Capítulo 24: No sería igual
Diego
Estamos sentados en la sala después de que Lis me abrazara de repente, fue muy sorpresivo que lo hiciera, pero también nos asombramos cuando nos hizo notar que ya no tenía puesto su gargantilla ni sus brazaletes, y la sorpresa subió más cuando anunció que ya no quería usarlas, claro que nos hizo feliz en cierta forma porque eso significa que está superando su pasado, aunque creo que la transición será algo lenta, pero más fácil. Aún así, no estamos tan contentos cuando nos reveló lo que su hermana le dijo.
—¡No vas a volver con él! —gritó Verónica abrazando fuerte a su hija— ¡No lo vamos a permitir!
—Mamá, tranquila —sin embargo Lis está tranquila.
—Después de lo que te hizo no hay manera en que dejemos que eso pase.
—Así es Lis, haremos lo que sea que esté en nuestras manos —añadió mi padre sentándose a un lado de Lis.
Estoy enojado, furioso diría yo, aprieto mis puños por pensar en que ella pudiera regresar a ese infierno. No, definitivamente no. Me pidieron subir a mi habitación, es verdad, ellos aún no saben que ya conozco la verdad, pero me gustaría quedarme. Aún así subí para no hacerlos sentir que soy intrusivo en el asunto.
Pasaron unos minutos en los que caminaba de un lado a otro en mi habitación mientras mordía la uña del pulgar. La puerta se abrió y vi a una Lis sonriente entrando y abrazándome de nuevo, no sé que le pasa, pero le correspondí. Luego de eso se fue a su habitación sin decir nada, en verdad no comprendo a que vino eso, al poco tiempo después regresó a mi cuarto con dos libros y dos libretas, me dio uno de cada uno los cuales tomé y me dispuse a abrir en los marcadores que sobresalían de sus páginas. Lis se fue a arrojar a mi cama con los otros que había traído y comenzó a hacer sus deberes.
Una de las ventajas que tenemos de vivir juntos e ir a la misma escuela y en el mismo salón, es que para hacer las tareas basta con repartirnos el trabajo, y así cuando uno termina puede pasarle la copia del otro que estaba haciendo. De esta forma también me mantengo al corriente con las clases durante estos dos días en los que no asistí.
—¿Cómo sigue tu mano? —preguntó Lis con suavidad. Me había lastimado la mano derecha por golpear a Xavier, el novio de esa Yamileth.
—Está bien, ya no me duele —dije sin verla.
—Que bien —hubo un silencio largo—. Ya terminé.
—Yo ya casi acabo. Copiaré tu parte después de cenar.
—Yo igual, pero aún falta una hora.
—Sí —pronuncio cerrando el libro—. Terminé.
—Bien, alístate y baja a esperarme en la sala —ella saltó de la cama y dirigiéndose a la puerta.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿A dónde vamos?
—Quiero ir al parque. No te tardes —sólo dijo eso antes de despedirse con la mano.
Hice lo que me pidió, me vestí rápidamente y bajé a la sala, en el camino encontré a nuestros padres y por alguna razón me dieron un abrazo antes de que saliera, Lis ya les había dicho que iríamos al parque. Cuando al fin llegó caminamos hasta allá, nos adentramos y sentamos en una de las bancas en forma de óvalo. Al principio no dijimos nada, la verdad no sé qué puedo decir yo. Fue entonces que Lis empezó a hablar, más bien, a narrar su pasado. Me sorprendió que comenzara a contármelo y que lo hiciera con una sonrisa, al menos al principio, pues conforme iba diciéndomelo sus lágrimas salían y su voz se quebraba, fue especialmente doloroso cuando tuvo que contar cómo le arrebataron a su madre. Me mantenía callado y atento a lo que me decía, pero a la vez la abracé fuerte mientras ella se aferraba a llorar en mí, yo tampoco pude evitar unirme a su dolor.
—¿Ya estás mejor? —pregunté estando ambos caminando de regreso a la casa.
—Sí, ¿y tú? No puedo creer que también lloraras —ella río bajo cubriendo su boca con el puño.
—Soy sentimental, déjame —refunfuñé haciendo que carcajeara.
—Gracias Diego —se detuvo regalándome su sonrisa.
—¿Por qué? —yo estaba confuso y se lo hacia notar.
—Por ser un gran amigo que se entromete en mi vida —ella sacó del bolsillo de su chaqueta su gargantilla y brazaletes—. Siento que fue gracias a ti, que tengo esta valentía de ya no querer usar esto.
—Pero yo no... —ella extendió sus prendas a mí.
