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Capítulo 21: Beso

Nos veíamos ridículos espiando, asomados por el borde de la puerta, a Kim y a Briden.

Los dos estaban hablando sentados en el sofá. Llevaban unos diez minutos y nada interesante había sucedido.

-¿Estás segura de que eso fue lo que dijo Kim? -me preguntó Michel.

-Sí, además admitió que alguien del círculo le podría gustar.

-Quizás uno de tus amigos -dijo Derek.

Comencé a sentirme insegura. ¿Y si yo había alucinado el día del bar? No podía asegurar que no fuera así, ya que estaba drogada también.

Me asomé por la puerta de nuevo para ver como iba la cosa. Estaba por tirarme al suelo por el sentimiento de culpa por haber dejado en evidencia a mi hermano, cuando vi a Kim tomar la cara de mi hermano y besarlo con mucha delicadeza.

Todos dejamos de mirar y yo le agradecí a Diosito.

-¡Ja! -le dije a Michel y a Derek-. Ahora Kim y mi hermano serán... -procese la información-. ¡Kim y Briden serán pareja!

-No me digas... eres brillante -dijo Derek con ironía.

El señor "el dinero es lo más importante en la vida" y la señorita "gastemos dinero en sustancias ilícitas" tendrían una relación gracias a mí. Solo rogaba que no terminara mal.

Si Kim y Briden llegaban a odiarse en algún momento, entonces yo me vería en medio de los dos... sería terrible.

El resto del cumpleaños fue un éxito. Todos nos divertimos y el ánimo de Kim había subido de pronto, aún cuando nos habíamos abstenido de todo tipo de droga.

A las diez se habían ido todos y Briden y yo hablamos un poco. Él y Kim pretendían ir lento, primero saldrían a citas y luego verían que pasaba.

Yo me alegraba por Kim y también por Briden. Quizás así, él se volvería un ser menos amargado.

[...]

En el último tiempo, había visto a Estela muy pegada a Eiden. Casi como si no quisiera que él se acercara a nadie más que ella.

Eiden se veía algo harto de su amiga. Yo también lo hubiera estado en su lugar, en especial porque Estela no era la clase de persona más agradable para pasar el rato.

Era muy irritante. Hablaba en exceso, de cosas aburridas y las actividades que hacía no eran demasiado entretenidas para alguien normal.

Por lo que yo sabía, Estela estaba inscrita en los clubes más aburridos del internado: ajedrez y política.

Entendía que había gente interesada en la política o de vez en cuando disfrutaba de un partido de ajedrez, pero si había un montón de cosas más interesantes que hacer como equitación, natación, coro, pintura, teatro y varios más; no podías preferir esos. De hecho, eran de los clubes con menos inscritos.

Ese día era viernes y Eiden parecía impaciente por irse a casa, yo suponía que era para estar alejado de Estela.

-Deja de mover la pierna -le dije.

-Lo siento.

Se disculpó, pero no se detuvo. Yo no quería sus disculpas vacías, quería que parara.

-Eiden...

-No puedo dejar se hacerlo, lo siento.

No comprendía como él no era capaz de decirle a Estela lo que le molestaba. A mí podía insultarme todos los días, pero a ella, solo la seguía en todo lo que decía.

Cuando la clase terminó, Estela se puso frente al puesto de Eiden.

-¿Qué tal si voy a tu casa para estudiar hoy?

Yo noté la expresión de sufrimiento de Eiden.

«Ay, debo estar demente».

-No puede -dije-. Me tiene ayudar con algo.

-¿Qué cosa?

Yo reí nerviosa.

-¿Es esto una interrogación policial? -ella me miró seria-. Bueno...

-Música... aún no aprende a tocar bien el teclado y le enseñaré unas cosas en mi casa.

Estela analizó a Eiden y luego se encogió de hombros.

-Para la próxima será -dijo con algo de molestia.

Cuando Estela se marchó, Eiden me tomó de la mano para evitar que me fuera.

-Tienes que ir en serio.

-¿Qué? ¿Qué acaso tiene cámaras en tu casa?

-No, pero llamará a mis padres o una de mis hermanas.

No estaba segura de que era más extraño, si que Estela vigilara a Eiden así o que Eiden le tuviera tanto temor y se lo permitiera.

-Explícame una cosa -le pedí-. ¿Por qué tanto temor a Estela? Es sólo una chica común y corriente, no tiene rayos láser en los ojos o algo por el estilo.

-Ella es hija del mejor amigo y socio de mi padre. Siempre me han pedido que la trate con cuidado porque su padre... ella es hija única y es la princesa de papá.

-¿Su padre sería capaz de arruinar sus negocios con tu padre por ella?

-No lo sé, mi papá solo me ha pedido que sea amable porque sino, lo haré enojar -explicó-, pero no estoy seguro de que pasaría si le dijera algo malo. Creo que dependería de lo que Estela le dijera a su padre.

-Aún así... ¿piensas vivir toda tu vida asustado de ella?

Eiden se encogió de hombros.

