Emily y Marc se encontraban sentados casi delante del escenario. La primera fila estaba reservada para los participantes, por lo que tuvieron que conformarse con la segunda. Se encontraban hablando cuando todas las luces se apagaron de golpe. Ambos comenzaron a grabar con sus teléfonos.
— Muy buenos días a todos los presentes y a los que nos estáis viendo a través de la pantalla. Para los que no me conocéis mi nombre es óscar Mirren y soy uno de los primeros fundadores de este mágico concurso. Como sabéis, este año hemos querido plantear este concurso de una manera algo diferente, ya que en las anteriores ediciones tan solo podía participar un alumno de cada escuela y las pruebas eran individuales. Sin embargo, este año hemos decidido hacer una excepción y realizar el concurso por parejas. ¿Qué por qué? Os preguntaréis... bueno, eso aún no os lo podemos contar. Pero lo qué sí os podemos decir es quiénes son los participantes Por favor, démosles un fuerte aplauso a... — uno a uno fueron nombrados todos los participantes, hasta que tan solo quedaban por salir Julie y Knag —. Y, por último, pero no menos importante, démosle de las más fuerte de la bienvenida, a Julie Brown y a Lenin-Kang Lentini, representantes de Pies Volando.
Todo el público aplaudió a los chicos. Emily y Marc se emocionaron al ver a su amiga sobre el escenario. La chica no había visto ninguna de las fotos que su amiga había colgado en sus historias, y había aceptado con su decisión. Verla en directo era lo mejor que podía haber hecho en mucho tiempo. El señor Mirren añadió, una vez que todos los concursantes se habían sentado ya en la primera fila.
— Bueno, ya solo os queda desearos que disfrutéis mucho y... ¡rompeos una pierna, anda! — todo el público aplaudió mientras uno de los tres jueces daba paso a la primera pareja de concursantes.
Julie y Emily se encontraban sentadas una delante de la otra. Las chicas se habían dado de la mano en señal de apoyo mientras los concursantes pasaban y pasaban. En Bolerías Robinson también estaban disfrutando del concurso, orgullosos de poder ver a la joven Julie debutar sobre el escenario.
Cuando tan solo quedaba una pareja por delante de ellos, Julie comenzó a angustiarse.
— Kang... ya dentro de poco nos toca...
— Pues sí.
— ¿Y sí nos equivocamos en algo?
— Eso no va a pasar, ¿sabes por qué?
— ¿Por qué?
— Porque tienes a alguien ahí arriba que no va a permitir que te pase nada malo — ambos se abrazaron mientras que el señor Mirren cogía de nuevo el micrófono.
— Bueno, bueno, bueno... Ya solo nos queda una pareja para terminar el concurso... ellos son los representantes de Pies Volando, Kang Lentini y Julie Brown... ¿A nadie le suena ese apellido? Exacto, Julie es hija de Albert Brown, el mejor bailarín que ha pisado nunca este escenario. Me imagino que todos los presentes conoceréis la historia de él, ya que se convirtió en una leyenda desde ese día. Él fue el único chico que se presentó al concurso, y no es que fuera jovencito, si os soy sincero. Aún recuerdo la ilusión de sus ojos. Y después de él... ningún otro hombre ha pisado este escenario. Hasta el día de hoy. Porque un cuatro de agosto de 2011 Albert Brown nos dejó con el sueño de su vida, poder demostrarle al mundo que el ballet no es algo que sea solo para mujeres, es algo con lo que naces y a lo que te preparas para toda tu vida. Por ello, hemos querido homenajearle con esta versión en parejas del concurso — tras esperar unos segundos, finalizó —. Dicho esto, démosle una calurosa bienvenida a la última pareja de la noche, Kang y Julie Brown un aplauso.
El chico se levantó, pero Julie se quedó paralizada en su asiento.
— Vamos, Julie, es tu momento de brillar — el chico le ofreció su mano y ella lo cogió con los dedos temblorosos.
Una vez ya sobre el escenario, este le susurró a ella.
— Solo déjate llevar. Lo llevan en la sangre y en tu apellido. Y recuerda mis palabras para el gran final.
