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Capítulo 30

— Bueno, chicos. Tan solo estamos a una hora de llegar a la ciudad y a dos de llegar al hotel.

— Bien... — Julie levantó los brazos a modo de celebración mientras dejaba escapar un bostezo. Tras haberse acabado toda la comida se había quedado dormida, ya que tampoco tenía otra cosa mejor que hacer. Kang la había despertado tras haberla tenido sobre su hombro el mayor tiempo del viaje.

— Mientras llegamos y mientras no, puedes volverte a dormir, que yo te despierto. Pero quizás podrías hacerlo ahora en alguna de las camas, que se me está empezando a dormir el hombro de tanto aguantar tu cabeza.

— Ay, eres lo peor... Ya no tengo más ganas de dormir, muchas gracias.

— Es un placer.

Ambos se estuvieron chinchando mutuamente durante la mayor parte del tiempo restante, mientras Natalie y Jenna hablaban en la parte delantera del vehículo.

— Me alegra saber que se llevan tan bien.

— La verdad es que sí, tuvo una muy buena idea al llamarlo para el concurso. Solo espero que no le haga daño a Julie.

— ¿A qué te refieres, Jenna?

— He buscado información sobre él y he descubierto varias cosas que me han dejado pensando.

— Si es sobre sus anteriores compañeras de baile de otros concursos, no tienes de qué preocuparte. Dejó de utilizarlas cuando llegó a Pies Volando. Le enseñé cómo debía comportarse y me obedeció. Ahora ya es un buen chico.

— Me alegra oír eso, porque Julie y él hacen una buena pareja.

— La verdad es que sí...

— ¿Cuándo tiene pensado contarselo a la chica? Debería hacerlo antes del día del concurso, así al menos se enteraría por usted y podría asimilarlo de otra manera.

— Aún no sé qué hacer con ese tema, si te soy sincera. Sé que decírselo yo no la destrozaría tanto como si se enterara allí mismo, pero por otro lado no sé cómo contárselo. No creo que me crea, si te soy sincera.

— ¿Y buscando en internet piensa qué pueda enterarse? Nunca he probado a hacerlo, si te soy sincera.

— Es demasiado difícil. El otro día lo estuve comprobando. Tendría que buscar mi segundo nombre, y al no saberlo le será imposible encontrarme. Al menos esa preocupación que me quito.

— Pues sí... Aunque imagine la ilusión que le haría saber que su profesora de baile es en realidad...

— Aun es muy pronto, Jenna — tras tomar aire durante unos instantes, añadió —. Será mejor que mire a ver qué hacen los chicos... no apartes la vista de la carretera.

— Descuida, nunca lo hago.

Natalie volvió con los chicos. Sin embargo, ambos se habían dormido, apoyados el uno en la cabeza del otro.

Van a ser unas horas bastante aburridas...

***

Ya era casi de noche cuando la autocaravana aparcó en frente del hotel.

— Buenos días, chicos... id despertándoos que debemos entrar ya en el hotel. Deberíamos practicar un par de veces antes de cenar algo ligero y acostarnos.

Los chicos salieron del vehículo con sus bolsas de viaje y sus pequeñas maletas y los cuatro entraron en el edificio en silencio. Una vez con la llave de sus respectivas habitaciones cada uno dejó sus cosas y bajó al gimnasio del lugar para ver el número una última vez por ese día.

— Vamos allá, chicos. ¿Preparados? — Ambos asintieron, por lo que Natalie le dió al play de la canción —. Podéis empezar.

La pareja de bailarines se coordinaron con cada movimiento. Jenna sintió que volaban en lugar de bailar. Parecía algo mágico. Cuando Julie se giraba Kang reaccionaba en su expresión corporal y su expresión facial también lo hacía. Juntos, cualquier persona que los viera quedaría maravillado. Si lo hacían como en aquel momento podría llegar muy lejos. Tanto en el Tutú De Oro, como en el mundo del ballet.

Tras terminar los treinta segundos que actuarían al día siguiente ambos chicos se congelaron en las poses indicadas por su profesora. Cuando está les indicó que podían moverse se sentaron en el suelo, dispuestos a escuchar los consejos o recomendaciones que su profesora les tenía que dar a cada uno.

— Veros es algo que maravillará al mundo, es algo de lo que estoy segura. Sin embargo, Julie, quiero verte con más seguridad. Disfruta del momento. Y en cuanto a ti, Kang, perfecciona ese último paso, ya que tu pie derecho ha temblado débilmente durante unos pequeños segundos.

