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19 - Romper la costumbre

Mis dudas me hacen necesitar de Lynn, y al mismo tiempo, mis dudas hacen que piense que no necesito a Lynn, que en realidad ni siquiera la quiero; que podría vivir perfectamente sin ella, que podría dejarla y no extrañar absolutamente nada.

Y eso me hace extrañar la forma en la que me sentía cuando recién la conocí; todo era hermoso, en especial lo que tuviera que ver con ella. Jamás me imaginaba dejándola, y jamás quería imaginar qué podría ocurrir si ella me dejaba.

Me hace preguntarme qué fue lo que cambió, y cómo fue que lo hizo en tan poco tiempo; ¿es la distancia? ¿soy yo? ¿es ella? ¿es la reparación de aquella amistad que tenía con Mason?

Todo es confuso y pensar en ello es frustrante, y me causa ansiedad, y todo el tiempo me da un poco más de ganas de llorar por la pérdida de algo que en realidad todavía tengo, solo... Por alguna razón ya no me causa el mismo placer.

Pero puede recuperarse, ¿no? Puedo volver a sentir eso, así como todos los conflictos se solucionan y todas las distancias tienen la posibilidad, aunque sea pequeña, de desaparecer por completo.

Alguna vez pensé que esto era amor de verdad, y si lo es, entonces va a resolverse en algún momento, y quizá ocurra sin tener que hacer esfuerzo; en algún momento dejaré de dudar de mí, dejaré de necesitar pensar en que todavía la quiero, porque amarla no será una obligación, será simplemente un hecho, algo que yo sé, algo que ella sabe, algo que todos saben y que nadie jamás se atrevería a poner en duda, ni siquiera nosotras mismas.

Y sonrío cuando pienso en ello de esta manera tan optimista; por unos cuantos segundos me convenzo de que la crisis realmente pasará, y que lo hará pronto, pero casi de inmediato vuelvo a pensar lo contrario. Quizá todo está destinado a fallar; quizá estoy descubriendo algo en lo cual realmente necesitaba pensar; algo que hace tres años jamás se me habría ocurrido.

Entonces miro al suelo mientras separo un poco la espalda del sillón, cubierto en terciopelo que no logro distinguir si es morado o rosa. Aprecio cómo la punta de mis botas negras tiene cierto brillo, uno que se ve blanquecino; aprecio cómo, mientras más agacho la cabeza, más estorba mi pelo morado en mi campo de visión. Y luego empiezo a apreciar mi propio interior; la forma en la cual, conforme pasan los segundos y mi mente se pone un poco en blanco, mi corazón empieza a llenarse con una urgencia, y grita para ser satisfecho; grita para que hable con Lynn.

Y ese ruido ensordecedor tarda poco menos de un minuto en volverse insoportable.

—¡Salen en cinco minutos! —exclama una chica rubia al asomarse al camerino, y desaparece tras la puerta tan rápido como apareció.

Y a pesar de esa falta de tiempo, obedezco a lo que mi corazón quiere, solo para que no se sienta tan vacío, para que me deje en paz mientras canto, o al menos para creer que así lo hará. Abro el chat que tengo con Lynn en WhatsApp; le envío un hola y le digo que la amo, a pesar de estar dudando de aquello; a pesar de estar dudando de todo. El mensaje se ve como entregado, y suelto el teléfono; espero que pueda responderme antes de subir al escenario, aunque quizá lo más probable es que eso nunca ocurra.

Una vez mi celular está de vuelta en mi bolso —el cual descansa bien colocado sobre el sillón—, siento una mano apoyándose en mi hombro derecho. Suspiro y trato de mantener la calma antes de voltearme a ver de quién se trata, y odio la forma en la cual sonrío cuando veo que es Mason.

—¿Estás bien? —Me pregunta, y parece realmente preocupado; estoy cayendo de nuevo en la mentira de que me ama. Y ahora solo espero que no tenga los mismos resultados que antes; y espero, más que nada, que no arruine mi relación con Lynn; el amor y la paz que ya tenía y que incluso podía dar por sentado.

Una vida perfecta no debería ser arruinada por él.

—Sí, estoy bien —Le doy una respuesta que no parece convencerlo; pero no puede preguntar nada, porque de inmediato la puerta se abre otra vez, rechinando de una forma tal que parece querer lastimarme los oídos.

Entonces subo al escenario, y de inmediato pienso que hay algo raro en mi rostro, mi cuerpo o mi ropa, o que mi mal ánimo se nota y es contagioso, porque los gritos en esta ciudad son mucho menos ruidosos que en todas las otras. Quizá es eso; quizá todos me notan rara, con la energía desaparecida.

O quizá en Philadelphia somos más desconocidos que en cualquier otro lado.

O quizá en el público hacen falta muchas personas que respeten a los teloneros.

Siento que en cualquier momento van a lanzarme vasos de cerveza, o tomates, a pesar de que la gente no debería poder entrar con ellos. Pero empiezo a cantar de todas formas, sabiendo que en realidad no puedo hacer nada más.

En cuanto mi voz suena, los demás instrumentos se unen de una forma perfecta, de una forma muy feliz, y me siento muy libre, muy despreocupada, cuando canto sobre la amistad; cuando canto este pequeño himno a nuestra propia banda y a la manera en la cual se formó. Cuando sigo esa melodía que siempre pensé que era la forma perfecta de abrir un concierto, y a la cual aún considero de tal manera.

Sonrío cuando vuelvo a darme cuenta de que estoy viviendo ese sueño que antes parecía muy poco realista: Estoy realmente abriendo un concierto con esa canción; abriendo un concierto con la melodía que cuenta nuestra historia, la historia de cómo Mason y Chloe se conocieron en la universidad y decidieron experimentar con sus instrumentos en el garage de la casa del chico, de cómo me reencontré con Mason y cómo él terminó siendo lo único que necesitaba para renunciar a ser abogada y buscar mi felicidad, y de cómo Andy nos terminó encontrando y se unió también al proyecto, y terminó tal como yo, haciendo lo que quería en vez de administrar empresas.

Tal como siempre, me brota una lágrima una vez que la canción termina.

Se escuchan aplausos y luego veo las luces cambiando, de los dos tonos de verde con los que habían iniciado a un tono rosa y otro morado, que se juntan a veces conforme se mueven. Pienso en Lynn y en mí.

Tal como debo hacer, porque es lo que esas luces simbolizan; ha llegado el momento de interpretar Tangerine, la canción que escribí justo después de conocerla, cuando no podía quitarme el calor de las mejillas ni su imagen de la cabeza. Ese ángel de cabello anaranjado, ahora rosa, me había vuelto completamente loca, y claramente tenía que hacer arte respecto a eso; respecto a su belleza y respecto a mis nervios, a esas mariposas y ese calor que me invadía en todo momento.

Lo primero que suena es la batería. Me pongo nerviosa conforme la guitarra y mi bajo se unen a la mezcla; sigo mirando a las tenues luces que se ven como líneas borrosas en el aire, y que se reflejan en el piso como círculos también borrosos que se mezclan entre sí; me recuerda a una imagen mental que tenía hace tiempo, cuando Chloe dijo que esas luces se parecían a Lynn y a mí; a cómo nuestros cabellos se juntaban y a veces parecían fusionarse el uno con el otro cuando nos acercábamos para besarnos.

Por alguna razón, ese recuerdo me causa náuseas.

Por alguna razón, quiero salir corriendo.

Por alguna razón, ya no quiero ser percibida; ya ni siquiera deseo existir.

Y aún así, me quedo allí parada, tocando las notas en el bajo, poniendo atención a cada sonido para saber cuándo será el momento de añadir mi voz, de cantar aquellas líneas sobre el amor a primera vista, sobre ángeles de pelo anaranjado, sobre una soledad rota completamente por alguien que llegó de la nada.

Quizá mi primera canción de amor que nunca contempló el hecho de que algo pudiera salir mal.

Quizá mi primera canción sobre el amor de verdad, sin preocupaciones, sin miedos, solo el pensamiento de que la felicidad será eterna. Y la certeza de que así será, a pesar de que no hay nada que realmente lo confirme.

Y me encuentro a mí misma extrañando mucho esa sensación, y me desprecio por no poder seguir estando así, tan segura de lo que siento, tan segura de lo que mi pareja siente.

Tan segura de que nuestro final será uno feliz, de que la boda se llevará a cabo y entonces ya no habrá ni un solo problema más.

A pesar de estar perdida en mis pensamientos, sé perfectamente cuándo cantar y de qué manera, y también recuerdo perfectamente cómo tocar mi bajo, cómo hacer las notas correctas, cómo mantener el ritmo a pesar de estar tan distraída y ansiosa, de ni siquiera sentirme como yo misma.

Y esas sensaciones horribles incrementan cuando noto que no puedo mirar al público, que me da más pena de lo normal, que lo único que me concentra y tranquiliza un poco es ver a Mason tocando el teclado con esa expresión calmada que lo caracteriza. Sus dedos se deslizan de una forma suave sobre las teclas, como si no estuviera haciendo ningún esfuerzo para que suenen, y me quedo obsesionada con eso.

Me quedo obsesionada con sus dedos, en realidad.

Luego tengo una fantasía breve, que me sacude, y que intento borrar de mi cabeza lo antes posible.

Pero mientras el set continúa, me sigue sacudiendo y sigue cortando mi respiración cada tanto; termino cada verso sin tener aliento ya, y el calor me mata, y me odio más a mí misma con cada segundo que pasa, en especial cuando creo que ya lo olvidé, que ya no volveré a pensar en eso y no sentiré esa debilidad de nuevo jamás, pero vuelve a ocurrir cuando me fijo en la forma en la que toma un tenedor y come pasta con él.

Sus labios se ven tentadores. Y solo por pensar en eso, quiero vomitar; ya no soporto las náuseas ni la sensación que tengo en el estómago, como si quisiera reventar y arrojar todos mis sentimientos —y mis tripas— al suelo, hacia debajo de la mesa del restaurante tan elegante en el cual estamos comiendo.

No me soporto a mí misma, y no soporto contemplar la idea de que ya no amo a Lynn. Y quiero seguir convencida de que la amo, de que solo estoy cometiendo una serie de errores muy extensa. Pero no puedo convencerme de ello y solo quiero llorar.

—Mercy, ¿estás bien? —me pregunta Chloe cuando estamos en el cuarto de hotel, cada una en su cama, con las luces apagadas; solo hay una tenue línea de brillo, por el espacio entre cortina y cortina, y por la luna llena tan hermosa que hay allá afuera, en el hermoso y estrellado cielo de Philadelphia.

—No —confieso, pero no me atrevo a confesar mis razones; me hacen sentir sucia, tal como debería ser. Me siento llena de mugre desde que tuve ese pensamiento, que aún me sigue, que se quiere quedar conmigo y amenaza con aferrarse a mí incluso en sueños.

—¿Pasó algo?

—No quiero hablar de eso.

Ella no insiste, y al mismo tiempo que eso me calma, también me hace sentir terrible, porque en realidad... Tengo muchas ganas de desahogarme, a pesar de que todo es incorrecto y que seguro seré juzgada si hablo sobre esto. De todas formas, merezco ser juzgada; no debería importarme tanto si lo hacen. No debería importarme tanto hablar.

Pero sí que me importa tanto; me importa más de lo que debería, y por eso me limito a cubrirme completamente con la sábana y seguir luchando contra todo yo sola; sigo luchando contra mis pensamientos y contra los latidos de mi corazón; contra los químicos que me quieren cambiar la vida. Contra todo y todos, pero en especial contra mí.

Y sigo intentando convencerme de que quiero a Lynn, de que todos mis problemas con ella, con su rostro, con sus ojos, con su pelo tan liso y rosado como siempre, con las canciones que escribí pensando en su presencia tan armoniosa y angelical... Todo eso es solamente culpa de la costumbre. Y cuando regrese con ella, habiendo roto esa costumbre, estaré completamente bien.

Es solo costumbre.

Costumbre, costumbre, costumbre.

Pero no puedo dejar de pensar en que quiero a Mason para romper esa costumbre.

¡Holi, holi, gente! Se me olvidó programar el capítulo cuando lo terminé, pero bueno, al menos ya lo estoy haciendo xd

Así que hola, personitas, y feliz año nuevo (porque el lunes es año nuevo, ¿no?). Espero que puedan cumplir todos sus propósitos :D

Si se preguntan por los míos, solo quiero terminar cierto proyecto para enviar a editorial, y otra obra mía que reescribí millones de veces pero que sí o sí debe salir a la luz, porque en serio ES DE MIS MEJORES PROYECTOS. Y eso, con terminar esas dos cositas y quizá también ganar el ONC de este año estoy muy contenta. Y si se puede, también escribir algo que no sea romántica, pero no sé si eso de verdad sea posible xd

¿Ustedes qué tienen planeado hacer en el 2024?

Sea lo que sea, les deseo muchísima suerte. Confío en que lo pueden todo, EN ESPECIAL las cosas que ya se propusieron <3

Y cambiando a otro tema, ¿qué tal este capítulo?

La verdad, me frustró mucho escribirlo; Mercy ya está haciendo que me jale el cabello durante sus narraciones, pero al mismo tiempo simplemente lo amo, por alguna razón he escrito de forma bastante fluida estos caps; quizá no tenga muchas dificultades para terminar la historia pronto. Si la prepa no se pone muy pesada en el primer módulo del siguiente semestre, entonces creo que esto habrá terminado para finales de enero o mediados de febrero.

Estamos muy cerca del final, y la verdad, no espero que les guste el final como tal, pero espero que hayan disfrutado de lo que es esta obra; como ya he dicho, empezó como algo un poco personal para mí, y estoy dejando mi alma y corazón por aquí; espero que todo eso esté siendo apreciado.

Muchas gracias por seguir aquí; nos vemos en los siguientes capítulos :)

Byeee :)

Mari.

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