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Capítulo 11(Unas vacaciones en Seúl, la bestia en la cama)

Nos reímos tanto que hasta dolor en las mejillas nos dio, se me había olvidado lo mucho que me gustaba está serie. Apenas la he terminado, la primera vez que la vi fue con Aizen. Así que lo más correcto sería terminarla con él. Miro la hora, ya han pasado dos horas desde que Aizen se fue con Roxy.

<<Se la estará cogiendo>>

Remuevo mi cabeza ante las palabras en mi mente. Debo confiar en él, ¿qué sucede?, además no somos más que una cosa rara. Ya tuvimos está conversación, confío en él, además solo somos una cosa rara. Me concentro en la serie nuevamente. Que venga cuando quiera, ni siquiera me duele.

(...)

Mi celular suena con el nombre de El mejor (Kaito), contesto preocupada. Recuerdo inmediatamente el disparo que le dieron.

- ¿Cómo estás?, ¿Kaito, estás bien?-pregunto con preocupación.

-Culona, soy yo-la voz de Agner suena desde el otro lado.

-Dime que está bien.

-Sí, no te preocupes. Solo quiero pedirte si puedes traerle un juego, debo ir a ver una cosa-el tono de seriedad me hace saber que es importante.

-Vale estaré ahí, solo no te demores que debo...- me interrumpe.

-Sí, lo sé. Te prometo que será rápido-asegura con determinación.

- Lo haré, además así veo a Kaito. Te quiero mi héroe.

-Yo a ti-cuelga y yo hago lo mismo.

Miro a ambas chismosas que me miran, negando con la cabeza.

-¿Qué?-espeto.

-Aizen va a preguntar-Se defienden las dos.

- pues que se esperé así como lo hicimos nosotras, díganle que vendré enseguida. Además Vale deberías ver a Kaito y ser más agradecida, si él no hubiera recibido el disparo por ti ahora estarías tú en el hospital, o muerta- le recuerdo algo molesta.

¿Cómo se puede ser tan desagradecida, lo más lógico es que lo fuera a ver. Vale es buena pero a veces sabe ser una mala persona.

-Ya le di las gracias, no quiero ver a Roy- voltea lo ojos mirando nuevamente hacia delante.

- Él no está ahí- convenzo.

- te haré falta aquí- me guiña el ojo.

-Vale-agarro mi saco para salir.

- no lo pienses mucho ¿Sí?, Aizen esa chica no le gusta- asegura Kris para dejarme tranquila.

- gracias Kris, de igual forma me da igual- digo saliendo por la puerta.

(...)

Compro el jugo de camino y me detengo el coche en el parqueo, abro la puerta saliendo. Lo mejor que hizo Aizen fue mandar a Kaito al hospital donde trabaja Félix, me siento más confiada. Me apresuró a entrar tropezándome a Félix, una sonrisa se dibuja en su rostro de inmediato.

- Lexa, que sorpresa ¿Viniste a ver a tu amigo al igual que Aizen?

<<Así que por eso se demoró, vino a ver a Kaito>>

-Si, me siento más confiada y menos preocupada sabiendo que estas aquí-le pongo una mano en el hombro trasmitiéndole el agradecimiento.

-Vaya que es importante. Lo cuidaré muy bien, mejor que al resto solo por ti- sonríe con dulzura.

-Gracias, quisiera quedarme pero...-me interrumpió colocándome una mano en el hombro. 

-Tranquila, lo sé trabajo ¿verdad?-asiento, devolviéndole la sonrisa.

-Nos vemos, Lexa-me hace un gesto con la mano a modo de despedida, al llamarlo su novia por una emergencia.

Me acerco a la resección y me aparto del medio un momento a una señora con lágrimas en los se acerca a preguntar algo que no logro entender.  

Los hospitales nunca han sido mi sitio favorito, además de traerme recuerdos dolorosos, también los evito por mi trabajo.  

-Hola, buenas tardes, me puede decir donde se encuentra el paciente Kaito Lee-pregunto de manera jovial, al alejarse la señora.

-Si, un segundo por favor- revisa la computadora, para volver a mirarme-Habitación 24, cama 2. En el segundo piso a mano derecha, segundo pasillo.

<<Joder, que bueno que tengo buena memoria sino se me olvida>>

-muchas gracias, que tenga buena tarde-agradezco, alejándome en la dirección que me indicó.

Me detengo a esperar el elevador cuando se comienza a amontonar muchas personas alrededor de mí. Resoplo hacia arriba haciendo que se levante un poco el flequillo cuando un hombre se frota a propósito detrás de mí.   

