Capítulo 8
Frente a la puerta de la comisaría Emily respiraba feliz por primera vez en mucho tiempo, ya estaba dejando de lado aquellos malos tiempos. Por fin volvería a ser feliz. Feliz de verdad. El señor Ruiz estaría muy orgullosa de ella si la viera ahora mismo. Y también sus padres.
— ¿Estás lista? — le dijo Julie mientras le daba la mano. Marc le puso una mano en el hombro a la chica de los rizos negros.
— Sí...
Los cuatro entraron por la puerta mientras alguien agarró a Julie de la muñeca y le tapaba la boca para que no pudiera hacer ruido mientras la arrastraba a una oscura esquina. Nadie se dió cuenta ya que cada uno tenía la mente en otros lugares; Kang se sentía nervioso y no se atrevía mucho a hablar ya que apenas conocía a las personas con las que se encontraban; Marc apoyaba a su amiga por el gran paso que estaba a punto de realizar; y Emily sentía una mezcla extraña entre felicidad y miedo, por lo que no estaba pendiente de lo que sucedía a su alrededor.
— Buenos días, ¿qué les sucede? - les dijo uno de los policías de guardia, mientras terminaba algo en el portátil que tenía delante.
— Queríamos denunciar a una persona por agredir a esta chica — dijo Kang mientras apoyaba sus manos en los hombros de Emily y esta le miraba agradecida.
— ¿Hay testigos? - el agente cogió una hoja de papel mientras miraba expectante a los chicos.
— Así es, señor — dijo la chica mientras se giraba hacía sus amigos —. Kang, Marc y Julie han visto y han vivido situaciones donde esta persona les han agredido o han visto como me han agredido.
— Entiendo, ¿pueden llamar a la tal Julie por favor?
Todos se miraron asombrados mientras descubrían que en efecto, Julie no se encontraba con ellos. Marc miró a todos lados de la comisaría asombrado mientras Emily no paraba de intentar llamar a su amiga.
— ¿Ocurre algo? - eran tantas las bromas que solían realizarse a aquellas horas de la noche que el hombre empezó a dudar de la credibilidad de las palabras de aquellos desconocidos.
— Julie estaba aquí con nosotros cuando llegamos, estoy segura...
Kang salió de la comisaría y empezó a buscarla con la mirada. No se lo había comentado a nadie pero sabía dónde podía estar. Y rezaba para estar equivocado.
— Buenas tardes, señorita Julie... - le dijo una voz grave mientras la soltaba contra un muro.
— ¿Qué se supone qué estás haciendo?
Nico apoyaba las manos contra la pared de aquel callejón mientras Julie se pegaba lo más que podía a su final.
— No te preocupes... al fin y al cabo tú te lo has buscado...
— Déjame en paz... deja en paz a todas las personas que conozco y que amo... Tú no eres nadie para tratarnos así, no te hemos hecho nada...
— Lo siento Julie pero no puedo hacer eso ahora... ibais a delatarme y Emily ya lo estará intentando... Pero sin ti no podrá hacer nada, así que solo queda esperar a que la tomen por loca. Y entonces te dejaré ir.
— ¿No te das cuenta de que vendrán a buscarme? - intentó coger el móvil de su bolsillo pero Nico se pegó mucho más a ella para impedírselo.
— Sí, por eso quiero ser breve hablando... sí quieres que deje en paz a Emily y a todas las personas que amas tendremos que hacer un trato... y esto no se lo puedes decir a nadie...
— ¿Y si se lo digo?
— Me enteraré y créeme, no quieres que lo haga. Tengo contactos por toda la ciudad, estoy siempre mirándoos de lejos a todos. No se me escapa nada de lo que hacéis, adónde vais, con quien habláis. ¡Todo lo sé! — en la garganta de Julie se hizo un fuerte e imposible de desatar nudo, el cual le hizo estremecer —. Continuo, a no ser que quieras que acabe contigo aquí mismo... — Julie negó con dificultad mientras la risa de Nico resonaba por todo el callejón —. El trato consiste en que, cuando yo quiera, te podré pegar, gritar y hacerte lo que yo quiera, sin que te puedas negar o quejar... como si fueras un cachorro indefenso. Si no cumples con tu parte seguiré haciendo sufrir a todos los que conoces... hasta que termine con sus vidas...
Julie giró la cabeza hacía un lado, deseando ver a gente pasando por la calle, pero aquel pasadizo se encontraba detrás de un árbol y no se alcanzaba a ver con facilidad.
— No... no quiero...
— No te queda otra alternativa...
Julie, tras notar como su respiración aceleraba y su vista se empezaba a nublar, asintió, con un leve inclinamiento de cabeza, mientras Nico sonreía.
— Bien, sabia decisión... Bueno... supongo que es un buen momento para empezar, ¿no te parece?
Nico se fue acercando cada vez más y más a Julie mientras esta no paraba de temblar, de uno de sus bolsillos sacó una navaja y se la intentó clavó a Julie en la muñeca. Esta la apartó pero él fue más rápido y consiguió darle en el brazo con fuerza mientras esta gritaba con todas sus fuerzas por la herida recibida.
— Esto es aburrido, ¿no crees? — y mirando hacia el exterior sonrió y dijo —. Bueno, otro día volveremos a vernos... Adiós señora Julie — le dijo mientras guardaba el arma sin cuidado alguno y escalaba la pared del callejón para perderse de la vista de la persona que estaba apareciendo en ese momento por el callejón.
Julie, antes de ver a la persona, cayó al suelo de rodillas mientras se agarraba el brazo con fuerza y las lágrimas que había intentado contener salían sin control.
— ¡Julie! — gritó Kang mientras se acercaba corriendo a la chica —. Madre mía, qué susto me has dado cuando he visto que no estabas... — cogió su teléfono y le mandó un mensaje a Emily para decirle que la había encontrado y que estaba bien. Mientras, Julie no levantaba la mirada del suelo —. Ya está, mensaje enviado... — después se percató en el estado de su compañera y se inclinó ante ella — Oye... ¿estás bien? Ha sido Nico, ¿verdad? Me imaginaba que te traería hasta aquí, por eso he venido tan rápido hasta este lugar...Mientras íbamos a la comisaría estuve mirando hacia todos lados para vigilar que no estuviera y vi este callejón... ¿Seguro qué estás bien? ¿Qué te ha pasado en el brazo?
— Nada... — dijo mientras no reconocía el sonido de su propia voz, sonaba rota y destrozada... -. Sí, Nico me tragó hacía aquí...
— ¿Y dónde está ahora? — Kang, él cuál se había encontrado de pie durante todo momento, se agachó al lado de Julie.
— Se ha ido por la pared... antes me... me dió con una navaja que tenía en el brazo por intentar clavarla en la muñeca... pero hay cosas peores... - dijo con una sonrisa fingida mientras no se soltaba la herida que seguía y seguía sangrando.
Kang la miraba preocupado, por la sangre que seguía brotando de su herida, y triste, estaba seguro de que algo más le tendría que haber hecho además de aquello. Pero no sabía el qué.
— Bueno, escoje... ¿Me cuentas lo que ha pasado aquí o vamos a la comisaría y lo cuentas todo allí? — le dijo con la voz más dulce que pudo mientras le ponía una mano en su hombro.
Julie levantó la cabeza aterrada mientras las lágrimas dejaban de salir por sus mejillas.
— No, no por favor...
— ¿No qué? ¿Estás bien? Julie... — le dijo mientras le cogía de las manos y le movía la cara para que le mirara a los ojos —. Quiero que me mires con esos bellos ojos y me escuches con atención... ¿Qué te ha hecho ese imbécil a ti, la chica más bella qué he conocido?
Julie le miró y rompió a llorar mientras le decía: "quiero irme a casa".
— Julie, no le vamos a dejar ganar ahora, por favor, acompáñanos a la comisaría... — Kang se levantó y le ofreció su mano mientras Julie la tomaba y se levantaba sin separar la mirada de la suya.
***
***
Los dos llegaron a la comisaría tomados del brazo, Julie temblaba más que una hoja con el fuerte viento de una tormenta.
— ¡Julie! - Emily se lanzó a los brazos de su amiga mientras sonreía —. ¿Estás bien?
Marc se acercó y le besó la cabeza mientras le daba las gracias a Kang por encontrarla.
— Lo siento mucho chicos, pero debemos cerrar la comisaría - uno de los policías llegó a la puerta y los miró durante unos pocos segundos, antes de volver a entrar. Sin embargo, se paró al escuchar las palabras del chico.
— No, no espere por favor, de verdad que es una gran urgencia, la vida de estas chicas están en grave peligro. No nos iremos hasta que nos dejen testificar - Kang miraba seriamente al policía mientras Emily sonreía feliz. Julie tenía la mirada perdida a saber donde.
— Está bien, pasen por aquí por favor - dijo tras pensarlo durante unos pocos segundos.
El policía condujo a los jóvenes a una sala donde otros dos policías se encontraban preparados para escuchar lo que venían a contarles.
— Verá...
— Nombres, por favor.
— Emily Baker, Marc Smith, Lenni-Kang Lentini y Julie Brown — dijo la bailarina mientras uno de los policías copiaba los nombres y les pedía las identificaciones.
— Bien, por favor — dijo uno de ellos cuando su compañero terminó de copiar —, explíquenos lo sucedido. Solo debe hablar la víctima. Les informamos además de que está declaración será grabada para futuras causas, así pues, intenten ser lo más sinceros posibles y no se dejen ningún detalle. Puede empezar.
Emily tomó aire para empezar con fuerza y seguridad mientras Julie, sentada al lado suya, le tomaba la mano con fuerza para darle ánimos. Su amiga sabía las muchas veces que Emily había vuelto llorando de algún sitio por no hacer lo que su novio quería; sabía las noches sin dormir por las intensas llamadas o por los golpes recibidos; sabía que no era capaz de dar la cara y que se había aislado del mundo y de su familia; y, también sabía las muchas muchas veces que había querido gritar y no había sido capaz de hacerlo por miedo a lo que le pudiera suceder a ella y a los seres que amaba.
— Hace unos años, con 15 años, le conocí. Parecía alguien encantador, alguien de confianza... me enamoré al instante y comenzamos a salir... A los meses nos hicimos novios e incluso nos pusimos esos tontos y estúpidos corazones que no sirven para nada del WhatsApp, lo único que hacen en mi a día de hoy es soltar una lágrima y desear poder volver hacía atrás en el tiempo...
>> Tras salir varios meses ya nos queríamos mucho pero un día, durante una cita, se enfadó conmigo por equivocarme en un plato. Yo lo vi normal y no me enfadé mucho con él. Al día siguiente yo ya estaba normal pero él no, venía enfadado y me agarró de la muñeca con fuerza mientras se seguía quejando por aquel plato mal. Deje de verlo normal pero no le di toda la importancia que debería haberle dado. Mis padres ya me lo advirtieron..
>> A los 17 años reventé, cada vez que quedábamos llegaba a casa llena de heridas qué, aunque para la vista del ser humano parecían diminutas, para mí no lo eran. Eran una señal de defraudación y de dolor que me iban a seguir acompañando durante toda la vida. Y revente...
Los policías, los cuales habían permanecido en silencio mirando a la chica y escribiendo pequeñas fechas y nombres que completarían con el vídeo, asintieron mientras le preguntaban "cómo fue, cómo lo intentaste". Los ojos de Emily se llenaron de lágrimas mientras uno de ellos le ofrecía un vaso con agua. Kang empezó a sentirse bastante incómodo por encontrarse ahí. Ya se imaginaba lo que la de pelos rizados iba a decir y se sentía mal por tener que escucharlo, pero ahora no iba a dejarla de lado. Y menos por una cosa así.
— Iba por la calle y ví una correa de un perro suelta, el dueño estaba con su animal a pocos pasos del lugar. Cogí mi móvil y le mandé un mensaje a mis padres para explicárselo todo y disculparme... tenía ya la correa entre mis manos.
— ¿Qué le pusiste a tus padres? ¿Tiene el mensaje?
Emily asintió y buscó el mensaje en su móvil mientras se lo entregaba a los policías y estos lo leyeron en silencio ante la mirada atenta del resto. Julie acariciaba la espalda de su amiga mientras le dedicaba una silenciosa, pero sincera, sonrisa.
Mamá, papá, lo siento mucho pero no puedo más.
Gracias por todos esos momentos de apoyo, los he agradecido siempre y me los llevaré a la tumba si hace falta...
Nunca he querido llegar a este punto pero ese puñetero de Nico no va a dejarme en paz, y estoy harta de vivir en un mundo donde todo lo que haga sea custodiado por alguien que no es ni de mi familia.
Siento mucho tener que despedirme así, pero no puedo más.
Gracias por hacerme sonreír en cada momento cuando las cosas se pusieron serias... os quiero más que a mi propia vida.
Los policías terminaron de leer el mensaje y le pidieron a Emily que más tarde le dejaran el teléfono con el mensaje para poder reescribirlo como prueba de lo ocurrido. Después le pidieron que continuara relatando.
— Tras enviar el mensaje empecé a alejarme del lugar con la correa cerca de mi cuello. Sin embargo, el dueño corrió hacia mí tras darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Mi teléfono empezó a sonar en mi bolsillo. Aquel hombre me salvó la vida. Yo apreté la correa a mi cuello mientras él me miraba asustado y, sin saber que hacer, me pegó un rodillazo en la barriga. Eso hizo que dejara de hacer fuerza con mis brazos. Aquel señor, entonces, agarró mi muñeca mientras me intentaba tranquilizar y cogía mi teléfono para hablar con mis padres.
— ¿Y después de hablar con tus padres te llevó a algún lado?
— Intentó llevarme al hospital más cercano, pero me negué a moverme del lugar. Prefería esperar a mis padres. Me sentía como una niña tras ser reñida por un extraño en un centro comercial. Me planteé más de una vez, durante aquellos cortos pero estresantes segundos, salir corriendo y dejarme atropellar por algún camión de la autopista. Sin embargo, preferí esperar a mis padres. Tardaron poco en llegar y me abrazaron fuerte sin llegar a creerse del todo que siguiera viva después de ese mensaje.
— ¿Te llevaron a algún sitio?
— Sí, al hospital. Mi madre le dio las gracias a ese hombre y este le dio su número.
— ¿Aún lo tiene?
— Creo que sí...
— Necesitamos el número. Pídaselo a su madre antes de continuar.
Emily encendió su teléfono y le preguntó a su madre por el número. Esta, extrañada, le pasó el número. No hablaban desde hacía varios meses. No estaba acostumbrada a recibir mensajes de su hija, y menos para pedirle algo. Los siguientes mensajes que le mandó la de pelos rizados prefirió no leerlos y concentrarse en recordar todos los detalles.
— Por favor, copie el número aquí. Debemos llamarle para hablar con él también - y mirando a su compañero, añadió -, es serio.
— Yo lo copio, tú sigue hablando Emily — dijo Marc mientras le guiñaba un ojo a la chica y le ponía una mano en el hombro mientras esta le ponía la suya encima.
