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51. El estilo correcto


El almuerzo fue un momento ciertamente agradable y relajante.

Félix consiguió que Marinette hablara sobre los acuerdos que habían conseguido con diferentes empresas que aportarían equipo para el festival. Pero luego, Marinette preguntó por sus planes sobre el cumpleaños de su madre la siguiente semana.

Félix hizo una mueca —el año pasado no hicimos nada. Aún estábamos tratando de sobrellevar el duelo —añadió como un murmullo, desviando la mirada casi casualmente.

Pero Marinette detectó el rastro de dolor en su voz y, haciendo eco de las acciones de Félix, tomó su mano y la apretó suavemente con afecto.

En silencio, Félix giró su palma y atrapó la mano de Marinette con la suya, tal cómo ella había hecho días antes, en la escuela.

Está vez, no hubo pulsos acelerados, ni miradas curiosas, pero había familiaridad en el acto, como si fuera algo suyo... solo de ellos dos.

—Así que estaba pensando prepararle el desayuno, tocar algo para ella —hizo una pausa reflexiva antes de contener un suspiro —seguramente estará feliz si Adrien viene y me acompaña en eso... y luego pensaba tener una reservación para almorzar fuera.

Marinette asintió lentamente, sin poder evitar una pregunta — ¿Tocas un instrumento?

Félix afirmó, acariciando su muñeca con el pulgar inconscientemente —el piano, principalmente, y también el corno inglés.

La diseñadora ladeó la cabeza — ¿Eso es similar a una flauta, no?

—Más parecido a un oboe, pero tienes la idea correcta —confirmó.

Marinette tarareó en respuesta, dándole una pequeña sonrisa —eso es impresionante.

Félix correspondió con una mirada suave. Su pecho se infló un poco, subconscientemente contento de que Marinette estuviera impresionada incluso con sus más pequeñas e intrascendentes habilidades.

Poco después de terminar su comida, la camarera con peinado de Rena Rouge regresó y les preguntó si deseaban alguna otra cosa.

Marinette vio su oportunidad y la aprovechó. Preguntó por los velos en el techo y, después de una mirada extrañada, la chica le explicó amablemente que los puntos de luz era unas pequeñas pelotitas con luces LED, tenían bases metálicas, por lo que usaban pequeños imanes, ocultos entre los pliegues de tela, para distribuir las luces de manera uniforme.

—Los cambiamos según la temática que usemos, por ejemplo, añadiremos algunos negros y púrpuras para el próximo mes, en la temática de Halloween —continuó explicando la joven rubia, con una sonrisa, luego de que Marinette halagara la creatividad de los detalles —tambien tenemos 'reservas especiales' para los cumpleaños o celebraciones de parejas, por si están interesados —añadió, con una pizca de coquetería y guiñándoles un ojo.

A Marinette se le calentaron las mejillas cuando entendió la insinuación. Se irguió levemente, aunque Félix no soltó su mano, ella no fue capaz de verlo a la cara mientras la camarera continuaba explicando el trato único que se les daba a los que reservaban para ocasiones especiales.

—En fin, ¿Puedo ofrecerles algo más o desean la cuenta? —continuó amablemente.

Marinette no respondió, aún avergonzada de que la camarera los hubiera confundido con una pareja.

Félix, a su lado, tarareó brevemente, comprobando rápidamente la hora.

— ¿Quieres un postre, Nette?

La pregunta fue hecha tan casualmente, junto con el primer uso de ese apodo, que Marinette no podía creerle. Incluso levantó finalmente la cabeza, solo para mirarlo con incredulidad. ¿La chica acababa de insinuar, erróneamente, que eran novios, y Félix en lugar de negarlo actuaba como si nada?... De hecho, podría sonar como si realmente estuvieran en una cita.

El calor se regó con más fuerza en sus mejillas, sin que ella pudiera evitarlo.

—N-no, gracias —logró decir.

Félix simplemente asintió —la cuenta, entonces.

La camarera les sonrió suavemente y confirmó, retirándose para cumplir su indicación y suspirando en voz baja algo sobre el amor de colegio.

Marinette se dijo a sí misma que solo estaba exagerando. Era un simple malentendido de una persona que no conocían de nada y, por lo tanto, a Félix no le importaba corregir su percepción.

Nada más. Nada menos.

