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Capítulo 04

Comisaria Central de Hilltown.

13 de abril 2020

P.O.V Detective Richard: 

—¿Pero que mierda, Morgan? —El azote de la puerta de mi despacho es el segundo indicador de lo furioso que esta, el primero, es que acaba de decir mi apellido, después de tantos años. 

—Comisionado Harris —saludo de pie, con la mirada serena pero firme. 

—Lucinda Foster es la quinta víctima en menos de un mes. La presión de la comunidad está aumentando y no tenemos respuestas. —se frota las sienes con cansancio. 

—Lo sé. Estamos haciendo todo lo posible para encontrar al responsable. Cada pista que seguimos parece llevarnos a un callejón sin salida.

—No tengo tiempo para excusas, Morgan. Necesito resultados, y los necesito ahora. El pueblo está en un estado de pánico, y no podemos permitirnos otro error.

Lo conozco, y puedo asegurar que esta intentando con todas sus fuerzas no lanzar algún objeto al aire. 

—Lo entiendo. Estamos redoblando nuestros esfuerzos. Pero necesitamos más recursos y apoyo para abordar este caso de manera efectiva.

Suspira, unos segundos en los  que posiblemente los medita. 

—Está bien, Morgan. Haré lo que pueda para presionar a las autoridades locales y obtener los recursos adicionales que necesitamos. Pero quiero resultados pronto, ¿Entendido?

—Entendido, y, —Se detiene y me mira sobre su hombro cuando empiezo a hablar— El diacono Philip ha estado enviando un anuncio esta mañana acerca de hacer una asamblea para todo el pueblo.

—Eso es bueno, por lo menos ayudara a mantener las personas calmadas mientras resolvemos este desastre. 

Un estruendoso ruido desde fuera nos pone alertas al comisionado y a mi y salimos en segundos a la parte del vestíbulo. 

Un chico se encuentra quejándose del dolor sosteniendo su espalada y disculpándose casi al mismo tiempo en que se pone de pie. Parece joven.  Su mirada se encuentra con la de nosotros y corre en nuestra dirección, se para firme frente a mi superior y lo saluda con una seriedad que parece ajena al chico que posiblemente se ha encontrado con el piso al pisar la comisaria. 

—Comisionado Harris, perdone la tardanza —habla con mucho entusiasmo —¡James Thompson a sus servicios! Pueden llamarme Jimmy. 

La risa de mi superior al ver las energías con las que llega me hace mirarlo con las cejas en alto.

—¿Y este quien es? —pregunto sin mas cruzándome de brazos. 

—Tu nuevo compañero Richard. —me responde y noto su humor mas ligero, sale del lugar dejándome con alguien que parece haberse tragado dos tazas de café y tres energizantes. 

El comisionado es un hombre de estatura imponente y gesto severo, no se como habrá elegido esta vez a este nuevo. 

—¿Te caíste al entrar? —pregunto al mirarlo de reojo y notarlo acariciando su cuello de vez en cuando. 

No pude replicarle a Harris la decisión de que sea mi compañero ni siquiera cuando lo envió con una silla de escritorio a mi despacho alegando que quedaríamos juntos mientras le encontraban algún lugar. 

Le he pasado todos los archivos de los casos que tenemos pendiente y le he explicado el cruce del pizarrón con la foto de todas las victimas.  

—He tropezado con el último escalón de la entrada, ni sé como ha sido. —Responde y sigue haciendo anotaciones en un cuaderno que ha traído. —He estado anotando lo que tienen las victimas en común, y todo indica que el autor es la misma persona. 

—Si —me reclino en mi silla— Pero actualmente ese dato no nos sirve de mucho porque todo lo demás no tiene sentido. 

—Bueno —se pone de pie de un salto, lo miro con clara duda en la mirada ¿No es conciente acaso de que estamos en tremendo problema ? —Me merezco unas donas ¿Quiere alguna Detective?

—Aún hay trabajo Thompson.

—Por favor no sea así, llámeme Jimmy, y el azúcar es buena para activar el cerebro. Tal vez encontremos cosas que antes no estaban... —hace ridiculeces con sus manos, como si estuviera haciendo una presentación de magia, pero su ridiculez no es la que me hace ponerme de pie de un salto ocasionando que se asustara y terminara casi en el piso una vez más.

