Capítulo tres: bestias bestias disfrazadas de bebés
1 de febrero, 2021
No me sorprende que al llegar a la casa blanca hay música a todo volumen.
Lo que me sorprende son los cachorros que me ven, mostrando sus afilados dientes. Estos cachorros ayer eran adorables.
—¡Alexis! —grito, llamando a la responsable de esto.
—¡¿Qué pasó?! —Su voz se escucha casi al final del pasillo. De aquí a que ella llegue, estos cachorros me matarán.
«Exagerado, solo son perros, además, son diminutos»
¿Qué sean diminutivos les quita lo asesino?
—¡Dios, apúrate! —Los cachorros ahora están ladrando.
Morir gracias a unos perros, estaría en el top 5 de muertes más humillantes.
—¿Qué pasó? —vuelve a preguntar, pero está vez por lo menos su voz está frente a mí.
—¡¿Qué pasó?! —repito su pregunta exaltado— Pasó que tus bestias me quieren asesinar. —No tengo nada en contra de los animales, de hecho siempre he pensado que son los únicos seres vivos que deberían habitar este planeta. Claro que esos pensamientos cambian cuando te encuentras rodeado por tres cachorros endemoniados.
—Uno: no son unas bestias.
»Dos: no te van a asesinar, solo están jugando; mis bebés solo están jugando. —¿Esa voz que todos ponemos cuando le hablamos a un bebé? Es la voz que mi melliza está empleado para llamar a sus "bebés". No sé de qué me quejo, si ellos muy obedientes van a dónde se encuentra ella, alejándose de mí.
Dejo a Lexi tirada en el suelo con sus bestias disfrazadas de bebés y camino rumbo a la sala de estar, donde sé que encontraré a la persona que estoy buscando.
—¡Hermano mayor! —exclama Xahi, dirigiéndose hacia mí y dándome un abrazo de oso.
—Hermanito. —Le devuelvo el abrazo, nos separamos y revuelvo sus rizos cafés, gesto que lo hace reír.
La presencia de Alexahi aquí, está en el top del día de cosas que me sorprenden, ya que mi hermano vive hace más de un año con su novia y hoy no tenemos nada agendado que hacer.
—Axael está haciendo un vídeo de cocina, vayamos a burlarnos de ella —recomienda antes de soltar una carcajada.
—¿Axael Sophia cocinando? Este edificio no es seguro, deberíamos decirle a todas las personas que desalojen —agrego, los dos estallamos en risas.
—Ja, Ja, Ja. Que chistositos son. —Axa está apoyada en el umbral del pasillo, su cabello castaño rojizo está en una coleta desordenada.
—Tú sabes que yo te amo —dice Xahi, Axa solo lo mira a través de sus pestañas postizas.
»¿Ya quemaste algo? —pregunta Xah burlón, él desea que Axael lo asesine hoy.
—No, ¿pero te quieres ofrecer como tributo? —le responde Axa. Y a mí, como siempre, me toca intervenir para que no empiece la guerra.
—¿Y Axel?
—No lo he visto hoy —responde, antes de guindarse en mi cuello y dejar un beso en mi mejilla—. ¿Y mi sobri?
—En la escuela.
—¿Y tu novia?
—¿De cuál quieres que te habla Xahi?, es que tengo muchas —respondo, copiandole a mi hermano su tono burlón.
—No sé, ¿Raven Stokes?
—¡Sí!, háblanos de Raven, ¿es tan divertida como se ve en sus entrevistas? —interviene Alexis, entrando en la habitación. Yo me encojo de hombros.
—¿Qué significa eso? —cuestiona Axa, dejando el delantal a un lado.
—Que no lo sé. No he pasado el suficiente tiempo con ella como para deducir si es divertida o no.
—¿Y qué? ¿Quieres pasar más tiempo con ella para deducirlo o no? —El tono sugerente con el que Alexahi habla, me tiene enarcando una ceja.
—Me veré con ella hoy.
—A todas las lexer le parece fantástico que ustedes salgan, ¡aman raleix! —comenta una Alexis emocionada por el shippeo.
—¿Cómo para qué? —pregunta Axa.
