La señora sonrió de nuevo a Anthony.

—Pasa antes de que cierre la puerta.

Anthony entró dentro del edificio y mientras cerraba la puerta la mujer fue desapareciendo entre la multitud que apareció. Buscó el piso que la señora le había dicho y cuando estaba en la puerta se puso muy nervioso.

Acarició el timbre con cuidado pero de repente se escuchó un niño que subía corriendo por las escaleras, lo empujó y esto produjo que tocara el timbre.

El niño subió al piso de arriba y se metió en su casa cerrando de un portazo.

—Se llama Violeta, hasta su nombre es tan delicado como cada pétalo de una flor —dijo Anthony en silencio.

Violeta escuchó ruidos en el pasillo, se levantó y sin hacer ruido abrió la puerta del apartamento, Anthony al escuchar el ruido se logró esconder en un diminuto rellano que había.

_

Esteban respetó la decisión de Minerva y esto lo dejó con mucha curiosidad.

—¿Cuál será el secreto que esconderá?  —se preguntó mentalmente.

El joven profesional miró a Minerva.

—De acuerdo. Creo que ya se quien se hará cargo de tu caso  —le aclaró.

Minerva se sorprendió.

 —¿Y quién será?, ¿Cuándo podré conocer a esa persona?  —preguntó ella.

Esteban sonrió.

 —Seré yo, si quieres puedo empezar desde ya ¿Te parece?  —miró a la muchacha esperando respuesta.

Minerva se alivió al escucharlo.

—Si claro, pero, en cuanto al precio.. ¿Qué cantidad mensual tengo que pagar?   —preguntó ella.

El se dispuso a explicarle las ofertas que tenía y le hizo un recibo con el importe que tenía que pagar. Ella le pagó con un cheque y Esteban le dio una copia del recibo donde constaba que ya estaba pagado.

_

Rubén tras escuchar a su amigo frunció el ceño.

—Qué ridículo le quedó decir "Javi". Y sobretodo que cursi buah  —se dijo a sí mismo a la vez que imitaba a su amigo en silencio con los labios.

Esmeralda le tendió la mano a Javier.

 —Encantada de conocerte  —sonrió.

—El gusto es mío princesa  —contestó el.

Javier le tomó la mano y le besó la muñeca dulcemente. Las mejillas de la joven se sonrojaron. Durante un buen rato los tres estuvieron hablando cordialmente.

Cuando se dieron cuenta el autobús estacionó en la dársena que le tocaba. Por megafonía se escuchó como anunciaban la llegada del bus a la terminal.

_

Los padres de él se miraron emocionados. Arielyn se acercó a los padres y se puso al lado de ellos.

 —No debemos de trasmitirle tristeza. Hay que mostrarle serenidad y sobre todo hay que trasmitirle muchas ganas de vivir para que reaccione —dijo Arielyn mientras miró a Michael.

—Tiene toda la razón Dra  —dijo él.

—Nuestro objetivo es que con todo nuestro cariño hagamos que reaccione y despierte  —añadió la madre.

—Así será  —aclaró Arielyn.

Los padres la miraron y la abrazaron.

—Es un milagro haberte encontrado, nos tratas como si fueses nuestra hija y sentimos un alivio inmenso teniéndote al lado  —anunció la madre

—Hemos tenido suerte cariño, ojalá fuese nuestra hija  —contestó el.

Arielyn sonrió.

La esposa le dedicó una pequeña sonrisa a su marido y a la Dra.

—Una muchacha como tu quisiera para mi hijo. Sería todo un sueño  —dijo la madre.