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Capítulo 7 (Una reconciliación)

Debía averiguar que le pasa obvio esta muy raro, tiene cambios en su carácter. Pero ahora simplemente no lo hare me duele el simple hecho de saber que se a tirado a esa tía, estaba segura que todo iba a seguir igual, pero tenía la puta esperanza que no se tirara a nadie más. Así que hice lo mejor que podía hacer me fui a caminar por ahí a despejar mi mente, a calmarme.

(...)

Después de caminar tanto termine yendo a la casa que se estaba quedando Félix. Enseguida que me vio me invito a entrar, y después de ver pelis por un rato.

-¿Qué hizo esta vez?-pregunto poniéndole pausa a la película.

-Nada, que va a pasar-respondí seria.

-Lexa, se que no te gusta hablar de tus cosas...pero de algo que estoy completamente seguro es que tu de al lado de Aizen no te separas. Yo soy su escudo protector ¿recuerdas? -Dijo imitándome en lo último, sus ojos intentan indagar en los míos.

Un recuerdo cruzo mi mente, y no puede evitar que una sonrisa melancólica cruzara por mis labios.

<<yo soy tu escudo protector

-Y yo el tuyo>>

Tras eso el recuerdo se esfumo, ojalá pudiera virar el tiempo atrás jamás hubiera pasado esto. Miles de escenas aparecen en mi cabeza de como se tira a Vale y a la mujer de Roy. Siento que muero, duele, están injusto toda esta mierda. El nudo en mi garganta se forma mientras mas y mas mi mente me reproduce esas escenas, asqueadas siento en mi interior. Yo...yo solo quiero que vuelva hacer como antes, que sea mío. Aprieto los puños de mis manos tanto que se ponen blancos, el nudo no desaparece y duele tanto en mi pecho.

-Duele-hablo en un hilo de voz.

-no me digas que diste otro paso con Aizen, no eso no-se levanta del sofá sin poder creérselo.

-Si, tenias razón me esta haciendo daño...es mi destrucción.

-¡Te lo dije, Lexa!, ¡te lo dije, joder!-alza la voz haciendo que su novia salga.

-¿Sucede algo?

-no, manzanita regresa a la cocina, estoy hablando algo personal con Lexa-su voz cambia a cariñosa en un segundo, ella obedeció.

-No puedo evitarlo me gusta, me enam...-me calla.

-No lo digas que lo sé. Lexa, Aizen va hacer tu destrucción te lo dije, te destruirá. ¿luego que quedara de la mujer que eres? ...Te diré, nada- hay cierta preocupación en su voz.

-Lo sé, ódienme. Háganlo todos, no me importa ser juzga por amar y ser fiel a una persona. Ser de una sola persona de por vida-pronuncio con seguridad, mirando fijamente a sus ojos haciéndolo entender que no me hará cambiar de idea.

Su mirada de decepción y desaprobación me demuestra que esperaba algo más de mí, que no esta de acuerdo con que me vaya a dejar destruir, pero es mi decisión. Mi padre solía decir que yo amo como lo hacen los grifos mitológicos. Ellos son fieles a una sola persona y la aman eternamente aun si esa persona muere, son solamente de ellos. Me decía que yo era de esas personas, que es muy bonito, pero es destructivo para la persona. No me importa que me llamen de todo, débil, lo que quieran. Nadie sabe por lo que he pasado, y lo fuerte que soy. Lanzo un gran suspiro avanzando hacia mí.

-No importa que tanto te de consejo no me harás caso, ¿verdad? -su voz está llena de resignación, y yo negué- bueno me quedare aquí respectando tu decisión, pero allí por si me necesitas... no te dejare caer- acaricio mi cabello, y rego mi flequillo.

-Gracias enserio-hablo mirando el celular notando que ya es tarde-me voy.

-Si quieres quedarte puedes hacerlo, si quieres estar lejos aquí puedes venir siempre. Bueno mientras tenga alquilada la casa-Una sonrisa tonta se dibujo en su rostro.

-tranquilo estoy bien, siempre bien-fingí una sonrisa.

-Vale, espera que te acompaño-camino hasta la mesita cogiendo las llaves.

-No te preocupes, quiero caminar-digo en lo que abro la puerta.

-insistiría, pero te conozco-aseguro, dejando nuevamente las llaves en su sitio.

-nos vemos-salgo.

(...)

Caminé tomando el aire fresco de la noche en lo volvía a casa, abrí la puerta encontrándome a todos en la sala disfrutando, incluso él estaba. Los ignoré a todos yendo al baño a bañarme, salí yendo a nuestro cuarto. Me tire en nuestra cama que aún guarda su olor, así como las almohadas. Duele todo, pero si bajo tendré que lidiar con todo y todos. Ahora solo quiero dormir, cerrar mis ojos y no pensar en nada.

(...)

Abrí mis ojos encontrándome en la habitación, mire hacia los lados esperando que todo por lo que estoy pasando sea una pesadilla, pero no todo es demasiado real. Levante de la cama, cuando mis pies entraron en contacto con el suelo de madera helado. Rápidamente tomo ropa dirigiéndome al baño, me baño escuchando mi canción favorita pero la canción perfect de Ed Sheran se repite una y otra vez en mi mente. Junto a aquel recuerdo de sus labios sobre los míos por primera vez. La descargo reproduciéndola en lo que termino de alistarme. Bajo yendo directo a la cocina encontrándome con Vale.

-Lexa, estaba esperando por ti-en su voz hay alegría.

- ¿Qué sucede Vale?, quieres restregarme por la cara de que te acostaste con Aizen, porque si es así felicidades lo lograste- me dirijo hacia el estante pasando por su lado.

-No es eso...yo solo quería preguntarte que lleva el café de Aizen que se me había olvidado, quiero hacerle uno-se posiciona a mi lado-no sabia que estabas molesta por ello-la calma y la sinceridad en su voz me enoja.

¿Como se atreve?, no me molesta al contrario disfruto viendo a mi chico tirarse chicas por donde quiera que vamos, a ella principalmente.

-Pues lo de siempre el chocolate, la vainilla, tres hojitas de mentas chiquitas colocadas al lado derecho de la agarradera de la jarra, cuatro cubitos de hielo, leche desnatada, leche normal, crema, nata, una bonita decoración, la cereza, canela polvoreada. Ya eso es todo-digo tomando el café.

La veo tomando nota, en lo que hace eso pongo hacer mi café.

-Lexa...tienes que saber que solo fue sexo, un desquite por parte de los dos nada más- esas palabras a pesar de que se que no las dijo con esa intención, dolió.

-No me interesa-Digo contante, sentándome en el banquito.

-Si que lo haces, no quiero que nos llevemos mal-suspiro, sentándose a mi lado- la verdad me gusta Roy, no debes preocuparte con lo de si me gusta Aizen. Y siento si parece que me gusta Aizen, es que mi personalidad es así...-intento buscar las palabras.

-Puta, insoportable, y demás, demás -complete.

Me observo un segundo, en sus ojos había algo que quise saber el que, pero rápidamente cambio a su expresión de siempre.

-Pues si...en verdad lo siento. Me gusta Roy...saber que tu y el se besaron no puso solo mal a Aizen sino a mí también, no espero que me perdones porque yo no lo haría-en verdad hay arrepentimiento en sus ojos.

-Ya, se supone que debo creerte- me levanto tomando mi taza de café.

-Veras, Roy le confeso a los chicos que en verdad no había sucedido. Los chicos que lo conocen me dijeron que tenía razón, pero aun así no me sentí mal mi personalidad es así-confeso con sinceridad.

-Vale, te perdono. Pero no me pidas amistad, por ahora eso no lo puedo hacer-respondí con sinceridad, yéndome a al cuarto al tomarme el café.

Subí las escaleras encontrándome con la que menos quería hacerlo. Y por primera vez mostro tu verdadero rostro, su mirada estaba llena de burla.

-Lexa, dormiste bien-hablo llena de cinismo.

La ignoro porque se que solo quiere burlarse de mí, así que paso por su lado cuando me detiene tomándome del brazo.

-Estas así porque me tire a Aizen, tu te besaste con mi pareja... aunque bueno un beso no es lo mismo que sentir pedazo de polla dentro de ti-su agarre es fuerte, su voz llena de diversión.

Sujete la jarra de café caliente con fuerza, intentando asimilar sus palabras se que es solo una provocación, no debo caer. Trato con criminales que tratan de enojarme todo el tiempo así que puedo con esto, por mas que duela. Di un tirón zafándome de su agarre, volteé a mirarla fijamente a los ojos.

-A que sí, aunque tu chico no se queda atrás. Puede hacer cosas increíbles -le guiño el ojo, pasando por su lado.

-¿A qué te refieres?- su cuerpo se paralizo, y su cara lo expreso.

-lo que se sabe no se pregunta-le dedique una sonrisa de triunfo, adentrándome en el cuarto de Kris.

Solo se le ocurre hacerse la payasa conmigo...yo, que agradezca que no le rompí la cara ni siquiera Aizen se lo desea a nadie. Mire por toda la habitación, pero no se encontraba así que disfrute de la soledad sentándome en su cama tomándome por fin mi café en paz, escuchando perfect. Baje a fregar mi taza, para sentarme a ver la tv porque por culpa de Vale hay un fuerte y delicioso olor a café.

(...)

Se paso toda la película hablándome sin dejarme verla bien, aprovecho que se va a la cocina a preparar el café de Aizen, según ya el vino lo que fue a la playa. Apague la tv justamente cuando la puerta se abrió, entrando en mi visón aquel chico que me vuelve loca su cabello completamente mojado pegado a su rostro, su torso desnudo. Mostrando su perfecto cuerpo, musculoso, trabajado, definido, pero nada exagerado. Las gotas de agua que se deslizan por sus fuertes brazos, por su pecho hasta sus cuadritos perdiéndose en el short.

<<¿Como se puede estar tan bueno, tan sexy?>>

No puedo apartar la vista de él. Su cuerpo sobre la piel, su piel contra la mía, el calor de nuestros cuerpos. Sus jadeos, su voz llena de deseo, sus caricias, besos por mi cuerpo.

<<Mierda si no me he mojado ha sido casualidad>>

Vuelvo a la realidad cuando Vale sale de la cocina con el café de Aizen en la mano.

-¿Café?, lo hice en la mañana esperando por ti-su rostro irradia felicidad.

-Gra...cias- lo toma sin saber que hacer, sin apartarle la vista.

Vale no deja de sonreír y mirarlo inocentemente esperando a que pruebe el café, lastima será que no lo hará lo conozco suficiente como para saberlo.

-A la, el televisor esta ...-se quedó un segundo pensativo- ¿Quién apago la tv eh?

-No lo sé-responde con inocencia.

-se supone que debe estar prendido todo el día, ¿Qué es eso que le está apuntando ahí? - señala haciéndola mirar.

Aprovecha la distracción vertiendo el café en la maceta llevándose la taza a los labios nuevamente antes de que ella volteara.

-Ahh, delicioso- le devuelve la taza, con fingida sonrisa.

Mira hacia la planta disimuladamente, y yo también lo hago viendo como se marchita.

<<¿pero que mierda?>>

Nuestras miradas se encuentran por un segundo dando por hecho que los dos pensamos lo mismo. Vale nos mira y el silencio es tan incomodo justo como la muerte que iba a tener Aizen si se tomaba ese café.

-Bueno...yo creo que iré a comprar una planta nueva- me levanto. Yendo al cuarto.

Subo organizando el cuarto, tomando mi toalla para ponerla coger aire. Salgo de la habitación encontrándome con Aizen otra vez casi desnudo, si porque lo único que lo cubre es una chaqueta cubriendo sus partes. Se para frente a mi mirándome irritado.

-¿tu fuiste la del chiste?-pregunta sin apartarme la vista.

<<de que habla>>

- ¿eh? - digo confundida.

-nada-responde.

Bajo tendiendo afuera la toalla, entro sentándome al lado de Kris.

-Lexa, ¿Cómo te sientes?

-excelente, nunca mejor. Sobre todo cuando me encuentro con Claudia en el pasillo agarrándome del brazo, para decirme que le encanto la leña que le dio Aizen-Admito entre irritada he cínica, sin dejar de sonreír.

-¿Qué te dijo que esa perra?-habló Vale enojada.

-Lo que oyes-miro a Kris que esta sin creérselo- lo que oyen.

-¡¡Esa hija de su puta madre!!-de dos zancadas llego a las escaleras.

-Espera, con eso solo lograras que sepa que logro molestar-hablo Kris calmada.

-Exacto...además, yo también le dije luego algo que acabo por joderla-respondí con fingida sonrisa.

-¿el que?-preguntaron a la vez.

-Que su chico también sabía hacer cosas maravillosas...-me auto interrumpí cuando sentí pasos.

Ambas se sentaron a paso apresurado a mi lado, quedándonos mirando fijo las escaleras para ver a Aizen bajando.

-eh, Lexa entonces hoy vamos a la disco-hablo Vale, para que Aizen no sospechara.

-si-conteste lo más calmada posible.

El simple hecho de pensar que hubiera escuchado eso me dejo algo alterada, porque verdad que entre Roy y yo no había pasado nada, pero para el sí. Eso solo complicaría más las cosas.

-Aizen... ¿buscabas la toalla? -pregunta Kris mirándolo fijo a los ojos llena de diversión.

-No para nada, ¿para qué?, me gusta andar desnudo por el medio de la casa-dice irónico, sentándose en el sofá.

-Ya, con esas nalguitas-se burla descaradamente en su cara.

Intento disimular la risa, la verdad que desde que conocí a Kris no hace mas que caerme bien, es como tener un amigo y a la vez una amiga. Lo digo en el buen sentido sabe de cosas de chicos como si fuera uno, pero a la vez puedo hablar con ella de cosas de chicas es muy cómodo. Desde que la estoy conociendo es alguien segura, demasiado la verdad. No se de donde saca tanta seguridad, es divertida y una gran consejera, se ve que tiene mucha experiencia. Mi vista viaja nuevamente a la del chico que saca la pistola, desarmándola y limpiándola.

-Vamos hoy a la disco-sugiere Kris.

-¿tu invitándome?, ¿Qué quieres?-la expresión de desconfianza en su rostro me da gracia.

-No, todos-afirma Kris, señalando en círculo a todos.

-Vale-acepto, continuando con la limpieza de su pistola.

-¿dime Aizen?-hablo distraída.

-Vale, vale-sonrió.

-entonces estate listo en la noche-advirtió, volteando a verme guiñándome un ojo.

-okey-aseguro-Vale me traes...-lo interrumpió intentando finalizar por él.

-Un café-su emoción me hace gracia.

-No, el...-se quedo ido un segundo-sí, me hace falta-musito.

-bien, te lo preparo-se giró para irse.

-No, por favor, el líquido de limpieza de arma y ...-se auto interrumpió al escucharme.

-¿Te preparo el café?-asistió.

Fui hasta la cocina con una sonrisa en el rostro, a pesar de todo me alegro por hacer un café. Es que oírlo a él, pedirme un café es como si me diera a entender que podemos arreglarlo, es como si me dijera te quiero...es una estupidez, pero para mí es así. Me pongo a preparar el café y en el momento en el que esta hecho salgo a la sala para presenciar la entrada de Roy empapado en sudor, Agner igual y por último Kaito. Hay que aceptar que se ven muy sexy, y podría decir algo más si no fuera porque mi chico es mi todo.

-O sea...Me cago-arrastro la o, asegurando que iba enserio. Corriendo a toda velocidad al baño.

Miro a Vale para verla sonreír siguiendo a su chico, que corre a toda velocidad porque esta apunto de parir, con cara de puro dolor de estómago. Que linda historia de amor, ella toda enamorada y el apunto de cagarse en los pantalones. Todo un clásico del romance.

-Lexa, no hiciste café-Hizo un puchero, y sus ojitos de cachorrito.

-Si hice-le regalé una sonrisa de complicidad a mi mejor amigo, centrándome en mi chico-toma- me senté a su lado.

-gracias- sus dedos rozaron los míos, y aunque que casi se me cae el café. Aguante apretando con fuerza la agarradera.

Todos centramos la vista en lo que hacia Aizen con la pistola, que con agilidad la armo en un segundo, cargándola y volviéndola a guardar. Dio un gran sorbo al café suspirando lleno de satisfacción. Miro en que parte de su cuerpo guardar la pistola, la guardo dentro de su pantalón.

<<esa pistola tiene más suerte que yo>>

Pero se deslizo por su pierna cayendo al suelo.

<<Dios, no tiene bóxer>>

-¿No tienes bóxer?- pregunto Kaito.

-¿Eh?, no-afirmo algo distraído acomodando su pistola.

-que asco-musito a lo bajo echando andar.

-si no quieres saber para qué preguntas-respondió serio.

-ah, asco- puso cara de repulsión desapareciendo escaleras arriba.

-Bien, me mandan en un mensaje la hora voy hacer ejercicio- me levanto.

-¿A qué gimnasio tú vas?-pregunto Kris, sugerente.

La ignore girándome, pero su voz me detuvo.

-Lexa, Lexa-llamo, haciéndome que me girara en un instante.

-mmm-lo único que salió de mi boca, no podía creer que me hablara mí.

-¿Podemos entrenar?

Recuerdo la primera vez que me dijo para entrenar fue el día siguiente de habernos conocido, recuerdo que terminamos agotados y sorprendidos. Quisiera sonreír, pero me lo prohibido, al recordar imágenes que mi mente me juega luchando contra mi corazón.

-Esta bien...supongo-digo sin mirarlo a la cara.

-Pero no acabas de entrenar tú-respondió Kris, señalando lo obvio.

-si, pero prefiero entrenar combate o disparo- siento la presión de sus ojos encima de mí, aun así, no quiero mirarlo.

-okey-acepte.

Es una gran lucha interna entre la mente y el corazón. Pero más la tengo yo, por si quiero continuar algo que tal vez nunca se va arreglar y puede acabar haciéndonos daño a ambos, o continuar esto hasta que uno de los dos acepte ser domado aceptando el modo del otro. Los dos tenemos un carácter fuerte, pero sé que terminare perdiendo yo por que amo a ese hombre y se perfectamente que no me arrepentiré, porque yo le pertenezco desde el día que me enamore, desde el minuto en que sus ojos conectaron con los míos, desde ese primer beso mágico, hasta la primera que me hizo suya; Abro la puerta encontrándome con Félix apunto de tocar.

-Lexa, te necesito-Sus ojos cambiaron de Aizen a mí.

-Hello doctor-salió parándose a su lado.

-Hello-dijo sin ni siquiera mirarlo, está enfadado con Aizen.

-Lo siento, estoy ocupada-cierro la puerta.

-Es raro que Félix diga que necesita...así que supongo que sea urgente-sugiere con inocencia, sin darse cuenta de las miradas asesinas que le dedica Félix.

-no, en verdad quería llevar a tomarse unas cañas, el otro día fue muy divertido traerla borracha hasta aquí-sonrío con sinceridad.

Aizen se tornó serio, apretó sus puños a sus lados. Hasta Félix lo noto y acto seguido su sonrisa se esfumo de sus labios, se quedó mirando fijo a Aizen esperando algún tipo de signo que le indicara que le pasa, pero nada.

-Borracha-murmuró tan bajito que apenas se oía.

-¿Qué pasa?-lo miro directamente a los ojos, haciendo que me mire.

-¿Qué?-respondió ido.

-¿Qué pasa?-repetí nuevamente.

-Nada- afirma con un largo suspiro.

-venga-lo animo.

-vamos al bosque-ordeno firme.

-Nos vemos- se despidió Félix, yendo de regreso a la playa.

-nos vemos-decimos a la vez.

-pasa tu adelante-me hago a un lado dejando que pase.

-Venga, en el coche tengo repuestos-camina rápido, abriendo el maletero.

