La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición.
(Emil Ludwig)

* * *

Axel se estaba torturando a sí mismo, preguntándose si no se estaba viendo como un vil acosador. Primero el dibujo y ahora esto.

¡Incluso le dejó su número!

Hundió su rostro en la almohada, sintiéndose patético. Gabriel ni siquiera sabía de su existencia...

Y, entonces, sintió vibrar su celular:

Desconocido: ¿Tú eres el soldado que me enviará baladas de amor? Espero que nuestra historia tenga un buen final... Y la novela también, claro.

Sus ojos se abrieron con incredulidad. No podía creer que realmente le había contestado. Se sorprendió tanto que tardó rato en reaccionar. Su corazón se aceleró mientras escribía una respuesta:

«Te va a encantar el final. Sé que te gusta Cinema paradiso, como a todos, cuando leí la novela y llegué a esa parte, no podía no pensar en ti. ¿Te va gustando?».

Las horas pasaron y no hubo más respuesta. Qué tonto soy, pensó Axel.

Estaba ya por dormirse, cuando el teléfono sonó. ¡Era una llamada, no un mensaje! Mordió sus labios, dudando si contestar o no.

Pero, ¿cómo podría no hacerlo?

—¿Hola?

A su saludo le siguió un silencio que lo confundió, pero entonces se dio cuenta: su voz.

Tal vez Gabriel había pensado que era mujer.

Estaba por colgar cuando Gabriel habló por fin. Su voz lo hizo sonreír y envió escalofríos por todo su cuerpo.

—Me ha gustado mucho la novela, ¡aunque ese final merece continuación! —eso hizo reír a Axel—. Y...sobre tu dibujo, porque fuiste tú, ¿verdad? ¿Era en serio?

Ugh, Axel se quejó en silencio, ¿por qué tenía que mencionar eso? ¿Y ahora qué le decía?