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Capítulo Catorceavo

A Kim SunHee le gustaba despertarse temprano. Era su costumbre.

Las razones podían ser... Dolorosas, pero ya era parte de su normalidad despertarse antes que todos, y cerrar su puerta con seguro durante la noche.

Apenas eran las seis de la mañana, y la beta ya merodeaba por la gran casa con una pequeña sonrisa en el rostro.

Pero ese gesto se le borró al escuchar sollozos.

Con paso lento y silencioso, la joven se acercó al cuarto donde provenía ese triste sonido, pegando el oído a la puerta cuando estuvo frente a ella.

-Jungkookie, cálmate... amor, no es para tanto...

-¡¿no es para tanto?! ¡Jeon Taehyung, nunca más te atrevas a infravalorar el dolor de alguien! ¡Ni tú ni yo sabemos por lo que esos niños tuvieron que pasar para terminar así! ¡NaeByeol tiene trece años, Jeon! ¡Tiene trece y actúa de seis! ¡¿Cómo se supone que me calme?! ¡No sé cómo actuar con él, no sé cómo mirar a Su a los ojos! ¡No tengo idea de qué hacer, Taehyung! ¡¿Debería seguirle la corriente y fingir que tiene seis, o debo tratarlo como un adolescente?! ¡¿Y con MingSu?! ¡¿O SunHee?! ¡No sé, no sé qué hacer! ¡Quiero tanto absorber su dolor, quiero que sus heridas sean mías, que la soledad no los consuma, que la tristeza no los golpee, pero no puedo! ¡No puedo salvar a mis niños!...

El llanto de Jungkook se hizo más audible, y a él se quería unir el de SunHee.

No quería ser un problema, ni una preocupación para esa pareja que con tanta dulzura le habían tratado.

Ella también deseaba que alguien pudiera borrar su dolor con un simple beso, tal como Él lo hacía.

¿Qué hacer para quitarles un peso a esos adultos al borde del colapso? ¿Cómo ayudarle a ese lindo Omega?...

-dos años - susurró -. Quiero estar aquí esos años que me prometiste, Jeon Taehyung...

Después de darle una última mirada a la puerta, e imaginarse a la pareja abrazándose con amor, la beta se fue a la cocina a prepararse un desayuno.

Aunque...

¿Y si....?

Al demonio. Hagámoslo.

...

Jungkook se levantó cuando un delicioso aroma a café inundó sus fosas nasales.

Después de llorar media hora, se había quedado dormido en los brazos de su amado, pero ¿cómo ser indiferente a ese olor maravilloso?

Aunque...

-Tae - susurró, rogando al cielo que la situación no fuera la que se imaginaba -, cariño, ¿entraste en celo?

El alfa se removió hasta que su nariz chocó con la contraria, haciendo reír a ambos.

-¿Dijiste celo? ¿Entraste en celo? - dijo Jeon, adormilado aún.

-no, tonto. Que si tú entraste en celo.

-mmmm... No, aún no... ¿Por?

-porque huele a café.

La pareja decidió levantarse e ir a investigar por el olor a café.

Lo que ninguno de los dos se esperaba era que los cinco miembros restantes del grupo y los tres cachorros estuvieran a la mesa, desayunando entre una animada plática.

-¡Oh, despertaron al fin! - aplaudió Jin, contento -. Sun se tomó la molestia de prepararnos el desayuno a todos. ¡Por fin alguien me ayuda en esta casa! Ojalá todos ustedes, bestias, aprendan de ella - gruñó, amenazando a todos con una cuchara.

-¿Por qué Jin hyung llama bestias a hyungs? - preguntó confundido Nae.

Todos los adultos mayores miraron con reproche al Omega de mayor edad.

-ehh... Porque dentro de sí hay lobos, Nae... Y... Eh... Ya sabes...

-¿Como Tete hyung? - cuestionó con los ojos brillantes.

-exacto, nene. Como hyung.

Jungkook y Taehyung, luego de tener individualmente un colapso interno moderadamente desastroso, tomaron asiento y comenzaron a comer, muriendo de la satisfacción a cada bocado que daban.

-¡Te ha quedado exquisito, linda! ¡Eres mucho mejor que Jungkook!

El mencionado le pisó el pie a su esposo por el comentario, estornudando justamente cuando un chillido de dolor salió de los labios del peligris.

-¿Decías, cariño? - preguntó burlón cuando dejó en libertad el pie de su esposo.

Jeon se quedó callado y siguió comiendo con un puchero en los labios, mientras que todos se burlaban de él por la situación.

-¡Gracias por la comida! - gritaron ambos mellizos antes de salir corriendo con los platos en mano al fregadero. Los lavaron, secaron, y los pusieron en el estante para luego salir casi volando a su habitación.

-los niños tienen mucha energía. Deberían llevarlos a correr al parque - sugirió Min.