— De acuerdo... Allá vamos, va por ti papá.
La música comenzó a sonar mientras la pareja realizaba el número que tantas veces habían ensayado. La química que había entre ellos era algo tan obvio, que Marc no pudo evitar sonreír mientras las lágrimas de orgullo recorrían sus mejillas. Emily miraba a su amiga brillar sobre el escenario con una sonrisa en sus labios. Llegó el momento del final. Kang se congeló y Julie pasó al centro del escenario. Comenzó a moverse con unos pasos que no tuvo que aprenderse, ya que los llevaba grabados en su mente desde el día en que nació. Realizó los mismos pasos que el cuatro de 2011. Realizó el número de su padre.
El público se levantó a aplaudirla al darse cuenta de que se trataban de los mismos pasos.
— ¡Esa es mi hija! — una voz resonó sobre la música, pero la bailarina estaba demasiado concentrada como para analizarla en aquel instante.
Tras terminar los movimientos de su padre, se acercó de nuevo a su pareja y, a los pocos pasos, los dos se detuvieron. La música fue cesando lentamente mientras ellos levantaban la mirada. Kang se acercó ligeramente hacía Julie y la besó.
***
El público seguía aplaudiendo, pero eso a él no le importaba. Miraba entre la gente, buscando a la patinadora. Debía pagar por el daño que le había causado. Tras mirar al escenario y verla con ese chico, se dió cuenta de que sería una tarea complicada. Sin embargo, al mirar entre el público, localizó a su chica.
— Bueno, bueno, bueno... así que Emily está aquí... bien... solo queda esperar — se sentó en las últimas filas para que ninguno de los chicos lo conocieran y dieran la voz de alarma.
***
Julie y Kang bajaron del escenario con unas amplias sonrisas en sus labios.
— ¿Y este beso?
— Ya te lo había dicho. Antes de qué ganemos el oro te habré besado. Ahora, solo queda el oro.
— Eres idiota.
— Y tú la chica más guapa que he conocido.
La pareja se sentó en sus sitios, a la vez que Emily y Marc no paraban de felicitarlos por el número. Óscar Mirren subió de nuevo al escenario, con el micrófono ya en sus manos.
— Bueno, después de haber visto a esta gran pareja, sería para mí un gran honor hacer subir a su profesora. Seguramente muchos la conoceréis por su nombre artístico, Natalie Willians, sin embargo, es un honor rendirle un gran reconocimiento con su nombre real. Démosle un fuerte aplauso a la señorita Mandy Brown, la hermana de Albert.
Los ojos de Julie se abrieron como platos al descubrir que Natalie subía al escenario. No entendía muy bien lo que estaba pasando, ¿había escuchado el nombre de su tía?, ¿acaso Natalie y Mandy eran la misma persona? Se suponía que su tía estaba muerta, ¿cómo era entonces eso posible? Kang miraba a Julie con un brillo de tristeza en sus ojos. La tomó de la mano mientras la chica no dejaba de mirar a su profesora, gratamente sorprendida.
— Es un honor para mí poder estar aquí hoy. Desde que descubrí que este concurso haría homenaje a mi hermano no dudé en que mi escuela debía participar. Por suerte para todos, llegó a ella mi sobrina, la cual no debe de estar entendiendo nada en estos instantes. Con ella y un viejo alumno nos hemos podido preparar para homenajear a su hermano. Julie — miró a la chica los ojos mientras ella intentaba no arruinar el maquillaje con sus lágrimas —, soy tu tía Mandy. Y tú eres mi sobrina — se volvió a dirigir a todo el teatro, para añadir —. Es un honor estar aquí, qué gane la mejor pareja, ya que todas son fantásticas.
Se bajó del escenario y se colocó delante de su sobrina. El señor Mirren habló por última vez.
— Dentro de unos quince minutos anunciaremos los ganadores, no os vayáis.
— Julie, cielo... — la tomó de las manos y se las frotó con delicadeza.
— No, no, no... Natalie, tú no eres Mandy. Te llamas Natalie.
— Mi nombre es Mandy Brown... sé qué ahora mismo no eres capaz de entenderlo todo, Julie, pero no hace falta hacerlo.
