Era el cumpleaños de Kim, pero ella no se veía nada feliz.

Eran las cuatro de la tarde, pues habíamos decidido hacer la fiesta de día para evitar las ganas de querer revivir nuestras típicas fiestas nocturnas llenas de drogas.

Zafiro, James y Eiden habían venido conmigo a casa ese sábado y están a conversando sentados en uno de los sofás de la sala. Yo no quería invitar al Señor Perfección, pero Brooklyn me obligó a llevarlo porque a ella le agradaba.

Kim estaba sentada en el sofá apartada, mirando su celular, sin ninguna expresión en la cara.

Yo estaba desesperada porque Michel, Josh y Derek llegaran, pues sola, no sabía cómo animarla.

Entendía que había estado teniendo un tiempo difícil con la desintoxicación. Si yo seguía sudando y teniendo náuseas o problemas para conciliar el sueño por la abstinencia, Kim estaba en un estado de desesperación.

Los primero días estuvo internada para ser desintoxicada y después de que le dieran el alta, había estado asistiendo a un programa de adictos juveniles, donde se apoyaban para evitar recaer. Además, paralelamente, estaba asistiendo al psiquiatra y estaba tratando su depresión con los antidepresivos correspondientes.

La madre de Kim la tenía muy controlada, llevándola y yendo a buscarla a todos los lugares que iba, los cuales no eran demasiados, pues le había prohibido visitarnos o ir a clubes.

Como ese era su cumpleaños, la señora Bennett había permitido que Kim fuera a mi casa, pero nos había dado todo un sermón acerca de la salud de Kim y que debíamos actuar como adultos una vez en la vida.

Nosotros le había jurado que cuidaríamos a su hija y que, como nuestra amiga, lo único que queríamos era que estuviera bien.

De pronto, noté que mi hermano miraba desde la puerta de la cocina con algo de preocupación, probablemente por el poco ánimo de Kim, y una idea llegó a mi cabeza.

Fui en dirección a Briden, entré a la cocina con él y hablé:

—Ve a hablar con Kim —lo incentivé.

—¿Qué?

—Que hables con ella.

—No, no... estoy bien —dijo con claro nerviosismo.

—Sí, pero ella no —junté mis manos para rogarle—. Solo hazlo, no es como que nunca lo hubieras hecho antes.

Él pareció pensarlo, pues no estaba muy convencido.

No sabía si a Kim le interesaría mi hermano más allá de como un amigo en ese momento, pero tenía mis razones para creer que podía ser que sí.

—Está bien... —terminó por acceder.

Briden caminó inseguro y se sentó junto a Kim. Yo lo seguí y me mantuve cerca para oír que decían.

—No te había dicho feliz cumpleaños —le dijo Briden, notoriamente nervioso—. Feliz cumpleaños.

Yo golpeé mí frente con la palma de mi mano, disimuladamente.

—Gracias, Briden.

En ese momento llegaron mis demás amigos, Brooklyn les había abierto la puerta, ya que estaba en el patio jugando a hacer una sesión de fotos en la naturaleza segura del patio delantero.

Yo les hice una seña para que dejaran las cosas que traían de comida y bebida en la cocina, no quería moverme, necesitaba oír la conversación.

—¿Y-y cómo estas?

Kim suspiró con cansancio.

—No quiero ser grosera... Menos contigo, pero no tengo muchas ganas de hablar ahora.

—A-ah... entiendo.

Briden se levantó del sofá y se alejó, por lo que yo lo seguí hasta que nos detuvimos en el comedor.

—Lo intenté —me dijo, con algo de tristeza.

—Eso no fue un muy buen intento.

—¿Qué más quieres que haga?

—No sé... algo.

—Tú eres su amiga.

—A ti te gusta.

—No es cierto.

—Sí, lo es.

—No, no lo es.

—Admítelo de una vez, Briden —pedí con leve desesperación.

No sabía que pretendía mi hermano así, pero conquistar a Kim, no era.

—No.

—Bien, sigue como lo has hecho durante todos estos años.

Briden se cruzó de brazos.

—Yo no le gusto a Kim y nunca lo haré, Heather... —dijo con una leve expresión de tristeza—. Prefiero ahorrarme el rechazo y el sufrimiento que conllevaría eso.

Yo lo miré sin una expresión. No estaba segura de eso, no después de que el día que casi nos arrestan en Neon Light, Kim hubiera dicho que tuvo un crush por mi hermano cuando lo conoció. Tal vez Kim no recordaba haberlo dicho, estaba bastante drogada, pero yo lo recordaba a la perfección. Era información valiosa para mí.

—¿Y si jugamos a algo? —propuse en voz alta.

—¿A que? —preguntó Michel, quien estaba sentada en la sala con todos los demás.

Yo fui a sentarme en el brazo de uno de los sofás, con Briden siguiéndome.

—Empecemos con un clásico: verdad o reto.

Briden quedó estupefacto, probablemente porque sabía mis intenciones detrás.

—¿Qué es eso? —preguntó Brooklyn.

Había olvidado la presencia de mi hermanita. Tendríamos que empezar con preguntas menos fuertes de las que tenía pensadas. Nada de sexo, nada de doble sentido, nada de pornografía... Sería algo aburrido.

Le expliqué a Brooklyn el juego y todos nos sentamos alrededor de la mesita de centro.