Está lleno de cosas, pero lo que más llama mi atención es el equipo de paintball que tiene. Toma una pistola de paintball en su mano ofreciéndomela.

-¿es enserió?-enarco una ceja, tomando la pistola.

-si-asiente, me lanza un par de cargadores.

-Yo puedo apuntarme-hablo Kris detrás de nosotros.

-si...supongo-hablo.

-Vale- hablo entusiasmada.

-¿con armadura o sin armadura?-pregunta mirándome fijamente.

-sin armadura- respondo, aparto mis ojos mirando a otro sitio.

-¿con armadura o sin armadura?-vuelve a preguntar pero esta vez dirigiéndose a Kris.

-sin armadura-su seguridad me asusta.

-Te voy a dejar sin tetas-suelta con una sonrisa triunfal en su rostro.

<<es la primera a la por la que ira>>

Le da su arma y un par de cargadores también en lo que él se equipa. Me da unas gafas, al igual que a ella. Toma la suya cerrando el maletero, echando a andar. Me coloco la pistola en el hombro en lo que camino delante de ellos, cuando siento una pequeña pulsada en mi nalga derecha. Me giro lanzando un largo suspiro mirando mi nalga viendo una marca de pintura.

-Eso duele-musita mirándola.

Suelto un largo suspiro para calmarme volviendo andar, sabía que tenía que hacer de las suyas porque si no, no sería ella.

-yo propongo algo, podemos poner a Lexa de diana-su voz está llena de diversión.

-No es muy fácil de dar, ese culo se ve a miles de kilómetros...pobre de paintball, chocar con ese culo le tuvo que haber dolido a la pobre bala-rio, enseguida Kris le siguió.

Oírlo hacer chistes sobre mi trasero, me dice que el día hoy puede ir bien. Pero aun mi mente me mantiene molesta me lo recuerda a cada rato, es una puta tortura admiro a esas personas que al día siguiente no les importa una mierda.

-ni se inmuto, se nota que el culo ese lo tiene que tener del tamaño...-no escuche lo siguiente por la risa de Kris-como no tenga chaleco puesto en las nalgas, yo me lo pondría, ¿eh, Kris?-su voz está llena de diversión.

-No que va, no le hace falta-respondió ella, al mismo par de divertida.

-Lexa, ¿al final te aseguraste el culo? -camino más rápido llegando casi detrás mío.

-no.

- ¿no?

-No, está libre de seguros-aclare mirándolo.

-y si, se te cae ¿qué haces? -su mirada se clava en la mía.

-no se me va a caer-afirmo

Se que quiere enfadarme, pero no lo va a lograr.

-¿segura?-su sonrisa me delata que se está divirtiendo.

-segura-aseguro dándole a entender que no voy a caer.

-la edad no perdona.

-¿Y?

-Qué dice que todo lo que sube tiene que caer-ríen abiertamente, no puedo evitar contener la risa.

-¡ejem!, ¡ejem!-carraspeo disimulando la risa-cuando uno hace ejercicio el musculo se le queda duro, así que-me doy una fuerte nalgada, demostrando la dureza- dudo que se caiga, pero a Kris si puede que se le caigan sus tetas- insinuó, haciendo que estalle en una sonora y hermosa carcajada.

-bien, aquí está bien-habla mirando alrededor-creo que diez metros está bien.

-Si, está bien- me volteo para alejarme- por cierto, a mí se me caerá el culo, a Kris las tetas, pero a ti...-no me dejo terminar, como me conoce el desgraciado.

-adelante.

Me apresuro a paso apresurado a esconderme, quito el seguro de mi arma y aun no me muevo sé que si lo hago Kris que está cerca me intentara disparar, y yo entretenida con ella solo haríamos que fuéramos presas fáciles para él. Tengo que dejar que se encargue de Kris y yo me encargare de él. Siento el disparo atrayente hacia unas matas, me quedo tranquila cuando siento los pasos de Kris y enseguida el disparo, el grito por el disparo. Mientras todo eso sucede voy corriendo acercándome a su posición. Al verlo comienzo a disparar vaciando el cargador, me escondo para recargar en lo que el empieza a disparar. No sé cómo fue solo sentí el golpe en mi frente.

-¡Ay!-me quejo en lo que sobo la frente- mierda-comienza disparar nuevamente solo me queda arrastrarme.

Me agacho acercándome más a él, en lo que esta distraído cuando el crujir de la rama me asegura que la he cagado. El dolorcito en el hombro más la pintura, me dice que acabo de perder. Puedo ver hasta su cara de triunfo desde aquí.

-Mierda-digo para mi entre dientes.

Salgo viendo su cara de triunfo, me acaricio el golpe de la frente mirándolo irritada. Su sonrisa hace que me derrita, pero mantengo mi postura. Al estar frente a frente a él.

-Quita la mano, déjame ver el golpe-exige sin dejar de sonreír.

Lo fulmino dejando finalmente que vea el moretón, subo mi flequillo dejándolo ver.

-ostia-susurra, en lo que ríe.

-¿otro?-desafío.

<<¿echamos otro?>>

Siento la pulsa en el medio del pecho recordando sus palabras después de la primera vez.

-Vale-acepta.

-La revancha.

-será la tuya-me restriega que gano.

-si la mía- sonrió.

Quiero bajarle el puto cargador para que le duela, quiero golpearlo para que vea lo que me duele. Ni si quiera con eso sentirá cuanto duele.

Comienzo andar escondiéndome, lista para atacar. Avanzo aprovechando los tiros a distracción que debe estar haciendo para entretenerme. Lo veo tirado en el suelo y el ni si quiera se ha fijado, disparo dándole en el hombro. Me acerco con una gran sonrisa.

-¿Quién perdió?- pregunte restregándole mi victoria.

-yo, yo-respondió quejándose del dolor.

-Exagerado solo fue el brazo-admito.

-Kris, me acaba de bajar un cargador encima-habla quejándose.

Lo tomo del brazo tirando hacia arriba pero no puede levantarse, me agacho a su lado para examinarle la espalda.

-ostia-digo al verlo así.

-tu vete, yo...yo mejor, yo me quiero relajar aquí-se trabo varias veces intentando disimular el dolor-Ni se te ocurra tocarme la espalda- me advierte, intentando sonar normal-yo quiero relajarme un poco, aquí bajo la mata-sus palabras salen rápidas.

-me dejas ayudarte.

-¿a qué?-aún está en modo defensa.

-A levantarte, déjame ayudarte-pido, sin apartar sus ojos.

-no aquí estoy bien-intenta convérsenme-Kris...¡Kris!-grita.

Me siento esperando a que termine con su lio y termine por aceptar que necesita mi ayuda.

-Busca a Kris y el doctor-dice finalmente en voz baja.

