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Capítulo siete: la ciencia de hacer jugos

Cuarenta minutos.

Cuarenta largos minutos.

Y ni Raven, ni Lizy, me han dado atención.

Ellas están jugando en la tablet en el suelo, mientras cuchillean.

¿Y a mí? A mí me ignoran. Cómo si no existiera.

—Yo también quiero jugar —intento. Dejan de susurrar para verme, solo eso hacen.

—El juego es para dos, no para tres —se excusa Lizy. Ruedo mis ojos.

Desbloqueo el teléfono y entro al chat que quiero.

: Lizy me robó a mi compañera de set :( :( :( :( :(

Axxxx: Noooo

aXa: eso te pasa por no dejarla conmigo ;)

Enciendo la cámara y capturó a las dos chicas que están sentadas en el suelo. La descripción la lleno de caritas tristes.

Axxxx: JAJAJAJA pobrecito :(

: no da risaaaaa

aXa: si da

: dios mátame, matme ahora

melliza malvada: matme

aXa: matme

: ESTABA ESCRIBIDNO RAPIDO

Axxxx: escribidno

: BASTA

aXa: no

Tú: con ustedes no se puede hablar, los odio.

melliza malvada: nosotros también te amamos

: miren, y xahi???

Axxxx: anoche no vino :)

aXa: tenemos que hacer algo, no podemos dejar que se autodestruya

Axxxx: definitivo

melliza malvada: absolutamente

: planeen algo, yo digo sí a TODO

—¡Me asustaron! ¿Por qué me miran así?

—¿Así cómo? Solo estábamos esperando que terminarás de hablar por teléfono —acota Raven, sus ojos están fijos sobre mí, los de Lizy igual.

—¿Para qué? —Me siento intimidado, no me gusta la atención.

«Hace rato te estabas quejando de que no tenías atención»

Tú mismo lo dijiste, fue hace rato. Pasado.

«Nunca te entenderé»

Yo a ti menos.

—¿No tienen hambre? —les pregunto, dándome cuenta que ya es hora de la cena.

—Yo sí —admite Lizy.

—¿Qué vamos a comer?

—No sé, Rav. ¿Qué quieres comer?, podemos pedir algo por delivery.

—¿Qué tal si cocinamos nosotros?

—Apoyo esa idea —comenta Lizy sonriente.

—¿Qué cocinaremos? —cuestiono. Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina, con las chicas detrás de mí.

—No lo sé, ¿qué quieres comer, Astrid? —Lizy se encoje de hombros— Busquemos alguna receta en internet —termina por sugerir.

—¡Qué sea difícil! Así es más divertido. —Lizy da pequeños saltos.

—¿Es divertido que nos salga mal?

—¿Quién dijo que nos iba a salir mal, Rav? A diferencia de ti yo sí sé cocinar. —Raven me mira de mala manera, Lizy solo ríe.

—Me dolió. —Raven posa una de sus manos en su pecho, dramática.

—¡En fin! ¿Qué comeremos? Ya me está dando hambre —interviene.

—No sé, ¿qué quieres comer, estrella?

—Hmmm... —Posa dos de sus dedos en su barbilla, pensativa—¿Lasaña? —Miro a Raven quien después de unos segundos asiente.

—Pues lasaña será —acepto.

—Primera cita: clases de patinaje; segunda cita: clases de cocina. —No me pierdo la manera en la que pronuncia la palabra "cita". Es el mismo tono con que Alexis lo decía.

—Clases con el profesor Aleix Miller, como asistente se encuentra la niña más linda del mundo, Astrid Lizeth. —Amo tu autoestima, hija.

—Paso uno: lavarse las manos. —Agradezco que mi cocina sea grande, así nos podemos mover los tres cómodamente, sin tropezarnos.

»Paso dos: sacar las cosas que necesitamos y ponerlas en la encimera. —Les voy diciendo las cosas que vamos a usar y ellas las buscan, aunque Raven está un poco perdida, porque no sabe dónde están las cosas.