—Gracias —miro que sus ojos brillan con más intensidad que antes, suspiré y tomé sus cosas con una sonrisa.
—De nada.
×~×~×~×~×
Lissette
Diego y yo vamos en una patrulla, pero no sólo somos nosotros, Bryan y Sofí también, y el caso es que no estamos siendo llevados a la escuela, pues es sábado. Lo que pasa es que nos detuvieron por estar compitiendo entre nosotros mientras Diego y Sofí iban montados también. La calle no era transitada, pero igual patrullaban, al parecer nos están llevando a la jefatura donde el padre de Bryan trabaja.
—¿Vamos a tener antecedentes? —preguntó en voz baja y nervioso Diego a Bryan.
—No lo creo —respondió relajado—. Oye, amigo. Eres nuevo en la estación ¿verdad? —preguntó dirigiéndose al oficial de turno, sin embargo, él no respondió— Sí, es nuevo —dijo burlón ahora hablándonos a nosotros—. Por lo general es Oscar el que patrulla ésta sección.
—¿Conoces bien a todos los oficiales? —preguntó Sofí divertida por la situación, ella no se muestra preocupada durante todo el rato en que hemos pasado en esto, pero Diego, él está que le va a dar algo.
—Tranquilo Diego —dije tratando de no reírme.
—¿Cómo es que están tan relajados? —cuestionó con la mirada baja.
Llegamos a la estación y bajamos sin resistencia alguna, al entrar al lugar varios de los policías comenzaron a saludar amistosamente a Bryan, la cara del que nos trajo era graciosa y más cuando el propio jefe de él salió para darle la bienvenida al muchacho, luego a mí despeinándome y terminando con los demás dándole un apretón de manos. Le explicamos las cosas al mayor y entre risas nos dijo que nos podíamos ir y recoger nuestras motos. Nos despedimos del oficial que nos trajo, pero se apenó.
×~×~×~×~×
—El sujeto estaba casi rojo —dije carcajeando mientras bajábamos de nuestras motos.
—Sí, bueno, supongo que pronto se acostumbrará —respondió Bryan con Diego y Sofí a nuestro lado mientras nos paramos frente a una casa grande.
Los cuatro estábamos esperando en el portón de dicho hogar, que era más correcto decir que es una mansión. El guardia nos dijo que podíamos entrar y así los chicos empujaron las motos mientras Sofí y yo caminábamos al frente de ellos. Prontamente nuestro anfitrión salió corriendo hasta nosotros, o mejor dicho, hasta a mí.
—¡Chita! —Valentín llegó a abrazarme con fuerza, tal vez me iba a aplastar los pulmones— Es un gran honor que vengas a mi casa. Hola chicos —añadió radiante de felicidad saludando a los demás.
—E-Está bien, no hay problema, gracias a ti por invitarnos.
Valentín nos guió a dentro y el interior era simplemente espectacular. Vimos a su padre que pasó rápido dándonos la mano mientras se separó un rato de su teléfono y luego se despidió despeinando a su hijo, diciéndole que tuviera cuidado con lo que iba a hacer.
—Vamos, mi madre está en el jardín —lo seguimos y ahí estaba la señora hablando muy cómoda con una chica con el cabello pintado de morado—. Ella es mi mamá, y ella es Frida, mi novia —mencionó con ellas saludando y nosotros correspondidos el gesto—. Bien, ya nos vamos, hasta luego mamá.
Ahora nosotros seis nos dirigimos acompañando a Valentín a que tomara su moto.
—¡Wow! ¡Es fantástica! —grité emocionada al verla.
—¿Te gusta? ¿En verdad? —agarró las manos de su novia y las movía frenéticamente— Frida, le gusta mi motocicleta —ella se reía con su actitud y asentía sonriendo.
Todos nos divertíamos con la escena y así nos dirigimos hasta una pista de carreras que el padre de Valentín alquiló por dos días para mí, fue un favor que Valentín le pidió, y cuando me lo dijo yo no lo creía, al parecer habla con ellos sobre lo mucho que me admira, y es algo vergonzoso. Esta pista es la más parecida en lo que voy a participar. Y sí, los demás se enteraron sobre mi carrera porque Valentín vino corriendo emocionado a decirme sobre esta pista.
—Valentín te estima mucho —dijo Frida parándose a un lado mío.
—Eh, Frida. No quiero que te hagas una idea equivocada.
—Admito que me da un poco de celos, pero también sé que ninguno de ustedes tiene algo, si así fuera se sentiría.