-¿Por qué?-exigí saber.

-No me puedo levantar- admitió finalmente.

Me levanto caminando de regreso a la casa con las pistolas, entro en la casa buscando a Kris que no está por ningún lado. Corro hasta casa de Félix encontrándomelo por suerte abriendo la puerta.

-¡Félix!-grito haciendo que se detenga.

-¿sucede?-pregunta lleno de preocupación.

-Ai...Aizen, necesita tu ayuda-logro decir finalmente, recuperando el aliento.

-¿Qué le sucedió?, no me digas que un tiro-sus alertas se encendieron.

-No, estábamos jugando paintball en el bosque y Kris le bajo el cargador en la espalda, no puede moverse-explico alterada.

-oh, entiendo eso le debe doler, espera aquí buscare mi maletín-entro en la casa.

(...)

Caminamos a pasos apresurado acercándonos cuando sentimos los gritos de dolor de Aizen desde aquí. Félix casi muere de la risa en lo que nos acercábamos. Al estar ya a escasos pasos dejo de gritar.

-esta aquí Fenix-señale el camino.

Su rostro se tornó serio, nos miró serio como si nunca hubiera gritado.

-no te hagas el lindo, que los gritos se sentía desde lejos-advirtió serio, agachándose delante de él.

-No eran gritos de dolor, eran como rabieta de rabia-intento explicar.

-si ya-fingió creerle.

Me senté para que cuando Félix lo volteara pusiera la cabeza en mis muslos, su cabeza quedo completamente pegada entre mis muslos y parte intima. Félix se estaba desquitando hundiendo su mano con fuerza en su espalda.

-¡Auch!, para, para...duele. Me duele, hijo puta, ¡hijo de puta! -se queja lleno de dolor.

Tomo un frasco y poco a poco comenzó a regarlo en su espalda. No me doy cuenta hasta que siento su mano acariciar mi nalga, Aizen tiene su mano en mi trasero.

-listo, ¿Se te alivia? -pregunto.

-Si-dice Aizen más aliviado.

-Bien me voy-lo ayuda a levantarse.

Me puso una mano en la nalga, y me la acaricio...pero bueno.

-Lexa, tu vienes conmigo-dice ayudando a levantarme.

Camino junto a Aizen que aun camina con un poco de dolor, en lo que Félix camina apresurado delante de nosotros.

-Si quieres te cargo-musito, agarrándolo del brazo.

-No, no creo que sea necesario-me tranquiliza.

(...)

Salimos del bosque y Félix se despidió yendo a su casa y nosotros rumbo a la de nosotros, entramos encontrándonos con Kris en la sala. El enseguida camino hasta ella.

-Hola, Kris-dice entre dientes, dando unos fuertes manotazos en su espalda.

auh!-se queja, tras el último manotazo.

-¿Cómo estás?-sonríe con cierto cinismo.

-bien-casi en un susurro, en un gesto de niña pequeña atrapada después de hacer alguna maldad.

-¡Felicidades!, ¡no sabia que eras una tramposa de mierda!-exclama- tranquila no pasa nada, no soy rencoroso. No como otras-soltó de forma sarcástica.

-no importa me la desquite toda-sonrío con malicia.

-mira que bien-se sentó en el sofá.

Saber que ya está bien me deja más tranquila, así que ahora si me iré hacer ejercicio.

-Bueno, ahora si me voy hacer ejercicio-me excuso.

-Ponte más buena-dice recorriéndome con los ojos.

<<pero, bueno. Él tiene que ser bipolar>>

Subí las escaleras cambiándome de ropa para hacer ejercicio, en lo que todos están no se en donde me voy hacer ejercicio.

(...)

Haciendo footing pase frente a una tienda viendo un hermoso collar de hombre con una estrella algo rara, pero mi padre una vez me explico acerca de ella, es una estrella protectora según él. Me explico que si se la regalas a la persona que amas siempre estará protegida, esa persona siempre tendrá buena suerte. Y por supuesto me la envolvieron en una cajita negra, la compre porque me recuerda a mi chico y él siempre está en peligro. Entro a casa empapada en sudor, sintiendo las voces desde la cocina, coloco la caja en el estante para regalársela luego sin tantas personas delante. Cuando oigo la pregunta de Roy hacia Aizen que no sé qué tiene esa pregunta de importante.

- ¿Cuánto te mide? -su voz es firme, pero detrás de ella se puede sentir la molestia oculta.

Entro en la cocina en el momento en que está a punto de responder.

-Esa pregunta la hubiera entendido más de Vale que de ti, pero bueno. Tengo entendido que...-hable más rápido que él.

-18 cm-complete, captando la atención de todos.

Por la forma en que me miran es como si hubiera dicho algo del otro mundo, no tiene nada que sepa cuanto le mide a mi chico.

-y dos pulgadas y media de grosor-finalizo, contento.

- ¡ejem! -carraspeé pasando por su lado-mentira-pronuncié en apenas un murmullo, bromeando con él en lo que me siento.

-si no me creen me la puedo sacar aquí mismo, vamos-confeso al ver la cara de todos.

- ¡upa! -exclama Vale, dado pequeños aplausos.

<<dios, loca>>

-Bien, próximo...taito- Soltó, cambiando de tema.

-Kaito-corrigió a regaña dientes, Kaito a Aizen.

-Kaito-Pronuncio bien Aizen al fin.

-Por que nunca puedes decir bien mi nombre.

- ¿tú te llamas como el vocaloid de Miku hatsune?-pregunto, fruñe el ceño con extrañeza.

-pregúntale a mi madre-suspira, rendido.

-sabes que es gay, ¿no? - afirma, haciendo que todos se echen a reír.

-no-niega, fruñendo el ceño.

¿Qué hacen? -le pregunto directamente.

-un interrogatorio sobre mi persona-alego, sin apartar sus ojos cian de los míos.

-y yo le puedo preguntar algo señor agente-solté de manera juguetona.

-Cuando termine Taito...Kaito-se corrijo, y Kaito resoplo.

-¿En dónde te graduaste?-pregunto sin las más mínima importancia.

Dejo de escuchar ya que se dónde y cómo se graduó, siendo el mejor y el más joven policía en graduarse. Mi señor agente inteligente. Sin casi apenas ir. Pero después de que Agner le preguntara quien le enseño defensa, la pregunta de Violect si llamo mi atención.

-¿Por qué tienes esos cambios de personalidad tan drásticos?-preguntó llena de curiosidad, de manera muy directa.

-Pues...soy psicólogo, y a veces me gusta analizar el comportamiento de las personas, con la personalidad que uno se comporta, habla y se dirige hacia ellos. Básicamente es para analizarlos a cada uno de ustedes-Afirma, con sinceridad.

