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Aparecio el bebé

El balón de fútbol siendo golpeado, sus pies corriendo sobre el césped artificilaa de  la cancha y la mecánica voz qué anuncia cada tiro que hace al marcar el gol.

se detiene un momento para tomar aire, lleva su mano hacia su rostro y lo despeja de su húmedo cabello.

Llevaba ya hora y media entrenando solo sus tiros, su concentración en que cada tiro sea perfecto, justo en el ángulo o efecto deseado.

Se detuvo solo un momento para tomar aire, su cuerpo ahora sintiendo los efectos del sobre entrenamiento.

Estaba cansado.

Frunciendo el ceño y molesto por su propia debilidad, el número 1 de blue lock decidió que debía descansar, el descanso después de todo también era parte del entrenamiento.

Rin iba hacia el balón a recogerlo, caminado lentamente, pensaba distraídamente en que quizás debería ir a tomar una ducha y luego a dormir, era muy tarde.

Pero cuando se inclinó a recoger sus cosas, de repente un enorme mareo hizo que perdiera su equilibrio. Sobre sus manos y rodillas Rin cerró los ojos cuando una gran ola de mareo y cansancio lo abrumo.

"Uhg...¿Qué...?"

Cerró los ojos, el mareo haciéndolo ver doble y desenfocado. Pero aun con los ojos cerrados una gran incomodidad lleno su cuerpo, de forma instintiva, Rin comenzó a abrazar su estómago, tratando de acurrucarse, esperando que esto ayudara con su malestar.

No funcionó.

Con sus ojos  fuertemente cerrados, Rin no tuvo más remedio que recostarse en el pasto, acurrucandose en si mismo con pequeños gemidos de incomodidad.

No se dio cuenta de los cambios en su cuerpo.

Una extraña aura verde lo envolvió y como en una fantasía, Itoshi Rin comenzó a encongerse. Sus largos y tonificadas brazos y piernas comenzaban a perder el musculo, cada vez más pequeños  y suaves, su rostro ahora redondo y lleno de grasa de bebé aun mantenía su expresión de incomodidad.

Cuando él aura verde se apago, donde antes estaba un Itoshi Rin de 16 años, ahora había un niño pequeño, acurrucado como una bolita y con el rostro lleno de malestar.

Inconsciente.

En la solitaria cancha de entrenamiento el único testigo de tal mágica experiencia fue la fría lente de la cámara de vigilancia, una de las muchas cámaras encargadas de monitorear a sus jóvenes diamantes en bruto.

Y tras esa cámara, dos adultos miraron en silencio tal escena.

La mujer con ojos grandes y sorprendidos se llevó las manos a su boca, incrédula de lo que fue testigo.

El hombre, con pronunciadas ojeras había dejado de comer su amado ramen después de ver algo que debería ser imposible de ver.

Después de un segundo de silencio, el líder y semi entrenador de blue lock fue el primero en hablar, su voz sin revelar nada de lo que este pensando.

"Que molestia..." miró a la aun sorprendía mujer a sí lado "No te quedes ahí como una tonta, tienes una llamada que hacer..." Y continuidad comiendo su ramen, pero sus ojos no se apartaron de la pequeña figura en el monitor.

000

La llamada llego cuando todos acaban de desayunar, todos los jóvenes deportistas estaban relajados ocupados en sus asuntos y esperando el momento de reiniciar sus entrenamientos.

Y luego una voz femenina comenzó a llamar nombre de miembros de diferentes equipos.

«Isagi Yoichi, Bachira Meguru, Mikage Reo, Nagi Seichiro, Shouei Barou, Hyoma Chigiri y Hoyori You preséntese a oficina por favor... repito; Isagi Yoichi....»

Los nombrados levantaron la cabeza, sorprendidos por escuchar sus nombres siendo llamados.

El heredero del grupo Mikae miró a su tesoro, vacilando un poco antes de preguntar "Sei...¿Qué hiciste?"

El gran conejo blanco, levantó su mirada perezosa del juego en el que estaba d hizo un puchero de agravio "No he hecho nada Rei... eso creo" se encogió de hombros, nada preocupado por ser llamado a quien sabe que cosa.