—¡Uff! —llevé mi mano a tocar el centro de mi pecho— Qué bueno que no vayamos a tener roces con esto. Me preocupaba que pensaras cosas erradas —mencioné soltando un suspiro largo y aliviado que ocasioné risas en ella.—. Aunque siento que exageró un poco con alquilar la pista.
—Cuando quiere apoyar a alguien lo hace como puede. Siempre me muestra vídeos tuyos —bien, me sentí algo apenada por eso—. Oye, si puedo ser indiscreta. Ese chico, Diego, ¿es tu novio?
—¿Qué? No. Es mi amigo?
—¿En verdad? —achicó sus ojos analizando mi cara.
—¿Por qué lo preguntas?
—¿Recuerdas cuando dije que se siente cuando alguien tiene algo? Pues, se siente que el chico tiene algo por ti.
—Es imposible —comencé a reír por eso, pero me detuve cuando Frida sonreía.
—¿Por qué?
—Es que somos demasiado diferentes. Él es muy tranquilo, yo básicamente un huracán.
—No lo creo —agrandó un poco la sonrisa mirándome con ojos muy animados por así decirlo.
—Claro. I-Iré a correr —dije sonriendo nerviosa y yendo a practicar.
Diego
Vi a Lis empezar a practicar y junto a ella fueron Bryan y Valentín mientras yo me quedé con Sofía y Frida. Hice lo que para mí ya es una costumbre, retratarla con mi cámara.
—¿Te gusta mucho? —Frida me preguntó divertida, algo que me hizo dar un pequeño brinco.
—Me gusta como conduce —respondí tratando de controlar mi nerviosismo.
—Se ve que sientes algo por ella —inquirió sin dejar de sonreír.
—Es lo que yo siempre le digo —Sofía me señaló mientras hacía un puchero—. Pero no —alza las manos simulando mi negación—, el muchachito dice que no le gusta y que la ve como una hermana —me encogía de hombros mientras me sonrojaba—, Ya acepta que te gusta —replicó cruzando los brazos.
—¿Por qué hablan de mí? ¿Podemos concentremos en verlos?
—Tú te vas a concentrar en ver a Lis.
Traté de ignorarlas, pero me fue imposible cuando me incomodaron todo el rato por verme burlonas mientras tomaba las fotografías. Incluso cuando volvimos juntos a casa de Valentín, no dejaron de mirarme divertidas, Lis por supuesto no entendía y creo que es mejor así.
×~×~×~×~×
Valentín
Llevé a Frida a su casa después de que mis amigos se fueran. Realmente quiero ayudar a Lis, se me hace raro llamarla así y no Chita, pero me ha aceptado como su amigo e incluso me ha dado consejos de cómo cuidar y conducir mi motocicleta, es bastante sencilla y nada de presumida, por eso quiero apoyarla.
—¿Y bien? ¿Qué piensas de esos dos? —pregunté sonriente a mi novia.
—Diego es bastante transparente, en verdad siente algo por tu amiga.
Le pedí a Frida que me ayudara a juntarlos, creo que ambos hacen una bonita pareja. Ella es muy intuitiva para este tipo de cosas, y bueno, fue Frida la que se acercó a mí y se me declaró, yo soy algo nervioso para estas cosas.
—Esa chica, Sofía también piensa que ambos deben salir. Ja, ja, ja, me agrada mucho —dijo divertida—. Veremos como avanzan las cosas.
—Gracias por ayudarme —dije abrazándola y dándole besos por toda la cara haciéndola reír demandando detenerme. No lo haré en un buen rato.
×~×~×~×~×
Lissette
—¿Qué pasa? —pregunté una vez estábamos en mi habitación jugando un videojuego de guerra— ¡Ah! ¡Me mataron!
—Te dije que saltaras.
—Shh Cállese. Entonces ¿me dirás qué te pasa? Has estado muy callado desde que volvimos.
—Nada realmente —espero que me ignore por estar concentrado en el juego.
—Uhm. ¿Es por Sofía? Lamento que ella ya sea novia de Bryan.
—No me siento triste, me alegro por ellos, en serio.
—Ya veo. Y que bueno, no quería tener que estarte consolando —mencioné divertida y riendo exagerada.
—¿Ah sí? Pues veamos quién llora ahora.
—¡Hey! ¡Eso no es justo! —el maldito me ha lanzado una granada.
Ambos estuvimos riendo y divirtiéndonos, fue bastante relajante. Esto es lo mejor, es imposible que yo le guste a Diego, si eso pasara no creo que podamos compartir tiempo de esta manera si fuera verdad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro