Capítulo ocho: umpalumpas
12 de febrero, 2021
—La razón de esta reunión es sencilla: tenemos que ayudar a Xahi.
—¿Pero cómo?
—Tenemos que hacer que se distraiga, que deje de pensar en Samy, por qué hizo lo que hizo, que deje de culparse por algo que no fue su culpa.
—¿Pero qué haremos?
—Una fiesta. —Mis hermanas y yo miramos a nuestro hermano mayor.
—¿Una fiesta? Eso es muy adolescente puberto de tu parte, Axel.
—Es que no entendiste, Axa.
»Miren, en una fiesta se verá obligado a socializar con otras personas. Se entretendrá bailando o hablando con nuestros amigos y...
—¿Tenemos otras sugerencias? —cuestiona Alexis. Axa y yo negamos con la cabeza—. Decidido entonces, haremos una fiesta. —Axel celebra con los puños arriba, mis hermanas y yo nos miramos antes de reír.
—¿Dónde la haremos? —cuestiono.
—Aquí —responde Axel.
—¿A quiénes invitaremos? —sigo con el cuestionario.
—Deberíamos dejar a Axel a cargo de todo eso.
—Después de todo, él fue el de la idea —agrega Alexis. Yo asiento.
—Tranquilo, sabía que con ustedes no podía contar —dice ofendido, nosotros reímos.
—Tú fuiste el que se puso a inventar —lo acusa Axa. Alexis y yo le damos la razón.
—Aleix, te están llamando. —Axel me lanza mi teléfono, suerte que soy rápido o sino el aparato hubiese terminado estrellado en el suelo.
Me sorprendo por el nombre que está en el identificador; pero aun así no tardo mucho en atender.
—Hola, amor de mi vida —me saluda Raven en el auricular. Mi sonrisa es inmediata.
¿Qué pasó ayer? No lo sé.
¿Qué hubiese pasado si Ariana Grande no nos hubiese interrumpido? Tampoco lo sé. Y la verdad no quiero pensar en eso.
Lo que sé, es que Raven cortó la llamada y se disculpó, porque tenía que irse, urgentemente.
Agradecí mucho eso; no tenía ganas de hablar sobre ese beso... no quería hablar sobre nada de eso.
—Hola, Cenicienta ¿qué me cuentas?
—Scott me llamó y me dijo que el rodaje empezará este lunes, me explicó porqué... Pero no entendí. —Lo último me hace reír. Mis hermanos tienen sus ojos sobre mí.
—Vale, hablaré con mi representante —respondo, con la atención en el papel que Alexis iza frente a mí.
«Invitala a la fiesta, la queremos conocer»
»Organizaremos una fiesta, con el propósito de que nuestro hermanito olvide a su ex. ¿Gustas venir?
—¿Cuándo será? —Les repito la pregunta a mis hermanos, ellos solo se ven.
—El sábado; mañana —termino por responder.
—Veré si puedo ir.
—Vale, te paso la dirección. —Con eso corto la llamada y bloqueo el teléfono. Los chicos me ven impacientes.
»¿Qué pasó?
—Hay algo que no nos estás contando, saltamonte —me acusa Alexis. Bufo pasando una mano por mi cabello.
—Iré a dormir un rato. —Me levanto del suelo y me estiro—. Tengo sueño, anoche no dormí bien.
«¿Por qué no dormiste, Aleix?»
Insomnio.
«¿Y por qué?»
Si no sabes tú.
Al llegar a mi habitación Lizy está en el centro de esta, jugando en su tablet.
»Hola, mi vida. ¿Tomamos una siesta? —le ofrezco, ella sonríe dejándola la tablet a un lado.
»Buenas noches.
—Papá, son las tres de la tarde. —Apago la luz y nos cubro con la sábana.
—Shist.
13 de febrero, 2021
Sábado llegó, es hora de beber mucho alcohol.
«Si tu no me bebes»
Lo sé, pero hay que estar en onda con los chavos de hoy en día.
Mis padres vinieron; están en mi casa, cuidando a Lizy.