-¡Me parece una idea excelente! Gracias, YoonGi hyung - accedió Tae.

Ambos alfas se sonrieron, y se levantaron de la mesa para ir a lavar sus platos.

SunHee se sorprendió en sobremanera cuando le besaron la mejilla.

-es una costumbre - comentó su tutor con dulzura.

Mentira, cantó una voz en su cabeza.

Simplemente querían tener cualquier excusa para mostrarle afecto a la beta, y días después de la llegada de los chicos, todos habían acordado besar la mejilla de quien preparase la comida por si algún día SunHee lo hacía.

Nadie creyó que fuera tan pronto...

Pero, ¿qué más daba? ¡Si se puede, se hace!

Así, poco a poco, mientras todos terminaban de comer, SunHee fue besada en la mejilla o abrazada con cariño, hasta que sólo quedaron ella y Jungkook.

-¿Te abrumaron? - preguntó el Omega dulcemente.

-un poco... - admitió ella, jugando con sus manos.

Le había gustado...

Pero eso jamás lo iba a admitir.

-bueno - dijo Kim, levantándose de la mesa -, gracias por la comida.

El Omega se acercó a la beta, quién estaba nerviosa por recibir un beso suyo.

No había tratado muy bien a Jungkook, y eso la hacía sentir... Avergonzada.

-¿Puedo? - murmuró con nerviosismo el adulto.

SunHee se quedó callada, asombrada pues nadie le había preguntado eso... Y la simple acción de preguntar para no incomodarla le provocó un extraño sentimiento de calidez en su pecho.

La beta asintió, incapaz de pronunciar palabra, y cerró los ojos ante la cercanía de su tutor.

Suavemente Jungkook depositó un beso en su frente, acariciando con ternura su cabello, y amando cómo la chica sonreía inconscientemente por el contacto.

-iremos a correr con los mellizos. ¿Quieres venir?

La chica negó en silencio.

-¿Quieres que me quede contigo?

De nuevo negó.

-okay. Volveremos en una hora, ¿sí?

SunHee sonrió levemente, apartándose del Omega, asintiendo.

-bueno... Uhm... Voy por los niños. Pórtate bien.

Jungkook salió técnicamente corriendo, sin creerse haber tenido un contacto tan maravilloso con la chica. Estaba tan asombrado, tan emocionado, tan... ¡Taaan lleno de euforia!

Tal como se prometió, los siete adultos y los dos niños salieron al parque, preguntando antes de irse a la beta si realmente no quería acompañarles. Ante su respuesta silenciosamente negativa, el grupo salió entre cantos y brincos, siguiéndole la corriente a ambos mellizos.

Apenas la puerta se cerró, SunHee fue corriendo a su habitación, puso sin cuidado el seguro, y prendió su celular

Con nerviosismo, y los dedos temblándole de la emoción, buscó aquello que tanto fervor le causaba.

Una coreografía.

¿Qué? ¿Qué pensaron, pecadores? ¡Ni siquiera tiene veinte años, diosa! ¡Decencia, muchachos, decencia!

Ahora, como decía, la chica buscó aquella canción que aparentemente era fácil y la cual deseaba desde hace tiempo bailar, y puso el tutorial.

Pero su cuerpo se paralizó al escuchar las instrucciones.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando dio un paso, y todas sus inseguridades salieron a la luz cuando erró en otro.

Con prisa, y casi desesperación, la muchacha le puso pausa al vídeo, lanzando su teléfono a la cama, abrazando su cuerpo con fuerza mientras su llanto se volvía incontenible.

Una vocecita en su cabeza le criticaba duramente, y en su mente se veía a sí misma, pareciéndole ridícula y tosca su forma de bailar.

No puedes. ¿Acaso crees que con ese cuerpo tan horrible lo lograrías? ¡Mírate! Ni siquiera eres capaz de mover tus caderas sin verte asquerosa.

Quería negarse. Quería tanto gritarse a sí misma que sí podía, que no era un asco... Pero, muy internamente, algo estaba de acuerdo con esa voz irritante.

Una sombra...

Trató de hacer callar aquellas palabras hirientes tarareando una canción de cuna que su hermano le había compuesto, pero eso sólo le dio material para burlarse a esos ecos en su cabeza.

Harta, y queriendo mostrarse a sí misma que sí podía, tomó su teléfono nuevamente y puso el vídeo.

Ignoró los sentimientos de terror, de vergüenza y de incertidumbre que le embriagaban arrasadoramente, y se puso a seguir los pasos de la coreografía, secando las lágrimas que no paraban de correr por sus mejillas.

Su ritmo era rígido, sus pasos pesados, y su expresión desesperada.

Un tropezón que le hizo caer al suelo fue la gota que derramó el vaso.

