Capítulo dieciséis: pensé que estaba solo
—Me gusta tu casa.
—Si quieres te doy un tour. —Apago el motor y salgo del auto—. Abre la puerta, por favor —le pido, antes de pasarle las llaves.
—Acuerdate de poner a cocinar la flor —balbucea la bella durmiente, Raven y yo reímos.
—Vale, lo haré —contesto, tomándola en mis brazos.
Me despido de Mike —mi guardaespaldas que me estubo cuidando todo el día—. Caminando detrás de Raven.
Cuando llegamos al umbral le señalo la llave correcta y entramos a mi hogar. Voy directo al cuarto de Lizy; cambio su ropa por el pijama y la acobijo.
—Te amo. —Dejo un beso en su nariz, ella la arruga.
—Buenas noches, te amo. Que sueñes con los angelitos, que no tengas pesadillas. Descansa —susurra, yo sonrío.
—Igual, estrellita. —Dejo un último beso en su frente y salgo de la habitación.
Paseo por la casa buscando a Raven, la encuentro en un pasillo, mirando las fotografías que decoran la pared.
—Me adelante al tour —comenta, sonrío.
—Ya me fijé.
—Tus hermanos y tú son muy unidos ¿eh? —comenta, mientras observa una fotografía donde salgo con mis hermanos.
Lo que más me gusta de esa imagen es que no es la típica foto que nos toman en alfombras rojas o cosas así. En esa foto los cinco estamos en pijama, Axael y yo estamos sentados en el suelo, mientras que Alexis, Ax y Xahi están sentados en el sofá detrás de nosotros. Alexis está con el ceño fruncido porque Axel le estaba jalando el cabello, Axa tiene una botella de vodka en los labios, Xahi está medio dormido en las piernas de Alexis y yo tengo una gran sonrisa que no demostraba lo feliz que estaba.
Esa foto fue la foto más espontánea e increíble de toda la historia. Recuerdo que encendí la cámara solo para usarla de espejo, pero terminé encantado con lo que tenía a mi alrededor.
—No sé que sería mi vida sin ellos —comento hundido en los recuerdos.
—Necesito robarme esta —señala, quitando de la pared un marco donde está una foto de Lizy, cuando tenía un año, en ella está sentada en su cuna con un vestido rosa y una coronita de tela: la bella durmiente. La idea fue de Alexis.
—Tengo un álbum que empecé a llenar desde su primer día de vida —comento—. Si quieres te lo muestro. —Ella asiente entusiasmada. Tomo su mano y nos guio a la sala de estar—. Aquí está. —Tomo el ancho libro de cuero rosa con estrellas plateadas que está en uno de los estantes.
Nos sentamos sobre la alfombra, en posición de indio.
—Aw, me muero —exclama, viendo la primera imagen. Una bebé sonrojada y totalmente cubierta por ropa blanca.
—Atrás tienen textos, mira. —Volteo la fotógrafa, y tal como le dije, hay manuscritos.
El 25 de febrero del 2015 a las 3:47 pm, por fin conocí a mi estrellita.
Te amo, Astrid Lizeth.
—Qué lindo. —Raven tiene una gran sonrisa en su rostro, mientras con su índice traza la carita de Lizy impresa en el papel.
Paso la página.
10 de marzo, 2015
¡Ya en casa!
Después de dos semanas en la fea encubadora ¡ya estás en tu hogar!
En ese texto hay adjuntos más de una imágen. Mi favorita es una donde la tengo en mis brazos, la estaba paseando por el jardín y a mamá le pareció muy adorable.
—¿Me puedo quedar con esta? —cuestiona, sosteniendo una mini copia de la imagen que describí hace unos instantes.
—Si quieres. —Ella sonríe, sacándola del álbum y metiendola en la funda transparente de silicón de su móvil.
Seguimos pasando las hojas, le cuento cada historia de las imágenes.
—Esa idea fue de Axel. —Me rio.
—¿Una mandrágora? ¡Es el mejor disfraz de halloween! —Como dijo Rav, estamos viendo una foto donde Lizy está en una cubeta, disfrazado de mandrágora, la planta de Harry Potter con un llanto muy potente.
—Sí, fue su primer halloween.
—Ay, esto es muy lindo —señala, viendo una donde Lizy está dormida en mi pecho, yo también estoy dormido.
Pasamos gran parte de la noche viendo las fotografías, Raven se queda con varias y las que no tienen copias, las capturas en su móvil, prometiendo que las imprimirá cuando pueda.
Un gran rato más tarde llegamos a la última.
—Ese día nació raleix —comento, ya que la foto que estamos viendo es donde Lizy está degustando el helado que preparamos aquel día.
—Sí —susurra.
Cierro el álbum, dejándolo en la mesita de te entre los muebles.
»Eres un increíble padre, Aleix. —Algo dentro de mi se llena después de escuchar esas palabras.
Cuando tuve a Lizy no sabía si había tomado la decí correcta, tuve muchos momentos en dónde la ansiedad me dejaba en el suelo, llorando sin control.
