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Capítulo seis: vacaciones


9 de febrero, 2021

—¿Aleixander, me estás escuchando?

—Eh, sí. —Sacudo mi cabeza, en un vago intento de alejar mis pensamientos.

—¿En qué pensabas? —cuestiona Camille.

Camille ha sido una segunda madre para mí, aunque tengamos solo ocho años en la diferencia de edad. Ella no es solo una representante; ha estado en la mitad de mi vida y ha presenciado todas mis etapas.

Niño ingenuo.

Adolescente enamorado.

Adolescente embarazado.

Adolescente quebrado.

Y ahora: adulto responsable.

—¿Cómo permití que ella me usara así? —hablo en un susurro.

Sé que Camí no me puede dar una respuesta, pero aun así la espero.

La italiana chasquea la lengua. Acostumbrada a mis bajones repentinos.

—Aleix, cariño. —Posa su mano en mi antebrazo, rozando sus dedos en mi piel. El gesto es reconfortante—. Sabes que no tengo respuesta a eso, pero lo que sí te puedo decir es que no tienes que dejar que esos pensamientos y preguntas te destruyan, eres un niño que no era consiente de todo lo que estaba atravesando.

—Sí, pero todos me advirtieron. ¿Era tan difícil escucharlos?

Nos quedamos unos segundos en silencio. Ella ya está acostumbrada a esto.

»¿Cómo te va con tus planes de boda? —le pregunto. Recordando que la peliazul se encontraba ausente, por un viaje al que la invitó su novio, en ese viaje se convirtió en su prometido.

—Ya tenemos fecha. —Sus ojos grises y achinados tiene un lindo brillo. No puedo evitar sonreír.

—¿Cuándo será?

—Veinticuatro de noviembre.

—¿Tan rápido? —le pregunto asombrado, recordando que mi hermana mayor tiene casi dos años comprometida.

—Será una boda pequeña e íntima, no necesitará mucha planeación —explica entusiasmada, mi sonrisa no se borra.

—Estoy muy feliz por ti, Camí. Te mereces toda la felicidad del mundo.

—Tú también la mereces, Aleix.

—¿Por qué piensas que no lo soy?

«Se suponía que tenías que decir gracias y ya, se acabó el tema»

Sí, pero ella no lo entendió. No siguió el guion.

«Despedida»

»Soy feliz. Tengo una hija que me ama, unos hermanos medio idiotas que fingen quererme, estoy cumpliendo mis sueños... ¿Por qué pensarías que no soy feliz? —Cualquiera pensaría que estoy a la defensiva, pero solo... no tiene sentido.

—También soñabas con otra cosa, Aleix —me ataca.

—Algunos sueños no se hacen realidad. —Peino mi cabello. Algunos sueños no son tan necesarios.

—Yo no estoy diciendo que es una necesidad, solo te quería explicar que... —Piensa la palabra— no está mal darse otra oportunidad.

»¿Y no quieres saber cómo se siente estar enamorado de verdad? —me pregunta, yo empiezo a juguetear con el aro en mi labio. Cosa que hago cada vez que estoy ansioso.

—No quiero que me lastimen de nuevo —confieso—, ni a mí, ni a mi hija. Recuerda que venimos en 2x1.

—¿Y por qué crees que te lastimaran de nuevo? Pensé que el pesimista aquí era Axel.

»No todas las mujeres son unas arpías, como Lotso.

Lotso: apodo que papá le dio a mi exnovia; Karine Messer.

»Si tú no te animas a avanzar, ¿cómo pretendes dejarlo atrás?

Ya no sé cuántas veces he tenido este tipo de conversaciones, con mis padres, mis hermanos, mis amigos... Con todos.

Es fácil "dejarlo atrás", cuando tienes marcas que no se borran, cuando tienes una pequeña que te recuerda todos los días lo que pasaste, es muy fácil.

—Iré a ensayar —me despido de mi representante y salgo de su oficina. Camino por los pasillos de la casa blanca hasta llegar a la habitación que quiero.

»¿Qué están haciendo? —les pregunto a mis hermanos, quiénes están en un círculo, viendo alguna cosa.

—¿Por qué tienes imágenes de Raven Stokes en tu teléfono? —cuestiona Xahi, mirándome fijo.

—No es una imagen, son varias —agrega Axa.

—¿Te atrae Raven? —completa Lexi.

—No sé de qué están hablando —les digo, acercándome a ellos y arrebatándole mi móvil.