-Queremos estudiar cosas distintas y al menos podría ocultarle parte de mi vida.

-¿Sabes que a Estela...?

-¿Qué le gusto? Ya lo sé -respondió-. Jamás he tenido una relación seria por eso.

No sabía cuánto tiempo más podría soportar oír esas estupideces sabiendo que no haría nada al respecto.

-Solo vamos -dije para no tener que escuchar nada más.

[...]

Estar en la casa de Eiden no me molestaba para nada, de hecho, la comida era mucho mejor que en mi casa.

No tenía conciencia de cuántos pastelitos había comido, ni cuántas golosinas... yo sólo tragaba lo que me dieran.

Una de las hermanas de Eiden tenía un teclado, por lo que aprovechamos de intentar practicar un poco en el cuarto de él.

Eiden sabía tocar bastante bien, por lo que él me guiaba y yo intentaba seguir sus instrucciones y recomendaciones.

Siempre me confundía en la misma parte, lo que me estaba sacando de quicio. Dejé caer mis manos de golpe contra las teclas y luego me tiré hacia atrás en la silla.

-No puedes rendirte tan fácil.

-¡Llevamos una hora!

-Los pianistas practican más de una hora al día.

-¡Yo no quiero ser pianista!

-Pero tienes que tocar esta canción a fin de año para pasar música.

Me paré de la silla y comencé a caminar de un lado a otro.

-Nunca debí escoger un teclado, ¿en que diablos estabas pensando, Heather? -debía parecer una loca hablando conmigo misma, pero no me importaba, estaba molesta.

-No seas quejona.

-Y tú no seas un cobarde.

Eiden cambio su expresión, se había molestado.

-No estamos hablando de eso.

-Pues yo sí -él se paró del pequeño sillón en que estaba sentado y se puso frente a mí-. ¿No te parece penoso vivir tu vida aterrado de una chica inofensiva?

-No conoces a Estela, no es inofensiva.

-Aún así, eres un cobarde.

-No soy un cobarde.

-Jamás podrás besar a una chica siquiera porque Estela se molestará -me burlé-. Pobrecito, morirás virgen a menos de que salgas con la aburrida de Estela.

-Estela no es mi tipo.

-Entonces morirás virgen, porque si ni siquiera puedes besar a otra chi...

Al principio, pensé que hubiera sido mucho mejor recibir una cachetada de su parte que un beso, pero luego me di cuenta de que no estaba nada mal y que, a diferencia de una cachetada, no dolía.

Era un beso bastante bruto, como si estuviera descargando todo el enojo que le habían causado mis palabras, pero eso me gustaba, al igual que la sensación de sus manos aparentando mi cintura y pegándome contra él.

Me separé un momento de él con la respiración algo acelerada.

-Esto no significa nada -aclaré.

-Claro que no.

Volvimos a besarnos y fuimos hacia la cama sin dejar de hacerlo.

Había olvidado lo que se sentía besar a alguien, en especial sobria y limpia de cualquier droga.

Yo no era una persona muy sociable y coquetear no era lo mío. Yo no era tan bonita y atractiva como Kim, a quien los chicos y chicas se le acercaban solos y ella seleccionaba. Tampoco tenía el descaro y la personalidad de Michel, quien no le temía al rechazo, más le temía a quedarse con las ganas.

Yo era una persona que, a menos de que no estuviera del todo cuerda, no lograba llegar a nada sexual con nadie. Incluso mi primera vez había estado algo ebria.

Eiden estaba sobre mí, con cuidado de no aplastarme y tenía una mano apretando mi cintura levemente. Yo tenía mis manos en su nuca, enredadas en su cabello rubio.

Nos separamos cuando sentí mi celular sonar. Era una llamada de mi hermano, por lo que regule un poco mi respiración y contesté. Solo quería decirme que ya iba por mí.

Cuando terminé de hablar con él, miré a Eiden, quien se había acostado a mi lado.

-¿Nos odiaremos como siempre?

-Que sí. Esto no significa que me agrades.

-Perfecto... viene en un rato, así que...

Eiden tomó mi rostro y volvió a besarme. Yo me subí sobre él sin separarme, hasta que mi hermano llegó y tuve que salir de la casa.

Afuera estaba lloviznando, por lo que Eiden me acompañó hasta la calle con un paraguas.

-Solo son unas gotas, no es nada -le dije con una risa, mientras caminábamos.

-Lamento ser un caballero.

-Que caballero de tu parte besarme sin permi... -Eiden me tapó la boca.

-Soy todo un caballero.

Yo reí aún con su mano en mi boca.

Cuando llegamos junto al auto, nos despedimos y yo subí al asiento del copiloto.

-¿Por qué tus labios están tan hinchados?

Yo miré a Briden. ¿Cómo le decía que había estado besando a Eiden por más de una hora? Sin olvidar el manoseo por sobre la ropa.

-¿Inyecciones de botox?

Briden rodó ojos y comenzó a avanzar.

«Al menos dejo de preguntar».

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