Su mano se agitó nerviosamente, debajo de la del rubio, por lo que Félix la soltó, despacio.

Ante esto, y con la energía nerviosa acumulada en su pecho, Marinette buscó algo con lo que distraerse hasta que se fueran de allí.

Agarró un lápiz, y el dibujo de Nathaniel.

Suspiró.

¿Por qué ella?
Era una pregunta demasiado frecuente en su vida.

Levantando la mirada al techo, repasó una vez más los velos iluminados... y eso fue todo lo que hizo falta.

Volvió la mirada al dibujo, apoyándolo en la mesa ya vacía, y empezó a trazar líneas, muchas líneas suaves, alargándolas y curvándolas alrededor del boceto femenino en el papel, antes de repasar los contornos con trazos más firmes.
Mangas plisadas que se envolvían alrededor de la parte alta de los brazos, cuello de ilusión con malla color rojo vino daba paso a un escote cruzado, adornado con varias perlas negras que harían las veces del patrón moteado. Se ajustaba debajo del pecho con un pequeño corsé negro, con dos hileras de cordones rojos en la parte delantera, y finalmente la falda plisada al estilo princesa. El vestido se degradaba desde un rojo vino hasta el rojo primario más brillante en la parte inferior.

Marinette dejó caer su mano sobre el asiento y respiró profundamente.

Bueno... lo había logrado, a fin de cuentas.

Y antes de su próxima clase, tal como había prometido.

¿Sería lo suficientemente bueno?

— ¿Nos vamos?

Marinette casi saltó cuando sintió la mano de Félix en su hombro. Al levantar la vista, ella notó que el rubio se estaba levantando del asiento y que la camarera se alejaba de la mesa.

La diseñadora parpadeó rápidamente, notando que se había distraído lo suficiente como para no darse cuenta de que la camarera había traído la cuenta y Félix, de hecho, había pagado por todo.

—Tienes que dejar de hacer eso —Marinette resopló.

La mirada que le dio Félix decía que no se arrepentia de nada.

La ojiazul suspiró, pero de todas formas tomó la mano que su acompañante le ofreció, poniéndose en pie y recuperando su abrigo para dirigirse a la salida de la cafetería.

— ¿Supongo que el diseño de la pancarta está listo? —Félix mencionó, metiéndose una vez más las manos a los bolsillos en cuánto salieron del local y empezaron a caminar al lado del río.

Marinete bajó la mirada hacia la hoja en su mano izquierda. No la había guardado de vuelta en su bolso, todavía considerando lo que había hecho, y si sería lo suficientemente bueno.

—E-eso creo... espero que les guste a los demás.

Félix resopló moderadamente, sin embargo, no ofreció ningún comentario al respecto. Lo apreciarán si tienen, al menos, un poco de buen gusto en ellos, pensó.

El viento volvió a soplar de manera casual permitiendo que parches de luz solar bailarán sobre las hojas que empezaban a cambiar de color en los árboles qué se veían ocasionalmente en su camino.
Ofreció una hermosa demostración de colores cálidos en un día se sentía tan frío. Y marinette no pudo evitar apreciar la vista de su ciudad en pleno cambio de estación, incluso si no era su clima preferido.

¡Mélodie!

Ese apodo y ese tono de voz... Marinette se detuvo en seco, ante la mirada extrañada de Félix, y se giró inmediatamente hacia el río.

Liberty navegaba en su dirección.

Con Luka al timón.

— ¡Luka! —exclamó y sonrió, levantando el brazo para saludarlo.

Luka de regreso la sonrisa y dirigió el banco más cerca de la orilla, haciendo gestos a su amiga para que se acercara.

Marinette le dirigió una mirada interrogante a Félix, recibiendo un aburrido encogimiento de hombros antes de volverse y caminar hacia el barco.

El músico detuvo el barco y extendió la pasarela para que ambos pudieran subir al navío.

—Bienvenidos —los recibió el guitarrista, abrazando a Marinette rápidamente.

—Hola, Luka —ella correspondió el abrazo y le sonrió suavemente.

Félix escaneó el lugar, viendo los diferentes muebles y la cubierta medio desordenada — ¿Es tuyo? —preguntó en tono plano, sin dejar ver su curiosidad.

—De mi madre, en realidad —Luka respondió —ella, mi hermana y yo vivimos aquí.

