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Capítulo veinte: Alex (segunda parte)

«¿Cómo haré para que se aleje de mí sin ser grosero?

Ayúdame, señor.

—Tengo calor —le comenté, como intento de que se apartará, ella no se movió.

—Creo que no es un buen momento para esto.

—¿Qué? ¿Para qué?

—Para esto, no te hagas. —Con sus dedos rozó mi abdomen, por debajo de mi pijama.

—¿Qué haces? Déjame —la empuje, no muy fuerte. Solo para dar mi punto.

—Tu corazón se aceleró. —El monitor que marca mis latidos empezó a pitar —, no te hagas la mosquita muerta, sí te gusta. —Aparté su mano de mi cuerpo»

—Me pareció normal, ya sabes, cosas de adolescentes y hormonas, pero yo no estaba listo para eso.

«—Karine, tengo sueño. Quisiera descansar.

—Vale, descuida. —Sus dedos rozaban la piel de mis brazos, intenté concentrarme en dormirme y lo logré»

—Cuando desperté, ella ya no estaba. Lo celebré silenciosamente.

»El otro día regresó y el siguiente y el siguiente. Nunca faltó, muchas veces iba con el uniforme de la preparatoria.

»Ella era guapísima y en poco tiempo ya me tenía a sus pies. ¿A quién no le gustaría estar con la chica, popular, sensual y coqueta como ella? Solo quería subirme el ego o no sé, no sabía lo que estaba haciendo.

—Tampoco tenías la culpa, ella te chantajeaba.

—En tres meses éramos novios. Ya no estaba hospitalizado, estaba en mi casa, ella siempre venía a visitarme.

»Mis papás sabían sobre nuestra relación, siempre tuve confianza con ellos. No pensé que se alterarían tanto.

«—Aleix, hijo. Es mayor para ti. Vive tus etapas, disfruta tu niñez, no te preocupes por noviazgos —me dijo papá, descuidado.

—A Axel si lo dejan a ir a citas y tener novia, ¿por qué yo no?

—No te compares con Axel —me regañó papá—. Hijo, no nos molestas que tengas novia, ni siquiera estamos molestos. Solo decimos que no está bien.

»¿Te interesaría salir con una chica de nueve años? —Negué con mi cabeza—. ¿Qué te aportaría a ti esa niña? ¿De qué hablarían?

—Es diferente.

—Sí, pero no tanto. ¿Tú qué le aportas a Karine a su vida? Me gustaría saber de qué hablan. —Me quedé en silencio.

—De cosas —contesté, después de un rato.

—¿De cosas? Ja. —Se acercó a mí, y me tomó por los hombros—. Está relación que está naciendo no es sana.

»Mirate. —Por reflejo hice lo que me pidió—. Ya no te vistes como solías hacerlo, ya no hablas como lo hacías. Tampoco juegas con Xahi y Alexis "porque son juegos de niños" ¿qué tú eres?

»Ni siquiera duermes con osito ¿qué hiciste con él?

—Papá, no iba a dormir toda la vida con un peluche—señalé.

—Soy consciente, pero tampoco pensé, que tirarías todos tus juguetes a ese cajón —señala el baúl, donde guardé todas las cosas que decoraban mi lado de la habitación.

—Papá, estoy madurando. Déjame crecer, no seré un niño toda la vida. —Me sacudí de su agarre—. Déjame solo, por favor. —Me acomodé el gorro de lana que cubría mi cabeza.

—Vale. —Me sonrió—. Te amo, hijo, que pases buenas noches —se despidió y apagó la luz, saliendo de la habitación.

—¿Cuándo vendrá Karine?

—Me asustaste, pensé que estabas dormido.

—No puedo dormir —agregó Xahi. Le sonreí.

—Ven acá —él no tardó en venir a mi cama, los dos nos escondimos debajo de las sábanas.

—¿De qué hablan tú y Karine?

—Estás muy chiquito para saber esas cosas»

—¿Ya habían tenido relaciones, cuando tú papá te confrontó?

—Sí.

—¿Cómo fue?

—Estaba medio drogado por tantas pastillas, se podría decir que ella hizo todo.

—Aleix, mierda. —Apretó mi mano.

—¿Sigo?

—Si puedes.

—Me saltaba clases para ir a verla, empecé a alejarme de mis amigos para salir con los de ella. Se alcoholizaban todos los fines de semana y hasta se drogaban.

»Yo bebía, para encajar. Uno de sus amigos se burló de mí, diciendo que era un niño, que mi mamá me estaba esperando para acobijarme antes de dormir. Me molesté, no quería que pensara eso. Lo único que sé que pasó fue Karine y yo teniendo relaciones, porque desperté en su cama, los dos estábamos completamente desnudos. No fue muy difícil de adivinar.

»Nuestra relación, solo era eso: sexo. Pensé que estaba bien, no me di cuenta, que para ella solo era un objeto sexual. O sí lo hice, solo que muy tarde.

