Capítulo único
Dazai es uno de los más poderosos líderes de la Port Mafia, también es un suicida fracasado, dado que ha intentado matarse de muchas formas extravagantes y alocadas, pero ninguna le ha otorgado el resultado que busca.
Dazai podía ser serio con su trabajo y misiones, llegaba a ser un metódico torturador, uno de los mafiosos más temidos, un estratega sin igual, podía ser todo eso y hasta más... pero, para Chuuya, Dazai solo es una momia estúpida que disfruta burlarse de su baja estatura y que tiene que aguantar como compañero.
Jura que en cualquier momento lo matará sin importarle más nada...
Y ese odio es totalmente recíproco, Dazai aprovecha de burlarse de Chuuya cada que tiene la oportunidad, era feliz con solo verlo gruñendo molesto...
No obstante, dejando de lado todo ese odio mutuo, el dúo que forman es impresionante, se complementan mucho de distintas formas en las misiones y también fuera de estas. No les lleva mucho tiempo cumplir con el trabajo que le es conferido, típico del Doble Negro.
Ambos compartían una rutina similar, iban a cumplir con sus deberes diarios en la Port Mafia y luego llegaban a la misma habitación a dormir.
Les tocaba hacerlo, Mori les asignó compartir una habitación en las instalaciones de la Port Mafia. Y sea como sea, no tuvieron de otra en realidad.
A fin de cuentas, tienen que convivir juntos de alguna u otra manera pese a que no se toleran en lo más mínimo.
—¡Rayos!—exclamó un frustrado Dazai entrando a la habitación detrás de Chuuya, quien se había quitado el sombrero posterior a su entrada y lo arrojó sobre su cama. Chuuya ni siquiera miró a Dazai pese a que notó su frustración, esto se debe a que estaba seguro de que se trataba de una estupidez, y no tendría sentido preguntarlo ni involucrarse con él por voluntad propia—. Esa linda chica no quiso cometer suicidio doble conmigo...
Y ahí iba con eso.
—Obvio que no, idiota—respondió el más bajo harto de ese instinto suicida e incorrecto de Dazai, le parecía irritante que Dazai hablara a cada rato de su muerte como si fuese una broma, le exaspera Dazai en sí. No le dió tanta importancia al asunto porque ya era un comportamiento común.
Chuuya continuó su camino hasta su cama y se sentó en el borde de esta para empezar a desamarrar los cordones de sus zapatos sintiendo un dolor de espalda culpa de las duras misiones que habían hecho en ese día, necesitaba dormir con urgencia.
—¡Pero entonces, eres mi última alternativa, Chuuya!—dijo Dazai fingiendo desespero, caminando hacia su cama y sentándose en esta quedando frente a frente con Chuuya.
La distancia entre cama y cama no es muy grande realmente, tenían muy mal distribuido el espacio, aunque, la verdad, la habitación es algo pequeña como para ser habitada por dos personas.
La iluminación, justo en ese momento, era tenue ya que la luz de luna es lo único que alumbra la habitación por la noche, ninguno se toma la molestia en encender luz artificial.
Chuuya miró con atención y algo de sorpresa al suicida por sus palabras, sin entender con exactitud a qué tema aludía con exactitud. Tenía una expresión de confusión combinada con algo de intriga.
—¿"Última alternativa"?.
La verdad es difícil saber lo que piensa Dazai, pero Chuuya tiene en claro justo ahora que Dazai estaba planeando algo que seguramente lo involucraría y, de paso, le disgustaría; lo supo por la sonrisa que esbozó el contrario.
—Sí, necesito que cometas suicidio doble conmigo—habló con firmeza Dazai viendo cómo un desconcertado Chuuya se quedó paralizado de la impresión. Chuuya no entendía a qué venía tan repentina y disparatada propuesta, es decir, de todas las personas que había en el mundo, ¿por qué le estaba pidiendo eso específicamente a él? ¿y por qué era su "última alternativa"?
—Definitivamente no—respondió Chuuya irritado quitándose un zapato para repetir el proceso con el otro, tenía ganas de lanzarle uno de sus zapatos a Dazai, pero no quería dañar sus zapatos. Miró con seriedad al de cabello castaño—. En primera: no soy plato de segunda mesa, busca otra "última alternativa"; en segunda: no haré eso, ni loco, y mucho menos lo haría contigo; y tercero: ¿por qué no solo te suicidas? tampoco es tan importante ni obligatorio que tengas que hacerlo con otra persona.
—¡Pero acompañado es más interesante. Vamos, Chuuya!—alentó Dazai, quien ya se esperaba esa respuesta y, por ello, estaba preparado para contraatacarla con simple y pura insistencia—. Oye, es mejor hacerlo juntos. Además, la forma en que quiero cometer suicidio sí requiere de alguien más.
Al terminar de quitarse el otro zapato, Chuuya cruzó sus brazos y sus piernas mirando a Dazai con el ceño fruncido; de todas las noches que comparten habitación, tenía que elegir esta, en la que Chuuya estaba horriblemente cansado, para comenzar con sus loqueras.
