Capítulo 46: Día de cita
Nuestros padres han vuelto de sus vacaciones, esperamos un poco antes de contarles sobre mi accidente, por supuesto ellos se asustaron, pero les aseguramos que salimos bien. Y hablando sobre el accidente, afortunadamente no le pasó nada a la nueva moto de Lis, y menos mal, no quería se echara a perder por mi culpa.
Por la noche fuimos a su sitio de carrera, o bueno, ya no es tan suyo, ahora lo comparte con Shark porque sus competencias son muy reñidas, también aprovecho para retratar el sitio y a algunos corredores. Ya tengo suficiente material para el concurso de fotografía.
Las mejores fotos sin duda son las carreras entre ellos dos, pero también hay donde hacen trucos y demostraciones. Para venir aquí, Shark ahora siempre nos acompaña llevando a Lisbeth y también vuelve con nosotros para dejarla, la interacción entre ellos ya es muy notoria.
—¿Y por qué no se declaran de una vez? —dijo Lis una vez estábamos en casa viendo la televisión— Lo único que les impide ser novios es que no dicen nada.
—No quiero parecer loca —susurró jugando con sus dedos—. ¿Sí creen que le gusto?
Lis la miró con los ojos entrecerrados como si le dijera que esa fue una pregunta tonta, pues sí lo fue, es más que obvio que ambos se gustan. Lisbeth revisó su teléfono, y comenzó a gritar emocionada porque Shark le mandó un mensaje proponiéndole una cita en la mañana.
—¿Qué le digo? —sí que está nerviosa.
—Que nos traiga un par de burritos y unas quesadillas —Lisbeth vio mal a su hermana haciendo una mueca por el chiste, yo no pude evitar reírme—. ¡Pues acepta we!
—¡Sí! —no despegaba la vista de la pantalla hasta que recibió el siguiente mensaje— ¡Ya está! Pero no conozco este lugar —nos mostró la dirección, Lis y yo comenzamos a reír—. ¿Qué les pasa?
—Nada, es sólo que allí nos conocimos Diego y yo.
—Sí, ¿cómo olvidarlo? Ladrona de barrios bajos —agregué riendo nuevamente—. Me sacaste un buen susto —terminamos contando nuestra historia, los tres no parábamos de reír y nos estaba comenzando a doler el estómago por lo mismo.
—Daniel y yo te llevaremos mañana allá —Lis seca sus lágrimas—. Ahí queda su taller, yo pasaré el tiempo con él para aprender más sobre mecánica —su hermana se puso tan feliz que no paraba de abrazarla.
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Al día siguiente Lisbeth se arregló con una camisa sin mangas y botones por el frente, una falda rosa pastel, zapatos de piso color melón y maquillaje bien aplicado con un labial rosa. Lis por su parte lleva puesto unos pantalones bombachos, botines estilo militar, y una camisa de hombre de mangas que casi llegan a los codos. En su mochila lleva un cambio de ropa porque según ella, va a terminar manchada de grasa, pero su labial rojo nunca le falta.
—¿Seguro no quieres venir? —me preguntó Lis antes de irse con Daniel y su hermana.
—No, voy a inscribirme de una vez al concurso.
—Oh, de acuerdo, suerte con eso —me dio un beso rápido, lo que le provocó recibir burlas de los otros dos.
Luego de eso cerré la puerta y fui a mi habitación a encender mi laptop, comenzando todos los requisitos para la inscripción. Mi padre y Verónica fueron a trabajar, así que estoy solo en casa. Debió pasar una hora en lo que terminé de registrarme y mandar mis fotos.
Quedé muy feliz después de que apagué la computadora y me lancé a la cama por esta oportunidad, espero en verdad ganar o al menos hacerme notar. Mientras pensaba en eso escuché el timbre de la casa sonar, así que bajé y me asomé por el rabillo de la puerta, abrí de inmediato para ver que de verdad se trataba de la persona que llegó.
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Lisbeth
Estoy tan emocionada que no puedo parar de sonreír. Lizy no ha dejado de burlarse y Dani también la apoya. Paramos en donde se supone que Héctor me recogerá, mi hermana y yo bajamos del auto y Dani se adelantó a entrar a su taller, Lizy se quedó conmigo mientras espero a mi cita, estoy tan nerviosa que ando muy energética.
—Parece que vas a salir corriendo —ella se burló y rió—. Tranquila.