-Señor, guarde distancia-informo.

Escucho una risa por su parte y detrás un azote en mi trasero. Fue más que suficiente para girarme y hacerle una llave. Su espalda hizo un crujido bastante doloroso al tocar el suelo, todos voltearon a verme. Me acomode la ropa volviendo a mi posición y entrando al elevador. Me baje en el piso que me dijo la enfermera, llegué a la habitación que me dijo. Abrí la puerta encontrándome con Kaito mirando hacia el techo.

-¿Lexa?-habló como si no se lo creyera.

-¿Qué pasa pensaste que no vendría a verte?, estaba preocupada por ti. No te preguntaré como estas porque sería estúpido, es obvio que con dolor-me senté en la silla a su lado.  

-Bueno ahora que te veo me siento mucho mejor-se sonroja.

-No seas tonto, ten más cuidado la próxima vez, mira lo que te traje-coloco a un lado el jugo.

-Gracias, de naranja mi favorito. Es cierto eso, qué te iras unas semanas- su tono entristecido me toma por sorpresa.

-Así es, debemos hacerlo. ¿Por qué tú querías algo?

-La verdad es que sí, quería que estuvieras cuidando de mi-admitió con dulzura.

-Lo siento, pero...-no me dejo terminar.

-Aizen te necesita, lo sé-pronunció con algo de molestia.

-Kaito, sabes que era eso tan importante que tenía que hacer Agner-interrogó.

-La verdad es que no se, él estuvo hablando con Aizen pero no sé qué hablaron-determino.

-Vale, aprovecha que me tienes aquí-remarque cambiando de tema.

(...)

Estuve con Kaito alrededor de una hora hablando cuando entro Agner por la puerta, su semblante se ve bastante bien eso quiere decir dos cosas, es buen actor o en serio no era nada malo. 

-Mira quién llego... mi héroe-canturrie señalando a Agner.

-Tonta-me rego el flequillo pasando por mi lado.

-¡Tan, tan!-exclamo Kaito, para luego soltar un quejido de dolor.

-¡Ten cuidado!-dijimos Agner y yo al unisonó.

- ¡Joder, duele esta mierda!-aseguró Kaito arrugando el entrecejo.

-Bien, chicos yo me tengo que ir- me levanto de la silla.

Riego el cabello de Kaito a modo de despedida y por último le doy un fuerte abrazo a Agner. 

-yo también quiero uno-anunció Kaito a modo de protesta.

-Será para otra ocasión-dije antes de salir por la puerta.

Salí del hospital a toda velocidad adentrándome en el coche. 

<<Devuelta a casa>>

(...)

Llegó a casa y me encuentro a todos con las maletas esperando, Aizen me da un repaso rápido con la mirada para volver a centrarse en algo que le está diciendo Roxy. Ignoro que me acaba de ignorar cogiendo mi maleta.

-¿Nos vamos?-pregunto a Kris.

-No sé, ¿Aizen nos vamos?-pregunta para darme una respuesta a mí.

-Si, venga-se levanta pasando por mi lado.

-Vale- me acerco a ella y asegurándome que nadie oye le pregunto-¿Qué le pasa a él?

-Qué se yo, ignóralo.

-Creo que está molesto porque tú no estabas-responde Kris.

-Yo lo tuve que esperar igual, así que se joda-espeto con molestia. 

Salgo con ambas a cada lado mío, cierro la puerta detrás de mi sin dejar de mirar a Aizen y a Roxy que no paran de reír como si no existiera nadie más aparte de ellos dos. ¿Quieres ignorarme sin razón? Yo también se hacerlo. Y creo que no me importará.

Me voy a montar en la parte de atrás con las chicas cuando me mira, lo ignoro dispuesta a montar detrás.

-Roxy, ve atrás con Kris y Vale. Lexa siempre va adelante conmigo-pronunció a la ves que me indicaba con los ojos que subiera.

-sí Roxy, ese asiento lleva el nombre de Alexa Hills- rieron Vale y Kris a la vez.

-Por mi no hay problema-indicó Roxy.

Me siento algo molesta, porque todo el puto día me ha ignorado como si yo no existiera. Ha estado todo el día con ella,  y es verdad tal vez me estoy dejando comer la cabeza por Vale y Kris, pero de alguna manera debo hacerle entender como me siento. No hay nada mejor que un castigo.