—Vamos por esas donas Thompson pero primero, pasaremos por un lugar. —agarro mi chaqueta y mi libreta saliendo decidido del despacho con una nueva idea en mente.

—Puede llamarme Jimmy. —se queja a mis espaldas. 

—No me hagas partirte la nariz el primer día James. —Le advierto, cediendo un poco al llamarlo por su nombre, para en seco, lo miro sobre mi hombro y está tocando su nariz —¿Que haces? Ni siquiera te he tocado. 

—Es que, no puedo prometer que mi comportamiento no le hará querer romperme la nariz Detective, estoy contemplándola por si es la ultima vez. 

—Compórtate. 

—Si señor. —se desvía del camino y por poco y tropieza nuevamente con el escalón, lo maldice en voz baja y se recompone, pero sigue en el camino equivocado. 

—Es de este lado James. —le digo malhumorado y parpadea para seguirme, ya enserio, cuantos años tiene. 

Al regresar voy a reclamar, ya le había dicho a Harris que me dejara solo, si su castigo por no resolver el reciente desastre es dejarme como niñero, es realmente cruel.  Subo a mi auto y el hace lo mismo en la parte de copiloto, sonríe entusiasmado y arranco el motor poniendo los ojos en blanco. 

El trayecto estuvo en silencio, pasamos por el lugar en el que conozco que tendrán las donas y pedimos un par, dudo mucho que quiera comerlas cuando estemos de regreso a la comisaria luego de ir a donde tengo pensado. 

No tomamos más de diez minutos para terminar las donas, volvimos al auto. Llegamos al lugar del último crimen, la casa de Lucinda Foster. 

 Thompson y yo entramos encontrándonos con un equipo forense y otros oficiales que ya están trabajando en la escena del crimen. Las luces brillantes de los equipos de iluminación iluminan la habitación, revelando cada detalle de la escena con una claridad cruda y despiadada.

No tardo en acercarme y unirme al grupo de investigadores, escaneo la habitación en busca de cualquier pista que pueda haber pasado por alto en mi primera visita. Observo detenidamente, la marca de donde estaba el cuerpo están en medio de la cocina, las velas que rodeaban su cuerpo siguen intactos en el mismo lugar. Las luces de los aparatos tomando fotos refleja un leve brillo en una esquina, me arrodillo y encuentro casi por debajo del desayunador una cadena con una cruz, Thompson se me acerca y sigue con la mirada el punto fijo que estoy mirando, saca de sus bolsillos las bolsas diseñadas para guardar evidencia y deposita el accesorio en ella, ya teníamos puestos los guantes para que no se pierdan las huellas principales. 

Me pongo de pie aún escaneando el lugar, es entonces cuando noto un pequeño rastro de sangre que conduce desde la puerta principal hacia el área donde se encontró el cuerpo de Lucinda. Me detengo sorprendido por este nuevo hallazgo, y vuelvo a estar de cuclillas mas adelante  para examinarlo más de cerca.

A medida que lo que queda de día avanza, el equipo forense continúa recopilando evidencia y documentando la escena, incluido el rastro de sangre recién descubierto. Cada pieza de evidencia es cuidadosamente examinada y analizada, salgo del lugar con el nuevo casi pisándome los talones, paso por debajo de la cinta amarilla que rodea toda la casa en señal de que nadie puede acercarse a menos que no sean algunos de los profesionales a cargo del caso. 

—Según el informe, en las victimas anteriores también habían velas negras rodeando sus cuerpos, la ultima que se encontró antes de la señora Foster, traía un reloj que quedo marcado en su mano por la fuerza con la que lo sostenía antes de morir. —dice poniendo las manos en sus bolsillos —Pero detective, las velas y los objetos de metal cerca del cuerpo parecen cosa de una misma persona, pero el modus operandi que usa no parece conectar en absoluto con el físico de las victimas, ni siquiera tienen la misma edad, y la señora Foster es un claro ejemplo del salto de edades. 

—Llevo analizando lo mismo desde que todo este desastre empezó.

