Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

DEAN ©
Capítulo 10

Estoy jodido y asquerosamente atemorizado. La bola de mi pecho brinca sin control, se desboca nerviosa y parece embriagarse de eso que llaman felicidad. La niña me hacía sentir tan bien, tan jodidamente en calma, como si el huracán de mi interior pareciese desaparecer con su simple cercanía.

La última vez que sentí esto tenía siete años, era un simple crio inocente, demasiado feliz sin saberlo. El desenlace que tuvo mi felicidad me hacía temer el volver a sentirla, desde aquel día, me hice creer a mí mismo que lo mío no era ser feliz. Que podía tener todo el éxito que desease, los bolsillos a rebosar de dinero pero que jamás volvería a sonreír y hacerlo de verdad.

La felicidad, el sentirme querido se sentía algo tan imposible de alcanzar. Yo mismo me sentía tan poco merecedor de ello. Pero entonces, el maldito destino preparó bien sus cartas y puso en mi camino a la pequeña niña. ¿Cómo podía algo tan escuálido hacerme sentir tan bien? ¿Cómo puedo yo, un jodido monstruo, estar sintiendo algo más que maldad en mi interior?

Las mujeres nunca han sido importante para mi, Dios, han sido tantas las que pasaron por mi cama que ya he perdido la cuenta de lo cerdo que he llegado a ser. Solo he visto coños para usar y desechar, mujeres fáciles que se abrían de piernas con tanta facilidad que me sorprendía. He podido tener bajo mi cuerpo a la mujer que todo hombre desearía, y me he sentido vacío en cada jodido momento.

Sin embargo, unos ojos verdes, una maraña oscura y una sonrisa atrevida a la par que inocente ha conseguido rendirme. Sin demasiada complicación, sin siquiera proponérselo, la niña me tiene a sus pies. Y nunca me ha pasado esta mierda, joder ni si quiera me lo he llegado a plantear.

Siempre me he reído de los enamorados, de esas personas que parecían cortarse la polla y entregar su corazón a una única persona. Débiles gritaba en burla, estúpidos y jodidos idiotas. Pero ahora que comenzaba a sufrir los estragos de un creciente sentimiento, me doy cuenta de que todas esas burlas, esas palizas que les propinaba a mis hombres por acostarse con la misma puta en más de una ocasión, se debían única y exclusivamente a la maldita envidia que me consumía al no poder hacer lo mismo. Al encontrarme rodeado de soledad, al sentirme vacío.

Pero ahora que la niña me había abierto los ojos, ahora que por fin sonreía con calma y serenidad, que todos mis demonios parecían apaciguarse y que, por fin, podía aceptar el querer a alguien, no pienso, bajo ningún concepto, dejarla escapar.

Unos toques en la puerta me hacen abrir los ojos con pesadez, los tallo con cansancio antes de enfocar el despacho frío y solitario en el que me encuentro. Han sido largas horas e interminables noches las que he pasado aquí encerrado, he follado, he asesinado, he tomado las decisiones más importantes y siempre lo he visto como el lugar más cómodo. Pero ahora que por fin había conocido lo que se siente al estar rodeado por unos brazos cálidos, este lugar me parecía una auténtica mierda.

—¿Qué coño te has hecho en el pelo? —López ingresa sin previo aviso. Me observa ceñudo y no tarda demasiado en carcajearse.

Gruño en respuesta, dándole la espalda. Resulta que, por muy sencillo que sea cortar el pelo, la niña parece haberme destrozado. El lado derecho de mi cabeza está tremendamente corto, mientras que el izquierdo se encuentra medianamente largo. Quise darme un maldito puñetazo cuando, en la mañana, me vi frente al espejo. Mientras ella se reía sin control, asegurando que había avisado con antelación, no pude hacer otra cosa más que apretar los ojos y joderme con mi estúpida decisión.

»—¿Algo que ver con la niña? —cuestiona divertido.

—Le pedí que me lo cortase —mascullo, jugando con el vaso entre mi mano.

—¿A la cría? ¿En serio? ¿Qué tienes en la cabeza hermano? Digo, aparte de un nido de pájaros mal hecho —bromea. Su risa molesta como cientos de disparos junto al oído, sin embargo, me mantengo en silencio.

—¿Están en el hospital? —formulo, recordando cómo en la noche, mientras dormía sobre mi, tuve que esforzarme como nunca para irme.