»Paso tres: precalentar el horno... Mejor ese lo hago yo —agrego, no quiero que se quemen—. ¿Qué tal si se ponen delantales? Están muy bonitas hoy, como para que ensucien su ropa.

—No me veo bonita hoy, yo me veo bonita todos los días. —Lizy hace énfasis en la palabras todos. No puedo evitar mi sonrisa.

—Tienes razón, estrella, tú te ves bonita todos los días —acepto, ella sonríe con sus manos en la barbilla, coqueta.

—¿Y yo? ¿Soy bonita todos los días? —interrumpe Raven, con sus manos en las caderas.

—Tú también te ves bonita todos los días, Raven —le aseguro con una sonrisa.

»Me gusta tu cabello —agrego, las chicas con cabello corto son otro nivel, en el tema de atractivas.

—A mí me gusta el tuyo —señala.

—¿Me puedes ayudar, por favor? —interviene Lizy, apareciendo, dándole la espalda a Raven, ésta le amarra los cordones del delantal— Gracias.

—Por nada, muñeca. ¿Me ayudas, Aleix? —al igual que Lizy, ella se me acerca, dándome la espalda.

Straples blanco y mono deportivo del mismo color; esa es la ropa que lleva puesta Raven. Por lo tanto, mis dedos se rozan con la piel desnuda de su espalda, mientras intento hacer un nudo al delantal.

»Tus manos están frías —pronuncia, antes de estremecerse.

Listop —anuncio, Raven se voltea y me agradece, con una sonrisa.

Treinta minutos apenas pasaron y ya los tres nos encontramos llenos de harina.

—Ahora me pregunto... ¿por qué no usamos la pasta esa que viene para hacerlos? ¿Por qué teníamos que hacer la pasta nosotros? —Raven habla entre risas.

—Porque aquí si cocinamos, Rav. Aquí no usamos cosas precocidas —la acuso; tomo un puño de harina y lo tiró en su cabello. Ella ríe.

—¿Está rico? —le pregunta Raven a Lizy, que su única ayuda ha sido "degustar" lo que nosotros cocinamos.

—Denme otro bocado y te digo. —Nosotros reímos.

—¿Qué falta?

—Falta que se cocine, Rav.

—¿Qué vamos a beber? —pregunta Lizy, abriendo el refrigerador—; tenemos melones, fresas, mangos, bananas, guanabana...

—Un jugo de fresa estará bien —la detiene Raven.

—¿Lo sabes hacer? —le pregunto, ella me mira con los ojos entrecerrados.

—Hacer jugos no tiene ninguna ciencia, Aleixander —mi nombre lo escupe—. Así que sí, si ser hacer un jugo de fresa.

—Bueno, hazlo. —Una risita se me escapa, Raven me ve mal.

Raven tira las fresas en la licuadora, la azúcar y el agua. Enciende la licuadora, pero sin la tapa.

—¡Mierda! —exclama, alejándose de la máquina y cubriéndose con las manos.

—¡Apagala! —suplica Lizy, debajo de la encimera.

Me acerco a la máquina y la apago, detrás de mí escucho la ya familiar risa de Raven.

—Yo me voy a bañar. —Lizy alza las manos, en señal de redención, cubierta de jugo de fresa mal licuado.

La isla y los gabinetes están hechos un desastre.

Dios, mátame, mátame ahora.

«Será mátenla a ella, ella fue la causante de esto»

—Si tiene ciencia hacer jugos...

—Vas a limpiar, todo esto —la interrumpo, riendo... para no llorar.

—Yo quería ser Cenicienta, pero no en la parte de limpiar —comenta, quitándose el delantal.

—A mí tampoco que gusta limpiar..., mejor llamo a alguien luego —digo, quitándome los lentes y limpiándolos con mi camisa. Total, sucia ya está.