— ¿Por qué no me lo dijistes? Se suponía que estabas muerta...
— Tu padre y yo casi no nos hablamos. Él perdió toda relación con su familia cuando se dedicó al ballet, sin embargo, yo lo seguí apoyando siempre que podía. Cuando murió me juré que te cuidaría como si fueras mi hija.. ¿Por qué piensas, sino, que te puse a bailar ballet? ¿Para mejorar tu equilibrio? Vamos, Julie, piensa un poco... eso no se arregla cambiando drásticamente de deporte. De hecho, no tendrías ni que haber llegado a Pies Volando, deberías estar ahora mismo en Alemania, si no lo recuerdo mal, participando en un concurso tras otro de patinaje sobre hielo. Pero, al ser tu tía, me concedieron tu traslado hacía mi escuela. Tuve que fingir mi muerte para que no pensarás que llegaba a tu vida solo para sustituir el lugar que tu padre dejó, porque nadie podría sustituirlo.
— ¿Todos lo sabían?
— Sí, cariño... sí... Perdóname por no habertelo dicho antes, tenía miedo de que me odiarás por ello.
Julie se lanzó a los brazos de su tía y la abrazó con todas sus fuerzas. El rostro de Mandy se inundó al instante.
— Nunca podría odiarte, has conseguido que cumpla mi sueño, tita, y eso no lo hace cualquiera.
— Ay, mi amor... — le acarició el cuello con cuidado de no arruinarle la ropa —. Anda, vamos a parar ya de llorar, que como ganes no vas a poder ni recoger el premio.
Ambas se tomaron de las manos y se miraron, felices y juntas después de tantos años. Una mujer llegó entonces al lado de ambas y tocó el hombro de la chica.
— ¡Mamá! — Julie abrazó fuertemente a su madre, con una sonrisa en tus labios.
— Tu padre tenía razón, Julie.
— ¿Sobre qué?
— Solo estás viva cuando bailas. Ahora lo sé.
***
***
Aquellos quince minutos fueron los más lentos y más emocionantes de la vida de la patinadora. Una chica se les acercó a Kang y a ella, visiblemente afectada y enfadada.
— ¡Kang Lentini! — sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, el señor Mirren volvió a subir al escenario y comenzó a hablar.
— Por favor, público y participantes, vayan sentándose, ya que nuestro jurado tiene los resultados.
Mandy y Jenna se acercaron a los chicos rápidamente, para desearles buena suerte.
— Chicos, sois los mejores, ganéis o no...
— Julie, cariño, cuando subas quiero que menciones a la chica que te ha hecho la diadema, el maquillaje y, en sí, todo tu look.
Ambas se rieron mientras se daban un abrazo y se iban hacía sus sitios para que la pareja ganadora fuera anunciada. Óscar comenzó a hablar.
— Bueno, bueno, bueno... después de estos estresantes minutos para los participantes es un honor anunciaros los ganadores. Todas las parejas que han participado han sido maravillosas, sin embargo, nuestro jurado ha sentido que una ha destacado entre las demás. Por favor, démosle un fuerte aplauso a Patrick Dupond, Sylvie Guillen y Paloma Herrera, ¡nuestro jurado de este concurso! — El público aplaudió hasta que los jueces subieron al escenario.
— Muy buenas tardes a todos. Es un honor para nosotros poder anunciar los ganadores del concurso.
— Tal y como ha dicho nuestro compañero Óscar, todas las parejas que habéis participado sois dignas de premio.
— Al no poder ser así, hemos analizado todos vuestros movimientos y hemos notado que una pareja ha destacado entre las demás. Por ello, es un honor anunciar al mundo los nombres de la pareja, pero de una manera un poco especial...
Patrick cogió el mando de los altavoces y le dió al botón del play.
— Y el ganador, de la quinceava edición del Tutú De Oro, es la pareja formada por... — todos gritaron a la vez el nombre de uno de los componentes —. ¡Kang y...!
Por los altavoces una voz familiar para muchos de los presentes inundó el teatro.
— Mi copito de nieve, mi estrellita Julie.
