Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33: El Ultimo Problema

Estaba metida en la parte trasera de la tienda de comida china en la que vendían petardos ilegales.

El chico que me los había vendido, estaba buscando en unas cajas las cosas que le había pedido.

—¿Este?

—¿Qué tan potente es?

—Si te lo tragaras y explotara dentro de ti, te descuartizaría en mil pedacitos.

Ese ejemplo no había sido muy bonito, pero me convencía.

—Hecho.

Nuevamente había gastado una cantidad considerable de dinero en petardos ilegales. Había llenado mi mochila con esas porquerías y estaba lista para proseguir con mi plan.

Me marché del restaurante, saliendo por la puerta trasera y caminé por la calle, fingiendo que no estaba a punto de hacer algo ilegal... nuevamente.

Me sentía más nerviosa de lo que alguna vez me había sentido. Antes de hacer alguna tontería, mi cuerpo se llenaba de emoción y adrenalina, en ese momento, solo quería que una intervención divina me detuviera antes de lograr mi cometido.

¿Por qué lo hacía si no quería? Bueno, prefería eso antes que enfrentar a Eiden... No sabía porque razón, pero sentía que verlo decepcionado de mí me partiría el corazón más que la primera vez que vi a mamá llorar al encontrar éxtasis en una de mis chaquetas.

«¿Por qué el amor es algo tan asqueroso?».

Comenzaba a pensar que yo estaba hecha para eso, para decepcionar y lastimar gente que me apreciaba.

Si estaba lejos de las personas que amaba, entonces jamás volvería a decepcionarlas.

Cuando llegué a un lado de mi casa, desactivé las alarmas y el sistema de seguridad para poder saltar el muro.

Al igual que lo hacía Michel, logré colarme en mi cuarto y comencé a sacar las cosas necesarias para lo que tenía planeado.

Encendedor, alicate, guantes, marihuana... Metí todo lo que podía en la mochila.

Sentí mis ojos aguarse un poco. Me daba un poco de terror saber que mi madre me enviaría a un país desconocido, sola... No era ese el plan de vida que siempre había querido, pero parecía ser mi destino.

Salí de mi casa como había entrado y me dirigí tranquilamente al lugar al que tenía planeado ir.

[...]

Eran las ocho de la noche. Ya estaba suficientemente oscuro y drogada como para proceder con mi plan.

«Bien, Heather. Quiero que brilles tanto como esos petardos».

Estaba dentro en un depósito de autos y me había metido en un auto durante dos horas para esperar a que anocheciera.

Algo había aprendido sobre cómo hacer funcionar autos sin las llaves, por lo que apliqué mis valiosos conocimientos y terminé por encender el auto.

La salida del lugar estaba cerrada con una cadena, pero si mis cálculos no fallaban, podría tirar la reja con el auto y no morir en el intento.

Comencé a conducir en dirección a la salida y aceleré lo suficiente para tirarla.

El trabajador del depósito intentó salir corriendo detrás de mí, pero al paso que iba no hubiera atrapado ni a un caracol.

Conduje el auto hasta llegar a un peladero que había en la cuidad, en el cual se tenía la intención de construir dos edificios para viviendas.

Detuve el auto en medio del lugar y me bajé para comenzar a poner los petardos en distintos lugares del vehículo, unidos por la mecha.

Imaginaba que no tenía demasiado tiempo, ya que el dueño del depósito debía haber dado la alerta a la policía y más de alguien debió verme conducir esa porquería de auto hasta ahí.

Tomé la punta final de la mecha con una mano y en la otra, tomé mi encendedor.

Esa seria mi sentencia de por vida y debería vivir con las consecuencias.

—Al menos me arrestaran por hacer lo que amo.

Acerqué el encendedor prendido a la mecha, pero un ruido me desconcentró.

—¡Heather! —era la voz de Eiden.

«Grandioso, lo que me faltaba».

Me dije a mi misma mil veces que no debía voltear a verlo, pero aún así lo hice.

—¿Qué estas haciendo?

Él no estaba solo. Todos mis amigos estaban con él, incluidos James y Zafiro.

—Nada...

Eiden bajó la mirada a la mecha que tenía en la mano.

—No parece como eso.

Por alguna razón, sentí ganas de llorar.

—Solo déjame en paz, ¿sí?

—¿Por qué estas haciendo esto? —me preguntó Derek—. Creí que habíamos quedado en no hacer nada como esto de nuevo.

