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one shot

Helois: "Ay, la gente no entiende lo difícil que es ser tan bella como yo. Es un trabajo de tiempo completo," dice mientras adopta una pose sugerente, inclinando ligeramente la cadera y arqueando una ceja con una sonrisa coqueta.

Compañera de trabajo 3: "Helois, siempre tan humilde."

Helois: "Es la verdad, querida. Todas quisieran tener mi figura, pero no todas pueden manejar la atención que viene con ella," añade mientras se gira para mostrar su mejor perfil y acaricia suavemente su cabello y desabrocha un botón de su blusa.

Helois estaba viviendo la vida que siempre había soñado. Era conocida en su vecindario por su impactante presencia, y disfrutaba mostrar su figura, especialmente en la calle, donde todas las miradas se posaban en ella. Caminaba con confianza y gracia, dejando una estela de admiración a su paso, destacándose por sus caderas de avispa y, sobre todo, su enorme busto.

En la oficina, Helois también disfrutaba de la atención que recibía. Sus colegas la trataban de manera preferencial y no había duda de que su apariencia contribuía a su popularidad. Con su escote pronunciado y su figura voluptuosa, Helois irradiaba seguridad y encanto.

Helois: "¿Ves, Lola? No es solo el trabajo duro, es tener el paquete completo. La belleza abre muchas puertas."

Lola: "Sí, Helois, pero a veces te pasas. No todo el mundo es tan superficial."

Un día, todo cambió para Helois. Despertó y se dio cuenta de que su busto, el mismo que le había traído tanto reconocimiento y admiración, había desaparecido. Se miró en el espejo y no pudo contener las lágrimas.

Helois: "¿Cómo es posible? ¡Mi busto, mi hermoso busto se ha encogido!"

El miedo la invadió, temiendo que su vida tomaría un giro radical sin su "encanto".

Helois: "¿Qué voy a hacer ahora? ¿Perderé todo lo que he conseguido? Estoy tiene que ser una pesadilla, no mi hermoso y enorme busto no"

Dijo entre lágrimas mientras se inspeccionaba

Se sentía devastada, insegura sobre su futuro tanto en las calles como en la oficina. Helois pasó el día llorando, preguntándose si perdería todo lo que había conseguido. Durante ese difícil momento, se dio cuenta de lo mucho que había dependido de su apariencia y comenzó a sentir el vacío que había en su vida cotidiana, un vacío que la apariencia física no podía llenar.

El dolor no terminó ahí. Las mismas mujeres que Helois había humillado en el pasado por tener copas más pequeñas ahora se regocijaban en su caída. Con sus burlas y miradas despectivas, ellas obtuvieron una amarga revancha. Helois se convirtió en el objetivo de las mismas críticas y humillaciones que alguna vez ella había repartido. Sintió el peso de su propio desprecio volverse contra ella.

Compañera de trabajo 1: "Mira quién no es tan especial ahora. El karma, Helois."

Compañera de trabajo 2: "¿Cómo te sientes sin tu 'encanto', Helois?"

Helois, con lágrimas en los ojos, solo pudo mirar al suelo sin respuesta.

Los días pasaban y la situación de Helois no mejoraba. Con el estrés y la depresión, comenzó a subir de peso. Su figura delgada y esbelta ya no era la misma, y su confianza se desplomaba aún más con cada mirada crítica y comentario hiriente.

Un día, mientras intentaba enterrar sus tristezas en el trabajo, algo inesperado sucedió. En medio de su desesperación y abatimiento, Helois aceptó una invitación para salir que ni siquiera había procesado. Wakko, un compañero de la oficina conocido por sus excentricidades y a quien ella siempre había rechazado en el pasado, finalmente había conseguido una oportunidad.

Wakko: "Helois, ¿te gustaría salir conmigo esta noche en mi departamento?"

Helois, sin mucho ánimo y pensando que no podría empeorar su situación actual, accedió a tener relaciones sexuales con Wakko. No imaginaba que Wakko, con su carácter excéntrico, pudiera ser tan sumamente hábil en el sexo.

Mientras hacían el amor, algo extraordinario ocurrió. Helois sintió una transformación en su cuerpo a medida que la grasa que había ganado parecía moverse. Su cintura recuperó su esbeltez y sus pechos volvieron a su forma amada. Era como si todo aquello que había perdido por su estrés y depresión lo estuviera recuperando en ese momento de pasión y conexión.

Helois: "Oh, Dios mío, Wakko... No esperaba esto. Eres increíble... creo... creo que te amo."