— Una vez en el hospital me llevaron con el psicólogo del edificio y, tras no querer abrir la boca, mis padres se rindieron y me llevaron de vuelta a mi antigua casa. Mi madre sabía las historias de Nico y se había imaginado que no había podido más y preferían tenerme cerca. A esas alturas yo vivía en un apartamento de dos habitaciones, sola, aún no había conocido el mejor regalo de mi vida, Julie — miró a su amiga mientras esta le sonreía, orgullosa de lo que estaba haciendo -. Al cabo de dos noches sin "incidentes" me dejaron volver a mi apartamento. Lo que yo no sabía es que ya tenía una compañera. Mis padres se habían encargado de poner la habitación en una de esas páginas web para jóvenes y le habían contado todo a Julie para que me entendiera.
— Perdone que le interrumpe pero, ¿actualmente está o ha ido a algún centro de ayuda o a algún psicólogo?
— Sí, actualmente estoy yendo, y me está ayudando mucho la verdad.
— ¿Desde el principio ustedes dos congeniaron?
— Yo no estaba muy cómoda con alguien más en mi "paraíso" pero empezó a gustarme.
— ¿A las personas que te acompañan les ha pasado algo con ese chico de nombre Nico?
— Sí. Julie me ayudó a cortar con Nico hace poco y hoy mismo le ha atacado una vez.
— En verdad dos... — le dijo con un hilo de voz mientras en su rostro se formaba una tímida sonrisa.
_ ¿¡Cómo!? ¿¡Cuándo más!?
— Hoy, cuando llegue a la academia donde actualmente estoy estudiando me ha agarrado de la mano y ha empezado a gritarme y a pegarme. Kang — dijo mientras se giraba hacía el chico — llegó entonces e intervino. Aún no nos conocíamos de nada, de hecho nos íbamos a conocer minutos más tarde, pero Nico no nos dejó hacerlo como se debía...
— El caso es que yo ví como le había estado agarrando durante un buen rato y decidí intervenir y fingí que llamaba a la policía. Salió corriendo y no le hemos vuelto a ver hasta hace nada — los ojos de Emily se abrieron como platos y antes de que tuviera tiempo de preguntar algo más uno de los policías preguntó.
— ¿Qué sucedió la última vez qué lo visteis?
— Hace pocos minutos, cuando no me encontrabais, Nico me amenazó. Me dijo que si no os decíamos nada nos dejaría en paz y que no podía contar lo que estoy diciendo ahora. Me dijo además que él podría hacerme lo que yo quisiera sin que yo pudiera quejarme... y decidió empezar. Sacó una navaja de uno de sus bolsillo y me la intentó clavar en la muñeca, pero al girarme me dió en el brazo. Iba a seguir, pero tras escuchar los pasos de Kang acercándose, escaló un muro y se perdió de mi vista. Poco más. Después de eso volví aquí.
— ¿Y a usted le ha sucedido algo con él?
— No, pero he visto cómo ha tratado mal a Emily y más de una vez me he mordido la lengua y me he metido las manos en los bolsillos para no partirle la cara — dijo Marc con el tono más tranquilo que podía. No podía creerse que a su novia le hubieran hecho algo y que él no hubiera estado ahí para ayudarla, sino este Kang...
Los policías terminaron de apuntar los detalles importantes y les dieron las gracias a los chicos mientras les decían que esperaran un minuto en aquella sala.
Emily no podía parar de mirar al infinito, su cuerpo estaba en aquella sala pero su mente y su alma no. Marc no podía creer lo que aquel idiota le acababa de hacer a su novia y quería ir a buscarlo para darle lo que se merecía de una vez por todas.
El cuerpo de Julie temblaba y se tambaleaba de un lado para otro como si se tratará de una peonza humana. Kang no podía parar de mirar a la puerta esperanzado de acabar con el dolor de los presentes en aquel entonces.
— Lo sentimos mucho... pero el hombre que te vió no nos ha comentado nada de ese día. Está muerto. No tenemos pruebas de que lo que hayáis contado sea real por lo que no podemos detener al chico. Como mucho podemos pedirle declaración.
Los ojos de Emily se llenaron de lágrimas al instante, no podía creer que su pesadilla se repitiera una y otra vez sin cesar. Se tuvo que sentar y colocarse las manos sobre su frente mientras miraba hacía la mesa. Marc se colocó al lado suya y empezó a tranquilizarla mientras Julie no podía evitar empezar también a llorar.
— Pero no va a decir la verdad... por favor... deben creernos...
— No tenemos ni vídeos ni fotos de la zona. No podemos creer vuestras palabras. Solo podemos hablar con él. Es lo único con lo que os podemos ayudar, lo sentimos mucho.
— No... no por favor no... — Emily había entrado en una especie de trance del que no era capaz de salir. No podía creer que aquello estuviera pasando — . Pueden hablar con mis padres, o...
— Tenemos fotos de las heridas que aquel hombre les ha causado a las dos... — Kang miró esperanzado a las chicas mientras Julie sacaba su teléfono.
— Sí, sí... miren... Estas son Emily... y estas son mías, de hoy. Son las que tengo tapadas — Julie les mostró el móvil y los policías murmuraron entre ellos.
— Hablaremos con él... por favor, apunten su teléfono y déjenos el resto a nosotros.
Marc apuntó el teléfono mientras Kang acompañaba a las chicas hacia fuera para que les diera el aire.
— ¡Vaya por dios! ¿No me digáis que no os han creído? Esos caretos que tenéis ahora mismo me hacen pensarlo...
Emily paralizó y tensó su cuerpo tras escuchar su voz. Era él. Aquella voz que le aparecía en sueños; aquella voz que hacía que quisiera abandonar aquella vida para siempre... era él.
— Déjalas en paz de una vez por todas...— los chicos se colocaron delante de ellas para defenderlas de cualquier tonterías
— ¿Y si no qué, gilipollas?
— ¿Qué está pasando aquí? — uno de los policías había salido tras escuchar gritos y se quedó paralizado cuando se fijó en que era el mismo chico de la foto que le habían enseñado anteriormente.
— Agentes, es él.
— Nicolás Anderson, acompáñenos hacía el interior, por favor. Solo serán unos minutos.
— ¿Y si no me da la gana?
— Será detenido por maltratos mentales y físicos de inmediato. Por favor, acompáñeme — y girándose hacia el resto completó —. Esperen aquí fuera por favor.
***
***
Había pasado ya una hora mientras Emily esperaba de pie delante de la puerta de la comisaría. Sus amigos se habían sentado en la acera pero ella no estaba dispuesta a sentarse hasta que estuviera segura de una vez por todas. Julie había intentado hacerla entrar en razón y conseguir que se sentara, pero nadie podía moverla.
La puerta de aquel edificio se abrió mientras todos se levantaban y los ojos de Emily se llenaran de lágrimas al instante.
— Señor Anderson, queda bajo prisión provisional hasta el día del juicio.
Los ojos de Emily empezaron a llover como las nubes soltando así sus problemas.
— Ya... ya... lo ha dicho antes en la comisaría...
— Llevárselo...
Nico miró fijamente a Emily mientras era esposado y metido en un coche policía. Cuando por fin se perdió de la vista de los chicos se abrazaron sin poder creérselo. Por fin podrían ser felices de una vez por todas.
— Se les informará sobre la fecha y hora del juicio.
— De acuerdo, muchas gracias... — dijo Emily con la poca voz que tenía, no podía creerse lo que estaba viviendo.
El policía volvió al interior del edificio mientras los chicos gritaban de alegría y saltaban felizmente.
***
***
Estuvieron varias horas festejando aquella noticia con súbita alegría hasta que el reloj de la plaza dio las doce de la noche. Emily no podía creerse que aquello fuera posible, por fin podría ser feliz y llevar la vida típica de cualquier persona de su edad. No podía esperar para llamar a su madre en cuanto llegara a su casa; cuando le había pedido aquel teléfono no había parado de hacerle mil y una preguntas y por fin podría darles una feliz respuesta. Estaba emocionada y un poco nerviosa, pero sabía que después de aquello nada iría mal. Al fin y al cabo tenía a sus amigos para levantarla cuando lo necesitara...
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