»Uno —empiezo el conteo—: ¿Por qué carajos estaban revisando mi teléfono? Dos: yo no guarde imágenes de Raven en mi teléfono. Tres: Si lo hice... ¿qué? Eso no sería nada raro, ni tampoco sería porque me gustase. —Me cruzo de brazos—; Lamento informarles, hermanos. Que no sería ni la primera, ni la última persona en descargar una fotografía de una actriz y modelo.

—Entonces... sí las descargaste...

—No, hermana. No lo hice. —Desbloqueo mi teléfono y voy directo a galería, buscando las fotos. Efectivamente hay unas seis fotografías—. No tengo idea de cómo llegó eso a ahí.

—Te creí —se burla Xahi. Me acomodo los lentes.

—En serio, no lo hice. —Mis cuatro hermanos me miran como si hubiese cometido algún crimen.

—¿Cómo llegaron las fotos a ahí, entonces? —vuelve a preguntar Xahi.

—Ni idea. Juro que soy inocente. —Alzo mis manos, agregándole más drama a la situación.

—Esas imágenes son nuevas. Las acaba de subir a su ig. —Axa voltea el móvil, mostrando en la pantalla la publicación de Raven.

—Hagamos cómo que te creemos Aleix —habla por primera vez Axel—. Pero lo importante aquí... ¿Te atrae o no te atrae Raven?

—No. Me. Atrae. —Acentúo cada palabra—. ¿Por qué piensan que siento algo por ella? ¿Por qué tengo imágenes de ella en mi galería? Eso es algo sin sentido

—Solo estábamos jugando, hermano mayor. No tenías que alterarte.

—Muéranse —los insulto, antes de reír.

—Empecemos a ensayar —pide Alexis. No tardamos mucho en empezar a estirarnos.

—¡Joder!, sí que me duele la espalda —se queja Axel, mientras hace que todos los huesos de su columna suenen.

—Los casi veintitrés te están pegando —se burla Xahi.

A mis hermanos y a mí siempre nos ha parecido divertida, la manera en la que no tenemos muchos años de diferencia en edad.

Axel y Axa son lo que llaman gemelos irlandeses; básicamente, nacieron con menos de un año de diferencia.

Mis papás querían tener más hijos, pero no querían que estos tuvieran mucha diferencia de edad, así que cuando Axael tuvo unos siete meses en este mundo, empezaron a buscar al tercer bebé, solo que les llegó un dos por uno.

Xahi si nació un tiempo más tarde, pero tampoco tanto. Nos llevamos apenas dos años.

Creo que esa es una de las tantas razones por la que nos llevamos increíble. Después de todo, ese fue el propósito que nuestros papás le dieron a la poca diferencia de edad.

—Imagínate como te sentirás en unos añitos más —le replica Alexis, Ax solo suspira.

Terminamos los estiramientos y enciendo el equipo de sonido, música empieza a salir de los parlantes de las paredes.

Mis hermanos y yo nos colocamos en nuestras posiciones, reconociendo la canción.

Siempre hemos amado bailar, tanto como cantar. Cuando nuestros padres salían y nos dejaban solos. Nosotros encendíamos el estéreo y empezábamos a bailar. También le hacíamos coreografías a nuestras canciones favoritas.

Pasamos la mañana ensayando, hasta que se hace la hora del almuerzo.

—¿Vamos a comer a CML? —sugiere Axel.

CML: Línea de restaurantes y cafeterías donde trabaja Melia.

—Bien, los veo allá —agrego—. Voy a ir a buscar a Lizy.

Salgo de la casa y me dirijo al estacionamiento, ubico mi camioneta blanca y la pongo en marcha a la escuela de mi hija.

Cuando llego, me adentro a la institución con una gorra en mi cabeza.

—Buenos días —me anuncio, entrando al salón donde estudia mi hija.

No tengo idea de porqué la maestra de Lizy me citó hoy con tanta urgencia.

—Buenos días, señor Miller. —La maestra me sonríe con coquetería, no sería la primera vez.

—Buenos días. No entiendo, el motivo de este encuentro —espeto. La señorita Nina coloca uno de los mechones de su cabello color miel detrás de su oreja.

—La razón por la que lo llamé para que viniera, es porque Lizy le está vendiendo amigos imaginarios a sus compañeros.

—¿Está vendiendo qué? —cuestiono incrédulo.