—No puede ser...

Miro en dirección al nuevo al escuchar su tono sorprendido. 

—¿Que sucede?

—Creo que acabo de encontrarme el cielo... 

—¿Que?— No me responde así que sigo su mirada que esta fija en algo del otro lado de la calle, su cabello rubio esta en un moño alto desordenado, lleva ropa deportiva y parece que acaba de llegar de alguna posible rutina de ejercicio. Me cruzo de brazos.

—Es Olivia Blackwood —le informo. 

Me mira intrigado.

—Deberíamos interrogarla —Se arremanga el suéter y lo sujeto de la solapa.

—Ya hicimos eso ayer, mejor quédate quieto. 

El sonido de un auto llegando capta las miradas de todos los presentes, incluso de la rubia, que había tardado una eternidad intentando abrir la cerradura de su casa. Se estaciona frente a la casa de Waters y de ella salen tanto ella como el chico de los anteojos que estuvo en la comisaria ayer por igual. Están riendo, y Olivia los observa un rato antes de sonreír porque por fin a abierto su cerradura y meterse. 

Palmeo mi chaqueta al sentir el vibrar de mi celular, lo saco, y el nombre de Alexander brilla en la pantalla.

—¿Qué me tienes? —hablo apenas y pego el aparato de mi oído. 

—Ven a verlo tu mismo. 

—En diez minutos llego —Cuelgo

Arrastro a Thompson conmigo y paso a mi auto indicándole que hay que irnos, sube, echo una ultima mirada a su casa, justo cuando ella mire en mi dirección y segundos después reacciona, abriendo la puerta de su casa al escuchar al chico decirle algo que la hace sonreír, me meto en mi auto y arranco. 




El laboratorio está organizado meticulosamente, con estanterías que albergan una amplia variedad de herramientas forenses, recipientes de muestras y archivos de casos. Grandes ventanas permiten la entrada de luz natural, creando un ambiente luminoso y profesional , Alexander dice que la iluminación ayuda a llevar a cabo sus investigaciones con precisión y eficiencia.

—Te tomaste más de diez minutos. —mantiene sus manos en su bata blanca. 

Alexander Stone, el forense que conocí en un caso de suicidio hace unos años, y que ahora, trabaja más seguido para la comisaria local gracias a su excelente trabajo. 

—No estaba tan cerca. 

El área de trabajo del Dr. Stone también cuenta con una sala de conferencias donde se reúne con detectives y otros profesionales del cumplimiento de la ley para discutir los hallazgos de las autopsias y colaborar en casos en curso. Avanzo hacia esa área y recuerdo que no estoy solo cuando los pasos de mi compañero están casi por pisarme los talones. 

—Alex, él es mi compañero James Thompson —tomo asiento y me cruzo de brazos— Thompson, él es el doctor Alexander Stone. 

—Un placer Dr Stone —le tiende la mano y Alex la toma sin problemas —puede llamarme Jimmy.

—Esta bien Jimmy, dime Alex. —Todavía no entiendo como terminamos siendo buenos amigos, a diferencia de mí, Alex es más conversador y sabe llevarse con las personas, yo en cambio, siempre preferí la soledad, no soy fan de la compañía de nadie. 

—Me sorprende que no estés pataleando porque estas en compañía Richard. 

—No soy un niño para andar haciendo ese tipo de berrinches Alex, aunque te aseguro que muy contento no estoy. 

—¿Siempre es así? —pregunta James en un susurro a Alex que ríe negando con la cabeza. 

—Ya te acostumbraras. 

—Basta de charla, a lo que vinimos Stone —interrumpo. 

Ambos toman asiento, Thompson a mi lado, y Stone justo enfrente, tecleando en su ordenador con rapidez. 

—He estado analizando los resultados y hay algo que necesitas saber. Las autopsias revelan un patrón preocupante en las muertes de las víctimas, incluida Lucinda Foster.

—¿Qué tipo de patrón estamos hablando?

—Parece que todas las víctimas fueron asfixiadas de alguna manera, aunque los métodos varían ligeramente. —teclea antes de continuar— Lucinda, por ejemplo, sufrió asfixia por estrangulamiento. Pero lo más inquietante es que encontré rastros de un gas tóxico en los pulmones de las otras víctimas, como si hubieran sido expuestas antes de ser estranguladas.

—Eso encaja con lo que hemos estado viendo en las otras escenas del crimen. ¿Hay algo más que hayas encontrado?

—Sí, hay algo más. —gira la pantalla para que podamos ver en ella el cuerpo de una de las victimas —En las autopsias también encontré marcas de contusiones en los cuerpos de las víctimas. Por ejemplo, Liam Reynolds tenía varias contusiones en la cabeza y el torso —señala los lugares que se marcan más oscuros que las demás partes de la piel—, sugiriendo que fue golpeado antes de ser asfixiado. Además, algunos de los cuerpos mostraban signos de haber sido manipulados después de la muerte, como si alguien intentara ocultar o modificar la evidencia.

—Eso añade otra capa de complejidad a este caso. ¿Eso confirma la teoría de que todas estas muertes están conectadas?

—Sin lugar a dudas. Todos los elementos apuntan a un modus operandi común y a un único perpetrador detrás de estos crímenes. Pero necesitamos encontrar más pistas.

—Pero, ¿Y las velas? Todas las victimas tenían una vela rodeando sus cuerpos —Thompson interrumpe, y hacemos silencio unos instantes. Una rara idea llega a mi mente. 

—¿Qué tipo de gas tóxico podría haber sido utilizado para asfixiar a las víctimas?

Vuelve a girar el aparato y continúa tecleando. 

—Es difícil decirlo con certeza en este momento, pero estoy considerando que podría tratarse de algún gas incoloro e inodoro, como el monóxido de carbono. Es letal y difícil de detectar sin los equipos adecuados.

Lo pienso unos segundos. 

—Entonces, ¿crees que las velas negras podrían ser una distracción para ocultar la presencia de ese gas? — Thompson toma la palabra, diciendo en voz alta lo que he pensado.

—Es una posibilidad que no podemos descartar. Las velas negras podrían haber sido utilizadas para crear una atmósfera inquietante y disimular cualquier olor sospechoso. Pero necesitamos más evidencia para confirmar esta teoría.

—Seguiremos investigando. —Finalizo, nos ponemos de pie— Ve a casa Alex, hay que descansar bien para no pasar desapercibido absolutamente nada. 

—No te preocupes, ya estaba de salida —cuelga la bata en el perchero detrás de la puerta del laboratorio, apaga todos los aparatos y nos sigue afuera.

Es un hombre alto, si mal no recuerdo tenemos la misma edad, suele vestir de forma casual y elegante, con camisas arremangadas hasta los codos, su cabello negro pulcramente peinado hacia atrás. Salimos juntos del lugar, nos despedimos y lo veo subir a su auto, subo yo al mío, y arranco. 

Cuando siento que el silencio en el auto es extraño miro a mi lado, giro en U aprovechando que las calles están vacías para regresar al laboratorio de Alex, por suerte no había llegado tan lejos, acabo de darme cuenta que he olvidado a Thompson en la acera. 

—Si yo fuera su hijo, me sentiría sumamente herido. —habla apenas entra. 

—Debiste subirte al auto apenas me he subido yo, James. —busca entre mi chaqueta y saca mi celular —¿¡Qué haces!? —Me altero. Teclea rápidamente y un celular suena, saca el suyo de su bolsillo y me muestra el número que aparece en su pantalla, es el mío. 

—Estoy guardando nuestros números, temo que un día no se acordara de regresar por mí. —Vuelve a dejar mi celular en su lugar.

—No seas dramático. —tengo que girar el rostro para esconder la sonrisa que amenaza con surcar mis labios. 

Espero no arrepentirme de estarlo llevando tanto conmigo, o bueno, espero no dejarlo perdido.

N/A 

¿Qué les pareció el capitulo de hoy? 

¿Qué tal la perspectiva del detective?  

¿Que les parece James, o como quiere que lo llamen, Jimmy?

Espero que sigan disfrutando leer esto tanto como me esta encantando a mi. 

#SeLesQuiereDeAquiACarrasco

stefii fuera

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