La chica comenzó a llorar llevándose las manos a la cara al escuchar la voz de su padre por los altavoces. El público aplaudió a la pareja. Mandy y Jenna gritaban orgullosas y Emily y Marc le ponían sus manos en los hombros a su amiga.
Kang se levantó de su asiento con lágrimas en los ojos y le dió la mano a su compañera. Ambos subieron al escenario. Julie se limpió las lágrimas que le caína por los ojos, intentando no arruinar su maquillaje.
— Por favor, chicos, regálenos unas palabras.
— Julie, creo que es mejor que lo hagas tú, mi niña.
La chica le sonrió a su compañero mientras cogía el trofeo y le daba las gracias a los jueces. Después se colocó delante del micrófono, dispuesta a comenzar a hablar.
— Bueno, supongo que a estas alturas todos sabéis quién soy y de quién soy hija. No había pensado ningún discurso para este momento porque nunca me imaginé sobre un escenario volviendo a bailar ballet. Este escenario y este teatro me traen muchos, muchos recuerdos. Toda mi vida se concentra en este aire. Y ahora, todos vosotros formáis parte de ella — tuvo que parar un momento, ya que sintió las lágrimas caer por sus mejillas. Todos los presentes le aplaudieron en señal de respeto —. Nunca, nunca, nunca dejéis de perseguir vuestros sueños por muy locos que parezcan. Rodeaos de las personas que os hagan el bien y no os dejéis pisotear por nadie hasta que alcancéis la felicidad, que puede llegar a ser bastante complicado a veces. No olvidéis quienes sois y a que habéis llegado a ser. Sois como los copos de nieve, todos únicos y diferentes. Gracias a mi padre, ahora sé que significa esa simple frase — levantando el trofeo añadió —. Muchas gracias al Tutú De Oro, por volverme a hacer vivir.
Levantó el trofeo en el aire mientras respiraba con nerviosismo. No podía creer que lo hubiera conseguido. No podía creer que tanto tiempo de sufrimiento hubieran dado sus frutos al fin. Miró a su derecha y allí estaba él, con esa sonrisa en su rostro. Su amiga la miraba desde algún lugar en el que ella no podía alcanzar a ver por culpa de las lágrimas que no dejaban de caer, pero estaba segura de que lo estaría haciendo, con esa sonrisa puesta en sus labios. Sin heridas, sin preocupaciones. Libre, libre al fin.
Su chico también estaba, con una sonrisa no tan amplia como la de ella, pero entera para ella. Siempre se habían apoyado cuando se habían caído, y aquella no había sido una excepción.
Y aquel ser del infierno ya estaría pagando por lo que les había hecho a todos durante tanto tiempo. Ya todos habrían recibido lo que debían y la vida los había puesto en el lugar correcto. En aquel momento, sin embargo, no se quedó pensando mucho en él.
Bajó el trofeo mientras sonreía y las lágrimas inundaban su rostro. Aún no había terminado su camino ni su historia, ni mucho menos. Aún quedaba mucho por delante de su vida.
Por los altavoces resonó un nombre mientras el público se levantaba de las butacas y aplaudían sin cesar.
Un nombre que nadie olvidaría tan fácilmente... Julie Brown.
***
***
La pareja bajó del escenario para reunirse con todos sus seres queridos entre abrazos y besos.
— Con estas palabras, ya podemos cerrar esta edición del Tutú De Oro. Muchas gracias a todos los participantes y, seguid demostrando quienes sois con el ballet. Hasta el año que viene.
El presentador bajó del escenario y le dió la enhorabuena a la pareja. Los chicos no podían creerse que aquello no fuera un sueño.Se sentían flotando en una nube de felicidad de la que no querían salir.
— ¡Somos los ganadores, Kang, hemos ganado! — La pareja se abrazó fuertemente y se dieron un corto beso.
— Sí, Julie, sí... dios mío, no me lo puedo creer... ¿Hemos ganado de verdad? Esto es un sueño, tiene que serlo porque no me lo creo...
— Creetelo, Julie, sois los mejores — Emily abrazó a su amiga con una amplia sonrisa en sus labios —. Estoy muy orgullosa de ti, que lo sepas.