¿Yo con dificultades para dejar a una mujer? Mierda, una y otra vez. Más cuando el jodido control desapareció de mí y me permití el gusto de saborearla. Prometí no hacerlo, ¡joder! Es una jodida cría todavía, y menor. Sin embargo, en cuestión de pocas semanas la he proclamado mía y no he podido controlar esos malditos instintos que arañaban mi pecho por probarla.

Durante los primeros días quise engañarme a mí mismo, me traté de convencer de que esas palabras que grité, solo habían sido la excusa perfecta para protegerla, para lograr mantenerla a salvo. Pero la jodida realidad, esa que parecía estar riéndose de mí, era demasiado diferente. Dije lo que dije porque así lo deseé, porque la bola en mi pecho ardía por expulsarlo fuera. Y ahora, maldita sea, ya no había forma de recular.

—Ivanov y Teddy están allí —informa, ese tono amargo sobre su voz —. Hermano, no creo que sea buena idea utilizar a nuestros hombres para eso. ¿Son niñeros ahora?

—Son lo que a mí me salga de los cojones López, ¿sabes por qué? —le encaro, el cristal entre mi puño parece crujir —. Porque son mis hombres, acatan cualquier tipo de orden que yo les dé y no rechistan. Soy su jodido líder, algo que tú pareces estar olvidando.

—No me gusta esa cría —sisea.

—¡Joder! —lanzo el vaso contra él, lo esquiva rápido, logrando que se estampe contra la puerta y estalle en mil pedazos. El líquido que poseía lo salpica todo, creando un jodido charco asqueroso —. ¿Cuál es tu maldito problema con ella?

—Te debilita, Dean. Los hombres no quieren un líder con corazón, necesitan a alguien que les proteja, no que solo tenga ojos para un bicho —pronuncia gélido, alzando la barbilla.

—Pregúntales, a esos hombres que tanto pareces conocer, si tienen algún jodido inconveniente con que la persona que les permite vivir quiera tener a alguien a su lado. ¡Ten cojones y ofréceles estar bajo tu mando! ¿A quién crees que elegirán? ¿Al rey o al jodido plebeyo? —su mandíbula se aprieta, desea golpearme.

—Llevo contigo toda la vida, ¿no crees que solo me preocupo por ti?

—Lo único que creo, hermano —mascullo esa última palabra con asco. Me aproximo a él y golpeo su pecho —, es que estás ansioso por ocupar mi lugar. Deseas destronarme y quedarte con absolutamente todo lo que he creado.

—¡Lo que hemos creado! ¿O se te olvida quién estuvo a tu lado desde el principio? ¿Quién se ocupó de hacerte llegar a dónde estás?

—Jamás olvidaré a ese crío estúpido cuyas aspiraciones le quedaban demasiado grandes. Siempre estará en mi cabeza como, por mucho que se esforzase, acababa siendo el segundo en el puesto —me rio en su cara, deseoso por golpearle —. Porque siempre ha sido así López, te crees lo que no eres y, si no fuese por mi, nadie te respetaría.

Su pecho sube y baja con violencia, aprieta los puños furioso y, para mi sorpresa, veo el dolor reflejado en sus ojos. Espero ansioso su primer golpe, no sería la primera vez que nos golpeamos hasta que uno de los dos queda inconsciente, tampoco que le hablo de este modo, sin embargo, esta vez se siente diferente. Él reacciona diferente.

—Vete a la mierda —me observa por última vez, ocultando ese dolor y cubriéndolo de odio. Abandona el despacho ardiendo, propinándole un fuerte empujón a la puerta y dejándome con un sabor amargo en la garganta.

Su actitud de mierda comenzaba a cansarme, será cuestión de tiempo que le meta una bala en la cabeza o que él intente apuñalarme. Desde que conseguí todo el control sobre la ciudad él siempre ha estado a mi lado, en todo momento ha tratado de involucrarse en la toma de decisiones y, en un principio, no me importó. Soy un hijo de puta, pero uno justo. Y si López había estado conmigo desde el principio, ¿por qué no recompensarle? El jodido resultado fue nefasto, es un auténtico inútil.

Lucha por conseguir lo que nunca será capaz de alcanzar, y lo único que logra es cagarla y necesitar de mí para ayudarle. Por eso, aprendí que López debía estar conmigo, con el tiempo descubrí en que, a pesar de tener un cerebro diminuto, era bueno para el trabajo sucio. Cuando no quiero ensuciar mis manos ni malgastar mi tiempo y mi saliva en amenazas, él lo hace. Tiene un don con los cuchillos y una lengua muy rápida en cuanto a extorsionar se trata.