SunHee golpeó su cabeza con la mano sin delicadeza alguna, rogando a gritos a esa voz que se callara, pidiendo entre sollozos al vídeo que parara, y rasguñando sus brazos y piernas con fuerza ante el asco que su cuerpo le daba.

Ni un minuto.

Llevaba una hora tratando, y ni un mísero minuto de la coreografía había podido dominar.

¿Lo peor? Sinceramente ni quince segundos de baile pudo hacer...

Inútil. Eso eres. Tu hermano lo sabía. Todos lo saben. ¡Tu padre lo sabe!

-¡Cállate, cállate, cállate! ¡Me irritas, me enloqueces, me desesperas! ¡Cállate, maldita sea! ¡CIERRA LA ESTÚPIDA BOCA!

Inmersa en una lucha consigo misma, SunHee no notó que la puerta había comenzado a abrirse, y que el rostro preocupado de un dulce Omega se asomaba con timidez a la habitación.

-Sun, nena... ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?

La beta volteó bruscamente hacia donde estaba su tutor, con el rostro bañado en horror... Además de lágrimas.

-¿Qué demonios haces aquí? ¡LARGO!

Incluso el animal dentro de Jungkook se estremeció, pero éste negó lentamente con la cabeza y entró a la habitación, tratando de cerrar la puerta sin éxito.

Era una puerta muy mañosa.

-¡¿Acaso no me escuchaste?! ¡No te quiero aquí! ¡Deja de fingir que eres mi papá!

Oh, dulce niña... A veces las palabras dañan más que nada.

-Sun... Sé que... Sé que no nos conocemos técnicamente nada... Pero, por mucho que así sea, no tienes que llorar sola. Ya no. No te juzgaré. No voy a condenar tus acciones. Te quiero, y te escucharé. Escucha tú también tu corazón, y deja de reprimir tu dolor. ¡Ya no estás sola, cariño, te juro que ya no más! Compárteme tus angustias, cuéntame tus sueños. Dime cuál es tu más doloroso recuerdo. Dame todo tu pesar, mi niña... Porque la puerta mágica ha abierto sus puertas.

Mágicamente, su teléfono se apagó (¡ojo! Por supuesto que Jungkook no lo hizo..), y el silencio tan anhelado llegó.

SunHee no pudo contenerse más, y corrió a los brazos de su tutor, escondiendo su rostro en su pecho, y llorando con todo el dolor que tantos años había guardado hasta que la magnitud del llanto les obligó a sentarse en el suelo.

Las razones por las cuales se levantaba temprano y ponía seguro a su puerta durante la noche le golpearon hasta dejarla sin aire; el recuerdo de un cuerpo tirado en el suelo cubierto de sangre rompió su corazón; moretones en sus brazos se volvieron a hacer presentes; una cara sin un rostro o nombre definidos atormentó sus sentidos...

Y unas dulces caricias que no formaban parte de su tormentoso pasado le permitieron sentirse segura.

-sé que estás dudando - sonó una voz dulce y grave, llenando la habitación con calidez. Tanto Jungkook como SunHee miraron a Taehyung con asombro, y los ojos de la beta se aguaron aún más -, porque, incluso si hablas con el corazón y digas la verdad, ésta se convertirá en heridas.

Jungkook le sonrió dulcemente a su esposo, y logró que la beta se sentara entre sus piernas para así abrazarla como un con brazos y piernas.

No la soltó. No dejó de tomarle la mano, ni de besarle las mejillas luego de secar sus lágrimas.

-No diré frases tan típicas como "ten fuerza" - cantó Kim, casi murmurando sobre el oído de la chica -, solamente te escucharé. Te escucharé...

Una presencia más se sumó a la habitación, acercándose hasta la chica lentamente hasta acariciarle el cabello.

Los hoyuelos en la sonrisa de NamJoon le dieron ganas de perderse infinitamente en ellos.

-¿Qué te dije? Te dije que lo superarías. Tú no me creías, ¿seríamos capaces de superarlo? Este milagro ¿lo logramos nosotros? Siempre he estado aquí, llegaste a mí. Yo creo en tu galaxia, quiero escuchar tu melodía. Las estrellas que forman tu vía láctea, ¿cómo aparecerán en tu cielo? Te encontré al final de mi desesperación. No lo olvides, eres mi última razón. Estoy de pie al borde de un precipicio. Vive.

Una delicada mano estrujó su hombro dulcemente, y cuando la chica alzó la mirada, se encontró con el omega mayor sonriéndole con dulzura, acompañado de otras tres personas detrás suyo.

-Días en los que odias ser tú, días en los que quieres desaparecer... pongamos una puerta en tu corazón.

-Si abres esa puerta y entras,yo estaré ahí esperándote.Está bien creer.
Te consolaré en "the magic shop" - cantó Jimin con una voz angelical.

-mientras bebes una taza de té caliente, y miras la galaxia.

