Violeta se acomodó y encendió la televisión. Empezó a cambiar canales para ver si había algo de su agrado.

Por más que buscaba no veía nada. De repente empezaba la que se a vecina en FDF y sin pensárselo dos veces se puso a mirar el nuevo capítulo que estaban emitiendo.

La muchacha se acurrucó en si misma y se quedó mirando la serie con mucho interés.

Anthony miró a los lados para ver si tenía alguien observándole. Al ver que no se quedó mirando a la puerta como un tonto.

—Sin saber nada de ella como pretendes entrar y saber donde vive inútil ¿Y si toco los timbres? —se preguntó—.  Alguien abrirá..

El joven puso la mente en blanco para ver si se le venía alguna idea a la mente.

—¿Y si llamo diciendo que soy el cartero? Fijo alguien tiene que abrir..

En ese preciso momento salía una mujer mayor del portal y se quedó mirando a Anthony.

—¿Necesita algo o busca a alguien?  —le preguntó la mujer.

—Busco a una muchacha, me dijo que viniese a su edificio y me dio esta dirección —mintió a la vez que describía a la joven.

—Ah sí, Violeta se llama. Segundo piso a la derecha, la primera puerta. Debe estar ahí por la hora que es  —le explicó.

A Anthony se le iluminaron los ojos.

—Muchas gracias señora, le debo una.

Le dijo agradecido y le dio un beso en la mejilla a la señora a la misma vez que ella se lo agradecía con una sonrisa.

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Esteban se acordó de la llamada y de la joven que lo llamó.

—Ay sí ¿Eres tu quién llamaba?  —preguntó.

Minerva asintió.

—Si era yo  —contestó.

—Pues coméntame que necesitas  —añadió Esteban en busca de una respuesta y un argumento.

—Quiero contratar un guardaespaldas, si es posible  —dijo ella.

 —Correcto ¿Por algún motivo en concreto?  —preguntó el.

 —Mas o menos ¿Sería posible?  —miró al joven.

Esteban miró su agenda.

 —Sí. Por supuesto, ¿Tiempo completo o parcial?

—Completo  —dijo ella con temor.

Esteban apuntó en la agenda el caso.

 —Bien. Ahora respóndeme unas preguntas y ya acordamos de cuando empezamos  —explicó él.

Esteban le hizo una serie de preguntas que ella le fue contestando.

—¿Puedo saber los motivos ahora o prefieres que lo sepa sobre la marcha?  —le preguntó con curiosidad.

 —Prefiero esperar  —contestó ella.

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Esmeralda sonrió un poco incomoda por si había fastidiado el momento.

—Perdón si os molesté, era una broma  —dijo ella.

Rubén sonrió.

—No pasa nada mujer. Sabemos que no lo hiciste con mala intención —le sacó la lengua a la muchacha.

—Con una mujer como tu como quieres que seamos gays  —dijo Javier.

Esmeralda se sonrojó y Rubén le dio un codazo a Javier.

—¿Ay qué te pasa?, ¿No es cierto lo que he dicho? —le preguntó a su amigo Javier.

—Si, cuando algo es verdad lo es. Muy directo el niño  —contestó Rubén,

La chiquilla mientras ellos estaban hablando entre sí, logró que se le fuese la cara de tomatita que se le había puesto. Acto seguido respiró hondo.

—Y bueno    —afirmó ella para cambiar el rumbo de la conversación—. Se el nombre de Rubén pero el tuyo aún no.

Javier sonrió.

—Me llamo Javier, pero puedes llamarme Javi si quieres preciosa.

Rubén movió la boca imitando la respuesta de su amigo.

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Arielyn al ver la escena se enterneció a la misma vez que se le aguaron los ojos. El padre de Michael vio a la Dra.

—¿Está bien Dra.?  —preguntó el.

Arielyn se secó las lágrimas.

—Si, no se preocupe. Estás cosas me emocionan  —sonrió con esperanza.

El padre le devolvió la sonrisa.

—Además de ser una excelente Dra. tiene un corazón que no le cabe en el pecho  —anunció el halagándola.

—Muchas gracias  —contestó Arielyn.

El padre miró a su mujer, minutos después poso la vista encima de su hijo y se quitó las lágrimas que recorrían sus mejillas.

La madre ajena a la conversación de su marido con la Dra. acarició a su hijo y lo lleno de besos. No hay nada más bonito que el cariño y la entrega de una madre.

Lentamente acercó su cara a la de él y le empezó a cantar la canción que le cantaba a su hijo cuando era pequeño.