Félix parpadea con desconcierto. Había viajado mucho en su corta vida pero era la primera vez que veía una casa-barco —entiendo.

— ¿Se dirigen a la escuela? —preguntó el músico, recogiendo la pasarela.

Marinette afirmó —sí, estábamos almorzando cerca. ¿Qué estás haciendo tú? ¿No tienes clase hoy?

Luka hizo un gesto amplio hacia el barco —vine a almorzar en casa porque mi mamá quería que movieramos el barco —explicó —desde que Juleka y Rose se están involucrando más en el baile de su escuela, mamá pensó que sería mejor estacionar el barco más cerca.

—Ya veo. Eso es muy considerado —comentó la diseñadora, mientras ella y Félix seguían a Luka hacia la zona del timón — ¿Y tú madre?

—Está adentro, revisando que todo funcione como bien.

Félix tarareó —debe requerir mucho trabajo mantener este barco —él comentó.

Luka asintió con una sonrisa —Mamá puede parecer muy despreocupada, pero siempre se asegura de que el Liberty esté en las mejores condiciones.

~∆~

Para cuando Luka los dejó lo más cerca de podía estar el barco de la escuela, habían logrado incluir a Félix en la práctica de banda del domingo.

Marinette había mencionado que planeaba invitar a Nathaniel y Marc, y Luka se aseguró que podía invitar a quien quisiera, solo para ver la mirada distraída de Félix y sugerir que él también podía venir.

La mirada dulce y brillante que le había dado Marinette había sido lo único que se necesitó para que aceptara. Y Luka casi no pudo evitar reír dulcemente ante su interacción.

Era obvio lo mucho que el británico había llegado a quererla.

.

Marinette y Félix subieron a tomar sus asientos. Como todos los días, el salón sólo estaba parcialmente ocupado, aproximadamente con la mitad de la clase, pero la persona que marinette necesitaba en ese momento estaba solo dos mesas de distancia concentrado en una plática con Alix y Marc.

— ¡Nathaniel! —Marinette te llamó la atención de su compañero luego de haber dejado su mochila en la mesa junto a Félix.

—Hola, Marinette —era evidente que el pelirrojo estaba un poco emocionado, lo mismo pasaba con los otros dos, sin embargo, Nathaniel optó por empezar con las cortesías en lugar del tema que seguramente los tenía en ese estado — ¿Cómo estuvo el almuerzo?

Marinette le sonrió —oh, fue realmente agradable. Fuimos a comer a esa cafetería que ustedes dos mencionaron a principios de semana —miró al equipo tras el cómic con gratitud —y estaba estupendo.

Antes de que Nathaniel pudiera preguntar quién era el plural en ese 'fuimos', porque Marc ya lo suponía, Alix se sumó a la conversación — ¿Esa cafetería temática? Sí, realmente es genial, y se está haciendo popular rápidamente. Mi hermano me llevó la semana pasada

— ¿Jalil te llevó? —Nathaniel la interrumpió arqueando una ceja con bastante incredulidad en su expresión.

La cara de Alix hablaba de satisfacción, e hizo que Marc se cubriera la boca con una mano para encubrir una risita —así es —la chica se acomodó la gorra con cierta presunción —de nuevo está investigando leyendas poco fundamentadas, según papá. Encontré su material de investigación por accidente ¡y no pude decir una sola palabra cuando ya estaba intentando sobornarme para que no se lo contara nuestro padre —la chica se rió malvadamente.

—Y, por supuesto, no te negaste de ninguna manera —Nataniel concluyó, en lo que solo podía ser un suspiro de cariñosa exasperación.

—Cuando la vida te da limones... —se burló Alix, dejando el refrán a medias. Marinette y Marc no pudieron evitar reírse ante el intercambio —pero hablando en serio tienen una selección de batidos... —hizo una pausa para tararear como si hubiera probado algo muy delicioso —casi podía considerar comerciar material del museo para alguna de sus temáticas a cambio de recetas —bromeó.

Nataniel le dedicó una mirada ofendida, obviamente bromista. Para este punto, los dos pelinegros estaban apoyados hombro con hombro mientras trataban de controlar sus risas.

Todos en el salón los estaban mirando, incluso los que recién entraban.

Lo cual fue una gran fortuna para Félix, ya que nadie se daría cuenta de la pequeña pero dulce sonrisa que se le escapó al escuchar a Marinette reír tan libremente.