Reo solo suspiro, suponía que sabrían la razón de tal llamada lo suficientemente pronto.

Así, siete adolescentes jugares de fútbol se encontraron afuera de la oficina de Ego Shinpachi.

Isagi sonrió cuando vio a los demás, la liga neo-egoista recién iniciaba y aun estaban en la etapa de conocer a los nuevos compañeros de equipo, así como entrenamientos, Isagi echaba de menos a todos, sobre todo a Bachira su primer amigo en este lugar.

"Isagi!" Con expresión feliz, Bachira fue directo hacia su mejor amigo, abrazándolo con afecto.

El nombrado se dejó abrazar sonriendo ante las payasadas del otro, miró a los demás y los saludo.

Los siete no se detuvieron mucho tiempo, rápidamente fueron hacia al oficina de Ego. La puerta se abrió y ahí estaba Ego, un tazón de ramen sobre el escritorio y tras de él una gran pantalla donde se podía ver diferentes momentos gravados de sus entrenamientos.

"Bueno mis diamantes en bruto, seré directo de porque los llame, ha ocurrido algo...inesperado y he decidido que ustedes me ayudarán con este problema" dejando los palillos en el tazón, Ego hablo rápidamente, sus ojos negros fijos en los jóvenes.

Y como una imagen vale mil palabras, el adulto decidió mostrar su problema en lugar de una larga e infructuasa explicación, así las pantallas a su espalda comenzaron a mostrar el mismo video agrandado.

Y luego los jóvenes vieron el exclusivo video de un Itoshi Rin entrenando solo, practicando un hermoso tiro que sería extremadamente difícil para cualquiera  de ellos imitarlo y el menor lo hacía con suma facilidad.

Luego el video cambió.

Vieron a Rin patear el balón.

Lo vieron tomar un descanso.

Lo vieron ir a recoger el balón.

Luego lo vieron caer al suelo, el rostro lleno de incomodidad, y entonces antes de comenzarán a preocuparse con incredulidad vieron el jugador número 1 comenzar a encogerse.

Poco a poco hasta que en el suelo estaba un Itoshi Rin con la apariencia y tamaño de un niño de tres años.

"...¿Qué?" Isagi se adelanto, inseguro de haber visto bien "eso... ¿Eso fue real?"

Chigiri frunció el ceño "No puede ser real..." pero también sabía que Ego no haría una broma  como esa.

"¿Cómo...como pudo pasarle algo así a Rin?"  Hoiri no apartaba su mirada de las pantallas, la imagen de un pequeño Rin durmiendo congelada.

Barou con su ceño fruncido y los brazos cruzados miró a Ego "¿Qué es lo que esperas de nosotros al mostrarnos esto?"

Pero creía saber lo que el otro planeaba.

Y efectivamente Ego hablo "He decidido que alguien debe cuidar de Itoshi Rin en su estado actual, así que arbitrariamente los he elegido para que lo cuiden..." La puerta detrás de los chicos se abrió llamando la atención de todos "Y aquí esta, pueden llevárselo y cuidarlo hasta que su responsable venga por él, se han hecho los arreglos mientras tanto..." Para Ego el asunto ya debería estar solucionado.

Los jóvenes vieron hacia la puerta y ahí estaba la amable mujer pelirroja Anri, quien les sonrió, y llevaba de la mano a...

Grandes ojos de un verde turquesa, en un rostro redondo y lindo que era enmarcado con suave cabello oscuro.

Pequeño...

Adorable...

Itoshi Rin los miró, curioso y un poco asustado, sus pequeñas manos abrazando a un gran peluche de un búho color verde.

"Hola..."  La suave voz del niño los congelo a todos.

A todos menos a Bachira.

"¡¡OHMG!! RIN-CHAN!!! ERES TAN LINDO!!!" Quién se había mantenido en silencio desde que vieron el video al fin exploto, lo había estado aguantando tanto, y cuando vio por fin a la criatura más adorable del mundo no pudo contenerse más.

Con una velocidad que podría compararse a la de Chigiri, el joven regateador estuvo sobre el pequeño Rin, tomándolo en sus brazos y restregando su rostro en esa suave mejilla gordita.

La sensación era la mejor del mundo!!

Itoshi Rin se congelo, luego; al sentir el abuso del chico mayor reacciono, rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos fueron hacia la cara del otro tratando de
alejarlo  pero sin la fuerza para lograrlo; sus pequeñas manos  a penas haciendo una huella en la mejilla del mayor. 

"No...no" su voz llorosa no hizo nada para disuadir a Bachira de detenerse  y en su lugar siguió bailando con el dulce bebé en sus brazos "Nichan...Niichan..." Rin comenzó a sollozar, llamando a la única persona que le importaba en ese momento.

Todo había sido demasiado para su pequeño ser.

Desde que se despertó en un lugar desconocido, sin Niichan en ningún lado y con toda esa gente extraña, Itoshi Rin sentía que había aguantado muchos agravios con valentía.

Solo la amabilidad de la Neesan lo había mantenido un poco tranquilo, eso y que ella le había jurado solemnemente que su Nicchan estaría aquí pronto. Se había aferrado al peluche que le dio Anri su peluche favorito del mundo, aquel que le había dado su Nicchan, cuando cumplio 3 años y celebraron que ya era un niño grande. 

Pero ahora con tal abuso, ya no pudo soportarlo más y lloro al contenido de su corazón, llamando desesperadamente a su hermano mayor.

Demasiado tarde Bachira se dio cuenta de su error, congelado y en pánico miro hacia sus compañeros de cancha en busca de ayuda.

Dichos compañeros que tampoco sabían que hacer para detener el llanto del menor.

Con la mayor experiencia de todos estos inútiles, siendo él mismo un hermano mayor Barou fue hacia Bachira y tomó al niño lloroso de los brazos del asustado regateador.

Sus brazos tomaron con delicadeza el pequeño cuerpo, llevo la cabeza de Rin a su cuello para que sintiera su calor, una de sus manos acariciando suavemente el cabello y la espalda.

"Tan pequeño" su garganta empezó a hacer un sonido tranquilizador, con una paciencia que no se esperaría de alguien como Barou.

Las pequeñas manos de Rin se agarraron a la camisa del alto chico, poco a poco sus sollozos calmandose y terminando en un pequeño hipo. Una de sus manos fue a su boca, comenzando a chuparse el pulgar.

"¿Niichan?"

"Él no está aquí por el momento, pero vendrá lo prometo" incluso si tengo que traerlo a rastras desde España aquí...

Eso último por supuesto no lo dijo en voz alta.

Asombrados por como del que menos esperaban fuera bueno con los niños había calmado a un lloroso Rin, los demás simplemente guardaron silencio.

Ego no fue tan amable.

"Ya pueden retirarse, Anri les mostrará sus nuevas habitación, ya he hablado con sus equipos, por supuesto sus entrenamientos no se interrumpirán, esperemos que esto se solucione antes de que inicien los juegos, pero si no, ya veremos que hacer...ahora váyanse, adiós..."

Y así, los expulsó sin piedad de su oficina.

Aun en shock y sin palabras los jugares no tuvieron más remedio que seguir a Anri, Barou al frente con un Rin acurrucado en sus brazos ya más tranquilo.

La pequeña mano aun  sujetando el peluche de búho.

Una vez solo, Ego miró hacia la pantalla de su computadora, sus ojos fríos y oscuros chocando con otros ojos fríos de un tono verde azul familiares.

"¿Lo crees ahora? No soy alguien que pierde el tiempo en tonterías"

La persona al otro lado de la pantalla guardo silencio, fuera de la cámara, su mano se apretaba fuertemente; solo él sabia lo mucho que lo había afectado el llanto desconsolado de Rin y como tuvo que aferrarse a su silla cuando su bebé lo estaba llamando tan lastimosamente. 

Después de unos segundos Itoshi Sae hablo, su voz severa y fría "Estaré ahí lo más pronto posible, será mejor que cuiden bien a Rin...de lo contrario..."

No era una amenaza, Itoshi Sae no se rebajaba en inútiles amenazas sin sentido.

Ego asintió, estuvo de acuerdo y luego colgó. Se tomó solo un segundo para preocuparse por sus diamantes  en bruto.

Luego se encogió sus hombros y continuó comiendo su ramen.

Los mocosos estarían bien...

Seguramente.

000  

Era una locura de parte de Ego dejar que todos estos adolescentes con solo futbol en su cabeza cuidaran de un pequeño Itoshi Rin y lo hicieran bien, al menos ese era el pensamiento de alguno de dichos adolescentes cabeza hueca. 

Pero no tenían otra opción, el jefe había hablado y ellos debían obedecer. 

Isagi miro a Baraou, aun con Rin en sus brazos, quien tenia los ojos cerrados, quizás cansado por su llano, su pulgar a un en su boca, se veía tan tierno, era difícil asimilar que ese bebé tan lindo, era el mismo chico orgulloso y frio que le había declarado la guerra no hace mucho. 

Pero Rin siempre fue guapo, hermoso de hecho, no es extraño entonces que de niño haya sido tan adorable. Se acerco a Bachira, tratando de animarlo, parecía que haber hecho llorar a Rin lo molesto un poco. 

"No sabía que Barou fuera tan bueno con los niños..." susurro, en un tono conspirador, Bachira lo miro, sonrió un poco, agradecido y alegre al fin. 

"No hay un dicho? Siempre son los serio..." se rio de su propia broma, su humor mejor gracias a Isagi. 

"Ese no es el dicho" comento Chigiri, quien se acerco a los dos, jugando con un mecho de su cabello "pero realmente toda esta situación parece sacada de un anime de comedia" ni siquiera sabía porque fue elegido para cuidar de Rin. 

"Hey Reo ¿Crees que a Rin le guste jugar conmigo?" el gran malvavisco hablo con su mejor amigo, su rostro lleno de aburrimiento a pesar de la situación. 

 "Tal vez, pero que no sean los sangrientos de guerra Nagi, Rin es muy pequeño para eso..." En realidad Mikage Reo; saliendo de la sorpresa e incredulidad, estaba muy emocionado. Él siempre había querido un hermano menor y ahora le entregaban uno todo adorable en bandeja de plata! 

Que sea Itoshi Rin no le molestaba, de hecho era todo lo contrario, le encantaba la idea, Reo era un cazador de talento, un amante de los genios  e Itoshi Rin era justo el tipo de persona que le gustaba. 

Por supuesto su favorito siempre sería Nagi. 

Rápidamente entraron a su nuevo lugar de residencia, Anri se despidió de los chicos, dándole una ultima mirada al pequeño Rin (tan adorable) y se marcho, dejando que los chicos vieran su nuevo lugar. 

Era un maldito apartamento!! 

En serio ¿Qué tan grande era blue lock? ¿¡Y porque no habían recibido este tipo de trato antes!? maldito cuatro ojos, haciéndolos sufrir todo el tiempo en este lugar. Pero dejando de lado lo injusto de la vida, los chicos se dividieron a explorar el nuevo lugar. 

Había cuatro habitaciones dobles, ellos eran siete, ocho contando a Rin, así que seguramente debían dormir de dos en dos. Sin embargo se dieron cuenta que solo una tenía cosas para bebé, era obvio que esa era la habitacion de Rin y que uno tendria que dormir con él. 

Todos miraron a Barou con Rin aun en sus brazos, pero antes de que alguno de ellos pudiera hablar, la voz de Ego se escucho por los altavoces escondidos en el lugar. 

"Todos se turnaran para dormir con Rin, elijan el orden entre ustedes" 

Bueno, parecía que todos tendrían su oportunidad.

Rin durmió, cómodo y sintiéndose a gusto en los  fuertes brazos, soñando con su hermano quien había crecido así de grande para sostenerlo como lo estaba en ese momento. Se acurruco más, con la voz de su hermano arrullando su sueño. 

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 Cuando Rin abrió sus ojos de nuevo, para su decepción su hermano aun no estaba en ningún lugar, en cambio frente a él estaba un desconocido de ojos rojos y mirada sería, Rin lo miro fijamente, no asustado por la expresión seria, acostumbrado a la de su querido Niichan, además aun recordaba que esta persona lo había calmado cuando sus sentimientos se desbordaron. 

Esta persona era protección. 

Esta persona era "a salvo" 

Así que no se asusto y solo miro al mayor con sus grandes ojos verdosos, un poco tímido de repente, así que oculto la mitad de su rostro en su peluche de búho favorito. 

"Niichan?" tanteo, esperanzado y tímido. 

Barou miro al pequeño, sus labios crispados en una ronrisa que no oculto, no había nadie que lo viera sonriendo, así que no se preocupó; Rin era realmente adorable, ese tipo Sae, era realmente un bastardo afortunado al haber crecido con esta versión de Rin. 

"Aun  no esta aquí..." tomo al menor en sus brazos, hablando de nuevo, antes de que las lagrimas vuelvan a salir "¿Que tal si salimos a pasear un rato? conoce este nuevo lugar mientras esperamos a tu hermano..." eso pareció funcionar ya que el llanto se evito por el momento, extendiendo su mano para que Barou fuera por su peluche, no iría afuera sin su peluche. 

Barou cumplió su pedido, puso el búho en los brasos de Rin y salió de la habitación, el apartamento estaba solo, Barou se había ofrecido quedarse para esperar a que Rin despierte, los demás habían ido a sus entrenamientos, después de todo los habían llamado al terminar sus desayunos, así que el día aun continuaba y era temprano. 

Puso a Rin en unos de los asientos del comedor, le prometió que no se tardaría y fue a tomar la comida, segun Ego, desde que Rin despertó en su nuevo estado, no había comido nada, el tiempo había sido demasiado corto como para hacer algo más que comprarle ropa y suministros del día a día a Rin. Les dieron a todos una targeta exclusiva para la comida de Rin, así que no se sorprendio cuando vio un postre de fresa en la vandeja que había pedido para el menor. 

Aunque no sabía que a Rin le gustaran las cosas dulces. 

Los grandes ojos de Rin estaban fijos en la bandeja que Barou había puesto frente a él, pero no miraba la comida nutritiva, en su lugar sus ojos no se despejaban del lindo postre de fresa que se le ofrecía. Su boquita se abrió dejando un pequeño rastro de baba. 

"Primero la comida, después el postre ¿De acuerdo?" tomando un pañuelo, Barou limpio la baba en el mentón del niño, levantando una ceja interrogativa cuando este lo miro con sus grandes ojos sorprendido "¿Que pasa?"

No iría a hacerle un berrinche por el postre ¿Verdad?

Pero Rin no hizo berrinche, en su lugar llegó sus manos a sus mejillas un poco sonrojadas "Niichan también limpia así..." hablo, sus ojos brillando de emoción, quizás no era tan malo estar en este lugar desconocido.

Asintiendo Barou tomó  el pequeño tenedor y por puso en las manos del niño "¿Puedes comer solo?" Los grandes ojos lo miraron  luego el dueño de esos ojos asintió, inflando su pequeño pecho con orgullo.

"Soy un niño grande" su Nicchan lo había dicho.

Luego, grande y pequeño comieron en silencio, la atmósfera tranquila y calidad.

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Las cosas tomaron su curso, Barou fue el primero en adaptarse a la pequeña presencia de Rin y los demás no tardaron mucho. Sobre todo porque Rin no era un niño alborotador ni caprichoso.

De hecho era tranquilo y obediente, aunque un poco peculiar, pero al menos hacia escándalo ni causaba problemas.

Así que fue inevitable y fácil encariñarse con este Rin.

Y solo les tomo unos pocos días.

Rin caminaba con su mano agarrando los pantalones deportivos del chico de ojos amables que de presentó como Isagi Yoichi, este día le tocaba cuidarlo según informó, miraba como curiosidad el lugar, aunque Baro le mostró muchos lugares el día anterior, a donde Sagi lo llevaba era nuevo.