—¿Cómo para qué? La producción de la chica del tren, nos dio un mes para fortalecer nuestra química. Se los dije anoche en el grupo —señalo, mirando a Axa.
—Aleixander, yo descuido ese puto grupo unos tres segundos y tengo mil quinientos mensajes que, obvio, no voy a leer.
—¿Esa es tu manera de decir que no te importa mis proyectos? —pregunto, haciendo drama, ellos ríen.
»¿Y Axel? Quería hablar con él —comento, cuando las risas desaparecen.
—Sabrá Dios, anoche no vino a dormir —menciona Alexis, no me pierdo la preocupación en su voz.
Axel es reservado, a diferencia de nosotros cuatro. Él siempre ha sido ¿extraño? Desaparece de la nada. Y si preguntas a dónde fue o que estaba haciendo terminará diciéndote algo como «es mi vida, no se metan»
—Es géminis, ellos son así —menciona, mi hermana mayor. Es divertida la manera en la que siempre terminamos cambiando de tema.
—¿Entonces, qué cocinaste? —le pregunta Xahi a Axa.
—Algo que tú no comerás —le responde, haciendo un fuerte énfasis a la palabra «tú». Xahi rueda los ojos, mi melliza y yo reímos.
—Ni que yo tuviera ganas de comer algo que me dejará en el hospital por intoxicación —se defiende Xahi, hablando rápido y saliendo de la habitación.
—¿Y yo?
—¿Tú qué Alexis? — le cuestiona tajante Axa.
—¿Yo voy a comer? —Un puchero decora los labios de la rubia.
—Tú sí, Xahi y Aleix no.
—¿Y por qué yo no? —imito el puchero que estaba haciendo mi melliza hace unos segundos, estoy seguro que en mi se ve ridículo, mientras que en Alexis se ve adorable.
—Tú también te estabas burlando de mí con el ingrato de Alexahi, no te hagas el mosquito muerto.
—Ojala les caiga mal —dejo caer mi último deseo, mientras camino por el pasillo por el que mi hermano menor desapareció.
Lo encuentro en su sala sentando en el sofá vinotinto, con un teclado cerca de sus piernas.
—¿Qué me cuentas? —Tomo una de las pelotas de tenis que está en el estante y me siento a su lado.
—Nada bueno —dice, concentrado en la melodía que sale del teclado.
—¿Cómo vas con Samy?
Samira Fox: 19 años, conocida como la novia de Xahi. Salen desde el baile de la preparatoria y son la definición de relación perfecta, es que son tan lindos y románticos que...
—Se acostó con otro.
—¡¿Qué?! —pregunto exaltado.
—Como escuchaste hermano, mi novia tuvo sexo con alguien que no fui yo, durante nuestra relación. —La manera fría en la que lo dice me preocupa; Xahi es de las personas más dulces y lindas que conozco, Alexis también está en ese top.
—¿Cómo te enteraste? —pregunto, con cautela, sabiendo que me encuentro en un campo de minas.
—Ella me lo dijo. —Él sigue concentrado en el teclado, no aparta la vista de éste.
—¿Te lo dijo?
—Sí, me lo dijo. El miércoles, cuando llegué de la entrevista de radio, la encontré llorando en nuestra habitación. Le pregunté que le pasaba y ella solo empezó a pedir perdón una y otra vez. —Inhala profundamente—. Luego lo confesó, yo solo... quedé en shock, nunca pensé que la chica que más amo me traicionaría de esa manera. —Unas lágrimas gruesas salen de sus ojos grises. No tardo en envolverlo en mis brazos.
—¿Por qué no lo habías comentado? —pregunto lentamente, él hace puño mi sudadera.
—Porque se suponía que la había perdonado.
—Pero no fue así, ¿cierto? —Se aleja de mí y vuelve a su posición atrás del teclado.
—Mamá siempre dijo "una infidelidad jamás se debe perdonar" —empieza a cantar, con la melodía que anteriormente estaba tocando en el teclado.
»Sentí que eras parte de mi vida, que no te dejaría ir por un error. Error que me está quemando por dentro, me está matando.
»Se suponía que me amabas, que nunca me lastimarías, prometiste que nunca lo harías, pero ahora escribo está canción con el corazón y alma rota.