-No, ve tú adelante...yo no quiero justo a hora-mencioné subiendo detrás.

Se montó justo cuando Roxy lo hizo. Arranco a una velocidad que hasta yo me asusté.

-Bienvenidas a mi coche chicas-Una canción sonó a la vez en qué lo decía.

No sé porque razón él momento se me hizo tan gracioso como a las demás que no pudimos evitar echarnos a reír, solo le faltan unos gafas de sol para parecer el chico cool de las películas.

-¿Qué les hace gracia?- preguntó con la expresión de no entender nada.

-Nada pringado- le dijo Kris con una sonrisa de burla pura, detrás de azotarle el hombro.

- ¡Mira que son raras!- exclamó casi en un susurro.

Me centre en charlar con las chicas y con él, ni siquiera recordé en un rato porque estaba enfadada con él. Es la magia que tiene, todo fue mientras conducía.

(...)

Llegamos al aeropuerto nos bajamos mientras Aizen se encargaba de su coche. Nos acercamos a dónde están Kim y la chica que tiene pinta de ser la nueva piloto. Kim sonrió con la sonrisa de “Soy más falsa que la una, pero igual te caeré bien” Las saludo a ambas subiendo directamente al avión, me meto en el cuarto despojando me de mi chaqueta acostandome en la cama.

(...)

El sonido de la puerta del cuarto abriéndose me despertó, miro a Aizen quien se deja caer a mi lado de la cama. Se acerca acariciando mi rostro y mi cabello para luego darme un profundo beso.

Me aparté en busca de aire, sus ojos me exploraron mordiendo su labio inferior, su mirada tenía esa chispa de lujuria que le había visto tantas veces. Me hizo a un lado acostándose a mi lado, de una me tomó de la cintura pegándome a él. Mis labios quedaron a centímetros de los suyos.

-Como me pones, quiero devorarte- susurró con la voz ronca y sexi sobre mis labios.

-¿Qué esperás?- mordí su labio inferior.

Fue suficiente para que me tirará boca arriba subiéndose encima mío, impactó sus labios contra los míos devorándolo  con un deseo asombroso. Sus manos se las arreglaron para zafar los primeros botones de mi camisa, hasta que rodeé con mis piernas sus caderas. Agarró la camisa por ambos extremos rompiéndola, mordió mi labio cuando hice lo mismo con la suya y clave las uñas en su espalda.

Bajo de mi boca a mi cuello succionando y mordiendo con ganas mi cuello, pecho. Subió hasta mi oreja usando su lengua ahí. Una de sus manos me quito el botón del pantalón, bajo el ziper se despegó quitándome el pantalón de un tirón. Otras veces me a cogido con ganas pero no tan salvaje como ahora. Siento el calor en nuestros cuerpos su respiración acelerada, sus manos me tocan como si me apretará, me arrañara. Me muerde duro, rico, me besa con un salvaje. Parece una bestia hambrienta en busca de comerse a su presa. Sus ganas parecen el triple de la que suele tener, la expresión de su rostro es de deseo puro, de ganas.

Me dió la vuelta colocándome en cuatro patas, colocándome el culo en pompa. Se tiró encima de mi como si fuéramos dos perros, me sujetó el cabello con una de sus manos tirando de el haciendo que me encorve. Dejo un recorrido de succiones y mordidas por mi nuca, espalda. Apretó mi trasero con fuerza y de una me lo azotó con la mano haciendo un fuerte ruido, hizo que un gemido se escapará de mi boca. El ardor del azote lo siento en mi nalga, siento una fuerte excitación, un fuerte deseo. El demonio que llevo dentro se está despertando, siento la piscina entre mis piernas. Quiero devorarlo, quitó mis bragas con una agilidad asombrosa y sin avisar introdujo dos de sus dedos en mi interior haciéndome gemir.

-¿Qué perra eres?, Lo mojada que estás- esa grosería me prendió a un más. No sabía que tuviera una parte así en mí.

Con su lengua trazó un recorrido de mi espalda a mi trasero, mordió, azotó, apretó mis nalgas. Con sus manos separó mis piernas y se abrió paso entre mis nalgas hasta llegar a mi humedad dónde succionó, chupó, y dió lenguetazos en mi zona intimidad mientras movía sus dedos a una velocidad torturadora cada que estaba al límite frena los movimientos.

-por favor- suplico entre gemidos.

-¿Por favor, qué?- la malicia en su voz me hizo morder mi labio inferior deseosa.

