Un secreto de Miriam que no quiere tocar es cuando siente que sus sentimientos se van a desbordar, ella los quiere ocultar.

Pero no puede sola y para hacer eso necesita ayuda.

Una pastilla ayuda, pero si tiene ganas, beber un vaso de gaseosa combinada con la de licor junto a hielo y una hoja de la planta de menta le parece una combinación perfecta junto a una pastilla o polvo para hacer el viaje perfecto.

Pero algunas veces se sale de control como la vez que llamó a Sharon después de verla besarse con su persona odiada número uno, Penny. No tenía ganas de hablar por un tiempo con Sharon pero tal que la cosa resultó así, se la tuvo que aguantar.

Ese mismo sábado en la madrugada escuchó el auto de su padre estacionarse frente a la casa, Miriam se levanta con cuidado de no hacer ruido al tener la habitación llena de botellas y polvos que ni siquiera pudo terminar.

-Papá -lo llama pero él no se inmuta y más está ocupado buscando algo.-¿Tu me amas?

-Deja de meterte dr*gas en tu c*lo y vete a dormir otra vez.

Miriam deseo haber estado drogada de verdad en ese momento para no oir eso.

-¿Te vas a ir otra vez con esa p*ta y su hija?

-Al menos no se mete cosas, ella si sonríe.

Pero ni siquiera tú sabías que ella sufría cuando estaba lejos de ustedes, pensó.

De todas maneras el Señor dejó nuevamente sola a Miriam al haber encontrado lo que buscaba por el gran desorden que estaba la casa a causa de ella.

Lo que encontró fue un peluche de oso con un corazón, un regalo que le fue entregado a la madre biológica de Miriam, ahora le será entregado a la otra mujer.