"¿No estas cansado Rin? ¿Quieres que te lleve?" Isagi le sonrió al niño, sus manos picaban por que realmente quería cargarlo, pero no quería hacer sentir incomodo a Rin, así que pregunto.

El ser observado con esos grandes ojos era tan devastador "Rin eres tan lindo!" Aun era un poco incrédulo al saber que podía tener este tipo de interacción con Itoshi Rin. Nunca habría pensando que podría tener la oportunidad siquiera de cargar a Itoshi Rin.

Pero el mundo estaba loco e Isagi agradecía por ello.

Rin pensó un momento la pregunta del mayor, luego levantó sus manos hacia el otro para aceptar la propuesta. De todos modos era más fácil que lo cargaran a caminar a su lento ritmo.

Por dentro Isagi chillo de euforia, no perdió tiempo y tomó al niño en sus brazos, la vida era buena decidió Isagi, la vida era maravillosa.

Así, rápidamente llegaron a la zona de entrenamiento de su equipo, como Hoiri también estaba en el mismo equipo tendria otro par de ojos sobre Rin por lo que la carga de cuidarlo no estaría solo en él.

Al llegar, noto que casi todos estaban ahí, excepto Ness y Kaiser, a quien Isagi no quería ver, no le agradaba el alemán, era tan arrogante y molesto.

Isagi lo odiaba.

"¿Qué hacen?" Preguntó Rin, curioso ante todos esos chicos grandes realizando diversas actividades.

"Bueno es nuestra practica de fútbol,  debemos entrenar..." Ahora lo que pensaba ¿Conocía Rin dl fútbol a esta edad?

"Oh!" Esos ojos verdes se iluminaron "Niichan también juega, es el mejor!"

Así que Itoshi Sae comenzó a jugar desde muy joven, cuantos años eran? Cinco? Seis? Pero era bueno que Rin supiera lo que era el fútbol.

Puso a Rin en un rincón donde no molestaría a nadie pero donde podía verlo fácilmente, le dio sus juguetes para que se entregando y luego de darle instrucciones claras de no ir lejos, Isagi fue al campo e iniciar su entrenamiento.

A Rin no le intereso mucho los chicos en la cancha tras el balón, así que se entretuvo con sus juguetes, su mente enfocado en la gran lucha para salvar el universo.

Kaiser caminaba por los pasillos de Blue Lock, aburrido era de otro día de entrenamiento y llegaba tarde pero le importaba.

Sus pensamientos estaban ocupados en cómo se divertiría aplastando a la los payasos de este lugar, pequeños perdedores que pensaban serian delanteros,  pero un sonido suave lo sacó de sus reflexiones. Era un murmullo, casi imperceptible, seguido de un pequeño golpe. Intrigado, se acercó a la fuente del ruido y encontró a un niño sentado en el suelo, jugando con unos jugetes y con peluche de búho a un lado. El niño estaba completamente concentrado en su juego, murmurando palabras incomprensibles mientras movía sus juguetes  de un lado a otro.

Kaiser se detuvo en seco, observando la escena con una mezcla de sorpresa y curiosidad. "¿Qué es esto? ¿Un nuevo jugador?" dijo con una sonrisa burlona, pero su tono se suavizó cuando Rin levantó la vista y lo miró con esos grandes ojos verdes. El pequeño Rin lo observó con curiosidad, sin miedo, pero con cierta timidez. Kaiser no pudo evitar sentir una extraña ternura al verlo.

Cuando Kaiser se acercó más e inclinó su cabeza para mirar mejor al pequeño, la rosa azul de su cuello quedó expuesta a los grandes ojos verdes que la miraron maravillado.

"Bonita!" Exclamó, su pequeña mano estirada para tomar la rosa, por supuesto no alcanzo el tatuaje del mayor, solo podía abrir y cerrar sus dedos mientras intentaba alcanzar al más alto.

"¿Qué haces aquí solo, enano?" preguntó Kaiser, agachándose para estar a su altura. Divertido (y secretamente enternecido por la reacción del menor a su tatuaje)

Rin no respondió, pero tomó  su peluche  y lo  extendió  hacia Kaiser, como si quisiera compartir su juguete a cambio de poder tocaf la eosa. Kaiser sonrió, algo que rara vez hacía, y tomó el peluche con cuidado. "¿Es esto un búho? Interesante elección", comentó, devolviéndole el juguete a Rin.

Pero Rin solo puso al búho a un lado, aun intentando tocar la rosa azul.

Sin pensarlo dos veces, Kaiser levantó a Rin en brazos, sorprendido por lo ligero que era. "Tú eres demasiado pequeño para estar aquí, ¿no crees? Aquí, puedes tocarla más fácil de este modo" puso al niño en el lugar ideal para que pudiera tocar su tatuaje.

Las pequeñas manos acariciaban con suavidad, Rin miraba maravillado, baba saliendo de su boquita.

A Kaiser le causó gracia, las acciones del niño, generalmente no seria tan agradable con algún mocoso desconocido, pero ¿Qué podía hacer? Cuando esos grandes ojos verdes lo miraron tan enternecidos, Kaiser solo pudo suavizarse ante el pequeño.

Como un acto de capricho y broma pincho esa linda  mejilla "a partir de ahora serás mi hermano menor". Rin, aun  intrigado por la bonita rosa se aferró al cuello de Kaiser mientras este comenzaba a caminar como si fuera lo más normal del mundo.

"¡Kaiser, devuélvelo!" gritó Isagi, preocupado por la seguridad de Rin. Pero Kaiser solo se rió, ajustando a Rin en sus brazos. "Relájate, solo lo estoy cuidando. Además, él parece estar bastante cómodo, ¿no es así, niño?" Rin, aunque confundido, asintió levemente, lo que hizo que Kaiser sonriera con satisfacción.

Isagi apretó la mandíbula ¿Cómo podía a Rin gustarle Kaiser? Era un pensamiento aterrador y completamente loco, pero lo estaba viendo justo frente a sus ojos. Rin babeaba mientras seguía acariciando el cuello de Kaiser, tratando de seguir el camino de espinas bajo la ropa.

Frunció el ceño "Al menos limpialo" se acercó, un pañuelo ya en su mano para poder limpiar el rostro del niño, Kaiser incluso se inclinó un poco para que Isagi pudiera alcanzar.

De lejos de hecho parecían una pareja cuidando a su bebé, Hoiri con diablito en su hombro, sonrió un poco y tomó una foto en secreto, esto realmente será algo  bueno para enseñársela a los demás más adelante.

Quizás incluso hasta valga algo de dinero.

000

Era tarde en Blue Lock, y la mayoría de los jugadores ya estaban durmiendo. Isagi, sin embargo, todavía estaba despierto, revisando algunos videos de entrenamiento en su tablet. Hoy le tocaba dormir con Rin, pero él aun no podía conciliar el sueño, así que luego de acostar al otro, se mantuvo despierto.

De repente, sintió un pequeño tirón de su piyama, al bajar la visto vio dos grandes ojos verdes mirarlo con agravó,  el pequeño Rin de pie en el umbral, con su peluche de búho apretado contra su pecho y lágrimas en los ojos.

"Isagi..." murmuró Rin, su voz temblorosa. Isagi se agachó inmediatamente, preocupado. "¿Qué pasa, Rin? ¿Estás bien?" Rin no dijo nada, pero sus pequeños sollozos fueron suficientes para que Isagi entendiera. "Ven aquí", dijo Isagi, levantandose e ir hacia su cama, luego tomo las cobijas para hacer espacio para ambos, Rin se acurrucó a su lado, y Isagi lo abrazó suavemente, acariciando su cabello.

"¿Fue un mal sueño?" preguntó Isagi en voz baja. Rin asintió, apretando más su peluche. "Sí... había un monstruo", murmuró, su voz apenas audible. Isagi sonrió con ternura. "No hay monstruos aquí, Rin. Estás a salvo". Poco a poco, los sollozos de Rin cesaron, y su respiración se volvió tranquila y regular.

Isagi lo observó dormir, sintiendo una extraña sensación de protección hacia el pequeño. "Eres más fuerte de lo que crees, Rin", susurró, recordando al jugador implacable que solía ser. Pero por ahora, solo era un niño que necesitaba consuelo. Isagi apagó la luz y se acomodó junto a Rin, dispuesto a protegerlo de cualquier pesadilla que pudiera aparecer.

Fue otra noche tranquila y las pesadillas y monstruos no volvieron a aparecer.

000

Meguru Bachira tenía un plan, un plan infalible y sin errores. Lo había pensado mucho y al final decidió que la mejor manera de hacer que Rin-chan lo quiera de nuevo (no es que alguna vez lo haya querido) era sobornar de la única manera en la que se soborna a un niño.

Con golosinas por supuesto.

Así que aunque sabía que no era su turno de cuidar a Rin (esta noche le tocaba a Hoiri)  fue a buscar al adorable niño, su plan no podía fallar, él y Rin serían amigos!

Era medianoche en Blue Lock, y el edificio estaba en silencio. Bachira, sin embargo, estaba completamente despierto, con una bolsa de caramelos escondida bajo su chaqueta. Sabía que no debía despertar a nadie, pero su plan denia hacer por lo que iria a  compartir su botín con el pequeño Rin.

Sigilosamente, Bachira entró en la habitación de Rin, donde el niño dormía profundamente (din rastro de nadie cerca) "Rin-chan", susurró Bachira, tocando suavemente el hombro de Rin. El pequeño se despertó lentamente, frotándose los ojos. "Chira... ¿qué pasa?" preguntó Rin, todavía medio dormido.

"Shhh, es nuestro secreto", dijo Bachira con una sonrisa pícara (feliz del apodo que el menor le daba, ya que aun le era difícil decir sus nombres completos)  mostrando la bolsa de caramelos. Los ojos de Rin brillaron de inmediato, dandose cuenta de lo que eran y asintió rápidamente. Los dos se sentaron en el suelo, compartiendo los dulces y riendo en voz baja. Rin mordisqueaba un caramelo con cuidado, mientras Bachira le contaba historias exageradas sobre sus aventuras en el campo.

Estaba feliz, Rin ya no lo miraba con agravio ni se alejaba de él, sabía que su plan seria perfecto! Y funcionó maravillosamente.

Pero justo cuando Rin estaba a punto de meterse otro caramelo en la boca, la puerta se abrió de golpe. "¿Qué están haciendo?" preguntó Hoiri  con los brazos cruzados, una sonrisa en su rostro, pero no era de sus acostumbradas sonrisas amables Bachira y Rin se congelaron, con las mejillas llenas de caramelos. "¡Nada!" dijo Bachira, tratando de sonar convincente, pero la expresión culpable de Rin delató a ambos.

Hiori siguió sonriendo, sin decir nada, solo esperando pacientemente a que algudo de los niños frente a él confesara por su cuenta.

Bachira fue derrotado "Solo son caramelos..." extendió la mano, mostrando su botín.

Hoiri  suspiró, acercándose para tomar la bolsa de caramelos. "Esto no es bueno para ti, pequeño", dijo, mirando a Rin con una mezcla de exasperación y ternura. Rin bajó la vista, avergonzado, pero Bachira intervino rápidamente. "¡Fue idea mía! No lo regañes a él". Hoiri los miró a ambos y finalmente sonrió, amable como siempre "Solo esta vez", dijo, dejando caer un caramelo en la mano de Rin antes de salir de la habitación.

Él no iba a intimidar tanto a los niños pequeños.

Esa noche hubo risas y dulces, la mejor noche de todas hasta ahora.

000

Chibi Rin asustado: Quiero a Nii-chan!

Los jugadores: Es tan adorable!

Barou: Aparecen inútiles, dejen que un hermano mayor calificado se haga cargo.

Kaiser Sin querer soltar a Rin : Ness tengo un nuevo hermano menor! Lo llevare conmigo a Alemania!

Los jugadores: Ni lo sueñes! Regresa aquí con Rin!

Un corto, esperen una secuela de este fic pronto!

Y más Sae protector! A Sae no le parece gracioso que Kaiser quiera robarse a su hermano xD

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