Puede que todos hayan creído menos yo, suena creíble, pero estoy completamente segura que hay algo más. Él no miente, pero hay algo de verdad en ello, pero no toda.

-vamos, que eres como una maquina analítica-dio a entendió Agner.

-¿próxima pregunta?-sonrío a todos.

-yo-levante la mano captando su atención a mí.

-me llevas haciendo preguntas desde hace dos años, ¿en serio quieres preguntarme algo?

-claro.

-¿Qué me vas a preguntar, que ya no sabes?-entorno su rostro, mirándome fijamente.

-¿te dolió lo de la espalda?-dije llena de diversión.

-me dolió más que disparan a traición, que el dolor que me provocaron las bolas-mira a Kris al decir eso.

-¿Alguien más, más nadie?, bien se acabaron las preguntas-Alego, con una gran sonrisa.

-¿alguien quiere hacerme alguna pregunta?-digo al ver la curiosidad en los ojos de Kaito cuando me mira.

-¿Por qué te volviste policía?-en su voz hay mucha curiosidad.

-para averiguar el asesinato de mis padres y mi hermana-suelto tratando de contener el dolor en cada palabra.

-Aquí todo el mundo se volvió policía para averiguar el asesinato de sus padres, para mí que los criminales tienen un fetiche que no veas-bromeo-mal chiste ¿no? -acepto, con asistiendo varias veces.

Todos asistimos dándoselo a entender.

-Bien se acabó el interrogatorio-dio por completado.

-¡No, ten cuidado!-exclamo Violect con la vista perdida en su libro.

-Violect-la llamo Aizen haciendo que levantara la vista de su libro centrándola en él.

-¿Qué?

-¿Qué tipo de libros lees?

-de todo un poco.

-¿Kamasutra y eso?-intenta indagar.

-¡no!-exclamo cerrando el libro- ahora estoy leyendo un articulo de gente con doble personalidad-siento que eso mas que una explicación, fue más como una indirecta.

-si, ¿Qué dice?-claramente es un desafío-cualquier duda puedes preguntarme a mi directamente, esos artículos muchas veces suelen ser engañosos...Para traer a cualquier tipo de persona.

-ya me gusta leer-le da a entender.

-Ya, pero todo lo que lees es real-aclara.

-bueno ya te podría preguntar-acepta finalmente.

-¡ejem!, ¡ejem!-carraspea Roy levantándose de la mesa-ten cuidado y no te den leña-se va caminando algo irritado.

-no, dudo que ella pueda tirar una rama- respondió directamente.

-imbécil-susurro entre dientes.

-joder, este tío siempre pone el ambiente incomodo que pesado es-musita, molesto.

-me voy a bañar que hoy hay disco-se levantó contenta.

Todos abandonan la cocina para prepararse y yo aprovecho sin que nadie me vea cogiendo la cajita, entrando de nuevo en la cocina.

-Toma-resto importancia, le entrego la caja.

Salgo apresurada por la puerta de atrás de la cocina, antes de que la abra me da vergüenza verlo. Entro de nuevo para verlo con el puesto.

-Gracias por el regalo, me gustó mucho- una expresión de alegría mezclada con tristeza ilumino su rostro.

-de nada-salgo de la cocina.

Subo arriba dándome una ducha rápida para bajar apresurada. Entro a la cocina preparando café para mí y para él. Esta metido en su celular así que supongo que está comprendo acciones, pero igual quiero hablar con él.

-¿Estas comprando acciones?-pregunto normal, en lo que preparo el café.

-mm...sí, ¿te compro alguna? -en su voz se nota que está concentrando, niego.

Termino de preparar el café coloco su café delante de él, me siento frente a él dándole un gran sorbo a mi café. Guarda el celular dando un sorbo al suyo.

-Oye...eso de tener equipo-suena su móvil.

Me pierdo, en mis pensamientos hasta que termina de hablar.

-bien, que crees del nuevo grupo-retoma la conversación.

-lo siento un poco incomodo, no estoy adapta a levantarme de madruga y tropezarme con gente en el baño, además que estoy adaptada a compartir la casa contigo y no con nadie más. Un poco raro, la verdad-me sincere.

-yo también, la verdad no veo esto-concuerda conmigo.

-ni yo, pero bueno según Lorenzo debemos relacionarnos con más personas-Intento hacerlo entender.

-pero bueno, entiendo tú te has adaptado mejor. Supongo que soy yo que falta adaptarme-sonríe- que curioso, yo soy más extrovertido que tú, y paso más trabajo para adaptarme. Jodidamente increíble -lo último lo sentí como una puta indirecta a lo de Roy, pero fingiré que no entendí.

-Mierda-habla mirando el celular con las acciones.

-ah, las acciones. Bien te dejo para que continúes.

Me molesta el hecho de que siempre que saca ese tema se vuelve nuevamente un bloque, si como si creara una pared dejándome fuera. Me levanto con la taza del café en la mano aun debatiendo, cuando tropiezo con la silla virándome el puto café caliente arriba.

-Mierda-mascullo, por el ardor.

Me hecho aire en donde cayó el café caliente, tomo la esponja mojada pasándola donde se viro el café. Es un fresquito. Cuando siento una de sus manos agarrar la esponja, tirándola en el fregadero.

-quítate eso anda-su voz demandante, me vuelve loca dándome su chaqueta.

La tomo en mis manos en lo que él sale de la cocina dejándome hay, enseguida que la pego a mi rostro siento su aroma. La huelo por un segundo quedándome tonta, me quito rápidamente la camisa y me coloco la chaqueta de él, subo al cuarto para cambiarme de ropa. Ahí está nuevamente tomando otra de sus chaquetas y yo siento que me volveré loca.

-¿eh?-intento captar su atención.

Lo logro lo que teniendo la vista de sus ojos en mí, me pone tan nerviosa que miro de arriba abajo, sin saber que hacer.

-fue divertido compartir un café contigo-suelto intentando fingir que no estoy nerviosa.

En verdad no sé qué decir aun siento que a pesar de que hoy se está comportando igual que siempre siento ese...momento incomodo entre nosotros, o tal vez es idea mía. Se hecha a reír y no entiendo porque solo entiendo que quiero oírlo reír siempre.

-yo quisiera que todo fuera normal, ¿está bien? -Hay cierta sinceridad en su voz.

-y todo está normal-contesto, fingiendo seguridad.

El dolor en mi pecho me dice que mi mente acaba de ganar, que es mejor conservar una amistad que perderla por un malentendido. Aun así, mi corazón me pide que tome lo que me da aun si eso es una amistad y aparentar que entre yo y él no sucedió nada, o que si sucedió pero que no se dio porque no fuimos lo que esperamos del otro. Duele, pero fuerzo una gran sonrisa llena de calidez para él.