Mandy se acercó a ellas y su compañera de apartamento se soltó para que pudiera abrazar a su sobrina.
— Ay, Julie... mi niña, enhorabuena.
— Gracias, Natalie... ¿de dónde han sacado el audio de mi padre?
— Lo tenía guardado de hacía tiempo...
— Eres la mejor.
Una vez fuera del teatro, la pareja no podía dejar de sonreír por la emoción. Eran apenas las ocho de la tarde, por lo que aún no querían irse a casa. La madre de la bailarina se acercó a ella, dispuesta a despedirse e irse.
— Bueno, hija, mejor me voy llendo... me alegro de haber venido.
— No hace falta que te vayas tan pronto, mamá. En el apartamento hay sitio, puedes quedarte esta noche.
— Te lo agradezco, Julie, pero prefiero irme ya — se dirigió hacía Mandy con una sonrisa entre labios —. Cuidala bien, ¿eh? — Se volvió a girar hacía su hija, para añadir —. Te avisaré cuando llegue a casa, disfruta de tu premio, cariño te lo mereces.
Dicho eso se alejó de los jóvenes, no sin antes examinar rápidamente al compañero de baile de su hija. Una vez se quedaron solos, Julie comentó.
— Bueno, no creo que os queráis ir tan pronto a casa, así que, ¿qué os parece si vamos a celebrarlo a algún restaurante?
A todos les gustó la idea. Sin embargo, Emily se acercó a su amiga para comentarle algo en un susurro.
— Julie, si no te importa voy a ir al apartamento.
— ¿Por qué? ¿Te encuentras mal?
— No, no... no es eso... es solo que, como no puedo beber casi nada por culpa de las pastillas, no quiero fastidiar la fiesta. Además, seguro que en Bollerías Robinson están de fiesta, y me gustaría pasarme por allí un rato. Tú también deberías.
— ¿Estás segura? No me gusta la idea de que vayas sola hasta allí...
— No te preocupes, tenía pensado pedir un taxi.
— ¿Y te ves capaz de quedarte sola en el apartamento tanto tiempo?
— Sí, sí, no te preocupes por ello. Y si me pasa algo te llamo y me bajo con Rosse y Johnny, tu por eso no te preocupes, que estaré bien.
— De acuerdo, aunque no podre evitar estar preocupada, qué lo sepas.
La chica le sonrió y le sacó la lengua. Después llamó a un taxi y se despidió de todos los presentes. Una vez todos preparados, el grupo de jóvenes y Mandy se dirigieron hacía el restaurante, dispuestos a darse un caprichito por el gran concurso que habían realizado.
****
Emily ya había ido a ver a Rosse y a Johnny, ambos estaban muy orgullosos de la chica, deseando verla para felicitarla en persona. Después de quedarse hablando con ellos durante alrededor de una hora, subió a su apartamento para ducharse y comenzar a estudiar un poco. El doctor Ruiz le había informado que la siguiente semana podría volver a la facultad, por lo que debía ponerse al día.
Una vez tuvo su pijama puesto y se estaba peinando su pelo, escuchó un fuerte golpe en la puerta. Miró la hora, aún era muy temprano para que Julie y los chicos hubieran llegado. Decidió ignorar el golpe, seguramente sería alguien que se hubiera equivocado de piso o de letra.
Salió de su habitación y encendió la televisión. En las noticias anunciaban el premio de sus amigos. Le hizo una foto y se la mandó a Julie. Después de editar varias historias y una publicación, dejó el teléfono sobre el sofá y se levantó para sacar sus cuadernos y comenzar su rápido repaso, ya que se le caían los párpados por el cansancio acumulado que tenía.
La puerta se abrió de golpe y la chica se levantó, claramente sorprendida.
— ¿Julie?
— Toc, toc, toc... Emily...
— Ni... ¿Nico? — cogió su teléfono para llamar a la policía, pero el chico se lo arrebató de sus manos —. Se supone que tienes una orden de alejamiento, puedes acabar en prisión por esto... ¿Qué se supone que haces aquí?
— Vengo a recuperarte.
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