James esperó por mucho tiempo a que llegara en lo que su momento no tenía el valor de hacerlo.

Había una larga fila en el lugar de entregas y estaba muy ansioso por su paquete, los nervios se le notaba en miles de millas y temía que alguien conocido lo viera ahí para preguntarle qué hace y que pidió.

La espera fue larga y cuando por fin recibió lo suyo y lo firmó, salió corriendo para tomar un taxi e ir al coliseo que estaba a muchos kilómetros de casa.

James ya es desde principios de año un universitario y es gracias a algunos amigos que estudian lo mismo que él que lo ayudan ha hacer alguna de sus fechorías como pasarle los temas que hicieron e incluso grabar la clase para que él la oyera.

Ese mismo día le toca ir a la tarde pero James tiene de memoria los cursos que le toca cada día de la semana y a qué hora debe ir facilitando el engaño a nuestros padres.

Cuando el sintió frio supo que no habría vuelta atrás.

-¡James!

Volteo viendo que llegaron su grupo a amigos para verlo dar "sus primeros pasos".

Estaba Leia que es un perro goldendoodle; Ciro, un pitbull y el más rudo del grupo Abel, un caimán.

Jame se puso más ansioso que fui corriendo a ponerse los patines y piso las pista con el filo de los patines, Jaimes tardo unos segundo en recomponerse y relajar la mente, comenzó con el desplazamiento que fue lo primero en lo que se le dificulto un poco pero fue que recordando se le hizo más práctico.

Los amigos de James se pusieron felices por verlo avanzar, Leia vio a lo lejos como unas pocas personas veían con malos ojos a Ciro y Abel por la apariencia que tienen y porque lo atribuyen más a unos criminales al ser común que sean de esa especie.

Leia no se quedó tranquila, se sentó en el medio de ambos agarrando sus manos con una gran alegría que relucía y se destacaba.