capítulo 25
ZION
Me volví hacia Gwendolyn, quien se pasó una mano por el cabello, claramente agotada por la situación. Ella suspiró.
—Lo siento —pronunció—. No quería que esto arruinara el desayuno.
—No te preocupes —respondí, tratando de infundir algo de calma.
Esto no es su culpa.
Faith, que había estado observando todo con ojos grandes y curiosos, rompió el silencio.
—¡Zion! —exclamó con entusiasmo—. ¿Podemos jugar a las escondidas después de desayunar? ¡Es mi juego favorito!
Sonreí ante su energía contagiosa. Me sorprendía que después de estar un poco triste por la partida de su padre se recuperara así de rápido. Era difícil no dejarse llevar por su alegría.
—Claro, Faith. Me encantaría jugar contigo. —Me sentí un poco más ligero a pesar de la tensión que aún flotaba en el aire.
Gwendolyn intervino, su tono se tornó más serio.
—Primero, Faith, necesitas cambiarte de ropa. No puedes jugar en pijama y con delantal —aclaró mirando a su hija con un aire de autoridad que dejaba claro que no había lugar para negociaciones.
Faith frunció el ceño, pero asintió con resignación.
—Está bien, mamá. Pero solo si Zion me espera —dijo mientras se alejaba hacia su habitación.
—Por supuesto —aseguré, sintiendo que la atmósfera se aligeraba un poco con su partida.
Así me distraía un poco.
Mientras tanto, Gwendolyn se acercó a mí, sus ojos reflejaban una mezcla de gratitud y preocupación.
—Gracias por ser tan paciente con ella —dijo—. No sé cómo manejar esto a veces.
—Lo entiendo —mencioné—. No es fácil para ninguna de las dos. Pero Faith es una niña increíble.
Gwendolyn sonrió levemente, y en ese momento, sentí que había un pequeño destello de conexión entre nosotros, algo que podría crecer si se le daba la oportunidad. Ya lo había sentido antes, aunque no me di cuenta. Mi mente me llevó a recordar aquel roce de nuestros labios.
Poco después, Faith regresó, vestida con una camiseta brillante de Las Bratz y pantalones cortos. No podía evitar sonreír al verla tan emocionada.
—¡Listo! —anunció ella mientras saltaba en su lugar—. ¿Podemos jugar ahora?
—Sí, pero vamos a terminar el desayuno antes —expuso Gwendolyn mientras servía los panqueques en platos humeantes—. No puedes jugar con el estómago vacío.
Ella tiene un punto.
La comida fue un respiro en medio de la tormenta. Faith devoró los panqueques como si fueran el mejor manjar del mundo, mientras Gwendolyn y yo intercambiábamos miradas cómplices. Era un momento tranquilo, pero la sombra de Archibald seguía presente en nuestras mentes.
Después de que terminamos de desayunar y lavamos los platos rápidamente, Faith estaba lista para jugar.
—¡Vamos a escondernos! —gritó mientras corría hacia la sala de estar.
Conté hasta diez mientras Faith se escabullía detrás del sofá. La risa de la niña llenaba la casa y me recordaba lo importante que era crear momentos felices en medio del caos. Sin embargo, también noté que ella a veces miraba hacia la puerta, como si esperara que su padre entrara en cualquier momento.
Me entristecía un poco verla así.
Cuando finalmente la encontré, saltó de su escondite y se rió a carcajadas. Mientras continuábamos jugando, no pude evitar notar que Faith mencionaba a su padre en algunas ocasiones.
—Ojalá papá estuviera aquí para jugar también —dijo con un tono melancólico mientras se escondía nuevamente.
Mi corazón se apretó al escuchar eso. Sabía que para ella, la ausencia de Archibald era una herida abierta.
A medida que continuamos jugando a las escondidas dentro de la casa, me di cuenta de que cada risa y cada momento compartido era una pequeña victoria contra la oscuridad que Archibald traía consigo. Era un recordatorio de que la luz podía brillar incluso en los lugares más oscuros si uno estaba dispuesto a buscarla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro