Yo te doy la razón, que no está bien y tú dame los besos que no te da él. Sabes que tú me gustas y yo ya esperé, así que móntate conmigo en este tren 🎶

* * *

—Ahora, ¿qué te pasa? —le preguntó a Gabriel la persona que dio inicio a la estúpida apuesta.

Él evitó su mirada.

«Pasa que quisiera terminar la apuesta. Que Axel merece mucho más que yo, la verdad. Pasa que me estoy enamorando a cada segundo que paso con él y no quiero que nuestro primer beso sea por la razón incorrecta.»

—¿Algo que quieras decirme, Gabe?

Estaba por decir “Sí” y soltarlo todo cuando Axel llegó con un: —¿Interrumpo?

Los ojos verdes de Gabriel se levantaron hasta los suyos hermosamente azules.

—No. Justo iba a buscarte, Axel. ¿Sabes? Me he dado cuenta que nunca hemos tenido una cita, ¿te gusta el día para una primera vez?

Los ojos de Axel se abrieron demasiado, sorprendidos.

Se escuchó una risita al lado de ellos, pero antes de que Gabriel pudiera decirle nada, la persona ya no estaba. «Supongo que podré romper la apuesta otro día».

—Claro —dice Axel, tímidamente.

Esa sola palabra hizo sonreír a Gabriel. Tomó su mano y la llevó a sus labios. —¿Sabías que algunas religiones de oriente un beso es una manera de dar y recibir energía espiritual y en Japón un beso apasionado se da en el cuello o la mano y no en los labios?

—No sabía... —tartamudeó Axel, empezando a ruborizarse.

—Si estuviéramos en Japón, con este beso yo ya habría ganado...

Supuso que fueron las palabras incorrectas cuando Axel hizo una mueca.