Pero en eso, algo llama la atención a la rubia. Helois se levantó y se miró en el espejo, atónita. Su figura había vuelto a ser la misma de antes, si no mejor.

Helois: "¡No puedo creer lo que veo! Estoy de vuelta. Mis pechos... ¡están perfectos!"

Mientras observaba su reflejo, lágrimas de alegría comenzaron a rodar por sus mejillas. Era una mezcla de euforia, alivio y una vanidad que no podía ocultar. Tocó sus pechos con la reverencia de alguien que redescubre una parte perdida de sí misma.

Helois: "Siempre he amado mis maravillosos senos. Son tan... hermosos y enormes otra vez. No sabes lo mucho que los extrañaba, Wakko. ¿Dios, puedes creer lo increíble que se ven?"

La inseguridad y la tristeza que había sentido se desvanecieron, siendo reemplazadas por una renovada confianza y una mezcla de emociones que no podía describir. Justo cuando Helois se disponía a irse, sintió por un minuto que iba a perder su figura nuevamente. El miedo de regresar a su antigua apariencia y la inseguridad que venía con ello la paralizó.

Helois: "No, no puedo arriesgarme a perder esto otra vez. No podría soportarlo..."

En ese instante, decidió que no podía permitir que eso pasara. Tomó una decisión drástica: quedarse cerca de Wakko lo más posible para siempre.

Helois: "Wakko, ¿qué te parecería si empezáramos a salir en serio? No... no solo eso. Quiero quedarme contigo, siempre. No puedo arriesgarme a perder este... encanto otra vez. No sé cómo, pero contigo me siento completa, y no voy a dejar que eso desaparezca."

Ella se acercó y lo abrazó con fuerza, decidida a mantener esa sensación de perfección y felicidad a su lado.

Wakko, que siempre había estado obsesionado con ella, no pudo creer su suerte.

Wakko no podía ocultar su emoción por la propuesta de Helois. Sin embargo, decidió poner una condición.

Wakko: "Helois, estoy dispuesto a estar contigo, pero con una condición. Quiero que seamos novios públicamente, que todos sepan que estamos juntos. Además, quisiera una segunda ronda... ahora mismo."

Helois, ansiosa por mantener su recién recuperada figura y sintiendo una extraña pero intensa atracción por Wakko, aceptó sin dudar.

Helois: "Está bien, Wakko. Seré tu novia públicamente. Y también accedo a la segunda ronda."

No pasó mucho tiempo antes de que se dejaran llevar por la pasión nuevamente. Esta vez, sin reservas, Helois se entregó a lo que sentía, sus gemidos llenando la habitación.

Wakko enfocó su atención de manera especial en los senos de Helois, explorándolos con una mezcla de delicadeza y fervor. Sus caricias eran meticulosas, cada toque buscando arrancar nuevas sensaciones de placer. Helois arqueaba la espalda y soltaba gemidos de satisfacción, cada uno más intenso que el anterior.

Helois: "Oh, Wakko, sí... así..."

Los dedos de Wakko trazaban caminos de fuego sobre la piel de Helois, sus labios y lengua se movían con precisión y deseo. Helois respondía con un fervor renovado, sus manos aferrándose a Wakko con desesperación y entusiasmo. Ese momento robaba sus alientos, creando una sinfonía apasionada de gemidos y susurros.

Helois: "No pares... por favor..."

Con cada segundo que pasaba, la intensidad aumentaba. Wakko se deleitaba en el doble ritmo de respiraciones aceleradas y latidos sincronizados, mientras ambos se perdían en un mar de sensaciones desenfrenadas. Sus cuerpos parecían comunicarse en un lenguaje propio, donde cada caricia y beso narraba una historia de deseo y conexión profunda.

Finalmente, ambos encontraron un ritmo perfecto, un equilibrio entre pasión y ternura que hizo que cada segundo pareciera eterno. En esos instantes, todo lo demás desapareció, sellando su unión con la certeza de un sentimiento compartido y un vínculo que prometía ser irrompible.

Al día siguiente, todos se sorprendieron al ver que Helois había recuperado su figura. Más sorprendidos aún estaban al observar cómo Wakko la abrazaba y cómo ella parecía disfrutarlo. Helois estaba muy feliz de poder presumir de nuevo su figura y de recuperar su antiguo "poder" en la oficina, pero estaba más encantada con lo celoso que era Wakko con ella; eso la hacía sentir más deseada. Helois nunca dejó de presumir su figura, y Wakko siempre la marcaba como su propiedad.

Helois: Ser guapa siempre fue trabajoso, pero si tengo un amor celoso, el esfuerzo es menos gravoso." 

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