Los invitados van llegando y el ambiente de fiesta también.
—¡Aleix! —me saluda Mandy, dándome un fuerte abrazo.
—Hola, tiempo que no te veía.
Mandy: exnovia de Axel; salieron solo un año. Ella todavía está enamorada de Axel; Axel no quiere nada con ella.
—Ustedes son los que se desaparecen. Siempre nos tenemos que enterar por las noticias. —La morena posa las manos en sus caderas, con las cejas fruncidas.
—Hmm... Tenemos que arreglar eso —respondo con una sonrisa.
—¡Axel! —La onrisa de Mandy es tan grande que fácilmente podría partir su cara en dos.
Axael —llegó con Ax—, me mira antes de reír. Saca su teléfono, escribe algo en el y un segundo más tarde el mío vibra.
aXa: quién la invitó???
Tú: no sé
aXa: sería él
Tú: lo dudo
aXa: yo también
aXa: pero quién lo mando a seguir como amigos, todos sabemos que no se puede ser amigo de alguien a quien alguna vez amaste
Tú: su error, ahora paga las consecuencias de sus palabras
aXa: pobre
Alzo la vista; mi hermana me mira y niega con su cabeza. La imito, antes de reír.
—¿Aleix, quieres ir a ver si llegó alguien más?
—Vale —le respondo. Axel gesticula con los ojos blancos «no me abandonen»
Axa y yo lo ignoramos, salimos de la sala con los brazos entrelazados.
—Nadie lo mandó a decir "podemos quedar como amigos".
Bajamos los peldaños como si fuéramos en una caminata nupcial.
El en primer piso me encuentro a varios amigos de la infancia y a otros que hicimos gracias a nuestro trabajo. Aparte de cumplir nuestro sueño, conocemos personas increíbles en el trayecto.
—¡Dusdus! —mi hermana se tira a los brazos de mi cuñado.
—¿Cómo estás? —me saluda, abrazando a mi hermana por la cintura.
Le tengo mucho aprecio a Dustin, solo por el hecho de hacer feliz a mi hermana.
Me alejo de los tortolos. Paseando por la casa blanca.
Alguien posa su brazo en mi hombro, lo reconozco rápidamente por las palabras que salen de su boca.
—Nerd. ¿A dónde vas? —Yo solo lo fulmino con la mirada y quitó su brazo de mi cuerpo.
—A buscar algo de beber.
—Te acompaño. —Hunter vuelve a poner su brazo en mis hombros.
Hunter King: Mejor amigo de Axel y miembro de la NBA.
Somos buenos amigos, mis hermanos, yo y él estudiamos en la misma preparatoria.
»¿Qué me cuentas, nerd?
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco...
—Qué gracioso.—Rueda los ojos antes de tomar una cerveza del refrigerador, a mí me pasa una soda.
—¿Qué querías que te dijera? —Le doy un sorbo a refresco, con una sonrisa.
—No sé. En tu vida no hay nada bueno —se queja, yo lo miro con los ojos entrecerrados.
—Si quieres saber chismes, mejor anda a hablar con Xahi —le sugiero, él pasa una de sus manos por su cabello oscuro.
—¿Es cierto? ¿Samy le fue infiel? —asiento, con la lata en mis labios.
—Top cinco de infidelidades menos esperadas.
—Sí. —Ríe—; ella se lo pierde.
—Totalmente.
—¿Quién se pierde a quién?
—Chismosa. —Hunter acusa a la recién llegada.
—Ustedes son los que están hablando de una relación ajena —contraataca Danielle.
Danielle Miller: prima por parte paterna.
—Si sabes de quienes estamos hablando, ¿entonces para qué preguntas?
—No sé, Hunter. —Danielle recoje en una coleta su cabello dorado.
Siempre he pensado que estos dos tienen feeling. Pero soy el único que lo piensa, ya qué nunca ha habido un acercamiento romántico entre ellos. De hecho, Hunter tiene un crush muy fuerte por Alexis, solo que ella no se da cuenta y él es demasiado tonto como para hacer algo al respecto.
—¿Quién es esa mamasita?
