevarían a pensar que hablaba con un adulto, sabio y curtido en los asuntos del corazón. —¿Vas a amenazarme?, ¿Vas a retarme a un duelo entre hombres?, ¿Vas a pedirme que me aleje de ella?
—No—negó y suspiró— eso le haría daño a Savannah y yo no soy capaz de dañarla. La quiero.
—¿Entonces?
—Quiero pedirle que no la lastime— Max giró su rostro hacia el pequeño y frunció el ceño, sentía como si aquel pequeño estuviese cuestionando sus planes— ella no lo merece.
—¿Por qué la lastimaría?
—No lo sé... Savannah ha sufrido mucho, ha perdido a seres queridos y batalla por no rendirse, si vas a estar con ella es para darle felicidad, si no deberias irte, señor Neumann— Max se sintió expuesto y terriblemente confrontado por aquel pequeño que no era más que un niño— solo le pido que cuide de ella. Merece ser feliz.
Volvieron de la pequeña cabalgata, con Max profundamente turbado, hubiese querido poder prometerle al pequeño que no haría nada contra Savannah, pero... se lo debía a Dylan.
—¿Regresó Savannah?— preguntó Max a la tia Ann.
—Si, volvió de la faena, pero tuvo que irse al pueblo.
—¿Sucedio algo malo?— preguntó George.
—No lo sé— dijo la tia Ann encogiendose de hombros. — al parecer son asuntos sobre el rancho, pero Savannah se ocupa de esos asuntos ella sola.
George se marchó del rancho y Max se dedicó a colocarle alimento al resto de los animales, aquellas actividades le frustraban un poco, extrañaba su oficina y su trabajo de dar ordenes y ser obedecido.
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