»Se supone que te perdoné. Porque te amo y jamás te dejaría. Pero, ¿por qué siento este dolor por dentro? ¿De verdad te perdoné o solo me miento? ¿Acaso esto dejará de doler? ¿O siempre se sentirá así? Porque si así, lo dejaré hasta aquí, aunque me está quemando, esto me está matando.
»Se suponía que te amaba, que nunca te lastimaría. Prometí que estaría contigo hasta el final de mis días.
»No puedo dormir, pensando en que estarás haciendo, con quién estás durmiendo. Cuando ibas a estudiar a la universidad con la luz de la luna ¿de verdad lo estabas haciendo? ¿O solo me estabas mintiendo? No lo sé, nunca lo sabré"
Alexahi toca unas notas más en el teclado antes de recostarse en el sofá.
—¿Cuándo le terminarás?
—Creo que hoy —me responde, estrujándose los puños en los ojos. Odio ver a mi hermanito así.
—Sabes que cuentas conmigo, hermanito —le recuerdo, haciéndolo sonreír.
—Lo sé.
—¡Alexis! —se escuchan los gritos de Axel afuera, Xahi y yo nos miramos antes de salir y buscar a nuestro hermano.
Al llegar a él, Xahi y yo estallamos en carcajadas que amenazan por asfixiarnos, la imagen que nuestro hermano mayor nos está regalando es increíble.
—Tengo... tengo que tomar una foto —asegura Xahi, intentando calmarse.
—¡No, no tomes fotos bastardo! —lo amenaza, Xahi lo ignora— ¿Acaso nadie me va ayudar? —cuestiona, cuando mis hermanas llegan y se unen a la fiesta de risas.
Axel está sobre la biblioteca y está rodeado por los bebés de Alexis, quiénes ladran descontroladamente. No solo están los tres cachorros pequeños que me atacaron cuando llegué, hay unos diez perros, sino más, debajo de él.
¿Sabían qué el pobre le tiene terror a los perros? Bueno se los comento.
»¡Ayúdenme! Maldita sea.
—¡No maldigas! —lo regaño entre risas, él me fulmina con la mirada, rio más fuerte.
Alexis se apiada de él y llama a los perros haciendo sonidos confusos.
—Que valiente eres, hermano mayor —se burla Xahi, Axel jadea.
—Ya puedo respirar —responde, apoyando sus manos en sus rodillas y respirando rápidamente.
Todos reímos, menos él.
—¿Dónde estabas? —pregunta Alexis, cuando las risas disminuyen.
—Por ahí.
—Ah, bueno. —La decepción en la voz de Lexi es tan palpable, que todos nos damos cuenta, hasta Axel.
—Les traje galletas —dice Ax, sacando un paquete enorme de galletas de su mochila deportiva.
Lo podemos detestar mucho, pero galletas, son galletas.
—¡Buscaré leche! —informa Lexi, mientras sale corriendo hacia cocina, nosotros nos quedamos en la sala estar.
—El domingo iré a San Diego, a visitar a mamá y a papá, ¿me acompañan? —comenta Axa, acostándose en la hamaca.
—Me pasas buscando, tengo tiempo que no voy a misa —digo. Alexis entra con una jarra de leche fría y cinco vasos.
—¿Vendrás a San Diego con nosotros? —le pregunta Xahi a la recién llegada.
—¿No tenemos nada que hacer?
—Camille no nos ha dicho nada —le respondo a Alexis y ella asiente.
—Esta semana ha sido relajada —comenta Alexis, sentándose al lado de Xahi.
—Sí, es raro —menciona Axael.
—¿Ax, tú también irás? —le pregunto, sacándolo de sus pensamientos.
—Sí, pero no sé si vaya a misa.
—¿Qué? ¿Ahora eres ateo? —pregunta Alexahi, burlón.
—Puede ser —responde el pelirrojo, viendo algo en su teléfono.
Hablamos un rato más de estupideces, hasta que la alarma en mi teléfono me notifica que me tengo que ir.
—Bueno, saltamontes, me tengo que ir —me despido, saliendo del edificio.
Tú: voy camino hacia allá
Le envío un mensaje Raven, la respuesta no tarda mucho en llegar.
