ZION

Mientras disfrutamos de nuestros helados, el sabor dulce y cremoso me ayuda a relajarme un poco. Pero, en el fondo, mi mente sigue trabajando, analizando la información que he recolectado. La idea de que The Black Cat esté planeando un robo en el museo no me deja en paz.

Después de un rato, regresamos a casa. Los guardias nos siguen de cerca, vigilantes y atentos. Al entrar en la mansión, la familiaridad del lugar me da un pequeño respiro.

Sin embargo, no reconozco el lugar como mi hogar.

—Natilla, ¿quieres jugar un rato en tu habitación? —le pregunté justo en la entrada.

Ella asiente con entusiasmo como siempre y sube las escaleras corriendo. Pienso en decirle que no corra, aunque, si se cae se levantará. Es algo normal, es una niña. Así que me quedo callado y dejo que se divierta como quiera. La miro alejarse y luego me volteo hacia los guardias.

—¿Pueden esperarme unos minutos por aquí cerca? —cuestioné—. Necesito hacer algo y hablar con ustedes después de eso.

Los guardias se miraron entre sí y asienten. Me dirijo a la sala de estar, donde puedo pensar sin distracciones. Me siento en el sofá y comienzo a trazar un plan en mi mente. Necesito más información sobre los movimientos de The Black Cat. Si realmente está planeando algo para el museo, debo actuar rápido.

Primero, tengo que asegurarme de que Natalia esté a salvo. No puedo arriesgarme a que se vea envuelta en esto. Así que decido que lo mejor es mantenerla lejos del museo durante la exposición. Pero, eso no es suficiente; necesito involucrar a los guardias en mi plan. No confío mucho en ellos, sin embargo, no tengo otra opción.

Además, ellos deben ayudarme en esto; soy el hijo del jefe.

Me levanto y busco a los guardias. Los encuentro conversando entre ellos en la entrada.

—He vuelto —afirmé, mirándolos con seriedad.

Ambos se giran hacia mí, prestando atención.

—He escuchado algo sobre un posible robo en el museo la próxima semana. —Suspiré con pesadez—. Necesito vuestra ayuda para atraparlo.

Sus expresiones cambian rápidamente de curiosidad a preocupación.

—¿De qué estás hablando? —pregunta uno de ellos, frunciendo el ceño.

Les explico lo que escuché en el parque: la conversación sobre el museo y el robo. A medida que relato los detalles, puedo ver cómo su incredulidad se convierte en interés.

—Si The Black Cat está realmente detrás de esto, necesitamos un plan —dice el otro guardia, cruzando los brazos—. ¿Qué propones?

Huir despavoridos como locos.

¿Qué? No, no.

—Quiero que mantengan una vigilancia constante en el museo —respondí—. Debemos estar listos para cualquier movimiento sospechoso. Además, creo que deberíamos establecer una especie de trampa para atraparlos en el acto.

Los guardias asienten, y puedo ver que están tomando esto en serio.

—¿Tienes alguna idea de cómo hacerlo? —inquirió el primero.

—Podríamos simular que hay una nueva obra valiosa en exhibición —sugiero—. Algo que atraiga a The Black Cat. Mientras tanto, nosotros estaremos preparados para interceptarlo cuando intenten robarla.

Los guardias intercambian miradas pensativas antes de asentir nuevamente.

—Eso podría funcionar —mencionó uno de ellos—. Pero, necesitaríamos apoyo adicional y coordinar con la seguridad del museo.

—Estoy de acuerdo —aclaré seguido de un asentimiento rápido—. Y una cosa más: necesito que mi padre no sepa nada de esto.

Sé perfectamente que lo primero que harán es decirle al gobernador sobre el plan. Y también sé que intentará impedir que yo vaya. Alertará a la policía y quiero atraparlo antes de llamar a las autoridades.

Mientras los guardias y yo discutimos los pormenores, una sensación de determinación crece dentro de mí. No dejaré que esta amenaza arruine nuestras vidas. No mientras tenga la oportunidad de detenerlo.

Con un plan en marcha y la esperanza de atrapar a The Black Cat con las manos en la masa, me siento listo para enfrentar lo que venga. La seguridad de mi hermana y nuestra familia depende de ello.