Tan guapo que me veía...

«Egocéntrico»

En serio, me veía genial.

»Puedes ir a ducharte, si quieres —le sugiero, ya que al igual que Lizy y yo, está cubierta de pulpa de fresa—. Te puedo prestar una sudadera o algo.

—Gracias. Aunque yo traje ropa. —Me arrebata los lentes de las manos y se los pone.

»Qué bueno que no tienes novia —exclama, viendo a todos lados.

—¿Por qué?

—Porque pasa al frente tuyo con el otro y ni te das cuenta. —Ahora de verdad, no sé si reír o llorar.

—Dame eso. —Ahora soy yo el que le arrebata los lentes.

—¿Qué? ¿Vas a decir que es mentira?

—No. —Me coloco los lentes y empiezo a reír, Raven me copia.

—¿Dónde queda el baño? —cuestiona, abriendo su mochila.

—A la izquierda. —Ella asiente y se pierde en el pasillo que le indique.

Después de verificar que todo va bien en el horno, camino a mi habitación y me doy una ducha rápida.

Cuando salgo, Lizy y Raven están en la cocina.

—Creo que ya está —comenta Raven, sosteniendo la bandeja con un guante.

—A servir —respondo, sacando los platos.

En poco tiempo los tres no encontramos en el comedor.

—No quedó mal —halaga Lizy.

—El jugo tampoco —agrego, Raven me mira mal. Yo solo rio.

Hace unos minutos, yo terminé haciendo el jugo.

—Ay, cállate.

—Sensible —respondo, Lizy ríe.

—Lizy comida, Lizy dormida —canturrea Astrid Lizeth, acostándose con su cabeza en mis piernas.

—Pensé que veríamos una película —le responde Raven, quitándose las zapatillas y sentándose en posición de indio en el sofá frente a mí.

—La próxima será, es hora de mimir.

—Podemos ver una película nosotros —sugiero, Raven sonríe.

—Vale, ¿cuál?

—No sé, escoge tú. —Raven entra a Netflix, buscando entre las categorías.

—Si que tenía sueño.

—Como dijo, es la hora de mimir. —Me levanto del sofá lentamente con Lizy en mis brazos, camino hacia su habitación con cuidado, no quiero despertarla.

La deposito en su cama y dejo un beso en su frente. Despues de arroparla, regreso a la sala, donde Raven me espera.

»¿Ya escogiste una?

—Nah, no encuentro nada interesante —responde disgustada, sentándose a mi lado.

—¿Entonces, qué haremos?

—¿Qué quieres hacer? —me responde con otra pregunta.

—No sé.

—Eres muy guapo, Aleix.

—Lo sé.

«Aleix, solo acepta el cumplido»

Lo estoy aceptando.

»Y muy egocéntrico —agrega, negando con su cabeza.

—También lo sé.

—El primer instrumento que aprendiste a tocar fue la flauta. —Raven posa sus ojos grises sobre los míos—, a los siete.

—El sonido de la flauta siempre me pareció relajante—comento, ella sonríe.

Raven no lleva ni una gota de maquillaje en estos momentos, lo que me hace descubrir que tiene algunas pecas salteadas en su nariz.

—Tu voz también es relajante. Escuche varias de tus canciones y... me gusta.

»Ya había escuchado canciones de ustedes, pero nunca les había dado la atención que se merecían; yo de estúpida.

—¿Cuál es de nuestras canciones es tu favorita? —le cuestiono, curioso.

—Hmmm... Creo que seasons.

Me levanto y tomo la guitarra que está guindada en la pared, cerca del televisor.

Retomo mi puesto, sosteniendo la guitarra.

»¿No se supone que debes usar una púa? —Alzo mi vista, Raven tiene una gran sonrisa en su rostro.

—Sí, pero me da flojera ir a buscar una —le respondo con una sonrisa, recordando los acordes de la canción que me menciono.