—Los representantes de sus compañeros, le dan dinero para que se compren la merienda y lo gastan en ella, comprándoles amigos imaginarios. —No me puedo aguantar más la risa, la maestra me ve con los ojos entrecerrados—. Los representantes están montando quejas —añade.

—¿Qué podemos hacer para arreglar ese problema? —pregunto, con una sonrisa.

«¿Primera empresaria en la familia?»

Definitivamente.

—La suspenderemos —anuncia. Mi sonrisa se va.

—Miss Nina. ¿No cree que esa es una decisión exagerada? —Ahora si estoy serio.

—No. Los representantes también exigen que le devuelvan su dinero —añade secamente.

—Me disculpará, Miss, pero Lizy no le puso una pistola en la cabeza a los niños para que compraran. ¿Por qué debería devolverle el dinero que se ganó, limpiamente?

—Señor Miller, eso no fue para nada limpio —me contradice.

—¿Cuánto es el total? —desisto, viendo que no haya manera de que convenza a la señorita Nina. 

—Doscientos dólares, en total. —Mi boca se abre en seco.

«Sí que es una empresaria»

Saco a duras penas el dinero que me dijo y se lo entrego.

»Lizy estará suspendida el resto de la semana; nos vemos el lunes, Señor Miller.

—Que tenga buenas tardes —es la única respuesta que recibe de mí.

Salgo del aula. A la derecha Lizy está sentada en unos de los bancos del pasillo, meciendo sus piernas.

»Hola, mi amor —la saludo, ella me ve entre sus pestañas doradas y con una gran sonrisa—. ¿Por qué no me dijiste que eras una empresaria? —le cuestiono, empezamos a caminar hacia la salida.

—¿No estás molesto conmigo?

—Nah —confieso, ella ríe.

Al salir del instituto caminamos directo a mi camioneta, donde Lizy sube de copiloto.

—¿Me expulsaron? —Pongo el auto en marcha.

—Te suspendieron —la corrijo.

—¿Cuántos días?

—El resto de la semana —le informo, ella sonríe.

—Vacaciones —exclama debutante.

—Si quieres llamarlo así —replico con una sonrisa—. Aunque no son vacaciones, estos días tendrás que pensar sobre tus actos... Y pagarme doscientos dólares.

—Yo no te voy a pagar nada —exclama riendo—. Este es mi dinero.

—Dinero que yo regresé —acoto, ella me mira mal—. Ahora me debes pagar.

—En tus su-e-ños.

—Bueno, quédatelos —desisto—. Me tendrás que comprar algo.

—Entendido, capitán. —Pone su mano en su frente, como si fuera un cadete. Amo sus ocurrencias.

—Te amo, estrella bonita. —La atraigo a mí, abrazándola. Lizy suelta un quejido.

—Pa... pi, me asfixias—me carcajeo y planto un beso en la coronilla de su cabeza—. Yo también te amo, papi.

—¿Tanto, como para devolverme mi dinero? —intento, ella se aleja de mí.

—No.

Bueno, al menos lo intenté.

—¿Qué hora es?

—10:24 p.m.

—¡Yo duermo con mi titi! —anuncia Lizy, abrazando a la Alexahi.

—¿Me vas a abandonar? —cuestiono ofendido; me ofendo más cuando asiente y luego saca la lengua—. Está bien, ve a ponerte la pijama. —Lizy sale corriendo a cambiarse. Dejándome solo con mi melliza, ya que Xahi también se va, después de murmurar que buscaría algo para comer.

Alexis se acuesta en el sofá usando mis piernas de almohada.

—¿Y él novio? —le pregunto, jugando con uno de sus rizos.

—No hay, no existe —responde riendo.

Alexis siempre ha sido la ¿tranquila? del grupo. A diferencia de nosotros, ella es introvertida. Tiene que ganarte su confianza (cosa que es difícil) para que ella saque su verdadera personalidad.

—Alexahi ya está dormido —interviene Lizy, con su pijama puesto. Kitty y uno de los cachorros de Alexis la persiguen—. Toma a tu hijo. —Deja la bola de pelos marrón sobre el regazo de mi melliza.

—Gracias por traerme a mi hijo.

»Mañana te verás con Raven, ¿no?

—Sí, todavía no sé a dónde iremos —comento—, tiene que ser algo original, ya que se lo prometí.

—Te puedo ayudar —se ofrece mi hermana.

—¡Yo también! —se apunta Lizy.

—¿Sugerencias? —pido, divertido con la situación.

—¡Picnic! —señala Lizy.

