Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19: Discusiones

Nunca pensé que mi hermano fuera celoso. Ni siquiera mi padre le había dado tanta importancia a la presencia de Eiden, pero él... parecía que quería echarlo a patadas o hacer que se fuera llorando como un bebé.

—¿Y tú tienes hermanas? —él había conocido a una, no sabía para qué preguntaba eso.

—Sí, la que conociste la otra vez y otras seis.

Brooklyn abrió la boca impactada y yo escupí parte de mi café.

Mi mamá lo miró con una sonrisa.

—Imagino que debe ser difícil vivir entre tantas mujeres.

—Ya me acostumbré. No me imagino lo aburrido que sería no tenerlas.

Mi mamá pareció enternecida. Casi como si ella quisiera ser la madre de Eiden.

—Mis hijos discuten bastante —comenzó mi madre—. A veces pienso que si los dejó solos un día completo terminarán matándose.

Papá rio.

—Eso ya casi pasa una vez.

—No queríamos matarnos —protestó Briden—. Solo fueron accidentes.

Eiden me miró confundido y antes de que pudiera explicarle, mamá comenzó a hablar.

Mamá y papá habían salido del hotel en el que nos estábamos hospedando mientras estábamos en Milán, para ir a comprar unas cosas.

Briden estaba viendo algo en su laptop, mientras Brooklyn estaba en el piso frente a la televisión.

Yo me senté en la cama junto a Briden y él cerró la laptop de golpe.

—¿Era el perfil de Facebook de Kim?

—N-no...

—¿Estabas viendo sus fotos?

—No, ya cállate.

Yo lo miré con una sonrisa traviesa.

—Así que Kim...

—Que te calles —dijo como una orden.

—No me callo.

Briden me empujó de la cama, tirándome al suelo.

—¡Kim y Briden, fueron a pasear...!

Briden estrelló una almohada contra mi cara, interrumpiendo mi canción. Yo tomé la almohada de la cama de al lado y le devolví el golpe.

Vi como Brooklyn se levantaba del piso y se metía al baño, mientras yo y mi hermano seguíamos agarrándonos a almohadazos.

De pronto, Brook llegó con dos vasos con agua, me lanzó el agua de uno en la cara a mí y la del otro a Briden.

—Es agua de inodoro por si se lo preguntaban.

Ambos nos comenzamos a secar con las almohadas, asqueados.

—¡No puedes hacer eso! —Briden le intentó quitar los vasos, pero Brook comenzó a forcejear—. ¡Suéltalo!

—¡Tiene siete, Briden! ¡Tú dieciocho!

—¡Y aun así soy más fuerte! —se burló Brooklyn.

Yo le tiré el pelo a Brooklyn provocando que soltara los vasos y Briden cayera al suelo.

Los tres nos miramos llenos de resentimiento y corrimos rápidamente al baño. Comenzamos a tomar lo que encontrábamos y a tirárnoslo encima.

Todos estábamos llenos de shampoo, bálsamo, jabón, cremas y sales de baño.

Brooklyn agarró un pote vacío de sales de baño y lo metió en el inodoro para llenarlo de agua y tirárnosla.

Briden tomó la regadera, le dio el agua fría y comenzó a mojarnos.

La puerta se abrió de golpe cuando estábamos en plena guerra y mamá apareció, quedado atónita.

—¡¿Qué mierda están haciendo?! —esa vez fue la primera vez que a mamá se le salió una mala palabra frente a nosotros.

Los tres nos quedamos quietos y nos miramos.

Yo escupí un poco de agua, mezclada con distintos productos de baño.

—Nada...

Mamá se puso roja de la rabia... Y con eso supimos que sería un feo castigo.

Eiden tenía una cara de asombro. Seguramente no se creía que fuéramos capaces de hacer un caos como ese... si tan solo supiera que yo podía ser peor.

—Los llevé al hospital y resultó que, por suerte, no habían tratado una gran cantidad de cosas —terminó mamá.

—Pero ahora Briden es un hombre maduro, ¿cierto, hijo?

Briden asintió ante la pregunta de papá, aunque yo sabía que era capaz de volver a hacer algo así, aun con veinte años.

—Y Heather está en proceso de hacerlo —agregó mamá.

—Prefiero no imaginar a Brook adolescente —dijo papá.

Yo lo pensé..., pero supuse que no lograría superarme en ser problemática, solo en ser desagradable y obsesiva con la popularidad escolar.

Brooklyn era la clase de chica que querría ser la más envidiada por las chicas y la más deseada por los chicos y las chicas a las que les gustaran las mujeres.

—Yo creo que Brooklyn no será más difícil que Heather —le di un golpe en la pierna a Michel—. ¡Auch!

Yo sonreí intentando que no comenzarán a hablar de mis desastres frente a Eiden. No porque me avergonzada, sino porque él comenzaría a vigilarme más de lo que ya lo hacía.

Por suerte, Brooklyn comenzó a hablar del próximo certamen de belleza al que entraría, desviándose del tema y ahorrándome un problema.

[...]

Otro fastidioso día en el fastidioso internado.

Estaba en clases de música intentando tocar el teclado. El profesor nos había dicho que podíamos ir a distintas partes del internado para practicar sin ruido y aprender bien la canción después de que nos ayudara personalmente a cada uno. Yo no encontré un mejor lugar que debajo de las gradas de la cancha de futbol.

Después de mucho esfuerzo y práctica de ejercicios que me había dado el profesor, había aprendido un poco mejor a cómo tocar el teclado, pero pasar a la canción, me había complicado.

Quedaban veinte minutos para que diera la hora de regresar al aula y yo aún no podía tocar ni el coro.

Me concentré y decidí cantar la canción para guiarme. No logré avanzar mucho cuando cometí un error.

—Tienes que tocar con más seguridad —di un salto al oír a Eiden—. Y, por cierto, sigo creyendo que cantas muy bonito.

Yo me sonrojé un poco y me cubrí la cara con el cabello para que el no se diera cuenta.

—Gracias —no sabia que más decir.

Eiden se sentó a mi lado.

—¿Necesitas ayuda?

—No... estoy bien.

—No lo parece.

Yo lo miré molesta.

—¿Quieres que crea que eres genial porque tocas el teclado como yo no puedo hacerlo?

Él negó con una sonrisa.

—No necesito que creas que soy genial. Yo soy genial —se jactó.

Bufé por lo engreído que era.

—Rubio teñido.

—Rubia teñida.

—Soy natural.

—También yo.

—¿Por qué tu hermana tiene el cabello castaño?

—Briden no es muy rubio tampoco.

—Mi papá no es rubio.

—Mi mamá tampoco.

Me había quedado sin argumentos... ¿por qué estaba argumentando esa estupidez?

—¿Te dejé sin palabras?

—La estupidez de la que estamos hablando me dejó sin palabras.

—Tú empezaste... te gusta mucho discutir.

—A ti también —me defendí—. Buscas cualquier excusa para llevarme la contraria.

—No te creas tan importante.

Rodé los ojos.

—Ahí vas de nuevo.

El rio y se levantó del suelo.

—Te dejó tranquila, mejor. Nos vemos —se despidió.

La verdad era que ya no me molestaba tanto la presencia de Eiden, aun cuando discutíamos. Me entretenía llevarle la contraria... ¿Qué me estaba pasando? ¿No me molestaba tanto un creído perfectito como él?

«Caíste bajo, Heather».

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro