🎄Epílogo🎄
🎁6 de Enero
—Un poco para acá y otro poco para allá —le dijo Desmond a Brisa dirigiéndola hacia el lugar donde quería que estuviera desde los brazos, ya que tenía los ojos vendados con un pañuelo.
—Siento mucha curiosidad cómo quedó, me dijiste que iba a decorarla yo.
—Era una sorpresa, te dije que ibas a decorarla también, pero me pareció mejor sorprenderte, de todas maneras, lo que fuiste diciéndome que te gustaba, está aquí también.
—¿No me digas que cada vez que abría la boca para decir qué lindo o me encanta, vos lo fuiste comprando? —le preguntó y Desmond se rio—, sos terrible, las cosas que digo que me gustan no siempre tienen que ser compradas.
—No te preocupes por eso, tu padre quiso contribuir y mis padres también. Lo han hecho con gusto porque querían, mis padres contribuyeron cuando se casó mi hermana, así que, no debes preocuparte, Brisa.
El capataz le sacó el pañuelo y ella empezó a pestañear para enfocar mejor la vista. Quedó callada, observando todo y él iba detrás de la joven para saber lo que pensaba de lo que estaba viendo.
—¿No me dirás nada? ¿Qué te parece?
—Sinceramente, no me gusta nada —expresó y el americano se quedó de piedra ante la respuesta.
—¿Nada? ¿Ni siquiera los pisos o los adornos? —Levantó las cejas cuestionándole las cosas.
—No, nada, ¿y sabes por qué? —El hombre negó con la cabeza, incluso se estaba decepcionando—, porque me encanta, todo me encanta —dio saltitos de alegría con una enorme sonrisa.
—¿En serio? ¿Te encanta todo? —Volvió a sorprenderse y tuvo que preguntar por las dudas.
—Sí, todo me encanta, es mejor de lo que tenía en mi mente, estoy súper feliz con la casita —le confesó con honestidad y lo abrazó por la cintura.
—Me alegro mucho de verdad, por un momento pensé que nada de lo que estabas viendo te había gustado —admitió acariciando su pelo.
—No, tranquilo. No me puedo quejar, la casa por dentro es hermosa.
—Te mostraré lo demás —respondió tomándola de la mano y caminando hacia las demás habitaciones.
—Sí, por favor, estoy demasiado contenta —declaró con felicidad—. Esto es un hermoso regalo de Reyes.
—Estoy muy feliz de verte contenta, Bree. Me alegra saber que te haya encantado la decoración del interior.
—La amé, en serio —lo miró a los ojos para asegurarle de que era verdad lo que le decía—, rústica y moderna con toques de lujo, y colores cálidos, es la casa soñada —le regaló una gran sonrisa estando encantada con lo que Desmond le estaba mostrando.
—Decidí construir dos ambientes más, el lavadero y un sector para un jacuzzi.
—¿Jacuzzi? —Se sorprendió cuando se lo dijo.
—Sí, para relajarse es muy bueno.
—Nunca probé un jacuzzi.
—¿Nunca? —Fue el turno de él sorprenderse ante la respuesta de ella.
—No, nunca, me gustan más las bañeras, ¿y vos cómo sabes que está bueno?
—Mi ex lo tenía en su casa.
—Entiendo, es normal que lo hayas probado.
—Lo único bueno fue el jacuzzi, el resto, nada.
—En algún momento te gustó, Desmond, si no, no hubiera sido tu novia.
—Es cierto, pero ahora legalmente serás mi esposa en dos días y luego de eso, dos días después vendrá la boda por iglesia —le respondió con alegría besándole la mejilla.
—Y estoy demasiado feliz.
Cuando terminaron de recorrer la nueva casa por dentro y por fuera, regresaron a la casa de Beverly y el día fue muy monótono, el siguiente fue emocionante para Brisa, ya que, si bien ella invitó a Marcos y a su familia a la boda el primero de enero, este le dijo que no sabía si irían porque estaban en Europa para pasar Fin de Año allí.
La cara de la argentina fue una total sorpresa cuando los vio bajarse de la camioneta en la casa de la hermana de Desmond. Bajó los pocos escalones y corrió hacia Marcos en donde lo abrazó por el cuello y se trepó a él con sus piernas en la cintura masculina. Cuando se bajó, se abrazó a sus hermanas quienes gritaron de alegría al verse de nuevo.
—Pero qué grande estás Ludmila —dijo con sinceridad Brisa acariciándole las mejillas a la adolescente—. Tengo una sobrina que tiene dos años más que vos, seguro que se llevarán muy bien y aunque capaz que no le entiendas mucho, con señales se entenderán bien.
—Está bien, te extrañé mucho, Bri —le contestó la adolescente.
—Yo también, hermosa —le sonrió.
Luego se abrazó con Érica y con la madre de ellos, Uma.
Pronto entraron a la casa y los presentaron, y mientras los demás hablaban y se conocían mejor, la pareja que se estaba por casar charló a solas.
—Podríamos decirles que vayan a la casa nueva, ¿no? —sugirió la joven mujer—. Digo, hay más piezas.
—Me parece bien.
—Salvo que nos adaptemos, las chicas en mi cuarto y vos dormís con Marcos.
—Ni lo sueñes.
Brisa se rio casi a carcajadas y lo abrazó por la cintura.
—Bueno, le decimos que pueden ir allá.
Después de varias horas en donde merendaron y luego se fueron a la casa del futuro matrimonio, Brisa les eligió las habitaciones y les mostraba la finca por dentro también.
—Es preciosa —admitió Marcos mirando a su alrededor—, pensar que te reías cuando me decías que nunca ibas a pisar un pueblo y menos poner el ojo en alguien del lugar —le recalcó estando los dos con los brazos entrelazados mientras caminaban hacia los cuartos—, y mirate ahora, pasado mañana te casas con un ranchero —estalló de la risa ante el recuerdo de su amiga y sus palabras.
—Capataz —emitió por atrás corrigiéndolo.
—Vaquero, ranchero, capataz, lo que sea —le respondió Marcos al americano mirándolo—, le volaste la cabeza a mi amiga, persona que siempre me dijo que no iba a cambiar su estilo de vida, la felicito y te felicito por hacerle ver las cosas de otra manera.
—Te quiero un montón, amigo —le expresó dándole un beso en la mejilla.
Las chicas se instalaron en un dormitorio de una cama matrimonial donde dormirían las tres a pesar de la insistencia de Brisa en que ocuparan dos cuartos y Marcos se agarró otro. Un rato más tarde, cenaron unas pizzas y tiempo posterior la pareja regresó a la casa de Beverly.
🎄🎁🎄
La pareja se casó por civil con una reunión muy íntima, llevando él un pantalón oscuro con una camisa blanca y un saco color tostado y ella un pantalón color crema, con una blusa delicada y una especie de poncho para el frío con un par de zapatos tostados, y un ramillete de rosas de Navidad.
La reunión fue en la casita de té de Beverly y quien quería iba a pasar un rato con ellos para festejar.
El diez de enero se casaron por la iglesia del pueblo en donde todos los que vivían ahí quisieron ver y asistir a la boda, la cual llamaban la boda de la época navideña a pesar de que hacía pocos días se había festejado. Beverly y Érica fueron las damas de honor mientras que las sobrinas y Ludmila fueron las flower girls (niñas de las flores), los ring bearers (pajes nupciales) fueron los cuatro varones, Chelsea, Carla y Uma fueron las madrinas, a pedido de Brisa quiso que las tres mujeres lo fueran, Tarren y Marcos fueron los best men (padrinos de boda/testigos del novio) y, Santiago y Mark fueron los padrinos. A pesar de que todo estaba maravilloso y Brisa tenía a las personas que realmente la querían a su lado, días antes había decidido llamar a sus dos tías para avisarles que se casaba, pero lamentablemente nunca tuvo respuestas de ambas.
La fiesta se realizó en uno de los salones del Village Spruce Peak, pagado por el padre de Brisa y los padres de Desmond que quisieron darles aquel regalo, habían invitado a todos los pueblerinos, incluyendo a Victoria, quien no fue, todos los demás asistieron y se divirtieron. Desmond se había puesto un esmoquin, algo raro de ver en él y Brisa se sorprendió un montón al verlo tan elegante, ella tenía un vestido precioso en color blanco y principesco.
La fiesta nupcial duró toda la noche hasta la mañana donde despuntó el sol, Snowflake estaba dormido desde hacía unas horas atrás en un rincón sin darle importancia a los ruidos, música y demás.
Desmond fue el encargado de pagar la luna de miel, lugar que sería una sorpresa para Brisa ya que implicaría la playa y un lindo hotel.
🎄🎁🎄
Once meses después...
Brisa se encontraba recostada sobre la cama comiendo su antojo favorito, pan dulce, que se lo preparaba su cuñada y Desmond le preparaba el chocolate caliente todas las noches antes de dormir.
Hacía ocho meses que estaba embarazada de trillizos y a pesar de lo asustada que estaba porque le faltaba solo un mes para dar a luz, se sentía feliz también, Desmond la ayudaba mucho y cada vez que podía se quedaba con ella varios días en la casa sin ir a trabajar y solo trabajando desde la casa con Santiago en la empresa agrícola para que las cosas cotidianas no le fueran tan pesadas a Brisa.
Aquella noche, el capataz se había terminado de duchar luego de ayudarla a ella a bañarse y a meterse en la cama, salió del baño con ropa interior y corrió las cortinas del cuarto antes de meterse en la cama también.
El americano acarició la panza de ella y le dio tres besos. Ambos sabían el sexo de cada uno, dos varones y una nena. La pareja desde hacía tiempo tenía pensado los nombres, Armonía para la niña y, Dereck y Jereth para los varones, quienes nacerían el veinticinco de diciembre por cesárea.
Desmond la miró con fijeza a los ojos pensando en todo lo que había pasado desde que la había conocido.
—Estos meses que pasaron fueron muy intensos.
—Y los que vendrán serán más todavía —rio ella.
El capataz le acarició el pelo y luego la mejilla, la amaba con todo su ser.
—Lo único que me pone algo triste es saber que mis tías nunca respondieron mi llamada.
—No deberías pensar en ellas, tú hiciste tu parte, la decisión de ellas fue bastante clara ya. Tendrías que estar tranquila porque tú intentaste dejar las cosas atrás y comportarte como una adulta.
—Lo sé, pero es horrible.
—Sunshine... no las necesitas en tu vida, si realmente querían cambiar, lo hubieran hecho por su hermana, pero ni eso hicieron y lamentablemente es una señal de que te das cuenta en verdad cómo es la gente.
—Tenés razón, no tendría que preocuparte o sentirme triste, pero son familia.
—Ahora tu familia es otra y sabes tan bien como yo que ellas no quieren pertenecer más a la familia que tenían tu padre y tú, y mucho menos a esta familia.
—Ya sé.
—No tienes que preocuparte más y no tienes que ponerte así porque afecta el embarazo. Tienes una gran familia que verdaderamente te quiere mucho, sin contar con tu padre y Carla, y con Marcos y su familia. Todos ellos valen la pena y no tus tías.
Brisa lo miró a los ojos entre felicidad y angustia y no pudo evitar sollozar, lo abrazó por el cuello y le dio un beso en el hombro desnudo.
—Sos muy sensato y comprensivo, un total amor, mi lindo Grumpy y te amo por eso y por muchas cualidades y virtudes que tenés también —le respondió Brisa apenas lo volvió a mirar a la cara—, soy la mujer más feliz del planeta, jamás pensé instalarme acá, sin embargo, apenas te conocí algo me decía que ibas a cambiarme la vida a pesar de lo gruñón que eras y que a veces seguís siendo.
—Te amo yo también, Sunshine, creo que le tengo que dar las gracias a Snowflake —declaró y el perro que estaba echado en la cama, giró la cabeza en su dirección y levantó las orejas sabiendo que estaban hablando de él—, en insistirme para que regrese a donde te encontrabas y ofrecerte hospedaje en la casa de mi hermana.
—A pesar de que pudo haber sido un error, vos no sabías quién era yo.
—La mayoría son así, si alguien nuevo llega al pueblo, por alguna razón se sabe que viene para no causar problemas, a mí me los causaste hasta el punto de que me gustabas y no lo podía evitar.
—Y mirate ahora, a punto de ser papá dentro de un mes —le sonrió acariciando su áspera barbilla y dándole un beso en los labios.
—Al ofrecerte venir conmigo y convivir bajo el mismo techo que mi familia y yo, fue la cosa más loca y arriesgada que hice en mi vida, pero también fue la correcta y no me arrepiento. Te amo tanto que sigo afirmando que, si tuviera mil vidas, mil y una las viviría contigo a tu lado.
Brisa volvió a derretirse cuando le confesó aquellas palabras, lo amaba aún más y Desmond le dio un beso profundo mientras la abrazaba por la espalda y entre beso y beso le repetía que la amaba.
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