—¿No sabes quién es Raven Stokes? ¿Bajo qué piedra vives, Danielle?
Raven siempre es hermosa, por supuesto que hoy también lo sería.
Ella aparece en mi campo de visión con un vestido negro ajustado hasta los muslos; tirantes y escote recto, también tiene una abertura a lo largo de la pierna izquierda, lo que lo hace más sensual de lo que ya es.
Su cabello va desordenado y su maquillaje es simple: labial color vino, gloss y delineado del color del vestido.
Simplemente sensual.
—Hola, princesa. ¿Dónde dejaste estacionado el carruaje? —Raven se acerca a mí y me abraza, a pesar que lleva tacones sigo siendo más alto que ella.
—En el garage.
—Pensé que no vendrías.
—Yo no estaba segura si iba a venir o no. ¡Pero aquí estoy!
—Aquí estás —repito sus últimas palabras.
—Te ves bien, Aleix.
Jeans negros, camisa negra, chaqueta de jean y zapatos blancos.
Sí. Me veo bien.
—Gracias, tú te ves sensacional. —Tomo una de sus manos sobre nuestras cabezas, instandola a dar una vuelta para verlaa mejor. Ella sonríe, va a decir algo, sin embargo, una tos falsa la interrumpe.
—¿No nos presentan? —Danielle me mira con una ceja enarcada.
—Sí, Raven. Que mal educada eres. —Ni me habia fijado que Raven había llegado con un chico.
—Raven, ella es mi prima Danielle y él, es un amigo, Hunter —los presento, con una sonrisa. Dani ha suavizado su semblante.
—Un gusto, hermosa —la saluda con coquetería Hunter, yo le doy un empujón.
—Es un gusto —les responde con una sonrisa. Hunter le ofrece una cerveza, ella niega con su cabeza—. Él es mi representante y mejor amigo, Eric —señala al rubio con que llegó— Y no bebo alcohol —se disculpa, Hunter ríe.
Le estrecho la mano a Eric, él me la apreta más de lo debido, acto que me tiene arqueando una ceja.
—Ustedes dos deberían salir —comenta Dani, dándole un sorbo a la cerveza que le habían ofrecido a Raven anteriormente.
—¿Por qué lo dices? —pide saber Raven, con una sonrisa.
—Ninguno de los dos bebe, podrán disfrutar una fiesta estando sobrios, con la compañía del otro.
—Buenas —se anuncia David.
—Buenas —lo saludo, revolviendo su cabello.
David Cross: nuestro publicista y asistente de Camille.
—¡Pero si tenemos a otro umpalumpa! —se burla Hunter.
—Respeta, Hun. Yo soy más alto que David —me defiendo.
—¿Cuál es la necesidad del odio hacia mi persona? —pregunta el castaño, con una mano en el pecho— Sabía que no debía venir, iré a buscar a alguien con quien socializar. —Se va, nosotros estallamos en risas.
—Lo iré a buscar, yo no me voy a ir hasta probar esa boca. —Con eso Danielle sale de la cocina, por el pasillo donde David se fue.
—¿Deberíamos decirle que tiene novia?
—Lo haría si fuéramos personas buenas, pero Hunter, no lo somos. —Hunter y yo estallamos en risas.
—Son unos malvados —nos acusa Eric, nosotros nos encojemos de hombros.
—Quiero bailar —suelta Raven casualmente.
—Aleix, Invitala a bailar, no seas así —me regaña Hunter. Ruedo mis ojos antes de salir de la cocina y adentrarnos a la pista de baile improvisada.
—A ver, Aleix Miller, enséñame tus dotes de bailes —pide, rio antes de hacer que dé una vuelta.
Pierda la cuenta de cuántas canciones bailamos, paramos cuando estamos llenos de sudor y regresamos a la cocina.
Le ofrezco una soda que ella acepta. También tomo una para mí.
—"Aleix Miller no toma alcohol, ni si quiera entiende porque los demás lo hacen. No entiende la gracias de beber algo que sabe horrible y te hace decir y hacer idioteces"
»Concuerdo contigo. —Ríe—. ¿Cuáles es el sentido de beber algo que sabe horrible y te hace vomitar?