"Érase una vez, un niño que amaba a una niña, y la risa de ella, era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando" la frase le vino a la cabeza, probablemente de alguno de los tantos libros que había leído, aunque no podía recordar el nombre en ese momento.

—Por cierto... —Marinette sacó de su bolsillo la hoja cuidadosamente plegada y la colocó sobre la mesa —aquí tienes.

Nathaniel miró el pequeño pliego en blanco y luego aa diseñadora — ¿Realmente lo terminaste ya? —había matrices de asombro y emoción en su voz. Evidentemente, estaba comprometido con ese proyecto.

Marinette asintió lentamente.

Marc alcanzó la hoja y la desdobló cuidadosamente antes de regresarla a la mesa, con el dibujo expuesto.

—Marinette. Es tan bonito —aduló suavemente Marc.

— ¡Oh! —de escucharon unos pequeños aplausos — ¿Ese es el diseño que tendrán Ladybug y Chat Noir en la pancarta? —Rose preguntó, recién entrando junto con Juleka.

Marinette solo miró un segundo en su dirección, incapaz de no desviar la mirada cuando notó a Alya y Lila entrando también y acercándose justo detrás de las dos miembros de Kitty Section.

Alix confirmó las palabras de Rose y, pronto, las cuatro chicas estaban alrededor de la mesa para observar.

—Quiero ver eso —Lila pidió, con un tono innecesariamente muy dulce mientras extendía la mano.

Afortunadamente para Marinette, Marc tuvo la veloz reacción de agarrar la hoja de la mesa y girarla para que Lila y las otras chicas pudieran ver el dibujo sin que la italiana tuviera que agarrar la hoja.

El dibujo ya estaba a salvo en los teléfonos de Marinette, Alix y Nathaniel, pero la oji-azul realmente agradeció el pequeño gesto de su amigo.

—Wow. Luce maravilloso, Marinette —Rose aduló, encantada —parecen un príncipe y su princesa.

La ironía de que Chat la llamaba princesa, al menos en su versión civil, no pasó por alto en la mente de Marinette. Casi se rió. Casi.

—Bueno, son una gran pareja —Alya añadió, con una media sonrisa. Puede que aún esté un poco resentida por, lo que había empezado a llamar, el incidente que fue Renart, pero eso no quitaba el hecho de que el LadyNoir era su shipp favorito, sin importar cuanto tratarán de esconderlo los dos héroes.

Marinette puso los ojos en blanco con cansancio ¿Por qué la gente nunca la escuchaba cuando afirmaba que ella y Chat Noir no eran pareja? ¿Cuántas veces tendría que decirlo al público? ¿Por qué no podían simplemente escucharla?

—Pero es cierto, chica. Se ve bien —la bloguera añadió, a regañadientes, pero sincera. Obviamente aún no había superado la discusión del día anterior —ya quiero ver lo que diseñaste para el baile.

Marinette solo asintió ante sus palabras, igualmente incómoda.

Oh, pero Lila no estaba teniendo nada de eso.
Claramente, no estaba contenta con el hecho de que Marinette estuviera recibiendo todos esos cumplidos y halagos. Ni siquiera era para tanto. La estúpida insecto esa no se vería bien ni aunque la mismísima Audry Burgeoise a la vistiera.

—Hm... bueno —la italiana murmuró, inclinándose hacia el dibujo para llamar la atención de todos a su alrededor.

— ¿Qué pasa, Lila? ¿En qué piensas? —Alya preguntó, estudiando su expresión evidentemente inconforme.

—No es que quiera quejarme del trabajo de Marinette —mintió con la voz más inocente y dulce, como un ángel —pero...oh, no lo sé... no se siente como el estilo de Ladybug.

Una parte de Marinette gritó "¡¿Y qué diablos sabrás tú de mi estilo?!" Mientras que otra parte le recordó que no debía darle importancia a las mentiras de Lila sobre ella.

No iba a intentar exponerla más.

No con solo palabras, por ahora.

Mientras trataba de respirar profundo y mantener su mente en paz, Lila les contó a los demás como su mejor amiga prefería la pedrería y el brillo, cortes a un lado en la falda y escotes atrevidos, completamente lejos de volantes y faldas pomposas.