—Idiota—insultó Chuuya queriendo ir a patear y golpear a Dazai, pero el cansancio lo estaba consumiendo tanto que ni se quería mover. Incluso había cabeceado un poco mientras llegaba a la habitación—. ¿Y qué forma de suicidio es la que tienes en mente que no puedes hacer tú solo?
Dazai sonrió, sabía que en algún punto le preguntaría ello, por lo que tenía la respuesta y todo planeado en mente. Las predicciones que había hecho sobre cómo resultaría la conversación con Nakahara estaban siendo acertadas.
No apartó su mirada del más bajo, tenía un objetivo claro en mente.
—El otro día leí que una mujer murió asfixiada besando a su pareja. No porque la pareja la haya ahorcado ni nada, sino que por culpa del beso no pudo respirar y terminó asfixiada—dijo Dazai colocando su mano en su mejilla, siguiendo con el análisis que le hacía a las expresiones del pelirrojo. Por otra parte, Chuuya estaba boquiabierto ante esa respuesta, estaba entendiendo lo que pretendía Osamu—. Me parece una forma tan romántica y apasionada de morir que pensé en cometer suicidio de esa forma. Y, como no encontré ninguna chica que haya aceptado hacerlo conmigo, eres mi única opción, Chuuya.
Esas palabras hicieron que cierta parte de la paciencia del Nakahara desapareciera, la confusión e impresión prevalecía, se preguntaba una y otra vez como Dazai podía ser tan inteligente y a la vez tan idiota para casi todo.
—¡¿Y por qué conmigo tienes que hacerlo?! ¡no soy gay!—Estaba molesto y harto del comportamiento de la momia que tenía en frente.
—Y yo tampoco soy gay, pero igual me interesa intentarlo. Además, ya te dije que eres mi última alternativa—dijo Dazai sonriendo con picardía, estaba claro que tramaba algo y Chuuya lo sabía, por eso no se fiaba—. No tienes nada que perder, puedes intentar respirar por la nariz. Solo será un pequeño beso mortífero.
—Igual no lo haré, es algo absurdo, además, tengo dignidad aún, Osamu. Has enloquecido si crees que haré eso contigo—dijo Chuuya totalmente exasperado arrepintiendose de no haberlo asesinado cuando tuvo la oportunidad. Su rabia iba cada vez más en aumento, sabía perfectamente cómo se pondría Dazai con el tema.
—¡Chuuya~! —Ya sabía que Dazai no dejaría de insistir hasta que lograra su cometido con éxito, pero no iba a ceder a tal estúpida idea, solo a Dazai se le ocurríría tal disparate— ¡Vamos, no será la gran cosa!
—¡No pienso morir besándote, olvídalo!—Debía mantenerse firme si quería convencer a Dazai de que buscara a alguien más. Su mandíbula estaba tensa del enojo hacia esa momia suicida, para él es totalmente molesto ese tipo de comportamientos.
—Será rápido—murmuró Dazai alzando la comisura de sus labios con una travesura en mente. Se posicionó semi-agachado frente a Chuuya aumentando la cercanía, sus rostros quedaron muy cerca y había tomado desprevenido al pelirrojo que lo miró con sorpresa sin poder creer lo que pasaba, nunca había estado así de cerca con el de cabello castaño, nunca había tenido los ojos de Dazai mirándolo tan de cerca con tanta profundidad, ni había sentido la respiración del otro contra sus labios, se aturdió un poco ante tanto.
Dazai no esperó nada para unir sus labios con los de Chuuya, pues sabía que, a la mínima demora, Chuuya aprovecharía y le daría una patada antes de que consiguiera llegar a algo.
Sus labios siguieron unidos por un par de segundos. Chuuya estaba tan impactado que no reaccionaba ni se inmutaba. Dazai tenía una curva pícara formada en sus labios, pues esa expresión de shock de Chuuya le causaba mucha gracia, pero tenía que contener su risa.
—Oye...—musitó Chuuya apenas separaron sus labios, había atravesado varias sensaciones en tan corto lapso de tiempo que estaba aturdido, ni parecía pensar. Es decir, acababa de ser besado por Dazai, por ese idiota al que tanto odia, su cabeza estaba aún procesandolo. De todas las cosas que pensó que le pasarían por estar en la mafia, ser besado por su compañero era la que ni siquiera se le había ocurrido para estar en la lista.
—Eso fue solo práctica—aclaró Dazai aprovechando la quietud del contrario para enredar sus dedos en esas hebras pelirrojas contrarios, despeinadas por culpa del sombrero y de lo agitados que estuvieron durante todo el día—. Tiene que ser un beso tan bueno que llegue a ser mortífero.
Su sonrisa tan cínica asustaría a cualquiera, pero Chuuya jamás le tendría miedo a alguien tan burlón como Dazai. Aunque, en ese momento, Chuuya no salía de su impresión.