La noticia que había puesto Estela en el internado apareció en mi cabeza.

—No puedo no hacerlo —respondí—. Es en lo único que parezco ser buena... y ya no puedo volver el tiempo atrás y evitar hacer mis anteriores desastres.

Volví a acercar el encendedor a la punta de la mecha.

—Heather, espera —me interrumpió Eiden.

—¡Ay, ¿ahora qué?! —pregunté fastidiada.

—Si haces esto, te arrestaran y tú me dijiste que tu madre te enviaría lejos.

—Ese es el plan, genio.

—¿Por qué? —preguntó Michel—. ¿Quieres no volver a vernos o algo por el estilo?

—No... —quizás eso sería lo único que lamentaría—, pero...

La verdad no sabía cómo explicar lo que pasaba. ¿Cómo decía que estaba haciendo esa estupidez para evitarme un terrible rechazo de mi aun novio y para poder alejarme de mi paciente madre para que estuviera en paz? Sonaría muy exagerada, pero ya no quería volver a ver a alguien decepcionado y lastimado por mí.

De todas maneras, sabía que estar lejos de todos ellos sería la mejor opción. Mis amigos iban bastante bien con sus rehabilitaciones y yo sabía que la que los había mal influenciado a cometer delitos como esos, era yo. Ellos me habían metido en las drogas y yo en los desastres.

—Heather, yo sabía lo del edificio —dijo Eiden, como si hubiera leído mis pensamientos—. Lo he sabido desde que llegaste al internado.

Mi mandíbula inferior casi se desprende. ¿Todo ese tiempo me había estado preocupando por nada?

—¿Qué dijiste? —pregunté para asegurarme.

Eiden pareció ponerse nervoso.

—Pues que ya sabía lo del edificio... Incluso leí tus antecedentes criminales. También se lo de tu terapia, Michel me lo dijo.

Michel sonrió nerviosa también, como esperando que no le reclamara.

«No puede ser...».

Dejé caer al suelo la mecha y el encendedor y corrí hacia Eiden para darle una cachetada.

—¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?!

—¡¿Por qué no lo hiciste tú?!

—Chicos... —dijo Michel, pero todos la ignoramos.

—¡¿Por qué no me lo dijiste hoy?!

—¡Pues porque cuando fui por ti, ya te habías ido!

—Chicos...

—Michel, no es buen momento —le dijo Derek.

—Hay que correr —dijo ella.

Todos la miramos sin entender, hasta que ella apuntó algo en el suelo. Al parecer, la mecha se había encendido y ya era muy tarde para apagarla.

—Mierda.

Los ocho corrimos lo más lejos que pudimos y en unos segundos, oímos a nuestras espaldas la explosión del auto.

Un pedazo del vehículo cayó justo frente a mí y las otras partes se esparcieron por distintos lugares.

No tardaron en oírse los sonidos de las sirenas policiales, lo que me hizo detenerme.

—¿Qué haces, Heather? —me preguntó Kim, deteniéndose junto a los demás.

—Tengo que entregarme —susurré.

Yo sabía que si huía, el castigo sería peor, por lo que en vez de ir en la dirección que íbamos, comencé a correr hacia el sentido de donde se oían las sirenas.

—¡Ustedes lárguense! —les dije a los demás mientras corría.

Me detuve cuando me topé con la oficial Cooper, quien estaba bajando de su patrulla.

—Fui yo —fue lo primero que dije y luego estiré mis brazos para que pusiera las esposas.

—Heather... —dijo con un tono de decepción—. ¿Por qué?

—Sonaré estúpida si se lo digo —unas lágrimas salieron de mis ojos.

Ella solo apretó los labios y sacó las esposas que tenía colgando en su pantalón para luego hacerme voltear.

—Heather Murphy, esta arrestada por...

Dejé de oír lo demás. Aún cuando estaba siendo arrestada y sabiendo que las consecuencias serían malas, no podía dejar de pensar en Eiden.

Él siempre había sabido la clase de persona que era y aún así había decidido estar conmigo.

«Bueno, si no la habías cagado antes, lo hiciste ahora, Heather».

¡Holis!

Lamento decir que este es el penúltimo capítulo :(

¿Creen que Heather se libre de esta o no?

Gracias por leerme, votar y comentar <3

¡Besitos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro