13 - Lo que debo hacer
Mason
Todos los días trato de decirme a mí mismo que no, en varios aspectos de lo que al final es un solo problema sencillo, un solo ahogo en un solo vaso de agua. Trato de decirme que el vaso no es real, o que lo es, pero que va a desaparecer en cualquier momento, quizá de la misma manera rápida en la cual apareció. A veces trato de decirme que no debo ignorar al vaso, pero me niego a ello; debe ser ignorado, es la única forma de no arruinar nuestras vidas.
Pero a veces pienso, ¿y qué tal si todo esto en realidad nos beneficia?
La canción fue la primera prueba de que quizá no es una mala idea confesarlo todo; la respuesta puede ser otra letra y otra melodía; quizá, ocurra lo que ocurra, nuestro arte se pueda alimentar de ello; quizá no todo tenga que morir junto a este sentimiento, si es que está destinado a morir con dolor.
Pero cada vez que lo pienso, termino intentando callar todo aquello; mi cerebro vuelve a gritar un «no», y lo hace a todo pulmón; el grito me ocupa toda la cabeza e incluso intenta salir por mi boca a veces. Yo la mantengo bien cerrada; sello los labios lo más que puedo, porque sé que no es conveniente para mí gritar a las dos de la mañana, cuando se supone que todos están dormidos, cuando probablemente muchos lo están; cuando puedo ver que Andy está en la cama de al lado, bien cubierto por las sábanas blancas, derramando saliva en la almohada y roncando como un animal salvaje.
Me abrazo a mí mismo, fuerte, y pego el rostro a la almohada, pero aún así no vocalizo nada; no ahogo nada entre las plumas, sino que toda mi pelea contra mí mismo sigue encerrada en mi cabeza. Quiero ponerle límites antes de que golpee a otras personas, en especial porque sé que eso solo haría todo más difícil; los rumores podrían extenderse, el problema podría ser peor de lo que debería, y todo por no cerrar la boca.
Aprieto los labios otra vez, y luego suspiro; doy un brinco sobre la cama apenas entiendo que eso significa que hice ruido. Me incorporo sentado sobre la cama y observo a Andy, esperando que no esté despierto; vuelvo a tirarme en el colchón con fuerza en cuanto veo que sigue plácidamente dormido, como si nada estuviera ocurriendo a su alrededor.
Apenas mi cabeza toca la almohada, vuelvo a pensar en todo; todo me ataca de nuevo.
Pienso en lo feliz que se ve Mercy con Lynn, a pesar del tiempo que ha pasado y de la distancia que ahora las separa, que podría separarlas también en el ámbito emocional, pero parece que no ocurre; en realidad, parece incluso que las ha estado uniendo incluso más que antes. Al terminar esta llamada, cuando entramos a la van, se veía aún más sonriente; al mismo tiempo, aún más triste por estarla dejando.
Y mi cabeza grita de nuevo ese «no», porque, mierda, no puedo —o más bien, no quiero— arruinar esa vida hermosa que tienen juntas; la vida que podrían tener si no me entrometo.
No quiero separarlas, no quiero hacerlas pelear, no quiero que ninguna sufra; son muy buenas personas como para merecer eso.
Lo decido de nuevo; debo guardarlo.
¿Pero qué tal si, a pesar de todo, no es una mala idea?
Suspiro; siento que acabo de hacer incluso más ruido que la vez anterior, así que vuelvo a ver si Andy no ha despertado; otra vez, lo veo durmiendo de la manera más pacífica posible, babeando sobre la almohada; incluso puedo sentir, suave, el olor ligeramente desagradable de su aliento.
Me alivio, al mismo tiempo que empiezo a sufrir, volviéndome consciente de que quizá esto significa que estaré toda la noche solo con mis pensamientos, sin nadie que me ayude a decidir, o a callar a mi cabeza. Ahora todo depende de mí; depende de la persona con la cual me llevo peleando desde que la van volvió a estacionarse frente al hotel, o incluso desde antes, cuando Mercy terminó de cantar en el concierto y todo se seguía sintiendo real; había algo de duda, pero seguía habiendo un amor genuino hacia Lynn. El amor estaba en el aire, y nada de eso era para mí.
Y ahora estoy hablando con mi propio egoísmo, que quiere hacerlo todo sobre mí; que incluso quiere que el amor de Mercy hacia Lynn se trate de mí, y que luego ese romance se dirija hacia mi persona. Quiero ser el centro de su universo, y mi cerebro sigue gritando un no; no puedo hacer eso, no puedo volverlo todo sobre mí, y no puedo humillarme así; no puedo decir que me siento así, o al menos no puedo decírselo a ella.
Pero tengo ganas; siempre las tengo. Quiero hacerlo al mismo tiempo que no lo deseo en lo absoluto. Quizá es la única forma de estar en paz, pero al mismo tiempo siento que jamás lo estaré; que, ocurra lo que ocurra, sufriré por siempre, por lo que haya sido y por lo hubiera podido ser si tan solo las circunstancias hubieran sido mejores, si todo hubiera sido distinto.
Después de que mi cerebro se negó, volvió la parte de éste que decía el sí; la parte que se dejaba llevar por la lógica, por mis experiencias previas: Ya me había ocurrido antes, y todas esas veces había fallado, pero siempre había logrado superarlo; y, aún mejor que eso, una de esas experiencias había sido con Mercy. Había logrado superarla una vez, así que seguro podría hacerlo miles de veces más.
Lo recordé todo: Cómo creí haberme enamorado de ella, cómo me dí cuenta de que al final no era así, cómo de todas formas sufrí porque ella era muy buena amando y yo simplemente no podía aprovecharlo como probablemente debí haberlo hecho; cómo la ví distanciarse de mí poco a poco y cómo empecé a sentirme odiado por ella, y cómo nunca pude saber si de verdad me odiaba o si pretendía hacerlo, o si nunca se había comportado distinto y todo era simplemente un producto de mi imaginación.
Mi último recuerdo fue cómo me enamoré de ella de verdad, hace muy poco; luego mis ojos empezaron a pesar, y yo simplemente me sentí agradecido por ello; por ya no tener que pensar, o más bien, por estar cerca de ya no poder hacerlo. Junto mis párpados y acomodo la cabeza sobre la almohada, y los pensamientos se van desvaneciendo de mi cabeza conforme los minutos avanzan y las seis de la mañana se hacen cada vez más cercanas, conforme el nuevo día empieza.
Mi último pensamiento antes de dormir es que la lógica debe ganar; o más bien, que ya lo ha hecho. Incluso si todo lo que hay son malos finales, no debería tenerles miedo; he superado a Mercy antes, y podría hacerlo millones de veces más.
¡Buenos días, gente hermosa! Esta nota va ser algo rápida porque debería estar haciendo mi tarea justo ahora. En fin, holi.
¿Qué opinan sobre la decisión de Mason? ¿Creen que se mantenga o volverá a arrepentirse? ¿Qué va a ocurrir ahora? ¿Qué va a pensar Mercy en caso de que sí lo haga?
Por cierto, lo siguiente es otro interludio; exploraremos el pasado de Mercy y Mason; esta vez, serán los recuerdos que Mason ya mencionó: Cómo ellos se hicieron pareja por primera vez y cómo se arruinó (bueno, en realidad eso es para otro interludio, pero ajá).
Y hablando de los interludios, ¿qué tal les pareció el anterior? ¿Les gustó la canción?
Como sea, debería irme yendo; va como una hora desde que le dije a ki madre que haría la tarea, Y AÚN NO OCURRE.
Adiós, mi gente; ustedes recuerden también hacer su tarea; y disfruten mucho su semana :)
Byeeee :D
Mari
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