Raven Stokes: ¿Quién eres?
Rio, antes de responder.
Tú: El amor de tu vida, ¿por qué?
Raven Stokes: hmmm... te gusta bailar?
¿Qué si me gusta bailar? Bailar es parte de mi trabajo, y mi trabajo me gusta.
Tú: Sip, y a ti??
Raven Stokes: Mucho
Raven Stokes: sabes cocinar??
Subo a la camioneta, está vez conducida por Matt; otro de nuestros guardaespaldas.
Tú: Si, tu?
Respondo desde el asiento trasero de la camioneta.
Raven Stokes: No, por eso te pregunto si sabes cocinar, para que me cocines :b
No puedo evitar reír con su respuesta. Matt me ignora.
Raven Stokes: Esta pregunta si decidirá nuestro futuro matrimonio, ¿¿eres rubio??
Miro afuera, a través de la ventanilla. ¿Qué si soy rubio? La última vez que me ví en el espejo lo era.
Eso es la respuesta exacta que le envío.
Raven Stokes: ¿Eres alto?
Tú: 1,83 están bien?
Raven Stokes: Si
Raven Stokes: ahora viene la última
Tú: Pense que habías dicho que la última era si era rubio...
Raven Stokes: No era la última, era la que definiría que si esta conversación continuaría
Raven Stokes: Te gustaría tener hijos?
Tú: Ya tengo una hija, puede ser también tuya si lo deseas :)
Raven Stokes: esperen
Raven Stokes: ¡¿CON QUIÉN ESTOY HABLANDO?!
Tú: Aleix Miller por aquí
Raven Stokes: OH DIOS, QUE PENA
Raven Stokes: PENSÉ QUE ERA UN MENSAJE EQUIVOCADO
—Señor Aleixander, ya llegamos.
—Matías, cuántas veces tengo que repetirte que no me digas señor Aleixander y gracias. —Matt solo se encoje de hombros.
Bajo de la camioneta y empiezo a caminar hacia el local con una gorra y Matías detrás de mí.
—Entonces, ¿te gustan los rubios? —es lo primero que digo cuando veo a Raven al fondo de una pista de patinaje, sí, leyeron bien, estamos en una pista de patinaje.
Raven me envió la dirección por Instagram, cuando la busqué por internet, me sorprendió que fuera una pista de patinaje, le pregunté el por qué y ella solo envío una foto del guión, donde se mostraba la escena en la que Amaia y Colin van a una cita, pero ellos juraban que no era una cita.
Luego Raven envió otro mensaje
No sé patinar, y mi personaje si. Así que toca aprender :)
Y ese es el porqué de encontrarnos en una pista de patinaje.
—Los rubios siempre me han parecido atractivos —responde jugando con sus manos—. ¡Juro que pensé que era un mensaje equivocado! No me pasó por la mente que la persona al otro lado sabía que era yo —me parece graciosa la forma en la que hace gestos raros con sus manos, como si estás la ayudarán a expresarse mejor.
—No importa, fue divertido —la tranquilizo, ella sonríe.
—Te ves bien hoy.
—Siempre me veo bien —le responde Aleix-egocéntrico. Ella ríe. Me gusta su risa, ríe como si nadie la estuviese observando, como si estuviera completamente libre.
»Tú también te ves bien —le responde Aleix-humilde, mientras repasa su oufith: tenis blancos, medias que le llegan a la pantorrilla del mismo color, combinan muy bien con la falda lisa amarilla que le llegue un poco más arriba de la rodilla, el crop top blanco que se nota debajo de la chaqueta que al parecer está hecha con la misma tela que la falda. Su cabello corto está suelto, solo por unas mini trenzas que se encuentran en éste, casi ni se notan las trenzas; maquillaje sutil, un poco de rubor, gloss y delineado blanco que hace ver sus ojos más largos.
«Aleix Miller, el que más sabe de maquillaje»
Cállate, Pepe grillo. Por sí se te olvidó, te recuerdo que tenemos dos hermanas y una de ellas está obsesionada con el.
«Ella es la obsesionada, no tú»
Shist. No escucho.
—Gracias —me responde Raven, sonriendo
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