—Oye, estás-
Chuuya tuvo que callar al sentir nuevamente esos labios ajenos contra los suyos, esta vez de una forma demandante y mucho más profunda que incluso lo había hecho sonrojar. Le había quitado el aliento totalmente. Los labios de Dazai le marcaban una ligera y placentera presión en su boca. Le gustaba la sensación que no pensó que era un insoportable Dazai quien la causaba.
Por un segundo, Chuuya recuperó la cordura y golpeó sin tanta fuerza el hombro de Dazai exigiendo que se apartara, pero, al sentir la lengua de Dazai invadir con rapidez su cavidad bucal, se fue deshaciendo lentamente ante aquella sensación tan exquisita que olvidó esa poca cordura que había recuperado hace unos segundos. Chuuya había terminado por ceder ante aquella sensación que le seguía nublando el juicio y que le impedía respirar adecuadamente. Se estaban devorando la boca del otro sin pudor alguno.
La lengua de Dazai se movía sin tanta delicadeza en la boca de Chuuya. Y cuando ambas lenguas se encontraron, comenzaron a acariciarse entre sí, les gustaba a ambos la sensación.
Dazai bajó su otra mano desde el hombro de Chuuya hasta su espalda baja, sin buscar tocar mucho, no quería alertar a Chuuya y que este le diera un golpe. Dazai estaba fascinado, nunca creyó que el gnomo de jardín que tiene como compañero daba buenos besos.
Continuaron besandose por unos segundos más, intentaban respirar como podían, pero estaban más fundidos en el placer del beso que ni en eso pensaban. Incluso habían comenzado a intentar atraer más el cuerpo del otro con sus manos para evitar romper el beso. Mantuvieron sus ojos cerrados, a este punto ya nada importaba.
Se suponía que el beso debía generar la muerte de uno o ambos, pero realmente les estaba generando placer puro que hasta el punto de todo habían olvidado.
Chuuya tenía el rostro casi totalmente rojo, estaba extasiado y quería más, pero tenía que mantenerse al margen para conservar un poco de su dignidad y decencia; Dazai seguía con su piel igual de palida que siempre, con la excepción del pequeño rubor en sus mejillas, estaba igual de fundido en placer por el simple contacto de labios.
Después de un par de lamidas y besos más que fueron contínuos al primero, Dazai se separó de Chuuya con una sonrisa satisfactoria, no solo por haber conseguido esa sensación de viveza y placer puro, sino también por haber logrado que Chuuya terminara de esa forma: ligeramente inclinado hacia atrás sobre la cama, jadeando y con las mejillas rojas.
La vista que tenía de Chuuya le pareció espectacular, nunca antes lo había visto así, disfrutó conocer ese lado de él, quien sabe cuándo volvería a tener tal oportunidad.
Por otro lado, Chuuya se sentía algo avergonzado por haber perdido la cordura de esa forma, es decir, había besado a una de las personas que más odiaba en el mundo, y encima no se arrepentía para nada ni sentía remordimiento alguno.
—Estuvo bien—comentó Dazai mirando al Chuuya paralizado en su lugar, casi debajo suyo. El pelirrojo desvió la mirada apenado por haber gozado tal acto—. Bueno, cada día se aprende algo nuevo, por ejemplo hoy aprendí que lo buen besador no se mide por la estatura—bromeó Dazai mostrando nuevamente su lado informal, detallaba los ligeramente hinchados labios de Chuuya, le apetecía volverlos a probar, pero tenía que contenerse para no recibir un golpe de Chuuya por excederse.
—Idiota. —Nakahara se sintió humillado, no podía hacer más que insultar a Dazai para conservar el poco orgullo que le quedaba, lo odiaba— ¿Acaso solo querías besarme?
—Quién sabe—contestó Dazai encogiéndose de hombros con una sonrisa que fingía inocencia. Se colocó de pie unos segundos y se encaminó a su cama para sentarse en esta, colocó su mano en su nuca, ahora sí le estaba pegando más el cansancio—. Fue bueno practicar contigo.
—¡No me uses como juguete de práctica!—exclamó Chuuya cruzando sus brazos volviendo a su modo habitual, aunque sus mejillas siguieron rojas.
Ambos dejaron a un lado esas sensaciones fuera de este mundo que tuvieron solo por recuperar la poca compostura y orgullo que le quedaba.
—Sí, sí, enano, intentemos morir la próxima—dijo Dazai dándole un pulgar arriba a la situación y guiñándole el ojo. Aprovecharía de avergonzarlo con esto cada vez que tenga la oportunidad.
—¡¡No habrá próxima!!—chilló Chuuya con el ceño fruncido, nuevamente quería ir a darle una patada a Dazai, pero el cansancio, que por el beso había olvidado, le impidió moverse. No le quedó de otra así que se acomodó en la cama dándole la espalda a Dazai, pensando en las mil y un formas de asesinarlo al día siguiente por esto, en verdad estaba molesto, y la risa de Dazai por su comportamiento solo aumentaba su ira.
Ya mañana lo mataría por haberle dado ese mortífero beso.
✨ F I N ✨
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