Epílogo
24 de septiembre, 2021
Si alguien me hubiese dicho que mi año sería así lo tildaría de loco.
El top de cosas que nunca pensé que me pasarían son del 2021.
Me enamoré.
Superé.
Recuperé las riendas de mi mente, de mi vida.
Vencí otra vez un monstruo que nunca pensé que volvería a ver.
Logré entender que... todos tienen una historia, un trasfondo. El porqué de sus acciones y pensamientos, nadie es como es porque sí, todo tiene una razón.
Por eso nunca hay que juzgar a alguien sin conocerlo, ya que no somos concientes de la batalla interna en la que está luchando.
—¡Papi! —Lizy corre a mis brazos, Kitty viene detrás de ella.
—¡Estrellita! —exclamo con su mismo entusiasmo. Nuestra mascota no tarda en subirse a mi cama.
—¡Mira lo que hice! —Sostiene delante de mi rostro un dibujo hecho a crayolas, donde se ven tres personas— Ese eres tú. —Señala con su plumón un muñeco chueco rubio de lentes, arriba del color del plumón que sostiene se lee "Papá"—. Esa soy yo. —Señala a la muñequita más pequeña que se encuentra en el medio, arriba de su cabeza literalmente dice "yo"—. Y ésta es mami. —Sonríe cuando apenas termina de hablar; la muñequita que está a su izquierda es alta y con el pelo por el cuello, arriba se lee "mamá".
—¡Qué precioso! Eres toda una artista. —La abrazo con fuerza, ella ríe.
—¡Gracias! Se lo mostraré a mi mamá. —Huye de mis brazos saliendo corriendo de mi habitación, buscando a Raven quien se supone está cocinando.
Hoy estamos de aniversario, estamos cumpliendo siete meses juntos como pareja, por lo que dijo que me haría un almuerzo especial en el que yo no puedo ayudar ni ver. Por eso estoy encerrado en nuestra habitación.
Rasco detrás de las orejas de Kitty, quien está acostado plácidamente en mi cama.
—¿También te sacaron? —El pobre me mira con sus ojos negros diciendo "sí".
«¿Desde cuándo entiendes lo que dicen los animales?»
Desde hoy.
Sonriendo por mis pensamientos me dirijo al baño, donde me quito la camisa para darme una ducha mientras espero. No puedo evitar fijar mis ojos en mi reflejo, específicamente en la cicatriz horizontal que atraviesa mi abdomen. Todavía no me acostumbro a verme así.
Me saco las gafas sacudiendo mis pensamientos.
«Estás vivo, Aleix. Eso es lo que importa»
Por primera vez, Pepe Grillo, dices algo que se merece escuchar.
Me termino de desnudar y me baño con agua tibia, busco el shampoo en la encimera de la ducha y me encuentro con el de Raven, sonrío. Ahora oleré a vainilla y canela.
No me demoro mucho en la ducha, al salir me cepillo los dientes. En el lavabo también hay diversas cremas y otros productos que desconozco.
Salgo del baño y me dirijo al vestidor para buscar que ponerme, la mitad del gran clóset está lleno de tacones y zapatillas por el suelo, los vestidos ocupan los ganchos y las gavetas tienen un montón de crops tops que nunca he visto sobre Raven.
Tomo uno de mis jeans blancos y un suéter beige, el suéter que tenía el día de la audición donde nos volvimos a encontrar.
Aún descalzo salgo del armario, acostándome de espaldas en la cama. En mi mente puedo escuchar a Raven reclamando que estoy en su lado de la cama.
Porque los últimos meses se han convertido en esto, todo es nuestro, todo es compartido.
Primero un par de zapatos, un cepillo de dientes, un pijama... Cuando me operaron ella hizo un trato con mi familia en el que ella se quedaría aquí cuidándome, ya pasaron seis meses, la herida cicatrizó muy bien, pero ella sigue cuidándome, acompañándome.
Y no me quejo, soy el más feliz al verla despertar a mi lado todos los días sin excepciones.
Salidas al parque improvisadas y noches de películas en familia.
Porque eso es lo que somos, una familia.
—¡Ya puedes venir! —Se asoma en la puerta de nuestra habitación, su cabello va sostenido en una coleta baja, un gran delantal blanco cubre su vestido de seda corto.
—Espero que no me envenenes —comento divertido levantándome de la cama, ella solo rueda los ojos.
—Tienes que tener fe, Aleixander.
—¿Qué es eso? —me burlo, ella bufa dejándome solo. Apresuro mis pasos y la envuelvo en mis brazos por detrás, no la veo, sin embargo puedo percibir como sonríe— Te amo, princesa preciosa. —Planto un beso en la coronilla de su cabeza.
Ella alza el rostro, viéndome a través de sus pestañas, una gran sonrisa adorna su rostro.
—Yo te amo mucho más, príncipe de mis sueños.
Sonrío y seguimos con nuestro camino al comedor, Lizy está poniendo unas flores robadas de nuestro jardín en el florero en el centro de la mesa.
—¡Miren que lindo quedó! —Da pequeños saltos de emoción.
—Increíblemente lindo. —La mesa redonda está cubierta de un mantel blanco, tres platos de plata están acomodados perfectamente sobre una servilleta, cubiertos a su lado se posan. Hay una copa de vino metida en una hielera, junto a un juego de durazno de cartón, sonrío.
Al lado del florero hay tres platos cubiertos con una tapa redonda de metal, supongo que ahí está la comida "especial" que Raven nos hizo.
—Hubo un inconveniente —dice apenada a mi lado, desatándose el delantal.
—¿Qué pasó? —La diversión se apoderó de mí, ella juega con sus manos nerviosa.
—La comida que te preparé quedó muy deliciosa, ¿verdad, muñeca? —pide apoyo, Astrid Lizeth asiente rápidamente— Sin embargo... se me cayó cuando intenté ponerla en la mesa. —Lizy empieza a reír, yo me aguanto la risa—. Así que pedí pizza. —Alza la tapa de uno de los platos misteriosos y se encuentra unas rebanadas de pizza, yo estallo en carcajadas—. Perdón, en serio quería hacerte algo lindo, ¡juro que había quedado rico! Pero pasaron cosas. —Ella está al borde del llanto.
—Ven acá. —La atraigo a mis brazos donde la aprisiono con cariño—. Gracias, mi amor. —Beso su frente y ella ahoga un pequeño sollozo—. Gracias por la intención, sé que te esforzaste.
—Pero de nada sirvió porque ni siquiera lo pudiste probar. —Hace un puchero que solo hace que nazcan unas tremendas ganas de besarla.
—Tranquila, con que Lizy haya dicho que estaba bueno dice mucho, ¿cierto? —Volteo hacia la pequeña rubia quien no tarda en sonreír y asentir.
—Tengo hambre, este olor me está mareando. —Lizy se tira en su silla, nosotros reímos.
—Bueno, a comer. —Suelto a Raven y tomo mi puesto.
—Solo te pediré que no vayas a la cocina, porque no he limpiando el desastre. —Sonríe grandemente, yo niego con mi cabeza.
—Con razón Kitty no ha venido, ese se debe estar dando vida —comento, ella abre sus ojos.
—Mierda —susurra.
—Hoy le tocará bañito. —Lizy suspira tomando una rebanada de pizza.
Nosotros nos limitamos a reír y empezar a comer.
Adoro a mi familia.
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