Ugh. Marinette casi quería vomitar.

Lila prácticamente la estaba pintando como una exhibicionista.

¡Apenas iba a cumplir quince, por amor a todos los kwamis! Puede que la gente no supiera qué edad tenía pero su estatura debía darles una idea de que no era exactamente adulta.

—Está bien, está a tiempo de re-hacerlo —eso fue dicho por Alya y... esperen ¡¿Qué?!

— ¿Disculpen? —pensó que se las había arreglado para no chillar, pero la fugaz mirada de petulante victoria de Rossi la hizo dudar.

Marc colocó una mano en su hombro cuando Alya volvió a hablar — ¿Qué? Es solo un dibujo, puedes rehacerlo con las indicaciones de Lila ¿No? — 'sugirió' (presionó) con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Marinette, no tienes qué- —Marc le empezó a decir suavemente a su lado, pero fue interrumpido por una voz más alta.

Sorprendentemente para todos, provenía de Nathaniel —no te preocupes, Marinette —dijo claramente —yo le envié el dibujo al señor Montalain y se queda como el diseño de la pancarta —Nathaniel dio una pequeña sonrisa nerviosa cuando Marinette, Marc, e incluso Alix lo miraron con sorpresa —después de todo esa la temática que el grupo eligió para los héroes. Oh, y el profesor dijo "muy buen trabajo" —el pelirrojo enseñó la pantalla de su teléfono para mostrar los mensajes.

Marinette miró a su alrededor, las caras inconformes de Alya y Lila, la confusa de Rose, las contrariadas de Juleka y Alix, y el apoyo en los rostros de Marc y Nathaniel.

—De acuerdo, gracias —les sonrió dulcemente antes de regresar a su mesa y relajarse con un suspiro.

Félix se deslizó un poco más cerca, y Marinette se permitió el minuto entero que le tomó a Bustier entrar en el salón, para apoyarse en el hombro de su compañero de asiento.

~∆~

Después de que terminaron las clases, Marinette se acercó a Mireille y Aurore para decirle a la pelinegra que su encargo para el baile estaba completo y listo para recoger, así que las tres chicas salieron de la escuela hacia el departamento sobre la panadería de los Dupain-Cheng.

— ¿Cómo es que no he visto o escuchado nada sobre los accesorios de Mireille? —Aurore preguntó, curiosa.

—No le di a Marinette ninguna indicación sobre eso —la chica del clima explicó, antes de encogerse de hombros con ligero nerviosismo —le dije que los decidiera ella misma... en realidad no tenía idea sobre eso.

Marinette asintió con la cabeza, subiendo a su habitación después de cerrar la puerta —con un vestido de mangas y falda larga, es difícil lucir brazaletes o tobilleras —empezó a explicar, ofreciéndoles asiento antes de ir a buscar el vestido de Mireille, cuidadosamente guardado en una bolsa para vestidos, y una bolsa de papel llena de papel crepé y los accesorios —así que fui con un choker y algo para el cabello. Espero que te gusten, Mireille.

Mireille dejó su vestido cuidadosamente a un lado y tomó la bolsa de papel para comprobar los complementos.

El choker era bastante sencillo, una banda dorada del grosor de un dedo, con una cadena muy fina que caería un poco más abajo.

El segundo accesorio hacía juego, pero era evidente que estaba hecho para llamar la atención en contraposición a la gargantilla. Era una corona estilo diadema, parecía seguir el patrón de hilos dorados en el vestido, porque estaba conformado por alambres de oro, retorcidos y entrelazados, además de una joya redonda, del mismo tono azul-verdoso oscuro del vestido, en el centro.

—Wow, son geniales, Marinette —mientras Aurore adulaba, tomó la corona y la colocó en el cabello de Mireille, causando que la chica se sonrojara de vergüenza —mira eso, quedará fantástico con el vestido —la joven presentadora rubia sacó un espejo compacto de su mochila escolar y lo abrió frente a su amiga para que pudiera ver su reflejo.

Mireille admiró la artesanía con ojos brillantes, adorando el contraste que hacía con su cabello oscuro.

—Marinette... muchas gracias —logró decir, con la voz un poco cortada de la emoción.

Marinette, por su parte, le respondió con una gran sonrisa brillante. Feliz de ver que su trabajo era apreciado por las chicas.

—Un placer —ella aseguró.

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