— No sé darán cuenta, Natalie, no hay de qué preocuparse.

— Van a estar atentos de todo. Te recuerdo que solo seleccionaran a los diez mejores, Kang. Esto no es ningún juego. Hazlo por mí. Hazlo por Jenna. O hazlo por Julie.

— De acuerdo, disculpad mi comentario, chicas.

— Ven, vamos a volver a ver ese paso. Colócate enfrente mía. Jenna, por favor, dale a la canción — tras realizar el paso durante varias veces Natalie le indicó a Julie que se colocara en su lugar y que repitieran el fragmento para asegurarse de que estuviera todo perfecto para el día siguiente. Una vez realizado miró orgullosa a sus alumnos —. Solo me queda felicitaros y deciros que mañana será un gran día, tanto si somos seleccionados, como si no. Descansad, chicos, picotead algo ligero antes de acostaros, pero no estéis hasta tarde. Mañana a las siete aquí de nuevo.

Tras decir aquello ella y Jenna salieron del gimnasio, mientras los chicos se levantaban del suelo y se dirigían a la cafetería.

— Deberíamos volver a ver el segundo diecisiete. Creo que me equivoco en el final de paso, no pongo el pie lo suficientemente recto y cerca de ti y eso quizás nos haga...

— Julie, no te preocupes tanto. Natalie ya nos ha dicho que está todo bien. No le des más vuelta. Mañana se lo puedes comentar para quedarte así más tranquila. Pero recuerda lo que te ha dicho, disfruta del momento.

— De acuerdo... Muchas gracias, Kang.

— Para eso estamos. Anda, vayamos ya al bufet, tengo ganas de algo dulce.

— Recuerda que Natalie ha dicho que algo ligerito, ¿eh?

— No te oigo... — comenzó a correr hacía la cafetería, seguido entre risas por su compañera de baile.

***

Una vez ya con el pijama puesto y preparada para acostarse Julie llamó a su compañera de apartamento y estuvo hablando con ella durante unos minutos. Tras darle recuerdos para Marc, se acostó y cerró los ojos, dispuesta a dormirse rápidamente. Sin embargo, eso no ocurrió. Se quedó con los ojos abiertos de par en par mirando hacía el techo. Por su mente pasaban miles y miles de pensamientos que no la dejaban conciliar el sueño.

Debo hacerlo todo perfecto mañana, no puedo fallar en nada... pero si no dejo de pensar esto no disfrutaré y los jueces pueden notarlo... Además, necesito dormir... Tampoco lo hago tan mal como yo pensaba, no le he perdido la técnica a esto de bailar. Supongo que mi padre fue un buen profesor... ¿qué estoy diciendo? Fue de los mejores profesores que podría haber tenido en toda mi vida. Aunque Natalie, tampoco es que lo haga mal. Me recuerda a él en ese aspecto, enseñan casi igual...

A los pocos minutos consiguió conciliar el sueño. El cual se le pasó volando, ya que cuando quiso darse cuenta su teléfono comenzó a vibrar, indicandole así que ya era hora de levantarse.

— Las seis y cuarto, es demasiado temprano... — en un inicio no se acordaba que día era ni dónde se encontraba. Sin embargo, cuando el teléfono siguió vibrando todos los pensamientos llegaron de repente a su mente —. Mierda, me he quedado dormida.

Se levantó de golpe y recogió todas sus cosas mientras se vestía con unas calzonas cortas blancas y una sudadera verde bastante ancha. Una vez con todas las cosas recogidas en su maleta y en su bolsa de viaje, bajó a la cafetería para así desayunar algo ligero para empezar el día con algo de energía. Tras coger un chocolate caliente y un sándwich de jamón y queso se dirigió al gimnasio para esperar a sus amigos. Tan solo Natalie se encontraba allí.

— Vaya, has llegado muy pronto.

— Tan solo quince minutos antes, no es para tanto...

— ¿Qué has cogido? Yo con las prisas ni me he pasado por la cafetería.

— Un chocolate y un sándwich, ¿quieres medio? — la chica le entregó la mitad de su bocadillo a su profesora.

— Gracias... Un chocolate, ¿eh? — Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras mordía su desayuno.

— Sí, no soy mucho de café, la verdad.

— Tu padre tampoco... cada vez que quedabamos para desayunar siempre teníamos esa conversación.