-Estarás bien, aquí en "the magic shop"

-Entonces muéstrame... - pidió dulcemente Kook.

-te lo mostraré - recitaron los chicos

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré, te lo muestro, te lo muestro...

-como una rosa cuando florece - dijo Hoseok, haciendo un divertido baile imitando a una flor, pero luego se sentó frente a la chica, tomó sus manos, y siguió su verso -, como las flores de cerezo cuando se dispersan, como un lirio cuando se marchita... como esos momentos hermosos...

-Siempre quise ser el mejor, así que era impaciente, estaba ansioso todo el tiempo. Diariamente me comparaba con los demás. La codicia que solía ser un arma se convirtió en mi prisión y una cadena... Pero ahora que miro hacia atrás, sinceramente no solo quería ser el mejor... quería consolarte.

-quería llegar a tu corazón... quiero quitarte tu tristeza y tu dolor.

SunHee buscó con la mirada a YoonGi, encontrándolo en la esquina de la habitación, sin mirarla y con las mejillas un poco ruborizadas.

Cuando el alfa sintió la mirada de la beta, alzó un poco la vista y los ojos de ambos chocaron. De inmediato YoonGi enrojeció un poco más, volvió a centrarse en sus zapatos... y una dulce sonrisa se instaló en su rostro.

Una sonrisa que sólo SunHee vio.

Una sonrisa únicamente para ella.

-Días en los que odias ser tú, días en los que quieres desaparecer... pongamos una puerta en tu corazón.

-Si abres esa puerta y entras, yo estaré ahí esperándote. Está bien creer. Te consolaré en "the magic shop".

-mientras bebes una taza de té caliente, y miras la galaxia.

-Estarás bien, aquí en "the magic shop"

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré - cantaron los chicos al ver que la chica no hablaría.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré, te lo muestro, te lo muestro...

-¿Me creerías si te digo que incluso yo estaba asustado de todo?

Taehyung apartó suavemente a Hoseok, y se sentó frente a la chica, tomando suavemente su barbilla para que alzara la mirada, y acariciando su mejilla dulcemente para borrar una lágrima que bajaba por ella.

-tenía miedo todo el tiempo, es la verdad...

Taehyung cerró los ojos y besó el dorso de la mano de la chica, soltando también un sollozo que captó la atención total de ella.

Sí... tanto tiempo había tenido miedo... miedo por el rechazo, miedo por la vida, miedo por... por el amor.

Ese miedo en su momento llegó a dañar a Jungkook, al grupo... a sí mismo.

Pero ya no temía.

Desde la llegada de esos tres niños... el miedo se había esfumado por completo.

Ahora sólo quedaba el amor. Un amor grande y absoluto.

-todas tus respuestas están en este lugar que encontraste. En tu galaxia. Dentro de tu corazón.

Jimin le sonrió divertido a la chica cuando ésta le miró con sorpresa por la nota alta.

-tú me diste lo mejor de mí, así que te darás lo mejor de ti. Tú me encontraste. Tú me reconociste.

-tú me diste lo mejor de mí, así que te darás lo mejor de ti, para que puedas encontrar la galaxia que hay dentro de ti.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré - cantaron dos vocecitas desde el marco de la puerta, donde los rostros sonrientes de los mellizos se asomaron para luego ir corriendo a abrazar a su noona.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré - cantaron todos, menos la beta.

-Entonces muéstrame...

-te lo mostraré, te lo muestro, te lo muestro... - dijo SunHee con una voz dulce aunque un poco rota por el llanto.

Luego, extendió los brazos hacia todos aquellos adultos que con su canto le habían consolado, y juntó a todos en un bello abrazo familiar.

Te lo mostraré, prometió en silencio. Te mostraré que sí puedo ser feliz por mucho que me hayas jodido la vida... papá...

















...

Una disculpa por la tardanza. Tuve una semana pésima, y escribir fue lo último en lo que me preocupé... Pero, para ser sincera, si no hubiese tenido esa recaída, este capítulo no existiría.

SunHee puede parecer una chica fuerte y distante, casi fría... Pero en este capítulo podemos ver otra parte de ella. Una parte herida y sensible, una faceta en la que ella misma es su mayor enemiga. No es fácil para ella aceptarse...

Para muchos no lo es.

Y aquí es donde entran los chicos.

La rescatan de sí misma.

Aunque sea por un momento... la consuelan y están para ella...

Y también están para nosotros.

Quizá físicamente no tengamos la oportunidad de SunHee, pero BTS siempre va a estar apoyándonos, eso no lo duden. Déjense abrazar por su música, su mensaje y su amor. Pueden hallar consuelo en ellos.

En fin... ¡Cuídense, tomen agua y que tengan una preciosa semana! ¡Nos leemos pronto!

§†Val†§

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