Tres años después aún no me sentía suficiente para esa responsabilidad tan grande.
En un momento hasta pensé en darla en adopción, no me sentía suficiente para ser su padre. En ese entonces ella tenía tres años, ya dormía en su cama sola, y como todas las noches la cubrí con su sábana y dejé un beso en su frente.
—Buena notes, papi. Que tueñes con los gelitos, que no tena pesadillas, suena bonito. descansa ¡Ti amu! —me dijo con una sonrisa de pocos dientes.
—Yo también te amo estrellita, descansa. —Le planté muchos besos en su carita, ella reía.
Todos las noches antes de dormir me dice eso, todas las noches ese simple gesto me motiva a mejorar como persona, como padre, solo por ella.
Pensé que estaba solo, pero un día me encontré viendo doctora juguetes mientras cocinabamos galletas.
Pensé que estaba solo, pero una pequeña rubia se escabullia en mi cama en las noches y me tomaba la mano, porque tenía pesadillas.
Pensé que estaba solo, pero todos los días almorzaba con Lizy, mientras contestaba sus preguntas más curiosas.
Pensé que estaba solo, pero la tenía a ella diciéndome todas las noches que me ama, haciéndome el chico más feliz.
Así que sí, que alguien me diga cosas como "eres un buen padre" etc., etc. Me hace sentir muy orgulloso, orgulloso de lo que me he convertido.
De lo que he logrado.
—Gracias. —Le sonrío genuinamente.
—Mi papá murió de cáncer —interrumpe mis pensamientos—, el mismo que tú tuviste. A raíz de su muerte mi hermano se hundió en una depresión, de la cual nunca salió.
»Cuando todo eso pasó yo estaba en una relación, una relación muy tóxica. Cuando la terminé, mi ex subió a sus redes imágenes que yo les había enviado, ya sabes, fotos sin ropa.
»Lo hice porque confiaba en él, pensé que lo conocía y nunca se me pasó por la mente que él haría algo así. Ese día descubrí que nunca conoces a las personas, realmente. Solo conoces lo que ellos quieren.
»Lo de las fotos fue toda una polémica, tanto así que mi madre me echó de mi casa y no me dejaba, ni asomarme en la puerta. Su odio no era por las fotos, sino porque ella me advirtió que este trabajo era puro drama, yo no le hice caso. Ahora tengo que soportar ser llamada "la actriz que se hizo famosa, no por actuar, sino por mostrar sus tetas". En más de una página he visto títulos así. Por eso me alejé del internet, un comunity manager maneja mis redes sociales. No soporto entrar a ellas.
»No ví a mi hermano desde que me fui, mamá no lo dejaba verme. La siguiente vez que lo ví estaba en una caja de madera, a minutos de ser enterrado tres metros bajo tierra.
»Tú dirás por qué me cuenta estás cosas; tú dijiste que querías asegurarte que estaba bien, te cuento esto para que sepas que si estoy bien, solo hay momentos en los que... no me siento bien. Y me dan ganas de desconectarme del mundo y solo dormir. Por eso mi único amigo es Eric, porque sé que por mi manera inmadura de actuar lastimaré a las personas.
»Lamento haberte preocupado, no fue mi intención —culmina, aún con su mirada intensa sobre la alfombra. Gruesas lágrimas corren por sus pómulos.
—Ven acá —le pido, pero yo soy él que se acerca a ella, rodeándola con mis brazos.
Ella no dice nada, solo se deja abrazar.
Nos quedamos otro rato más así, escuchando los latidos de su corazón junto al mío.
—¿Sabes que otra cosa me hace querer desconectarme del mundo? Tú. —Se gira conectando sus orbes con los míos—. Tú dijiste que no te gustaba, pero vienes y me tratas así, es que no lo entiendo.
—Pasa el dorso de su mano por sus ojos, antes de hundir su rostro en mi pecho—. No sé si eres... así con todas las personas, o solo soy una ciega idiotizada que cree que me me ves con amor. —Hipa—. Yo no sé nada, solo sé que me gustas. Tu tacto me da muchas ganas de llorar, todas las veces que nos besamos hoy también me dieron muchas ganas de llorar, porque no sé si eres un increíble actor o de verdad disfrutabas besarte conmigo. ¡Mierda! No sé nada.
»Si de verdad no sientes nada por mí, te pido que te alejes y juro que mantendré todo profesional, porque no puede seguir así. Me gustas y amo a Lizy, pero tengo que tener amor propio y tú, un poquito de responsabilidad afectiva. —Suspira, haciendo puño mi camiseta.
Me alejo poco a poco de ella, haciendo una barrera de aire entre nosotros.
»Gracias, eres un increíble amigo y un gran padre. —Me da una sonrisa temblorosa y se levanta del suelo, toma su bolso del sofá y camina a la salida.
La observo irse por el extenso pasillo, mientras que un y mil pensamientos invaden mi mente.
«¿En serio la vas a dejar ir»
Por primera vez Pepe Grillo dice algo bueno.
De un solo impulso me levanto del sueño, caminando a pasos largos por donde ella desapareció.
La alcanzo rápido, gracias a que ella está detenida en la inercia mirando su teléfono, llegó a ella justo cuando se lo lleva a su oído.
—Me gustas mucho, princesa. Solo tenía miedo de admitirlo. Lamento haberte dado muchas ganas de llorar. —Su respuesta es un sollozo que me hace reír.
Yo apoyo mi mano en su mejilla, intentando eliminar cualquier rastro de llanto de su rostro sonrosado.
—¿No me besarás? Tengo media hora viéndote la boca y no haces nada —se queja.
—No tienes media hora viéndome la boca, apenas y lo hiciste...
—Ash. Se me olvida que eres lento. —Voy a defenderme, pero su boca ahoga mis palabras.
Raven se adueña de mi boca rápidamente, haciendo que me cueste seguirle el ritmo.
Muerde mi labio inferior, saboreandome mientras enreda sus manos en mis rizos y acerca su cuerpo al mío.
Nuestras lenguas bailan en un compas apresurado como si el mundo se fuera a acabar. La tomo por la cintura haciéndola envolver mis caderas con sus piernas; camino unos pocos pasos hasta que la pared nos frena.
Raven afinca sus manos en mi cabello y mueve sus caderas rozándose contra mí, sacándome un gemido que termina ahogado en su boca.
«Eres rápido para lo que te conviene»
Me meso hacia delante, haciendo que los lugares exactos se rocen entre gemidos y jadeos ahogados.
Sus manos se van de mi cabello y bajan a mi abdomen. Su tacto helado me hace estremecer.
Mientras que por mi parte mis manos suben hasta llegar a debajo de su ropa, tomando sus pechos entre mis manos. Los acuno, jugando con el pezón de uno de ellos, ella muerde con fuerza mi labio hasta que el sabor metálico inunda mis papilas gustativas.
No tardamos mucho más en llegar al climax entre entre espasmos. Apoyo mi frente en la de ella, haciendo que nuestras alientos entrecortados se mezclen.
—Vayamos a la cama —susurro, después de unos segundos—. No quiero traumar a mi hija.
—Mierda. —Raven se baja de mí, incorporándose—. Se me olvidó. —Ríe nerviosa.
—Tranquila, no suele pararse de noche, pero uno nunca sabe. —Le doy una sonrisa tranquilizadora, ella me la devuelve.
Empiezo a caminar a mi habitación, la sigo por detrás hasta que se me ocurre algo.
La tomo por las piernas, como una princesa o dos novios en su noche de bodas.
Me gusta más la idea de la princesa.
—¡Aleix!
—Shits vas a despertar a Lizy. —Pongo mi mano en su boca, ella la lame—. ¡Asco!
—Shits, vas a despertar a Lizy. —La miro con los ojos entrecerrados.
Cuando llego a la habitación la tiro en la cama sin mucho cuidado, ella ríe.
—Mataste el romanticismo —se queja, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¿Lo siento? —Me acuesto a su lado en paralelo, los dos nos quedamos mirando el techo.
—Me voy a duchar —anuncia, quitándose la ropa y, sin nada puesto, camina al baño.
Solo una palabra: perfección. El cuerpo de Raven es perfecto.
—Te acompaño. —Me quito la ropa en un segundo y la alcanzo hasta el baño.
—¿Por qué tú baño es tan grande?
—Por que estaba esperando bañarme con una chica ardiente de ojos grises y boca deliciosa —contesto, ella ríe, antes de abrir la llave y empaparnos a los dos de agua; ya que, mi ducha tiene doble regadera porque me gustaba la idea de estar bajo la lluvia
Me quedo observando como el agua corre por cuerpo. Como cada gota de mueve por lugares que quiero tocar.
Dios, esto es el paraíso.
—Todavía traes los lentes —señala.
—Y no me los pienso quitar, necesito verte en buena calidad. —Ella se ríe—. Nah, mentira. Tristemente si me los tengo que quitar porque se están empañando y de nada sirven —agrego, antes de salir de la ducha y dejarlos en el lavabo, sin importar en desastre de agua que hice.
—Ahora oleré a ti —dice, cuando vuelvo a la ducha.
—Tengo entendido que lavarse el cabello de noche es malo, Rav. —Ella se encoje de hombros, con su cabello lleno de espuma.
Me baño sin perderme un movimiento de Raven, es que es tan hermosa.
Se quita el shampoo, mi shampoo. Y se llena de jabón, lavándose la cara, quitándose los restos del maquillaje que no se corrieron con sus lágrimas.
Este baño duró menos de lo que pensé, porque fue solo eso: un baño.
En poco tiempo los dos nos encontramos acostados en mi cama, viéndonos.
—Me gusta más como huele tu shampoo —comento, ella sonríe, jugando con mi cabello.
Se acurruca contra mí, envolviendo mis caderas con sus piernas.
—Buenas noches, príncipe azul.
—¿Príncipe azul?
—Sí, eres mi rubio azul. Dijiste que soy tu princesa.
Sonrío, besando su cabello húmedo.
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