Pero no lo beses como a mí, pero no lo toques nunca así. Pues yo nunca beso como a ti te beso cuando me tropiezo por ahí 🎶

* * *

Después de mucho pensarlo, Gabriel descubierto su error.

Si seguía así, nunca iba a ganar. Y quería ganar...no sólo la apuesta.

Así que al día siguiente, después del extraño reclamo de Axel, se presentó frente a él.

Él no lo notó o, simplemente, lo ignoró. Su vista clavada en el libro.

—¿Qué lees?

—¿Qué te importa?

Así que sí lo había notado.

Gabriel se sentó a su lado. Axel lo miró mal, antes de volver a su libro.

—Escucha, Axel, sobre lo de ayer...

—No me importa. Está bien si quieres dejar de intentarlo, era una estupidez.

—Ah, ¿sí? —Gabriel miró su dedo deslizarse a lo largo de la hoja, hasta que cerró el libro y sus hermosos ojos azules se enfrentaron a los suyos.

—Sí.

* * * * *

—Bien, porque eso mismo venía a decirte.

—¡Perfecto! —y Axel claro que no sonaba amargado ni sarcástico—. Estamos de acuerdo entonces.

Axel estaba por volver a la novela, cuando sintió uno de sus dedos imitar lo que hace un momento había hecho él con su libro, sólo que Gabriel arrastró el suyo a través de su labio inferior.

—No, no lo estamos. Lo que quiero decir es que voy a dejar de intentar robarte un beso, me lo voy a ganar.

Antes de que Axel pudiera decir cualquier cosa, el dedo de Gabriel se posó sobre sus labios, un claro “No digas nada”, y se fue.

Y no, Axel no estaba sonriendo como idiota.

* ~ * ~ *

¡Vamos mejorando!