Empiezo a tocar la guitarra, dejando fluir la melodía.

»"En primavera te conocí, recolectando flores en un jardín. El aroma en el aire era fascinante y un poco embriagante. El click que tuvimos fue impactante, nunca me había sentido así por alguien. Era alucinante.

»En verano nos enamoramos, vivimos sinfín de emociones, llantos y reconciliaciones, después de todo, siempre se regresa a dónde se es feliz. Caminaría sobre fuego por tí.

»Otoño llegó, como las hojas de los árboles, mi amor por ti se secó, no lo quería aceptar, tenía más para dar.

»Seguí con este amor, con este amor de contrato, es increíble como me irritaba tu tacto y deseaba que todo se acabará rápido, alejarme de ti en el acto, pero no podía, no quería sacarte de mi vida.

»Invierno llegó, mi corazón congelado siguió, ni la fogata, ni el cobertor me calentó. En las noches me sentía mal, la culpa me consumía, no podía romper tu corazón así, no podía decirte que todo era mentira. Tampoco podía seguir con esto seguir fingiendo

»Tu corazón terminaré rompiendo, aunque no quiera lo terminaré haciendo. Todo por este amor de contrato. ¿Por qué tuve que firmarlo sin antes pensarlo? No te estaría haciendo daño, solo tenía que leerlo, pero estaba apurado.

»Primavera regresó, un año ya tenía este falso amor. Margaritas me diste, la culpa me invadió. Quería huir, pero solo sonreí. Verano vino, alguien nuevo también. Me dolía la manera en la que encendía mi piel, eso tú nunca lo lograste hacer.

»Quería quemar el contrato, solo me faltaba en encendedor y las ganas, de romperte el corazón". —Toco unos acordes más. También me gusta esta canción.

—¡Acabo de tener un concierto privado! —Raven está aplaudiendo, con una gran sonrisa.

—Si lo quieres llamar así. —Yo también me encuentro sonriendo.

—Definitivamente lo llamaré así. —Su sonrisa no se ha borrado.

Aparto la guitarra, dejándola en el sofá.

—Esa canción la escribió Alexis, yo ayudé en la música.

—Esa canción es para escucharla, en tu cuarto, con la luz apagada, mientras lloras —argumenta riendo.

—Mientras comes helado y te haces escenario imaginarios —agrego.

—Tú me entendiste. —Golpea mi hombro amistosamente, rio.

»¿Te dolió hacerte el piercing? —cuestiona, viéndome los labios.

—Nah. Dolió cuando comí un limón...

—A Aleix le gusta comer limones y naranjas frescas, nadie sabe por qué.

—Yo tampoco sé el porqué, solo me gusta. —Me encojo de hombros.

—Tienes gustos raros, Aleix. —Ella niega con su cabeza, yo rio.

—¿Lo siento? —No me había fijado de lo cerca que estábamos. Puedo sentir su respiración.

»¿Rav...? —Las palabras quedan en el aire... o, mejor dicho: en su boca.

Ella mueve sus labios lentamente, succionando y lamiendo mi labio inferior.

El ataque me toma por sorpresa, pero no tardo en ponerme al día.

Es un beso perezoso, pero eso no quiere decir que sea aburrido; lo estoy disfrutando, mucho. Más de lo que me gustaría admitir.

Envuelvo su cintura con mis manos, atrayendola a mí. Ella se alza, quedando sobre mi regazo, envolviendo mis caderas con sus largas piernas y tirando de mi cabello.

Nuestros labios bailan lentamente por segundos que me tienen en una nube... nube que se cae cuando somos interrumpidos por Ariana Grande.

Raven se aleja y contesta la llamaba. Yo rio.

—¿Focus? Esa canción es de los años mil —me burlo, ella pone los ojos en blanco mientras se aleja, hablando por el auricular.

¿Qué me esta sucediendo con Raven? ¡Mierda, Aleix! ¿Qué está pasando?

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