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Capítulo 16

Emily salió del apartamento mientras cogía su teléfono y buscaba en él una dirección. Una vez ya encontrada miró el camino que debía seguir y lo volvió a guardar. Nada la detendría. Esta vez todo saldría como lo tenía previsto. O al menos eso esperaba ella.

Julie llevaba encerrada en su apartamento durante toda la semana. Desde aquella discusión con Marc apenas habían hablado. Lo único que él contestaba eran monosílabos y la chica se empezó a cansar de forzar la conversación. Con Kang las cosas tampoco habían ido a mejor. En este caso era él el que no paraba de llamarla y escribirle, pero Julie no tenía pensado contestarle. No le iba a dar el lujo de hacerse y creerse importante para ella. Tendría que arrastrarse si quería arreglar las cosas con ella. Natalie, por otro lado, le había suplicado a Julie una y otra vez que volviera a las clases para poder preparar el concurso. Le dijo que su compañero ya sabía sus pasos y que solo faltaba que ella se lo aprendiera. Apenas quedaba un mes e iban muy atrasados con la presentación. Sin embargo, la bailarina se disculpaba una y otra vez insistiendo en no haberse recuperado de su caída en bicicleta de hacía ya una semana. Su profesora estaba al tanto de los problemas entre los chicos y no quería forzar su relación. Solo esperaba que pudieran volver a trabajar en equipo, aunque fuera solo para esa competición.

La chica se encontraba sobre su cama con sus piernas cruzadas. Tenía que pensar y una hoja de papel siempre le ayudaba a hacerlo. En ella escribió los nombres de los dos chicos y luego el suyo. Tras recortar la tira con los nombres y poner cada uno en una punta de la cama, cogió el papel sobrante y comenzó a partirlo en trozos pequeños. Cada vez que cortaba un trozo lo ponía sobre un nombre. Así iba un trozo para Marc, otro para Kang, otro para Julie, uno para Marc, uno para... Sí el último trozo acababa en Marc, se plantearía en su casa para poder seguir su relación con él. Si, por el contrario, salía Kang, iría a Pies Volando y participaría en el concurso. Y sí Y sí el último se encontraba sobre su nombre... bueno, no quería pensar mucho en ello, pero si sucedía seguiría como estaba y dejaría que la vida siguiera su curso. Al fin y al cabo algo tendría pensado para ella. Cortó un trozo, y otro, y otro... y cuando solo quedaba un minúsculo e inexistente trozo se dio cuenta de que tenía que dejarlo en su nombre. Se echó hacía atrás mientras pensaba como la vida podía llegar a ser frustrante y como parecía que todo estaba previamente planeado. Como si alguien hubiera escrito que iba a pasar en cada página de su vida y ahora tocará otro capítulo diferente. Qué patético sonaba aquello.

— Buenos días, por favor tome asiento — una mujer pelirroja con su cabello recogido en una coleta alta y trajeada le ofrecía un asiento mientras ella se sentaba en la silla de delante suya. Tenía un aire sereno y frío, por lo que Emily supo que tendría que medir sus palabras para que no las malinterpretara.

— Muchas gracias.

— La señorita Emily Baker, ¿no es así?

— Así es.

— ¿De qué se conocían Henry Benbow y usted?

— Nunca lo he llegado a ver en persona. Solo hablamos una vez por internet.

— ¿Por qué hablaron? ¿Quién empezó la conversación y cuando fue? ¿De qué trató dicha conversación?

— Yo acababa de hacer un directo en Instagram y le gustó mis palabras, por lo que me escribió para vernos. Pasó una o dos horas antes de haberme llamado usted.

— ¿Y cuáles fueron sus últimas palabras, el último tema de conversación?

— De si podríamos vernos, quería hablar conmigo en persona. Pero no dijimos ni hora ni lugar.

— Entiendo... ¿Algo más qué sepas sobre Henry?

— No, no sé dónde se encontraba ni con quién estaba. Solo sé que después de decirle que claro que podíamos quedar no volvió a leer ninguno de mis mensajes.

— Estupendo, muchas gracias por su colaboración señorita Brown, la mantendremos informada de posibles novedades y posibles citas.

— El placer es mío, gracias, buenas tardes — le dijo mientras estrechaba su mano y minutos después firmaba un papel en el que dejaba claro que sus palabras podrían ser utilizadas con fines judiciales y que no hablaría de nada de lo sucedido en aquella sala. Después, abandonó el lugar.

***

***

Chloe escuchaba música con sus cascos mientras caminaba hacia su casa por la fría calle principal. Ya se notaba que el verano estaba terminando para dar paso al famoso invierno.

Marc, mientras tanto, al no tener a Julie en su vida (aunque él solo había decidido no tenerla durante toda la semana) se encontraba absorto en sus pensamientos mientras cruzaba por el paso de peatones. Chloe tampoco miró por donde pisaba y chocó con Marc. Los dos cayeron de bruces contra el suelo.

— ¡Ay, madre! ¿Estás bien? Perdo... ¿Otra vez tú? — le dijo en tono burlón.

— Madre mía, vaya manera de encontrarse...

— Pues sí...

El semáforo, en aquel momento, se puso en rojo, a lo que Chloe comentó con una sonrisa en labios mientras se levantaba y ayudaba al chico a hacer lo mismo.

— Será mejor que nos apartemos, a no ser que quieras salvarme de los coches.

— No, no por dios, ya estoy harto de problemas...

— ¿Y eso? — le dijo mientras se dirigían a un banco de la zona y se sentaban.

— Digamos que no estoy teniendo una muy buena semana, la verdad...

— Vaya...

— Por cierto, ¿qué tal tu brazo?

— Bien, ya no me duele...

— Menos mal que fue solo el susto...

— Sí...

Los dos se miraron nerviosamente mientras la chica se colocaba los cascos alrededor del cuello y agarraba la mano del chico para escribirle unos números en ella.

— Toma, — le dijo mostrándosela — por si quieres volver a salvarme de un vehículo en marcha.

— Lo tomaré en cuenta... — le dedicó una amplia sonrisa mostrándole los dientes, motivo por el cual la chica se sonrojó.

— Bu... bueno, me tengo que ir... — y tras eso se colocó los cascos y se fue mientras chocaba con su hombro con el de él.

Esta chica es bien rara... — pensó Marc mientras seguía caminando por la calle y guardaba el número de su posible amiga. Tal vez no necesitaría en el futuro. Solo tal vez.

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