Todo funcionó correctamente, hasta ahora. Lo que me hacía pensar en qué demonios ha podido pasar para ese cambio repentino. Si me acostaba con mujeres no le importaba, en más de una ocasión observó como alguna puta me la mamaba y no tuvo objeción ninguna. Siempre me consideró su amigo, su hermano, más sus intervenciones se reducían a lo "profesional" y en alguna que otra ocasión a conversaciones banales sobre nuestro pasado.

Por lo tanto, debía averiguar de una jodida vez qué le ocurría a ese imbécil y detenerlo antes de que intentase llevar a cabo alguna estupidez.

Varios toques en la puerta me hacen salir del trance y volver a la realidad, observo los cristales que se reparten por todo el suelo antes de caminar hasta el sillón y observar cómo Tyler ingresa ceñudo.

—¿Todo bien, jefe?

—Estate pendiente de López, no me fío de él —asiente desconcertado, aproximándose hasta ocupar el asiento al otro lado del escritorio —. ¿Querías algo?

—Tengo las imágenes de la calle posterior a la nave —sobre la mesa deposita una pequeña tablet —. La noche en la que Abruzzi escapó, no lo hizo solo.

—Eso no es nada nuevo Tyler —repongo con cansancio. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, tratando que deje de doler.

—No fue el rubio el único ayudante —rápido le enfoco, la molestia volviendo a mi cuerpo —. Apenas se aprecian las caras, pero esto es todo lo que tenemos por el momento —empuja la tablet hacia mi, con un sencillo toque esta se enciende y refleja frente a mis ojos imágenes oscuras y borrosas.

Fácilmente diferencio a ese hijo de perra, esa cojera al andar lo caracteriza. Sin embargo, por mucho que me esfuerzo por averiguar quién le acompaña, fracaso. Una calva es lo único que brilla ante la cámara antes de desparecer por un callejón.

—¿Nada más?

—No señor.

—Esta mierda no sirve de nada —con impotencia lanzo el aparato al suelo —. Quiero a todos mis hombres en las calles, no quiero lugar de la ciudad sin registrar. Ese hijo de perra no puede andar demasiado lejos. Asiente en respuesta antes de desparecer y dejarme solo.

Un silencio que repelo me rodea y cuánto más tiempo pasa más molesto se vuelve. Mi cabeza duele como el infierno, las imágenes de esos cabrones bailan frente a mis ojos como una burla. Porque es eso lo que es, ese perro escapó, alguien le ayudó y ahora se encuentra tranquilo y jodidamente a salvo.

La sed de sangre comienza a consumirme, necesito una maldita liberación. Bruscamente me incorporo y abandono el cuarto, no tardo demasiado en llegar a la amplitud del lugar donde pocos se encuentran.

—Hola cariño —Lizzy aparece a mi lado, olvidando lo del otro día me toma del cuello y se pega por completo —. Te veo tenso —hunde el ceño, apretando los labios en una preocupación fingida. —, ¿quieres que te ayude con eso? —susurra, su rostro hundiéndose en mi cuello. Lo que en cualquier otro momento del paso me hubiese resultado caliente y habría aceptado sin pensar, ahora mismo creaba un asco en mi pecho y un jodido enfado en cada terminación de mi cuerpo.

—No te quiero cerca de mi, puta —con brusquedad la hago a un lado —. Si por tu jodida cabeza hueca vuelve a pasar la idea de tocarme, te vas a arrepentir.

Paso por su lado, ignoro sus atrevidas quejas y avanzo a la salida.

—¿Desea una presa, jefe? —cuestiona Volkov, una sonrisa macabra sobre sus labios.

Su petición me hace dudar, mi pecho grita y reclama a la niña. Sin embargo, mis jodidos instintos y ese huracán de mi interior, ansían la propuesta del ruso.

—No demores, sino me cobraré a esa fulana —siseo descontrolado. Doy media vuelta y avanzo hasta el sótano.

Algo brama en desaprobación, pero jodida mierda, el monstruo que soy delira por sentir la sangre de un hijo de perra derramarse entre mis dedos.

• • •

¡Ya hemos superado los 20k! ¡Muchísimas gracias, os adoro! <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro