1 - El verano de mi vida
Se supone que una alarma me levante a las cinco y media de la mañana, pero en vez de ocurrir así, ocurre que me despierto a las cuatro con tres cuartos ante el sonido de platos cayendo. Me doy la media vuelta sobre la cama y me doy cuenta de que el otro lado está completamente vacío, lo cual me hace realmente despertarme, esto ante la pregunta de dónde está Lynn.
—¿Lynn? —La llamo apenas abro la puerta del cuarto, en la cual me recargo mientras espero una respuesta.
Se sigue escuchando movimientos de platos en la cocina, y empiezo a bajar las escaleras para ver lo que ocurre; asumo que Lynn escuchó mis pisadas, porque automáticamente se escuchan también las suyas mientras corre hacia donde yo estoy, ambas encontrándonos a media escalera.
—¿Qué pasó? —Le pregunto.
—Se me cayeron unas cosas —dice mientras me sujeta de la muñeca.
—¿No se rompió nada?
—No —contesta con una voz sincera.
—¿Y tú te encuentras bien? —Hago otra pregunta, de manera genuina.
—Sí —pronuncia rápido, a la vez que hace a mi brazo apuntar hacia arriba—. Sube de nuevo, ¿sí? Todavía es muy temprano —Suelta mi muñeca y toma mi mano, acompañándome escaleras arriba.
—¿Y tú qué haces despierta, si es tan temprano?
—Te preparo una sorpresa —responde, sonriendo antes de bostezar—. Vete a dormir; me falta como hora y media para terminar —Me pide al mismo tiempo que llegamos a la puerta del cuarto, en frente de la cual me da un beso lento, ante el cual no me queda más que sonreír. Le regreso el beso antes de tirarme en la cama.
Por más vueltas que doy, y por más que aprieto los ojos, no logro dormir de nuevo. Me quedo los tres cuartos de hora que tenía para dormir con los oídos atentos a cómo se escuchan los movimientos de Lynn en la cocina, y mi mente concentrada en lo que significa el hecho de que tenga la alarma puesta para una hora tan poco decente: Hoy empieza el tour de Finders Keepers con Cinema Kisses.
Y no sé cómo me siento al respecto.
Es decir, perfectamente este tour podría volvernos famosos, y me emociona la idea de, tan repentinamente, hacer este salto: Un día nos presentamos en bares aleatorios de Phoenix, y al otro estamos cantando en un estadio frente a millones de personas. Un día nos sentimos atrapados en esta ciudad, y al otro estamos viajando por todo el país.
Cuando me dijeron que podía hacerlo, supe de inmediato que era algo que quería; se veía como la mejor idea del mundo. Pero ahora... Dudo de si era en verdad una buena idea. Porque esa idea implica estar todo un mes alejada de Lynn, y eso no es algo que quiera.
Pero para este punto, ya no importa lo que quiera o no, sino lo que ocurrió: Firmé el contrato en febrero; todos en la banda lo hicimos. Ya no hay tiempo para arrepentirnos de nuestra elección; yo no puedo arrepentirme. Lo único que puedo hacer es lo correcto y responsable: Ir al autobús de la banda, subir y viajar a Dallas. Luego presentarme y repetir el mismo proceso por poco más de un mes.
Mi alarma vuelve a sonar, y me mentalizo durante los tres segundos en los que la dejo hacerlo: El tour es una buena idea, y no durará tanto como siento que lo hará justo ahora. La aventura va a hacerse, y empieza en alrededor de una hora y media.
Apago la alarma y me echo a correr al baño. Empiezo con mi rutina y la termino mucho antes de lo que creí que podría hacerlo. Ante la idea de que aún me queda tiempo, me tranquilizo y empiezo a guardar mis cosas con más calma, empezando por mi labial morado. Una vez me aseguro de que lo tengo todo, cierro la maleta y la levanto con dificultad, saliendo del cuarto e intentando bajar por las escaleras con el peso de la maleta en un brazo quitándome el equilibrio del que ya carecía antes. La apoyo de vez en cuando en los escalones.
Habiendo llegado a la mitad de las escaleras, veo a Lynn subir con celeridad, alcanzándome y ayudándome con la maleta, haciendo parecer fácil el cargarla en un solo brazo mientras corre escaleras abajo. Yo la sigo, a mucha menor velocidad, mientras veo cómo se apresura a dejar la valija al lado de la puerta, junto con mi bajo y la mochila en la cual solamente guardé mi laptop, un libro y todo lo que me pongo en el cabello.
—¿Vienes a la cocina? —pregunta, en realidad no preguntando, sino pidiéndome que vaya, ante lo cual empiezo a correr, terminando por sentarme en frente de la mesa para ver cómo saca una bandeja del horno, dejándola en una de las encimeras antes de sacar una cajita rosa, de aquellas en las cuales coloca los cupcakes que vende.
