capítulo 6
ZION
La sonrisa de Natalia alivia la tensión que me consume. En un instante, el caos de la casa se desvanece y solo existe el brillo en sus ojos.
—Perfecto —digo, levantándome y extendiendo mi mano hacia ella—. Vamos a prepararnos.
Mientras se viste, mi mente divaga. El pensamiento de The Black Cat sigue acechando en mi mente, pero hoy no voy a dejar que eso me arruine el tiempo con mi hermana. Quiero que tenga un día normal, al menos por unas horas.
Aviso a nuestros padres que saldremos. El gobernador ordena a dos guardias que nos acompañen y en parte agradezco eso. Me siento más protegido y a salvo así.
De igual modo es pesado ser seguido a todas partes.
Salimos de casa y el aire fresco me golpea la cara. La luz del sol ilumina el camino mientras caminamos hacia el pequeño parque dedicado a los niños. Natalia corre un poco delante de mí, riendo y disfrutando de la libertad que le da el aire abierto. La sigo, sintiéndome un poco más ligero.
Al llegar al parque, el bullicio de los niños jugando y las risas de las familias nos envuelven. Me siento un poco más en paz. Mientras Natilla corre hacia el columpio, me detengo un momento para observarla.
Después de un rato jugando, decido que es hora de tomar un descanso. Nos sentamos en una banca bajo la sombra de un gran árbol. Compro unos bocadillos para ambos y comenzamos a comer. Mis ojos se desvían hacia un grupo de personas que se reúnen cerca de la fuente.
No puedo evitar sentir curiosidad. Algo en su comportamiento parece extraño; murmuran entre ellos y miran constantemente hacia la entrada del parque. Mi instinto me dice que hay algo más detrás de su aparente diversión.
—Natalia, ¿quieres ir a ver la fuente? —Intento actuar con naturalidad.
Ella asiente emocionada, y nos dirigimos hacia donde están los extraños. A medida que nos acercamos, puedo escuchar fragmentos de su conversación.
—...No podemos fallar esta vez. Tenemos que verlo en acción... Es tan misterioso.
Mis sentidos se agudizan. Las palabras resuenan en mi cabeza como un eco ominoso. Todo esto me suena mucho a que The Black Cat está detrás de algo grande, y parece que este grupo tiene información sobre ello.
Natilla me toca un brazo y pego un pequeño salto. «¿Qué pasa, Zion?», inquirió.
—Nada, solo... —respondo rápidamente—. Solo estoy pensando en lo que haremos después.
Decido mantenerla alejada del grupo, pero mi mente está en alerta máxima. Mientras observamos la fuente, sigo escuchando fragmentos de su conversación.
—...la próxima semana... el museo... será nuestra mejor oportunidad...
Tiene sentido.
El museo. La exposición de arte contemporáneo está programada para la próxima semana, y es conocida por tener obras valiosas. Si The Black Cat está planeando un robo allí, tengo que actuar rápido.
—Natilla. —Me agacho para estar a su altura—. ¿Qué te parece si vamos a buscar helado?
Ella no tiene que mover las manos para hacerme saber que le encanta la idea. La tomo de la mano y comenzamos a alejarnos del grupo. Mi mente sigue girando en torno a lo que acabo de escuchar. Ahora tengo una pista sobre los planes de The Black Cat, y no puedo ignorarla.
Mientras caminamos hacia la heladería —con los guardias siguiéndonos—, siento una mezcla de ansiedad y determinación. Debo proteger a mi hermana y también detener lo que sea que The Black Cat esté planeando.
Natalia vuelve a tocarme el brazo. «¿Por qué pareces tan serio?»
La miro y le sonrío, aunque sé que no puedo ocultarle todo.
—Solo estoy pensando en cómo hacer este día aún más divertido —respondí—. ¿Te gustaría un helado gigante?
Ella ríe y asiente con entusiasmo. Entramos a la heladería y hacemos los pedidos.
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