Capítulo 36
La pareja de baile se encontraba ensayando el número una y otra vez. A Julie ya le dolían los pies de tantos giros y giros, y a Kang se le cerraban los ojos cada dos por tres. Jenna se percató de ello y decidió intervenir, para que ambos no salieran lastimados a tan solo cuatro días de la competición.
— Natalie, creo que sería mejor darles un descanso, aunque sea de una hora... porque están que se caen al suelo.
— Sí, ya me he dado cuenta... — dirigiéndose a los chicos, una vez que terminaron la interpretación, les comentó —. Bueno, bueno, bueno... Ya lo tenéis dominado... Por ello, y para que podáis descansar más, vamos a volver al horario del inicio de las clases, y por las tardes tan solo estaremos hasta las ocho, en lugar de hasta las once y media, ¿os parece bien?
— La verdad es que sí, porque yo estoy que no puedo con mi vida.
— Yo otros días podría aguantar, pero es que Emily me ha despertado casi a las seis de la mañana...
— Pues decidido entonces. Hoy, a las ocho, acabamos las clases. Ahora os podéis tomar un descansito para almorzar algo.
La profesora salió del aula, mientras Julie se quitaba los zapatos y colocaba los pies en alto. Jenna se acercó a ella con una pequeña bolsa con hielos.
— Toma, anda... que ya lo que nos faltaría es que te lastimaras a cuatro días de la competición.
— Muchas gracias, Jenna... no sabes cuanto me hacía falta.
— No es nada, para eso estamos — se sentó a su lado y apoyó su cabeza en uno de los hombros de la patinadora —. Lo hacéis de maravilla, no tenéis de qué preocuparos de nada de la competición. Vais a triunfar.
— Gracias, por pensar así — Julie dejó su cabeza sobre la de ella —, ojalá ganemos...
— Seguro que sí. Al fin y al cabo, todo trabajo tiene su recompensa, y tú llevas trabajando muy duro durante todo este último mes. Se te han juntado muchas cosas y has podido superarlas todas. Y el Tutú De Oro no va a ser una excepción.
— Ojalá tengas razón...
— Siempre la tengo...
— Bueno, bueno, chicas... qué bonito el amor... ¿y yo qué?
Jenna se puso nerviosa y sus mejillas se tornaron de un rosa fuerte. Julie se dió cuenta y habló rápidamente.
— ¿Has visto, hija? Ya se ha puesto nervioso de nuestra amistad... pobrecito.
— Pues claro..., yo también he trabajado mucho este mes...
Los chicos comenzaron a hablar, reírse y picarse durante varios minutos, hasta que fueron interrumpidos por el teléfono de la bailarina.
— Perdonad, chicos, pero tengo que cogerlo.
— ¿Quién? — Kang ya estaba al tanto de la despedida que Emily iba a hacer ese día, y se imaginaba que podría ser ella.
— Hola, Marc. ¿Qué sucede? Es que me pillas en mitad de una clase.
— Hola, Julie. Perdona si te molesto pero he recogido a Emily y la he dejado en el apartamento.
— De acuerdo, muchas gracias. ¿Cómo está?
— Le he dado algo de comer y ni siquiera lo ha probado, ya hace casi una hora de ello.
— Entiendo... bueno, hoy llego antes, podré hablar con ella... ¿te importa quedarte allí hasta que llegue?
— ¡Claro qué no! Tenía que ir al piso de Chloe para coger las cosas que ella se dejó, pero puedo ir otro día, no te preocupes.
— Vale, muchas gracias.
— No es nada... bueno te dejo con la clase.
— Ah, sí, sí... la clase... adiós.
Julie cortó la llamada y, tras escuchar los dos pitidos de siempre, volvió con el resto.
— ¿Quién era?
— Marc. Me ha dicho que ya ha llevado a Emily a casa.
— Me alegra oír eso — Jenna le sonrió a la chica que tenía delante —. ¿Y cómo se encuentra?
— En pocas palabras, hecha mierda, la verdad...
— No te preocupes, ya verás como poco a poco se recupera... al fin y al cabo, está con Marc, ¿no? No está sola — Knag intentó tranquilizar a su amiga, mientras le daba la mano de forma cariñosa.
— Ojalá... ojalá tengas razón.
— Ya verás que sí.
***
***
Eran las nueve de la noche cuando la bailarina llegó al apartamento después del entrenamiento y de aguantar los atascos de la carretera.
— Buenas... ¿dónde está Emily?
— Está en su habitación, no ha querido salir.
— De acuerdo, ahora me ocupo yo.
— Vale, entonces me voy llendo...
— Marc.
— ¿Sí?
— Gracias por todo. Por esto y por todos estos años.
— No es nada — le puso una mano en su mejilla y le sonrió —, mi niña, no es nada. Bueno, mejor me voy llendo ya.
— Ah, sí, sí, claro. Hasta el cuatro.
— Hasta las cuatro.
La chica esperó a que Marc cerrara la puerta del apartamento para soltar sus cosas en su cama y acercarse a la habitación de su amiga.
— Holi... ¿se puede?
— Hola... — Emily miraba el techo con los ojos rojos de tanto llorar.
— ¿Cómo andamos?
— Viva, que ya es mucho.
— ¿Os habéis podido despedir?
— Sí, sí que hemos podido.
— ¿Y después qué ha pasado?
— He visto una entrevista que grabó conmigo, solo que yo me quedé fuera de las cámaras.
— ¿Y?
Miró a su compañera mientras las lágrimas recorrían su rostro.
— Me quería de verdad, Julie. No fingía hacerlo para que estuviera bien. Me quería, y mucho. Pero ahora.... ahora ya no está aquí y... y no sé como sentirme.
— Es normal, Emily — le tomó una mano mientras se la apretaba levemente, para hacerla ver que estaba de verdad ahí con ella —. Pero con el tiempo... te acostumbrarás al vacío que ha dejado en tí.
— ¿Me lo prometes?
— ¿Acaso alguna vez te he mentido? Sí, te lo prometo. Y puede que la próxima vez que lo veas quieras correr a abrazarle y a llorar sobre su hombro, para que así no vuelva a irse nunca más.
— ¿Y sí no hay próxima vez? ¿Y sí no nos volvemos a ver nunca más?
— Viviras con este día como tu recuerdo más preciado de todos.
— Duele... duele mucho.
— Sí, Emily, lo sé. Duele, y mucho. Duele pensar que esa mirada sea la última de mucho tiempo o de toda tu vida; duele saber que no pudistes hacer nada para que volviera hacía tí, ya que el tiempo no cura nada, solo nos hace vivir con el dolor. Duele, y mucho Emily. Pero, al final del dolor, siempre hay una bella enseñanza para poder seguir adelante.
— ¿Y qué se supone qué tengo qué aprender?
— A qué, por mucho que algunas personas se alejen y se vayan, siempre vas a tener a otras que se queden a tu lado — las chicas se abrazaron fuertemente, mientras Julie le susurraba al oído a su compañera —. Yo siempre voy a estar para tí, mi princesita. Siempre.
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