— ¿De verdad? No me acuerdo de muchos detalles con él, exceptuando mis recuerdos con el ballet. De eso no me he olvidado de nada. ¿Cómo es que sabes lo del chocolate?

— Digamos que tu padre y yo éramos... amigos.

— Ah, eso explica lo del video... supongo... no tenía ni idea.

— Eres idéntica a él. Hasta tienes el mismo brillo en los ojos mientras bailas. Es lo que más me gustaba de él. Me alegra que lo hayas heredado.

— A mi me alegra saber que puedo hablar de mi padre y del ballet con alguien más, si te soy sincera.

— Siempre que necesites hablar con alguien, ahí me tienes.

— Gracias, Natalie. Gracias de verdad. ¿Sabes si mi padre estaba nervioso el día de la segunda fase del concurso?

— Por aquellos tiempos sólo había una fase. Ten en cuenta que las cosas han cambiado bastante, Julie. Ahora hay más chicos interesados por el deporte. Pero sí, sí que estaba nervioso — estuvieron compartiendo anécdotas del señor Brown hasta que Jenna y Kang entraron en la sala.

— Disculpa mi tardanza, Natalie. Es que el teléfono no sonó con la primera alarma y la segunda era a y cuarenta.

— No te preocupes, Jenna. Llegas con tiempo de sobre — justo en aquel instante su teléfono le notificó que eran las siete de la mañana —. De hecho, llegáis incluso antes de la hora.

— ¿De qué hablabas con la profe? ¿Ya le estabas haciendo la pelota? — le chocó su hombro con el de ella mientras le dedicaba una breve sonrisa de abusón.

— Hablábamos de mi padre.

Jenna y Kang se miraron sorprendidos, mientras ambos se giraron hacía Natalie.

— ¿Ya le has contado lo de que...?

— ¿Qué era amiga de su padre? Sí, ya sé lo he contado — los fulminó con la mirada para que no hablaran más de lo deseado. Ambos captaron la indirecta y se quedaron sumisos y en silencio, con unas pequeñas sonrisas dibujadas en sus labios.

— Bueno, ahora que estamos todos, ¿podríamos ver el número una vez más? Creo que en el segundo diecisiete mi pie tiembla un poco y lo pongo demasiado lejos.

— No te tienes qué preocupar por eso. Yo no me he dado cuenta, lo importante es que disfrutes. Aún así, vamos a verlo por si nos da tiempo de arreglarlo.

Ambos chicos realizaron el número de nuevo. Una vez terminado su profesora cogió un cuaderno y comenzó a hablar.

— Julie, no tienes de que preocuparte, ya que si pusieras el pie más cerca de tu cuerpo Kang tendría que tener los pies fijos en él para no pisartelo. Así está perfecto.

— De acuerdo, ahora me quedo más tranquila sabiendo eso.

— Me alegro por ello. Tenéis que estar los dos tranquilos y disfrutad, ya que todo lo que habéis trabajado es más que suficiente — pasó una de las páginas del cuaderno y se las mostró a los chicos —. Son las siete y cuarto. Vamos a las habitaciones y a las siete y veinte todos abajo para entregar ya las llaves. Cogemos la caravana y vamos al lugar donde se realizará la prueba, llegaremos alrededor de las diez y media de la mañana. Al comenzar la actuación a las doce, tendréis tiempo de cambiaros de ropa, peinados y, en el caso de Julie, maquillarse.

— De eso me encargo yo, vas a estar guapísima — Jenna le sonrió a la bailarina, la cual le lanzó un beso.

— Después de la prueba haremos lo que os dije en la academía, nos quedaremos por allí hasta las cinco, que es cuando dan los resultados.

Los chicos asintieron y se dirigieron a sus habitaciones a por su equipaje. Julie tan solo tenía que bajar la maleta, mientras que Kang aún no había empezado a hacerla. Cuando el reloj dió las medias campanas, solo faltaba Kang por llegar.

— Lo he llamado, pero adivinad qué...

— Está sin batería — Natalie y Julie se rieron al haber dicho el comentario a la vez —, típico de Kang.

— Perdonadme chicas, pero es que...

— Se me ha quedado sin batería el teléfono y he tenido que volver a por el cargador...

— Sois muy malas conmigo, ¿lo sabíais?

— Anda, calla y entra de una vez en la autocaravana... — Julie lo llevó a rastras hacía el vehículo, mientras las dos chicas no podían aguantar la risa.

Una vez ya todos dentro, Jenna encendió el motor y puso marcha hacía la segunda fase del concurso.

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