-sí, ¿me das un abrazo? – musita con necesidad, sin apartar sus ojos de mí.

Me toma de sorpresa lo último, ¿Por qué quiere torturándome así?, es obvio que aún se siente ese ambiente tenso entre nosotros. Porque por más que él quiera aparentar que ya lo supero está ahí, en cada puto recuerdo, en la misma puta habitación que nos encontramos. En sus ojos en los míos.

<<Joder no me pidas eso que yo no soy de acero>>

Me acerco a él, una de sus manos tira de mi pegándome completamente a él. Sus brazos tienen esa seguridad que tanto me da seguridad, la calidez que su cuerpo desprende me atrapa, los latidos de mi corazón se detienen por un segundo al sentirlo aspirar mi aroma. Y soltar un suspiro de alivio, sus brazos me envuelven con fuerza contra él, una de sus manos acaricia mi cabello. Siento el nudo formarse en mi garganta, el dolor, los galopes de nuestros corazones. Su aroma, peor aún,  cuando envuelvo mis manos alrededor de su cuello siento como aguanta retiene la respiración un segundo, para soltarla lentamente en mi cuello haciendo que mis vellos se ericen. Ambos sabemos que no queremos separarnos, que queremos estar así durante un buen rato. Pero debo despegarme de él lo necesito, me separo de golpe de él.

-Debo irme a cambiar...bañar-sonrió.

-sí, creo que si...hueles a café.

Bajo al baño adentrándome en el dándome un buen baño, salgo buscándolo por la casa, no está abro la puerta viéndolo conversar con Fénix. Espero que se aleje para acercarme hablar con Aizen.

- ¿Me llevas a comprar algo?- brinca en el sitio en el momento en que oye mi voz.

-¿desde cuándo estas ahí?-pregunta algo nervioso.

-Desde hace poco.

-a bueno, pero venga monta.

(...)

Después de hablar por horas, comer y comprar unas cosas necesarias regresamos. Me adentro en la casa yendo a prepararme.

(...)

Esta vez deje mi cabello lacio suelto, me coloque un maquillaje natural. Lo más importante un vestido negro, corto, pegado al cuerpo completamente, haciendo resaltar mi figura y unos sencillos tacones negros. Bajo encontrándome con todos en el furgón, pero ni Aizen, ni Vale están. Kaito me ayuda a subir idiotizado.

-que hermosa-susurra Kaito solo para mí.

-gracias-le sonrió.

(...)

Al llenar nos sentamos a comer, después nos levantamos y nos ponemos a bailar. Bailo con todos excepto con Aizen. Una chica se le acerca y yo estoy a punto de pasar de policía a asesina. Vale enseguida que ve mi cara va a alejar a la chica de él. La noche va yendo demasiado bien y creo que lo mío y de Vale se va arreglando. Me acerco a Aizen después de una charla muy motivadora por parte de Vale y mi mejor amigo según ellos hay que tener los ovarios bien puestos, y bailar muy sensual.

-¿Bailamos?-propongo, hablando en su oído para que me escuche bien. Asiste con la cabeza.

Me pega de espaldas a él, comienzo moviendo mis caderas a un ritmo sensual al compa de la música. Sus manos me toman de la cintura, el roce de nuestros cuerpos, sus manos recorriéndome, va encendiendo el ambiente, noto con los roces que su miembro está despertando.

-¿Podemos bailar?-esa voz la conozco de maravilla.

Claudia aparece frente a nuestro campo de visión con un vestido blanco pegado a su cuerpo, que muestra de más. Me aparta de Aizen en un pequeño empujón, mostrando en su rostro una sonrisa cínica. Lo miro esperando a que diga algo, pero solo me mira esperando mi respuesta, así que salgo de ahí a toda velocidad tan enojada que creo que si me pinchan exploto como una bomba. Subo a la planta de arriba encontrándome con Kaito.

-Hola, Kaito-digo en lo que paso por su lado.

Lo que este me detiene agarrándome del brazo pegándome a él, envolviéndome en sus brazos. Es cálido y aunque podría empujarlo por enojo, solo me calmo hundiéndome en él. Siento su corazón latir a mil, se lo que siente...yo no lo hago. Solo es un buen amigo, ni siquiera huele a alcohol , esta cuerdo.

-Tranquila, yo estoy aquí para darte mi fuerza aun cuando él te hiere...y aun si te destruyes y ya no tienes con que amar, te daré mi corazón para que lo hagas aun si con eso me matas-Susurró cariñosamente, en lo que con sus manos acaricia suavemente mi cabello.

-Kaito...yo te quiero, porque en tan poco tiempo te has ganado un lugar en mí, pero yo solo te veo como un ...-me tomo de la barbilla obligándolo a mirarlo.

ssh!, no lo digas...Aunque lo sepa, no quiero oírlo de tus labios. Déjame con mi amor tonto, seguirme enamorando...ahora yo entiendo que es verdad que el primer amor nunca funciona-afirma.

Me separo de él mirándolo directamente a los ojos, en lo que me recuesto a la baranda mirando hacia abajo.

(...)

Voy a la barra a pedir algo encontrándome con Aizen bebiendo, es demasiado raro verlo así. Veo a una chica a su lado hablando con él, desde aquí se da un aire a mí. Me acerco al oírlo.

-póngame otra camarero- exigió.

-Espera, dale suave-explique deteniendo el próximo vaso que iba a llevar a su boca.

-¿otra más?, ¿cómo te llamas?-pregunto sin creérselo.

-¿otra más qué?-lo tomo de la oreja.

-esta es la original-susurra, al soltarlo.

-¿otra más que?-vuelvo a preguntar.

-nada-responde rápido.

-¿oye, con quien estas saliendo?-pregunta la chica muy interesada.

-ah, ella anda conmigo-me señala, volviendo a voltearse a la chica.

-¿ella es tu pareja?-se levantó esperando por su respuesta.

Aizen me mira indagando en mí, no sé qué espera que diga yo suelo apartarles a las chicas insoportables, pero esta no le está haciendo nada. Se supone que solo somos amigos como antes así que, aunque me muera de los celos, no diré nada. Suelta un largo suspiro lleno de resignación.

-Nada... no dirás nada, ¿verdad? -su voz esta algo lastimada, hace para levantarse.

<<idiota, que quiere que le digas que no vaya>>

<<me acabo de dar cuenta, conciencia>>

Hago lo que tanto he querido desde que lo vi hablar con esa chica, para dejarle en claro a él que nunca podrá olvidar lo nuestro por más que quiera, a ella que es mío. Tiro del cuello de su chaqueta pegando sus labios con los míos, los cuales reciben los míos sin problema. En un beso despacio, lleno de añoranza, necesidad. El ritmo sincronizado de nuestros labios es tan exquisito, que siento que si no me separo terminaré sin poder resistirme. Sus manos se enredan en mi cabello, toma el control del beso dando paso a su lengua dentro de mi boca, dando círculos con la mía. Me deslizo despacio hacia atrás mirándolo a los ojos.