»Cuando tenía unos trece, me di cuenta que todo era muy enfermizo. Intenté separarme de ella.

«—Karine, creo que ya no podemos seguir juntos —le comenté, mordiendo mi labio inferior.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Esto está muy mal, ya tú vas a irte a la universidad, haz nuevos amigos allá y consíguete un novio.

—Pero yo te amo a ti. —Tomó mi rostro entre sus manos, puse mis manos entre las de ellas.

—Pero yo no a ti —le aseguré.

—¿¡Qué!? —Se levantó del banco de un salto— No vuelvas a decir eso.

—¿Que no me gustas? Karine, tú nunca me gustaste.

—¿Ah, sí? —se cruzó de brazos— Está bien, terminamos.

»Solo te daré un consejo. Espera sentado que alguien te quiera, ¿a quién le gustaría salir con un enfermo como tú? Sin contar que eres un intenso de mierda, fastidioso y consentido de mami y papi.

»A ninguna chica le gustaría salir contigo. Salí contigo por mera lástima "ay, probrecito, el niño con cáncer se va a morir. Ayudémoslo a qué no muera virgen". —Rodó los ojos, acercándose a mí. —¿En serio crees que salí contigo porque me gustabas? Ja. Solo fingí, no es difícil actuar y eso tú lo debes saber más que nadie.

»Así que nada, espero que seas feliz —se despidió y caminó a la salida del parque»

—Maldita —gruñe Raven.

—Maldecir es malo —la reprendí, ella ríe.

—Sigue contando, necesito más razones para odiarla —me pidió.

—Vale.

»Tu pensarás que después de eso, mas nunca la volví a ver. Bueno, resulta que no fue así.

»Ella ya había empezado la universidad, estudiaba leyes.

—Que hipocresía —me interrumpe Raven. La ignoro.

—Yo estaba en la segundaria, pensé que me había librado de ella. Retomé mi vida, le pedí perdón a todos por eso idiota y según yo, todo estaba bien.

—Pero... —me insta a seguir.

—Pero no fue así.

»Era el cumpleaños número quince de Axel, hicimos una fiesta, no habían más de veinte personas, todos éramos amigos cercanos. Mis papás estaban con nuestros abuelos, querían que disfrutáramos la noche.

»Ella llegó a la fiesta como si estuviera invitada, le deseó a Ax un feliz cumpleaños y se quedó el resto de la noche. No sabíamos cómo decirle que se fuera.

»Yo huí de ella toda la noche, me daba miedo, miedo la manera en la que me chantajeaba, miedo de como hacia todo lo que ella quería, estaba aterrado.

»Estaba en mi cuarto, viendo algo en mi teléfono que Camille me había enviado, cuando entró a mi habitación.

«—¡Alex! Te estaba buscando. —Tenía un vestido rojo sangre ajustado en su cuerpo. Apenas y tapaba su trasero, la parte superior dejaba mostrar un gran escote en V.

—Hola —dije nervioso, tecleando en el teléfono "Karine está en mi habitación".

—¿Cómo estás? —preguntó, sentándose a mi lado— ¿Qué ves en el teléfono?

—Bien, estaba hablando con Camí. —Bloqueé el aparato dejándolo en la cama»

—Fuerte olor a alcohol salía de ella, no me sorprendió.

«—¿Qué haces aquí? —le pregunté, sin dar muchas vueltas.

—¿No quieres que esté aquí? —me contestó, con otra pregunta.

—No —dije firme. Ella me miró boquiabierta.

—¿Por qué? Yo no te hice nada. —Hizo un puchero, sus labios del mismo color de su vestido tentaban.

—¿Nada? —La ironía era parte de mi— Tienes razón, no me hiciste nada. Pero no quiero que estés aquí, Axel no te invitó.

—Pero tampoco me corrió.

—Porque nosotros no somos así.

—Bueno. —Sus dedos caminaban en mis brazos, como si de una muñecaBarbie se tratara.

—Déjame —gruñí, quitando su mano de encima de mí, mi corazón había empezado a latir fuerte.

—¿Qué? Lo quieres. ¿Acaso no disfrutabas nuestros momentos en esta habitación? —ronroneó, invadiendo mi espacio personal.

—No. —Nuestros alientos se mezclaban, el de ella oliendo a alcohol y a cigarros. El mío olía a chocolate, de los pastelitos que mamá había hecho.

—¿No? —Se sentó sobre mí. Mi respiración era una locura— ¿Estás seguro? —Me besó en la boca, yo me quedé inmóvil, intentando separarme de ella. Pero mi cuerpo no obedecía. Tal vez mi cuerpo si quería esto...»

—Eso era lo que pensaba siempre —le señalo a Raven.

—Sí, pero no era así. Ella abusaba de ti.