—Tú me entendiste.
—Con que es la famosa Raven Stokes.
—Y tú la famosa Axael Miller. —la dos se abrazan como si fueran amigas de toda la vida, yo solo bebo de mi gaseosa. Presenciando el momento.
—Que hermosa vestido, debes decirme quién lo hizo —ella siguen su conversación mientras yo soy ignorado.
—¿De qué me perdí?
—Alexis, ella es Raven. —Ahora hay una integrante más a la conversación.
—Iré a ver qué hacen mis hermanos —intervengo y las dejo ahí.
No tardo mucho en encontrar a mis hermanos, ellos se encuentran alrededor de la mesa de poker.
—¿Qué juegan?
—Chupitos —responde el menor de mis hermanos. Lanza la pelota de tenis y está cae en uno de los vasos. Todos celebran—. ¿Qué dice?
—Reto —responde Axel.
—Te reto a que le des un beso a Mandy. —Es obvio que ya no califican como personas sobrias. Xahi nunca pediría que Axel hiciera algo así.
Axel tampoco lo haría si estuviera sobrio, pero como no es el caso.
Axel se da la vuelta, tomando por el rostro a Mandy y la besa, ella muy feliz sigue el beso.
Cuando Axel termina de meterle la lengua hasta la garganta a la pobre chica, todos aplauden y siguen con el juego.
Axel se arrepentirá luego de esto.
Y lo peor es que matará a Xahi.
Mi móvil empieza a vibrar en mi bolsillo. Lo saco y contesto de inmediato cuando veo el nombre de mamá en el identificador.
—¿Pasó algo?
—Estamos en la clínica —responde mamá lentamente, a mí se me baja la tensión.
—¿Por qué? Ya voy para allá. —Camino a paso rápido hacia la salida.
—Lizy convulsionó. Le dio fiebre y convulsionó. El doctor dijo que es normal a su edad, no te preocupes.
—¿Qué no me preocupe? Es muy tarde. —En mi camino hacia la salida me tropiezo con alguien, pide perdón antes de darme cuenta quien es.
—¿Qué pasó? —me cuestiona Raven— Estás pálido.
—Llevaron a Lizy a la clínica —hablo rápido, sin dejar de caminar. Raven me sigue.
—¿Qué? ¿Por...? Te acompaño —termina por decir.
—No quiero arruinarte la noche por algo como esto.
—Tranquilo, ustedes nunca me arruinarían una noche.
Cuando llego a la clínica corro hacia la sección de pediatría, Raven está a unos pasos detrás de mí.
No tardo mucho en encontrar a mis padres, ellos están en el pasillo. Mamá camina inquieta.
—Aleix. —Me abraza.
—¿Dónde está? ¿Qué dijeron? —cuestiono, después de devolverle el abrazo.
—Está ahí —señala la primera puerta del pasillo.
—Como te dijo tu mamá por teléfono, está bien. Es normal en niños de su edad cuando presentan fiebre alta. Solo fue un susto —explica papá.
«Que mal susto»
—Necesito verla.
»Por cierto ella es Raven —los presento y camino a la habitación, adentrándome a ella.
—¡Papi!—exclama apenas me ve. Sonrío.
—Estrella, ¿cómo te sientes? —me siento en la orilla de la camilla. Ella se acerca a mí, recostando su cabeza de mis piernas.
—Mejor, tengo fiebre —susurra antes de hacer un puchero.
—Así me dijo mamá. —La enfermera presente termina de anotar unas cosas en su libreta antes de dejarnos solos.
—No quería dañarte la fiesta —murmura, yo juego con su cabello.
—No importa cariño, no arruinaste nada —le explico, ella se levanta y me abraza.
»¿Sabes quién vino?
—¿Quién?
—Raven, estaba con nosotros en la casa blanca.
—¿En serio? —Saca su cabeza de mi pecho para verme.
—Sí. Quiso venir cuando le dije que estabas aquí. —Ella sonríe, estrujando con sus puños sus ojos. Ya se le pasó su hora de mimir.