-¿Por qué me besaste?-preguntó en un tono rendido.

-Me gustas, Porque no puedo dejar de pensar en lo nuestro.

-Joder, Lexa...yo tampoco puedo-la aflicción de su voz me mata.

Tira de mi hacia él besándome, su ritmo es desesperado, necesitado, deseoso, lleno de amor. Se despega de mis labios mirando a todos los lados, tomándome de la mano llevando a la zona más solitaria y oscura. Pegándome contra la pared colocando sus manos a ambos lados de mi cabeza, juntando sus labios nuevamente a los míos en un lento, tierno beso. Con una de sus manos me toma de la cintura, profundizando el beso a medida que me pega a él. Y un jadeo escapa de su boca al sentir mis manos colarse por debajo de la tela de la camisa haciendo contacto directo con la piel de su abdomen. En un rápido pero ágil movimiento me carga, haciéndome quedar entre la fría pared y el calor de su cuerpo, a pesar de su aliento oler a bebida su aliento sigue siendo delicioso. Baja de la boca a mi cuello, succionando, mordiendo haciendo que me pierda y encaje mis uñas en su abdomen. El calor sube, la humedad entre mis piernas crece. Siento su mano bajar hasta su pantalón y sacarse su miembro duro. Mueve mis bragas y en un certero movimiento se hunde dentro de mí, haciéndome soltar en alto un gemido. Comienza a entrar y a salir de mi dando fuertes embestidas, que claro que yo con mucho gusto ayudo subiendo y bajando. Su respiración agitada, sus jadeos, mis gemidos. Sus embestidas cada vez más rápidas, siento que estoy al borde de la corrida, lo siento tensarse. Me besa ahogando el gemido que sin control sale de mi boca cuando termino corriéndome, lo siento terminar dentro. Me da un corto beso acariciando mi mejilla. Me da el pañuelo de su bolsillo, lo tomo para limpiarme acomodándome la ropa, en que él se lo guarda. Me mira con una tonta sonrisa en sus labios.

-Ja,ja,ja, estoy borracho y tú te aprovechaste de mi-hablo bajo lleno de diversión, con la lengua algo trabada.

-¿Qué?-susurro divertida.

-Te aprovechaste de mí-se auto señala yéndose un poco de lado-joder...te quiero-se va hacia delante cayendo encima de mí.

Siento su respiración calmada, pero el gran peso de su cuerpo encima de mí. Salgo de ahí tirándome a Aizen arriba, todas las personas alrededor me miran como si hubiera cometido el más grandes de los pecados. Pero si me recuerdo que esto sería muy normal en cualquier lugar fuera de Asia.

Me encuentro con Agner que me ayuda a llevarlo al coche, lo recuesto a mí en lo que todos se montan y nos vamos. Al llegar me ayuda a dejarlo en nuestra cama, cierro bien la puerta quitándome el maquillaje y la ropa. Poniéndome la de dormir.

-Lexa-musitó.

-¿Qué?-susurro.

-Me dueles, me destruiste...yo confié en ti y tu me lastimaste. Aun así, no sé qué coño me hiciste que no puedo estar sin ti, no hay nadie más-dice atrayéndome a él.

-Te quiero-uno sus labios con los míos.

Se sube encima de mi besándome despacio, sin prisa. En lo que acaricia mi cabello, mi cuerpo. Poco nos fuimos desnudando dejando nuestro cuerpo expuesto ante la fría brisa que entraba por la ventana, ni un segundo despegamos nuestros labios. Sus caricias eran tan suaves, que sentía que me hacia cosquillas, su pesada respiración. El calor de su cuerpo. Todo es tan suave, tan tierno, tan cariñoso. Sus suaves labios bajan de mis labios hasta mi cuello dejando suaves besos húmedos que me hacen cosquillas, haciéndome que me erice. Subió de regreso a mi boca besando con tanta intensidad que sentía la humedad correr por mis piernas. Jugo con su lengua en mi oído.

-Quiero dejarles claro a ti y a todos que tú eres mía...mi Lexa-soltó en un suspiro.

Se deleita con las suaves caricias que le doy en su espalda, por toda su piel, veo como cada que paso mi mano por pecho cierra sus ojos. Baja de mi boca a mi cuello, de ahí hasta uno de mis pechos succionando y con la otra mano masajeando el otro. Con la delicadeza más grande del mundo, se deleita con cada toque, apretón que doy en sus brazos. Cada caricia de mis dedos en su cabello. Continua hasta llegar a mi ombligo donde juega con su lengua por unos minutos. Río por lo bajo, acariciando su cabello por las cosquillas que me causa. Llega a mi zona íntima donde muerde su labio acariciando mis muslos, dejando un camino de besos hasta llegar a la planta de mi pie donde juega con la lengua.

-¡ja,ja,ja!, para...para carcajeo, intentando zafarme de su agarre.

Me mira con ternura y con una linda sonrisa en sus perfectos labios, Vuelve a subir hasta llegar hasta mi zona íntima donde comienza con sus dedos dando círculos en mi botón haciendo que me retuerza de placer, luego comienza a dar lengüetazos que me llevan al límite junto con sus dedos entrando y saliendo de mí. Me corro, mirándolo a los ojos cuando sube hasta mi boca. Lo siento colocarlo en mi entrada en lo que abro mis piernas para él, En lo que entra en mi despacio, esta tan dura, deliciosa. Comienza despacio a entrar y salir de mí, gemidos descontrolados salen de mi boca que los acalla pegando sus labios a los míos. Minutos después nuestras respiraciones están agitadas, el calor del ambiente hace que nuestros cuerpos suden. Su cuerpo cubierto de sudor sobre el mío es delicioso.

-Eres única, eres la única para mi...-murmura entre jadeos, con los ojos cristalizados.

Sus ojos se centran en los míos, hay tanta sinceridad, dolor, amor en ellos que no puedo evitar darle entender que el lo es todo.

-Soy tuya, no hay nadie más -musito con los ojos cristalizados.

Bajo la luz de la luna que entra por la ventana reflejándose en el espejo, nuestros cuerpos caen exhaustos tras el orgasmo, el temblar de mis piernas. Bajo el beso de buenas noches que me da en los labios, sus brazos me envuelven pegándome mi espalda a su pecho. Me limpio con rapidez para colocarme de nuevo en sus brazos.

-Te quiero-musita quedándose dormido.

-Yo también-beso su mano, dejando que el sueño me venza.

                                                              Díganme que creen me demore pero aquí esta.

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