—Le seguí el beso, le seguí el manoseo, le seguí cuando tuvimos sexo. Cuando acabamos me sentí asqueroso, usado.

«—Eso estuvo bueno —dijo, acostándose en mi pecho. Yo me quedé callado.

—Axel me está buscando —mentí, fingiendo leer algo en mi móvil—, van a picar el pastel. —Me levanté de la cama y me vestí.

—Ah, vale. Te acompaño —me imitó.

—Cuando bajamos, era obvio que era mentira que mi hermano me necesitaba. Pero no dudó en hacerle creer a Karine lo contrario.

—¡Te estaba buscando! Es hora de comer pastel. —Me abrazó, guiándonos a la mesa, donde estaba toda la comida»

—Cantamos el cumpleaños feliz, Karine nunca se apartó de mi lado. Cuando se fue, me besó.

—¿Qué haces? —le pregunté, alejándome de ella. Reaccionando tres horas tarde.

—Vale, seremos de esos ex's, que no se besan, pero que si se dan duro.

—Claro que no, no volverá a pasar.

—Eso lo veremos. —Se fue de mi casa, moviendo las caderas exageradamente. Yo corrí a mi habitación y me eché a llorar, había caído de nuevo.

—No volverá a pasar, Aleix —me dije»

—No fue tu culpa, cariño. —Raven, estaba arrodillada frente a mí—. No fue tu culpa. —Volvió a repetir, con mi rostro entre sus manos.

—Unos meses después, apareció en mi colegio. Traté de ignorarla, trate de salir de ahí sin que me notara, pero fallé obviamente.

«—¡Alex! Cariño. Te estaba buscando.

—¿En serio? —Ese día los chicos salían a diferentes horas, así que me tocaba irme solo. Alexis no fue a la escuela porque se sentía mal.

—Sí, te tenía que contar algo.

—¿Qué?

—Será mejor que te sientes. —Estábamos pasando cerca de una parada de autobuses, me senté en unas de las bancas, quería que este encuentro se acabara ya.

—¿Qué pasó?

—Estoy embarazada —lo soltó, así»

—Yo me quedé en silencio, no me esperaba esa declaración. Nosotros siempre usamos protección, hasta el día del cumpleaños de Ax, ella traía condones.

«—¿En serio?

—Sí. —Empezó a llorar. Soy débil, así que la atraje a mí, mi camisa se humedeció por sus lágrimas.

—Todo estará bien —la consolé, sin saber que estaba haciendo»

»Me preguntaste donde estamos. Bueno, está casa la compré para Karine, este iba a ser nuestro hogar. No quería que mi hija naciera con padres separados. Quería hacer todo bien, vivíamos en el apartamento. Como notas, a esta casa todavía le faltan muchas cosas que arreglar, estaba en remodelación. Según mis cálculos, cuando Lizy naciera, está casa iba a estar impecable.

—Pensé que era una empresa o algo así. Es muy grande. Donde vives ahora no es tan grande.

—Karine quería una mansión, yo se la iba a dar. Mi casa es grande, pero esta le gana

—¿Cuántas habitaciones tiene tu casa?

—Siete, todas con baño. No es pequeña.

—¿Y cuántas tiene está?

—Ni idea.

—¿Qué más pasó? —Esconde su rostro en mi pecho, suspiro.

—Bueno. —Juego con las mangas de mi suéter—. El trabajo de parto duró poco, yo me había preparado para durar seis horas, pero duró unos veinte minutos.

»Cuando Lizy nació y la sostuve en mis brazos, solo pensaba que ella tenía que tener lo mejor.

»Karine no quiso ni verla, ni nada. Uso la excusa de que estaba cansada, nadie pensó lo contrario.

»Yo me quedé unas largas horas viendo a Lizy a través del cristal de la incubadora, hasta que me dio hambre y decidí ir a comer algo a la cafetería que estaba al lado de la clínica. Mis papás no habían llegado, ellos estaban en San Diego, yo me había mudado aquí, a LA, a Karine siempre le gustó el ambiente de aquí. Quería ser una gran modelo.

»Cuando salí a comprar, mi tarjeta no pasó, pasé las otras y también las rechazaba.

»Llamé a Camí, para que me hiciera el favor de revisar mi cuenta. ¡Sorpresa! No había ni un centavo. Bueno, en la cuenta principal, en la de ahorros si había, ella no sabía los datos de esa cuenta.

»Regresé al hospital y fui directo a la habitación donde estaba ella, solo que no estaba. Les pregunté a las enfermeras, me dijeron que todavía no le habían dado de alta, que seguro estaba en el baño.

»No la volví a ver, gracias a Dios.

—Definitivamente ese fue Dios —nos quedamos en silencio por un rato solo viéndonos. Hasta que Ariana Grande nos vuelve a interrumpir.

—Es Leo. —Me notifica—. Ya vamos para allá, llegamos en diez. —Se levanta y camina a la salida, la sigo.

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