—Llámala —pide.
—Vale, quédate aquí. —Le doy un beso en la frente y salgo de la habitación.
Raven y mis papás están hablando de Dios sabrá qué.
—Rav, Lizy quiere verte —interrumpo, ella sonríe.
—Vale. Ahorita vuelvo —se despide de mis papás y me sigue.
—¿Tienes frío? —pregunto, un poco tarde. Se me había olvidado que Raven tan solo llevaba un vestido diminuto.
—Un poco. —Me quito la chaqueta y la paso por sus hombros, ella sonríe—. Gracias.
—No hay de qué. —Abro la puerta de la habitación.
—Raven —exclama con el mismo entusiasmo con el que me saludo a mí.
—Hola, muñeca. —Rav se acerca y la abraza—. ¿Cómo estás?
—Mejor —responde con una sonrisa.
—Buenas noches —el doctor Bras se anuncia en la habitación.
—Buenas noches —le respondemos los tres en unísono.
—¿Cómo estoy, Ash? —cuestiona Lizy, con curiosidad.
—Muy bien, ya podrás irte.
Asher Bras: pediatra de Lizy. Como dato curioso diré que es el doctor más joven en la clínica, apenas es un año mayor que Axel.
—¿En serio? —pregunta emocionada.
—Sí.
—¿Me das una paleta? —pregunta y nosotros reímos.
—Creo que es muy tarde para comer caramelo —le responde Ash, amablemente.
—Pero no me la comeré ahora, lo prometo.
—¿Lo prometes?
—Pinky promese.
—Las Pinky promese no se rompen, Lizy —le advierte.
—Lo sé. —Ella extiende su meñique, Asher gustoso lo entrelaza con el de él. Luego saca una paleta de su bata blanca.
»Gracias, ¡Te amo!
—Yo también te amo, Lizy.
—Ya nos podemos ir, ¿no? —Odio el olor a hospital, me trae malos recuerdos.
—Claro. —Ash me pasa un papel donde está la receta del medicamento que debe tomar y a qué hora.
—Gracias, Ash. —Él sonríe.
—No hay de qué, es mi trabajo.
—Lo sé.
—Hablando de trabajo... Tengo a otros pacientes que debo ir a revisar —se disculpa—. Espero no vernos pronto, Lizy.
—Igual. —Asher se acerca ella y la abraza.
—Buenas noches —nos dice a Raven y a mí, luego sale de la habitación.
—¿Es un ángel? —cuestiona Raven, Lizy y yo reímos.
—No es no un ángel, Raven. Es un doctor —le explica la niña.
—Pero parece uno. O sea, ¿vieron sus ojos?
—Sí. Sus ojos son impresionantes —admito. Los ojos de Asher son de un tono de azul muy único, como un azul eléctrico, un azul rey.
—Wow, imagínate tener un hijo con esos genes.
—¿No se supone que yo soy el amor de tu vida? —le pregunto, fingiendo una escena de celos.
—Sí, pero hay que admitir que tener un hijo del doctorcito sería un logro.
—Puede ser —respondo secamente.
»Ahora, vamos a cambiarte Lizy. —Desdoblo su ropa que estaba en la esquina de la camilla. Raven la ayuda a cambiarse.
—No quiero caminar —comenta, haciendo un puchero.
—Ven acá. —Extiendo mis brazos y ella muy gustosa se tira a ellos.
»Todo listo —anuncio, cuando veo a mis papás.
—Vale, entonces vámonos.
—¿Rav, te llevo a tu casa?
—Aleix, por favor. Cómo vas a llevar a esa niña a esta hora a su casa —me regaña mamá.
—Mamá, Raven no es una niña.
—Igual. Tu casa es bien grande, dile que se quede. —Bufo, antes de dirigirme a Raven.
—Quédate en mi casa, Raven. Es muuuy tarde para llevarte a la tuya. —Raven ríe. Más le vale decir que sí, no es recomendable llevarle la contraria a Ariel.
—Vale, allá me quedo.
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