—Bien, ¿quién empieza? —pregunté.

Nadie dijo nada. El ambiente era terrible para ser una fiesta.

—Bueno, en ese caso, yo...

Fui interrumpida por mi madre entrando a la casa.

—¿Mamá?

—Lamento interrumpir su fiestita —que tierna era mamá cuando estaba feliz—. Pero necesito con urgencia una modelo infantil para una sesión de fotos. No encuentro ningún remplazo y tengo al fotógrafo esperando...

Brooklyn se paró de golpe.

—Lo siento, chicos. El deber llama.

—Gracias, Brook...

—Nada de gracias... hablaremos después del pago.

Brooklyn fue con mamá y cerraron la puerta detrás de ellas.

Sonreí levemente. Mamá jamás necesitaba una modelo tan repentinamente, estaba segura de que había hecho eso a propósito para sacar a Brook de la casa y que pudiera dejarnos en paz. De todas maneras, la haría modelar para algo, sino, Brook enfurecería.

—Comienzo yo —dije.

—¿Verdad o reto? —preguntó Michel, quién era la única además de mí con una sonrisa en la cara.

—Verdad.

—Yo quiero preguntar —dijo Zafiro. Michel asintió—. ¿Has besado a alguien de este círculo?

Asentí sin pudor. Había besado a Kim, a Michel y a Josh en un juego alguna vez. Kim, Michel y Josh rieron, probablemente al recordar esas escenas.

—Michel sigue —dije, pues ella estaba a mi lado—. ¿Verdad o reto?

—Verdad.

Derek levantó la mano.

—¿Quién besa mejor: Josh o tú ex?

—Mi ex.

—¡Oye! —se quejó Josh.

—Broma —Michel rio—. Tú besas mejor, pero él me gustaba. Ahí está la diferencia.

Josh se quedó tranquilo con la respuesta.

—Verdad —dijo Derek, quien era el siguiente.

—¿Chocaste mi auto? —preguntó Josh.

Derek miró a Michel con el ceño fruncido y ella soltó un "Ups".

—Lo siento, pero la historia del intento de secuestro era mejor.

Josh lo empujó, pero luego le dio una sonrisa.

—Yo quiero reto —dijo Josh, quien era el siguiente.

Derek sonrió divertido.

—Besa la axila de Michel.

Michel lo miró con sorpresa.

—¿Y yo por qué? —preguntó en forma de queja.

—Le estoy haciendo las cosas fáciles a Josh, tus axilas son las más suaves —aseguró Derek.

Michel no pareció muy agradecida de lo que pareció ser un cumplido, pero no le quedó de otra que quitarse de un lado la camisa que tenía y Josh debió darle un beso, bastante asqueado.

Después de eso, Josh corrió a la cocina y se lavó la boca con agua.

—¡Agradece que me bañe hace unas horas!

Luego de que Josh volviera y todos nos burláramos un poco de él, seguimos con el juego.

—Verdad —dijo Kim.

—¡Yo! —exclamé para que nadie me ganara—. ¿Hay alguien en este círculo que podría gustarte?

Kim enrojeció.

—Tal vez... —confesó avergonzada.

Me sentía como cupido, solo que sin el pañal y demás accesorios.

Vi a Briden muy interesado con la respuesta y los demás comenzaron a cuchichear y a molestar a Kim.

Entonces, fue el turno de Eiden.

—Verdad.

Vi a Michel sonreír maliciosamente.

—¿Tú y Heather hicieron cositas el día que dormiste aquí?

Yo le propiné un maravilloso golpe en la nuca sin pensarlo demasiado.

—Claro que no, degenerada —respondí por él.

—¿Dormiste aquí? —preguntó Zafiro, mirando a Eiden.

Él abrió la boca, pero nada salió. Si respondió después, no tuve idea, yo estaba concentrada en atacar a mi mejor amiga.

—Es el turno de Zafiro —dije después de terminar con Michel.

—Verdad.

—¿Te caigo bien? —pregunté.

Todos me miraron extrañados y Zafiro soltó una risa.

—Claro que sí, desteñida.

—Tú también a mí, chocolatito —le dije con un tono meloso. Me estiré por sobre la mesa y le di un beso en la frente. Zafiro hizo una mueca de asco y se limpió donde la había besado—. James.

—¿Tienes novia? —preguntó Michel.

El rio y asintió, provocando que Michel maldijera.

—Lo siento.

—Imagino que no pretenden terminar...

—¡Michel! —la reprendí—. Briden... mi hermoso hermano mayor.

Briden tenía una expresión de preocupación que nunca había visto en su cara.

—Verdad —tragó nervioso después de hablar.

—¿Hay alguien, cuyo nombre empieza con K, en este círculo que te guste?

Pude imaginar que Briden quería ser tragado por la tierra.

—Sí...

«Que tierno, pudo haber metido».

Kim pareció comprender varios segundos después y cuando lo hizo, abrió la boca y miró a Briden atónita.

—Interesante... —dijo Michel—. ¿Quién quiere helado?

Todos nos paramos de golpe y fuimos a la cocina, menos Kim y Briden, quienes se quedaron solos en la sala, sin moverse.

Quizás había sido algo cruel, pero luego me lo agradecerían.

«Me presento... Soy la Doctora Corazón».