-Hazme correrme- susurré con deseos.

dicho esto aumento el ritmo haciendo que estallará en un fuerte orgasmo que me hizo que calambres recorrieran mi abdomen y bajará hasta mi zona intima haciendo que mi corriera saliera dispara.

<<¡Dios menudo orgasmo!> >

Siguió a pesar de mis piernas temblar, el roce de su nariz en mi trasero me gustó. Me moví un poco haciendo que su lengua llegará ahí, parece darse cuenta por la forma en la que río. Y sin esperarlo empezó a dar lenguetazos en mi trasero, una sensación nueva nació e gemidos incontrolados se me escaparon. Introdujo un dedo y comencé a moverme al ritmo, introdujo otro dedo más. Me volvía loca con el ritmo, introdujo otro y sentí la necesidad de tenerlo dentro de mí justo en esa parte de mi cuerpo que me pedía a gritos.

-Hazlo por ahí-pedí y su expresión de asombro se desvaneció por una lujuria, en lo que mordía mi labio.

-¿Segura?- su voz cargada de deseos sonó tan exquisita bajo el nivel tan grande de excitación.

- Sí, quiero que me cojas por ahí- la seguridad en su voz lo hizo reír.

-¡Jump, jump!- es una risa constante y maldita, como si todo para él fuera disfrute.

Se sacó su miembro duro e erecto de su pantalón, mordí mi labio al verlo. Sin avisar introdujo su miembro dentro de mi intimidad que ahora estaba más mojada que nunca, me penetró duro, con una velocidad que mis trasero cada vez que choca hace un sonido tan fuerte como su estuvieran aplaudiendo. No tardé en correrme y él junto conmigo, se corrió dentro me sujetó de las caderas y sin aún bajarse su erección que aún seguía fuerte me penetró de poco a poco en mi trasero. Sentí un pequeño ardor que se me pasó en seguida, se movió suave. Gemidos incontrolados se escapan de mi boca, moví mis caderas para aumentar el ritmo me lo siguió. Me tomó del cabello tirando de él, mientras que con su otra mano azotaba una de mis nalgas. Bajo la mano de la nalga hacia mi intimidad penetrandome con los dedos, la doblé penetración y el placer fue demasiado que termine corriéndome y mis ojos tornándose hacia arriba.

-¡Jodeeer Lexa!- jadeó con fuerza apretando sus dientes.

Cuando terminamos estallando los dos en un fuerte orgasmo. Caímos en la cama con la respiración acelerada, agitados, empapados de sudor. La piel ardiendo y agotados.

-¡Dios, menudo polvazo! - exclamos los dos a la vez.

Me atrajó hacia él pegando su cuerpo con el mío. Intenté levantarme para limpiarme pero me atrajó de nuevo hacia él.

-Luego te limpias, quedate así- acomodó mi cabeza en su pecho.

Sentí los latidos acelerados de su corazón, acarició mi rostro con un cariño increíble. Me tomó de la mejilla haciendo que lo miré, sus ojos cian me miran con un cariño que me derrite.

-Lexa, te quiero- susurró dejando pegando sus labios a los míos.

Me colocó encima de él a horcajadas en lo que me aparta el cabello de la cara volviéndome a besar, pero está vez más tierno delicado. Se alejó mirándome con una felicidad en su rostro que me contagió.

- Porque no te limpias- tomé una toallita húmeda limpiandome.

-Estuvo increíble- susurré.

-¿Echamos otro?- asistí, volviendolo a besar.

Quién no quiere volver a repetir, además soy una mujer amargada con los deseos sexuales de un animal.

(...)

Echamos uno tras otro hasta que nuestros cuerpos dolieron y cayeron  agotados sobre la cama.

(...)

Despertamos cuando Vale nos tocó la puerta para avisarnos. Nos vestimos, tomamos nuestras cosas bajandonos del avión. Los coreanos se parecían todos, nos miraban sin ningún disimuló. Nos montamos en un taxi, las chicas nos dieron miradas cómplices que no pude evitar ponerme roja, porque era obvio que nos habían escuchado. En el coche recorrimos casi las calles de s
Seúl, es hermoso. Los carteles en los edificios, las hermosas casas de los antiguos emperadores. El castillo, me enamoré y aún no había visto todo.

- ¿Quién le apetece un tour?- nos miramos cómplices.

-A mí, es hermoso- dijeron los cuatro a la vez embobados por la belleza del lugar.

Unas bonitas vacaciones en Seúl,  allá vamos. Lo que necesitamos.






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