—Hmmm... Yo iba a decir una feria, las citas en las ferias siempre terminan bien.

—Vale, feria será, la próxima haremos un picnic, pero... ¿quién dijo que es una cita? —replico, mi hermana ríe.

—Es una cita, una cita de trabajo.

—Sí, pero tú dices "cita" de una manera rara, como si no te refirieras a algo de trabajo. —La miro con los ojos entrecerrados.

—El que piensa en pan es porque hambre tiene....

—Hey, hey, hey. No me intentes dar lecciones con tus refranes. —Despeino su cabello, ella me da un manotazo.

—La próxima no me pidas ayuda.

—Ustedes fueron las que se ofrecieron —les recuerdo, mi hermana voltea los ojos—. Te vas a quedar tuerta.

—No importa.

10 de febrero, 2021

Pobre de la gente no puede besarme.

«Narcisista»

Shist, no estoy hablando contigo.

Vaqueros, zapatos blancos, camiseta blanca y chaqueta de cuero. Por eso está conformado mi atuendo de hoy, la verdad es que me veo increíble. Me cogería a mí mismo, si pudiera.

—Estrellita, me voy y te dejaré aquí sola.

—¡No! —Lizy sale de su habitación. Con el short torcido— Tú no me vas a dejar sola.

—¿Y esos lentes? —le pregunto, caminando a la salida con ella a mi lado.

—Del vecino... ¡Obvio que son míos, papá!, que preguntas estúpidas haces. —No puedo evitar reír.

—Deja y te los acomodo. —Me agacho a su altura, le enderezo el short y deslizo los lentes oscuros por el tabique de su nariz.

—Sí, me gusta más así —dice, viéndose en el espejo que está en la entrada de nuestra casa.

Con la camioneta en marcha, repaso los planes de hoy.

• Dejar a Lizy con Axael y su prometido

• Buscar a Raven a su apartamento.

• Ir a la feria.

Bien, creo que lo tengo.

Veo la dirección que Raven me envió más temprano; para llegar al apartamento de Axa tengo que pasar por su residencia.

Creo que la iré a buscarla primero.

—Iremos a buscar a Raven primero, antes de llevarte con Axa.

—Vale, así la saludo —contesta concentrada en su tablet.

Conduzco unos diez minutos hasta llegar a mi destino, me estaciono y marco a su móvil, no tarda mucho en responder.

—Hola, amor de mi vida —se anuncia, alegre. No puedo evitar mi sonrisa.

—Hola, princesa. Estoy debajo de tu apartamento.

—Ya salgo. —Sin más demoras cuelga la llamada.

—¿Qué estás haciendo? —le exijo saber. Lizy no me presta atención, o tal vez no sabe que se la estoy pidiendo, dado a que lleva los auriculares puestos— Hey, estrella. —Me quito el cinturón y jalo uno de los cables, Lizy alza la vista.

—¿Hmmm...?

—¿Hmmm...? —imito su murmullo— ¿Qué haces?

—Viendo videos. —Voltea la tablet, en Youtube se está reproduciendo un vídeo de Mr. Beast.

—Ah, vale. —Retomo mi puesto.

¿Qué? En el internet hay muchas cosas malas.

—¡Hola! —Raven se asoma en la ventana del copiloto, no dudo en abrírsela— ¿Cómo estás? —pregunta, sonriente. Lizy deja la tablet a un lado.

—¡Genial! ¿Y tú? —responde Lizy, Raven se voltea hacia los asientos traseros.

—Hola, muñeca, no sabía que vendrías.

—No se quedará con nosotros, la dejaré con mi hermana. —No tengo problema con que Lizy nos acompañe, pero no sé si Raven este de acuer...

—¿Por qué? Que se quede, ella me agrada más que tú —replica, no puedo evitar reír.

: Lizy se quedará con nosotros. Tendrás luz verde para hacer cochinadas con el pobre de Dustin

La respuesta de mi hermana no tarda mucho en llegar.

aXa: ¿Gracias?

Le envío un mensaje más y bloqueo el móvil, dejándolo en la guantera de la camioneta.

Bueno, gracias a estos cambios de planes... me quede sin plan, o sea, que ya no podremos ir a la feria, ya que esta era de las que se comprar entradas con anticipación.

»Espera. No lo enciendas todavía. —Raven sale del auto y vuelve a entrar, solo que en la parte trasera—. Ya puedes empezar a conducir.

—¿Bien? —respondo con una sonrisa.


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