—Estoy tranquila, ¿acaso no parezco tranquila? —carcajeó posando su mano en mi hombro.
—Mira, ahí viene.
Y ahí estaba, llegando en su motocicleta y parándose justo enfrente quitando su casco. Tan salvaje en su estilo ofreciendo esa sonrisa que me desarma.
—Hola —saludé con timidez.
—Hola Lisbeth. Chita —ella hizo la señal de paz y Héctor me puso el casco—. ¿Nos vamos?
Yo asentí, y me coloqué detrás suyo abrazándolo, nos despedimos de mi hermana y él arrancó yendo como si fuéramos con el viento, me aferré más, pues me gusta esta sensación con él. Cuando paramos vi que estábamos frente a un restaurante de nombre Love Lucky, entramos y nos dirigimos al que atiende, buscó una reservación y nos guió a nuestra mesa.
La plática es amena y muy divertida, simplemente mágica.
—Gracias por esta cita —dije feliz terminando mi postre.
—No es nada, pero creo que debemos agradecer más a Chita.
—¿Mi hermana? ¿Por qué?
—Ella fue la que me recomendó esto. Ha estado estos últimos días dándome consejos sobre como cortejarte.
Gracias Lizy. Fue una sorpresa saber eso y algo que me dio mucha alegría. Así que no voy a desperdiciar está oportunidad, por eso me levanté de mi asiento y me incliné a él, besándolo.
—Me gustas —me sonrió de vuelta y tomó mi rostro ser él el que me besara.
—También me gustas.
Estuvimos dando un par de vueltas en su moto hasta que me llevó a casa, cuando bajé parecíamos dos tontos que no dejamos de sonreír.
—Oye, ¿quién es ella? —me preguntó haciendo que volteara a ver la puerta de la casa.
—Ella, no puedo creerlo —me acerqué rápido junto a Héctor viendo a Diego hablando con su madre en la puerta—. ¿Qué haces aquí? —repliqué furiosa.
—Lisbeth —ella me miró asustada—. Perdóname, estoy muy arrepentida.
—¿Dónde está papá? ¿Qué pasó con él?
—No lo sé, me alejé de él, no quiero estar más a su lado, no deja de decir cosas incoherentes.
—¡Mamá! —Diego alzó la voz a la vez que la abraza— En verdad me alegra que estés bien, pero.hiciste algo malo, y si quieres emendar realmente las cosas habla con la policía, coopera con ellos y ayudalos a atrapar a ese sujeto. Por favor, piensa si fuera yo quien estuviera en peligro.
—Diego —ella se aferró a llorar—. Sí, lo haré, perdóname hijo.
—Gracias mamá —en ese momento, Héctor preguntó si llamaba a las autoridades, cosa que ella aceptó, fue entonces que a mí me entró una llamada.
—Hola Dani —mis ojos no dejan de enfocarse en Bianca.
—Lisbeth, dime que Lis está contigo.
—¿Qué? No, la dejamos justo en el mismo lugar. ¿Qué pasó?
—Lisbeth, ¿qué pasa? —preguntó Diego.
—¿Diego está contigo?
—Sí, Héctor y yo estamos en la casa.
—Pregúntale si Lis está con él.
—¿Dani qué pasa con mi hermana?
—Por favor, pregúntale.
—Diego, ¿está Lizy en la casa?
—¿Qué? No, ¿qué pasó?
—Debe estar con él —mencionó la madre de Diego viéndose aterrada, Dani alcanzó a escucharla y cuestionó el porqué estaba allí—. Antonio dijo algo sobre que ella pagaría todo, quizás, él se la llevó.
Algo en mi interior se empezó a revolver, tenía miedo y náuseas, comencé a respirar rápido apretando mis puños junto al caer de mis lágrimas, un dolor en mi pecho me hacía perder las fuerzas en mis piernas obligándome a ceder y caer. Dani informó haber encontrado la mochila de mi hermana en el mismo lugar donde la dejamos y dentro estaba su teléfono, ella no aparece, y mi padre puede estar involucrado en ello.
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La policía y Dani llegaron a la casa, los oficiales están interrogando a Bianca y ella está cooperando mucho, les dijo en dónde se habían estado quedando en el tiempo que estuvieron fugitivos. Lo que más me rompía el corazón era ver a Verónica llegar destrozada.
Mi hermanita… vuelve a salvo.
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