Empiezo a entender qué era la sorpresa, y sonrío.
—¡Les hice cupcakes a todos! —anuncia mientras los guarda en la cajita—. Son seis; uno para cada uno, mas el de Hayley. No dejes que peleen por el de Hayley.
—Igual no creo que lo hagan —pronuncio de forma ligera, encogiéndome de hombros.
Apenas termino esa frase, tengo flashbacks de momentos en los cuales mis amigos de hecho sí han peleado por comida, o incluso por razones más absurdas, como la vez que Mason y Andy no se hablaron en todo un día porque Andy ganó todas las carreras en Mario Kart, o la vez que Andy y Chloe casi se golpean para determinar quién tenía más derecho de comerse el último pedazo de pizza que quedaba —el cual se comió Mason a escondidas, así incorporándose a la pelea—.
Sí, son muy capaces de pelear por comerse el cupcake de Hayley.
—De todas formas voy a cuidarlo —completo la frase, sonriendo. Lynn sonríe igual.
—¿Nos vamos ya? —pregunta, y recuerdo que me había dicho que ella me llevaría a Encanto Park para reunirme con la banda.
—Pues... deberíamos salir poco antes de las siete para poder llegar a tiempo —Le comento, luego mirando el reloj de mi teléfono—. Pero todavía puedo tomar café antes de irme —continúo, tomando asiento en la mesa de la cocina.
—¡Ah, claro! Voy a hacerte uno —dice, sonriendo antes de empezar a caminar hacia la estufa y poner el agua a calentar. Y de pronto, suspira, de manera pesada.
—¿Ocurre algo? ¿Estás bien? —pregunto, caminando para meterme a la cocina con ella, inundada con una preocupación genuina.
—No quiero que te vayas —confiesa, acercándose a mí para abrazarme, no con la fuerza de siempre, sino que simplemente rodeándome con los brazos.
—Y yo a veces pienso que en realidad no quiero irme —correspondo, imitando el abrazo mientras le recargo la cabeza en el hombro—. Pero recuerdo que no será para siempre, y que estarás bien, y que yo también estaré bien. Y nos vamos a hablar seguido y nos volveremos a ver en agosto, y para entonces te voy a amar más de lo que te amo ahora.
Ella parpadea varias veces, como si se encontrara reteniendo lágrimas y procesando información al mismo tiempo. De pronto, hace una pregunta:
—¿Me amas?
Yo le sonrío y la acerco todavía más a mí; si bien no veo su sonrisa, puedo sentir que esboza una.
—No estaría contigo si no lo hiciera —respondo a su pregunta, imitando su sonrisa.
Entonces por fin me aprieta, con la energía que le faltaba antes a su contacto. El corazón se me inunda con una sensación cálida, que incrementa apenas escucho sus siguientes palabras:
—Te amo también.
Nos quedamos envueltas en el abrazo un tiempo más antes de que ella se separe para servir el agua en dos tazas y darme la mía, dejando que me prepare el café.
La siguiente media hora transcurre sin palabras; es una despedida silenciosa antes de tiempo, que involucra solamente café y miradas. Y me duele, pero es muy tarde para decidir que no voy a irme.
El camino a Encanto Park no es muy largo, pero es el suficiente para que nos tranquilicemos escuchando música y hablando sobre el futuro; específicamente, de cómo será el tour. Le hablo sobre las fechas, nuestros tiempos de descanso, los estadios en los que nos vamos a presentar, entre un montón de etcéteras, hasta que la viva imagen de mi futuro está justo frente a nosotras: La van morada a la que debo subirme.
Lynn se estaciona cerca y se baja poco antes de que yo siquiera pueda reaccionar; me ayuda a bajar mis cosas de la cajuela. Se lleva mi maleta mientras yo me cuelgo la mochila a los hombros y procedo a tomar mi bajo y la caja de los cupcakes, escuchando a la distancia los gritos de "¡Hola, Lynn!" y a mis amigos preguntando por mí. Cierro la cajuela y me acerco al camión.
—¡Mercy! —gritan Mason, Andy y Chloe al unísono apenas me acerco al camión.
—¡Ay, hola! —Los saludo, riendo levemente y de una manera que probablemente se escucha forzada.
Chloe se acerca a abrazarme y me abraza, manteniendo su distancia para no aplastar la caja, la cual termino dejando en el suelo, permitiendo que la chica me apriete. Choco mis palmas con las de Andy y Mason, y al acercarme un poco más a la cajuela, veo a una chica de tez oscura saliendo de la van. Me parece familiar, y luego reacciono.
—¡Hola, Georgie! —Saludo con entusiasmo mientras corro hacia ella y me lanzo para abrazarla con fuerza—. Ha pasado... ¿cuánto? ¿un año? ¿año y medio? ¡Estás muy cambiada!
—¡El estrógeno hace maravillas! —exclama, feliz.
—¡Tu voz también cambió mucho! —grito también, en sorpresa, compartiendo su alegría. Ambas reímos al unísono.
Pasan unos segundos antes de que escuche los gritos de Andy y Mason a la distancia:
—¡¿Esos cupcakes son para nosotros?! —preguntan con la intención de molestarme, tal como hacían siempre cuando estábamos en la preparatoria y llevaba algo bueno para comer.
—¡Es uno para cada uno! ¡También hay para Hayley! —sentencio, corriendo hacia la caja y aferrándome a ésta, esperando que no quieran quitármela.
—¡Gente, se nos hace tarde! —Se queja Chloe inmediatamente después, abriendo la cajuela de la van—. ¡Guarden sus cosas o váyanse al diablo!
Tarda apenas unos segundos en demostrar que no hablaba en serio, pues se echa a reír. Todos lo hacemos también mientras dejamos nuestros instrumentos, maletas y mochilas en la parte trasera de la van.
—¿Tu batería ya está allí? —pregunto mientras acomodo mi bajo junto al teclado de Mason.
—Sí —contesta, alejándose de la cajuela para darme espacio—. Justo intenté llegar primero porque sabía que guardarla allí iba a tomar mucho.
—Te ayudo con los cupcakes; voy a dejárselos a Georgie, para que los cuide mientras nosotros subimos —dice Chloe, quitándome la caja antes de que yo pueda decir cualquier cosa al respecto.
—De acuerdo; muchísimas gracias —pronuncio, siguiendo a la chica con la mirada para verificar que no se los quede o empiece a comerlos—. Voy a despedirme de Lynn —anuncio, y ya que nadie dice nada al respecto, corro hacia mi prometida, abrazándola fuerte mientras siento sus lágrimas cayendo en mi hombro.
—Nos vemos en agosto —dice ella, y el nudo en su garganta es notorio.
—Nos vemos en agosto —correspondo mientras la suelto. La miro mientras vuelve a caminar hacia el coche negro, que arranca poco después. Regreso a la van con el corazón apretado dentro del pecho, y subo a ésta, los demás haciendo una fila detrás de mí para subir también. Georgie me da los cupcakes de vuelta, y le agradezco en un susurro.
—¿Cerraron la cajuela? —pregunta la chica una vez se ha sentado en el asiento del conductor.
—No, pero voy a eso —murmuro, levantándome del asiento que ya había tomado.
—¡No te preocupes, voy yo! —Se ofrece Chloe, saltando de donde está y saliendo del vehículo con una velocidad impresionante, regresando muy pocos segundos después para exclamar—: ¡Ya está cerrada! ¡Podemos irnos, Georgie! —Vuelve a sentarse y se abrocha el cinturón de seguridad.
Georgie vuelve a ajustar su propio cinturón y sonríe con entusiasmo, respirando profundo antes de tomar las llaves del vehículo y girarlas, a los pocos segundos pisando el acelerador y encendiendo la radio. El vehículo empieza a andar, y yo intento olvidarme de que estoy triste; me fuerzo a sonreír. Pienso en que el verano de mi vida está empezando.
¡Holiiii! Mi nombre es Mari Guajardo, y estás viendo Disney Channel (Ok, no xd)
Como sea, ¡te doy la bienvenida a Un Beso Y Nuestra Canción!
Como quizá ya hayan notado (especialmente por la dedicatoria), esta historia es un poquito personal; o al menos lo era cuando escribí el primer borrador, que no sobrevivió por mucho tiempo que digamos (solo escribí 10 capítulos antes de desaparecer la historia xd); y en sí diría que a lo mejor aún lo es; ya no me duele, ya no quiero volver con *él*, pero en esta novela sigue estando mucho de lo que sentí y de lo que deseaba en diciembre del 2022 y por la mayor parte de enero de este año (2023).
¿Y a qué vengo con todo esto? No lo sé.
Probablemente es, más que nada, para dar a entender por qué esta obra es importante; es como... probablemente lo único bueno que haya salido de lo que fue mi primera relación romántica (que de romántica en realidad no tuvo mucho). Y eso, espero que les guste; siento que haría valer la pena lo mal que estuve en su momento.
Igual no tengan miedo a decir lo que piensan en realidad, porque obviamente este segundo borrador seguirá sin ser perfecto xd
Y... eso es todo, creo. Les doy la bienvenida a todos, todas y todes; espero que les guste la obra. Y si les ha gustado la intro y el primer cap, ¡por favor dejen que lo sepa!
Muchas gracias por todo. Nos leemos el siguiente lunes ;)
Byeee :3
Mari.
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